Capítulo 63 Tu me destruiste

¿Ser capaz de obtener la victoria, puede ser realmente algo sencillo? Muchas veces no solo es necesario tener confianza en que podrás ganar, sino también saber anticipar lo que podría hacer tu enemigo. Si llegas a caer en una trampa, entonces tu también deberías convertirte en la suya porque es posible que tu oponente recurra hasta el método más bajo y sucio con tal de que caigas porque en la batalla, no existe el honor

El lugar se mantenía bastante oscuro, pero aquello no era un problema para un demonio, sin embargo Yushiro maldijo por lo bajo al intentar visualizar el ultimo tramo del mapa, debía reconocer que con el pasar de los años se iba sintiendo más débil como si su parte demoniaca quisiera abandonarle. Finalmente llegaron al lugar en donde dos hombres con mascaras custodiaban la entrada con dos faroles en mano

"La seguridad es pésima"

— Yushiro-san ¿va a hacer eso? —inquirió Himejima casi que arrodillado en el suelo debido a su gran altura

— Tenemos que deshacernos de ellos o podrían armar un escándalo —declaró antes de moverse con rapidez para sorpresa del contrario y lograr tirar al primero al suelo, quien asustado trataba de forcejear y lastimar a su atacante

Todo ocurrió en una fracción de escasos segundos en los que Yushiro noqueó al primero y Himejima logró apresar al segundo con sus grandes brazos, necesitaban que esa persona les confirmara la información, por lo que le arrastraron al interior del viejo lugar y obligaron a entregarles a las mujeres. El hombre temblaba de pies a cabezas y pronto se resignó a guiarles hacia una puerta que conectaba con una especie de sótano

El aire era pesado y parecía que no había sido limpiado en mucho tiempo, Yushiro chasqueó la lengua molesto al pensar en las terribles condiciones que esos bastardos se habían atrevido a poner a su amada Tamayo, definitivamente luego los torturaría lentamente hasta que pidieran perdón por nacer. Al parecer ese lugar era como un calabozo, ya que había un total de seis celdas

Himejima instó al hombre a llevarles con ambas y cuando llegaron a la última, ambos se les heló la sangre, ya que la luz de la farola les permitió observar a una mujer de facciones suaves y sencillas, sin duda parecía alguien que no merecía estar en tales condiciones. Su kimono estaba totalmente sucio por la tierra y su cabello parecía haber sido cortado por alguien al igual que su rostro golpeado

— G...Gyomei-san... —susurró la mujer entre lágrimas, pese al dolor que probablemente debía estar sintiendo

— ¡Beru! —exclamó el hombre desesperado al ver como su amada era retenida por aquel hombre

— Himejima, debes calmarte —le instó Yushiro al percibir la furia en su compañero— si actuamos precipitadamente, solo la pondremos en peligro

— ¿Peligro? —inquirió el hombre mientras obligaba a la mujer a ponerse de pie— ¡ustedes son solo sucias ratas que han decidido arrastrarse en este lugar! ¡¿Cómo se atreven a molestar a nuestra señora?!

— ¡S..Suéltala! —rogó Gyomei tratando de acercarse, pero aquel cuchillo cerca de su frágil cuello le hizo detenerse

— Es una pena, Beru —siseó el desconocido en el oído de la contraria— si hubieras sido más lista y respetado los deseos de nuestra señora, no estarías en esta situación... a punto de ser degollada como un pobre animal —añadió mientras el líquido carmesí recorría su blanco cuello— debes estarte arrepintiendo, pobre...

— N...No

— ¿Qué?

— No tengo... miedo a morir... —susurró la mujer entre lágrimas— yo ya... morí ese día... el día en que... mataron a mi pequeño hijo y me obligaron... a separarme de mi amado...

— ¡No, Beru! ¡No digas esas cosas! —le pidió Himejima desesperado ¿acaso ya no la habían destruido lo suficiente? ¿qué clase de corazón podría ordenar algo así?

— No mires... por favor...

— ¡Ya es suficiente! —exclamó Yushiro harto, ya que no podía soportar tal injusticia para una pobre mujer y encima en ese lugar no estaba la doncella de Ririka, Tamaki

— El famoso pintor Yushiro —habló una tercera voz a sus espaldas— nuestra señora tenía razón, eres un traidor

— ¡¿Qué?!

La luz se hizo presente en aquel deplorable lugar y Yushiro pudo ver a dos hombres que también portaban una máscara, sin embargo en los brazos de uno de ellos reposaba una mujer inconsciente. Facciones hermosas y delicadas, largo cabello negro como la tinta de escribir y un sencillo kimono de flores moradas, no necesitaba preguntar ni siquiera de quien se trataba, ya que todo su ser solo gritaba por una persona, la misma por la que había decidido soportar y creer en una promesa por más de cien años

— Es claro que la mujer te importa, nuestra señora tenía razón en decir que mentiste. La mujer de la pintura siempre existió, solo que su rostro estaba oculto a los ojos de todos aquellos que quisieran encontrarla, lastima que solo es una mujer que sirve a los Yamamotoyama

— Si te atreves a tocarle un solo mechón de cabello, te arrepentirás... —le amenazó Yushiro furioso

"¡No pienso volver a perderla, Tamayo-sama!"

Con la gran ayuda de Kizuka, todos pudieron entrar a la mansión por una puerta oculta, ya que si bien su abuela tenía su gente, el hombre también se había encargado de tener aliados dentro de aquellas instalaciones para su señor. La mansión principal contaba como tal de tres pisos, siendo el segundo los aposentos de la señora y posibles huéspedes y el último, uso exclusivo de la cabeza de los Yamamotoyama. Según la última información que obtuvieron, Giichi debía estar en el segundo

— Casi no hay nadie —comentó Uzui por lo bajo, ya que en el camino solo habían visto pasear por los pasillos a una que otra sirvienta— ¿realmente tu abuela confía tanto en la seguridad de la villa?

— No es confianza, es porque la mansión no es importante, únicamente su piso lo es —respondió Kazuyoshi mirándole de reojo— allí siempre hay un grupo de guardias, además se ven pocos sirvientes, ya que la mayoría están dispuestos en la fiesta

— Eso quiere decir que rescatar a Giichi-kun...

— No debería ser un problema —completó al ver la esperanza brillar en los ojos morados

— Bien, hay un ascensor que podría llevarnos, pero es más seguro ir por las escaleras

— Así es, ya que incluso puede haber guardias en cada piso

Kazuyoshi fue el primero en subir los escalones, ya que si alguien llegaba a interceptarlos, él podría usar su posición como heredero para ganar algo de tiempo mientras durara la conmoción, aunque de por si debían apresurar, pues nunca sabrían en que momento podría llegar su abuela a la mansión. Al llegar al segundo piso, los ojos verdes recorrieron con cuidado ambos lados del pasillo en busca de algún guardia, sin embargo no había nadie

— Aquí es donde nos separamos —declaró Tenma estirándose— una vez termine con las chicas, iré hacia ustedes

— Debemos apresurarnos —soltó Shinobu impaciente y comenzando a recorrer el pasillo que tenía por delante

— Por favor, todos tengan cuidado ¿si? —les pidió Kanae, mirando con especial preocupación a Ririka, quien le sonrió suavemente intentando tranquilizarla

La pelinegra sintió una extraña sensación instalarse en su pecho al ver a su tres amigos perderse entre los últimos escalones que les llevarían al último piso y ella solo podía desear que todo saliera bien y sin problemas. El pasillo giraba en una completa O y estaba lleno de habitaciones, mismas que eran revisadas por una nerviosa Shinobu mientras Kanae trataba de contenerla de comenzar a llamar por el nombre del niño

Uzui resopló aburrido, ya que hasta el momento todo parecía ser demasiado fácil, tanto que incluso podría ponerse a bailar en alguna habitación y nadie se daría cuenta. Solo quedaban dos habitaciones y pronto una que fue descartada por el peliblanco, ahora solo podían rezar porque Giichi estuviera en la última o de lo contrario no sabrían en donde buscarle

— Nee-san... —susurró la joven nerviosa mientras su mano parecía temblar al tener que deslizar la puerta

Kanae permaneció en silencio y solo asintió en respuesta para que Shinobu abriera la puerta y se toparan con una gran habitación que al parecer casi no era usada por nadie, ya que los muebles y demás objetivos estaban cubiertos por grandes sabanas blancas. A primera vista no parecía haber nadie en ese lugar, sin embargo no tardaron en escuchar unos pequeños sollozos provenir de alguna parte

— ¿Giichi-kun? —soltó Shinobu deslizándose por el lugar— ¿dónde estás?

Todos llegaron hasta el final de la habitación, después de cruzar varios muebles y objetivos que residían en el suelo siendo una sorpresa para todos en toparse nuevamente una puerta de bambú. Esta vez fue Tenma, quien corrió la puerta de fina madera que pareció temblar bajo su mano pesada, mientras el aroma a viejo invadía sus fosas nasales, les costaba apreciar el interior por la falta de luz, pero no parecía ser muy grande

— Es como un armario —comentó Kanae encendiendo la linterna de su celular, la madera crujiendo bajo sus pies

— Miren bien por donde caminan —les alertó el hombre incomodo por el olor a humedad presente en el ambiente

— ¡Ese es! —exclamó Shinobu al ver a alguien moverse entre una pila de sabanas— ¿Giichi-kun?

Ante aquel llamado el pequeño buscó mirar en dirección a donde provenía la luz para solo reconocer la silueta de la pelimorada, su corazón pareció saltar en su pecho, sintiéndose feliz y seguro de verla allí, sin embargo Giichi pronto cayó en cuenta de que a cada paso que ella diera, significaría un gran peligro, simplemente no podía permitirlo, pero ¿cómo hablar? Estaba atado y enrollado en esos trapos al igual que sus labios sellados

— ¡Hmph! ¡Hmph! —comenzó a intentar detenerle, estaba desesperado y sus ojos azules llenos de lágrimas

— ¡Espera, ya te sacaremos! —intentó tranquilizarle mientras se acercaba hacia él siendo seguida por Kanae

"¡No, no vengan! ¡¡Es una trampa!!"

Era claro que ambas hermanas estaban preocupadas en ayudarle, sin embargo pronto Uzui captó la preocupación del pelinegro y se apresuró en llamarles para que se detuvieran. Ninguna se dio cuenta del peligro y pronto un fuerte sonido como el de la madera al romperse perforó sus oídos, pero no se comparó en nada a los gritos de ambas hermanas antes de que todo se sumiera en silencio y una gran nube de polvo se levantara

— ¡Nee-san! ¡¡Nee-san!! —gritaba Shinobu tratando de encontrar a su hermana

Tenma tomó el celular de la joven que había quedado sobre el suelo y una vez iluminó la madera, los tres pudieron observar el hueco que se había abierto ante ellos y sin rastro de Kanae. Shinobu estaba hecha un mar de lágrimas al igual que Giichi y el dolor se hizo presente en la hermana menor cuando Uzui alumbró el lugar y allí residía Kanae inconsciente sobre el suelo, sin duda debió golpearse la cabeza, pero era algo muy grave

— E...Ella me protegió —soltó Shinobu— ¡me empujó!

— ¡Shinobu, debes calmarte! —intentó silenciarla Uzui

— ¡¡Mi hermana está herida, no puedo!!

— Que escándalo —habló una voz desconocida a sus espaldas— ¿solo atrapó a una? Vaya, parece que la trampa para conejos no fue tan efectiva

— ¿Quién es usted? —inquirió Tenma colocando a Shinobu detrás de si

— Nosotros no tenemos una identidad, solo cumplimos con nuestro deber y ustedes están interviniendo ¡¿qué es lo que buscan?! —inquirió en un tono autoritario mientras sacaba un arma para sorpresa de todos— ¿saben qué es lo que obtienen aquellos que osan poner un pie sin permiso aquí?

— ¡Detente, no puedes herir a gente porque si!

— ¿Oh? ¿Eso crees? —rió el hombre apuntando en su dirección— no hay nadie sobre este lugar que pueda amenazar a un Yamamotoyama, recuérdalo

— ¡No lo haga, por favor! —rogó Shinobu

"¡Bang!"

— ¡¡Uzui-san!! —exclamó la pelimorada estupefacta mientras los ojos azules veían como el mencionado caía sobre el suelo con un golpe sordo

La culpa no podía compararse en nada al dolor que debía estar sintiendo alguien herido, su cuerpo no se movía e incluso si lo hiciera, probablemente no lograría ayudarle, ya que por ella es que todos a quienes quería estaban en esa situación, empezando por el pequeño Giichi, su amada hermana Kanae y ahora Uzui ¿por qué solo ella estaba ilesa? ¿Acaso era su castigo por haber insistido tanto?

— ¿Les pareció escuchar algo? —inquirió Ririka de repente— como un fuerte golpe, pero no duró mucho tiempo...

— Tal vez Uzui y las chicas tuvieron que mover algo —respondió Kazuyoshi mientras entraban a una habitación que conectaba con un largo balcón que les permitiría ingresar en la última cerca de los guardias

— Kazu-nii, no creo que debimos dejarles solos —insistió la peliverde nerviosa— deberíamos volver y ver si están bien

— Guisante, antes de entrar en este lugar me aseguré de que la mayoría de sirvientes estuvieran en la fiesta, siendo únicamente unos pocos como doncellas y los guardias de los aposentos de la abuela, quienes permanecerían en la mansión. Aún si llegaran a encontrarlos, no pueden ponerles las manos encima, hablamos de la familia Otsuka y el orgullo de Japón

— Ellos sabían al riesgo que podrían enfrentarse ¿verdad?

— Lo sabían y es por eso que les permití venir, porque confío en ellos y en que no van a lastimarles

"¿Qué sucede si te equivocas? No conoces la maldad de esa persona"

— Kizuka se encargara de darnos la señal en caso de que debamos retirarnos y por supuesto que iremos por ellos, pero ahora mismo también tenemos que valorar su esfuerzo por apoyarnos, tenemos que terminar con lo que nuestro padre no pudo

— Si, tienes razón

— Hay un total de seis guardias, dos están en el pasillo, dos en la puerta y los últimos ingresaron al interior —habló Tōjuro dando por terminada aquella conversación

— Fue bueno traer un búho —bromeó Kazuyoshi

— ¡No le digas así! —se quejó Ririka en un tono moderado de voz

— Bueno, búho tal parece que tendremos que pelear —declaró el ojiverde tronando sus dedos

— ¡Umu, no permitiré que lastimen a Ririka!

"Ya son un equipo"

Ririka soltó un suspiro al sentir que estaba siendo dejada de lado, pero no podía culparlos, ya que al menos haría el papel de carnada. Kazuyoshi decidió salir por el balcón para dar la vuelta y sorprender al guardia que quedaba con la distracción. La peliverde solo abrió ligeramente la puerta que quedaba a escasos pasos de ellos y sacó su mano mientras fingía toser y pedía ayuda, cuando escuchó al guardia acercarse se dejó caer al suelo para generar más dramatismo a su papel

El hombre bien pecó de tonto o bueno que una vez estuvo dentro de la habitación, Tōjuro se apresuró en correr la puerta y apresar al hombre por la espalda para finalmente noquearlo. Ririka se sorprendió por su velocidad de actuar, pero luego recordó que no solo se trataba de las habilidad de Rengoku Tōjuro, sino de quien fue en el pasado. Por otro lado cuando salieron por el pasillo allí residía Kazuyoshi con el guardia también inconsciente, dos fuera faltaban cuatro

Esta vez decidieron ir de frente y prácticamente parecía como si Kazuyoshi fuera la distracción y Tōjuro diera el paso para terminar el juego, sin embargo uno de ellos no cayó y Ririka pronto se apresuró hacia el faltante, mismo que golpeó con un palo de póquer que encontró en la habitación contigua, sin duda ese día debieron haber limpiado la chimenea del cuarto de aquella mujer. El hombre cayó inconsciente sobre el suelo y con el mentón rojo, mientras ambos jóvenes la miraban estupefactos

— Ririka... —susurró Tōjuro sorprendido y la vez fascinado por su rapidez en actuar

— Se está volviendo salvaje —le señaló Kazuyoshi fingiendo estar asustado mientras se escondía detrás del Búho

— Vamos, no hay tiempo

El heredero de los Yamamotoyama asintió totalmente de acuerdo y de una sola patada abrió la puerta, dentro los dos hombres se hallaban jugando cartas y prácticamente terminaron por tirar toda la baraja al suelo. Sin duda debían estar muy sorprendidos por la situación, tanto que incluso dudaban en si debían atacar o no, Kazuyoshi no quería hacerse muchos más líos, por lo que les ordenó guiarse y colocar las manos en la pared, mientras Tōjuro les quitaba cualquier objeto que pudiera lastimarles

— ¡Kazuyoshi-sama! ¿qué cree que está siendo? —inquirió uno de ellos nervioso, temblaba de pies a cabeza

— Si se quedan quietos y en silencio no habrá necesidad de lastimar a nadie, usen su cabeza bien o terminaran desperdigados en el suelo como esa baraja que dejaron caer —realmente no era su intención amenazarles, sin embargo tampoco podía confiarse, no si aún le era desconocida con quien mantenían su lealtad

— Están limpios —declaró Tōjuro

— Bien, estoy aquí porque quiero terminar lo que mi padre comenzó

— ¿D...De que habla señor?

— ¿Acaso no desean ser libres? ¿No quieren volver con sus familias o vivir la vida que siempre desearon? —les cuestionó— mi padre no deseaba mantener este cruel sistema, pero lamentablemente falleció antes de poder lograr su objetivo, es por eso que quiero hacer algo bueno por esta familia, incluso si cae, ustedes merecen ser libres

— Kazuyoshi-sama...

— Ustedes son los guardias de este piso ¿qué es lo que saben sobre esta habitación?

— Solo sabemos que nadie puede entrar aquí, está totalmente prohibido y si la señora se enterara de esto, probablemente no veríamos el amanecer

— Bien, es suficiente. Tōjuro, por favor

— ¡Si! —ante la señal el joven se encargó de noquear a ambos hombres y recostarlos con cuidado en el suelo

Kazuyoshi miró en dirección a Ririka, sin embargo vio que estaba bastante tranquila, realmente el guisante tenía nervios de acero. Finalmente ambos se internaron en la habitación y dieron con una puerta de bambú que tenía diseños de varios flores, al correrla y mirar en su interior todo se hallaba muy poco iluminando a excepción de algunas lamparas con forma de aves de tonalidad roja que les permitían apreciar el escritorio junto al librero

— Necesitamos obtener la información que maneja la abuela, incluso hay un libro donde registra a aquellos que fueron arrebatados de sus familias

Ririka, Tōjuro y Kazuyoshi se enfrascan en la búsqueda de dicha información que podrían usar en contra de aquella mujer, pero conforme pasaba el tiempo solo se topaban con papeles propios de los negocios de la empresa y nuestra estrategias. El rubio no se detuvo y pronto fue a inspeccionar el librero sin hallar gran resultado, siendo que justo cuando estaba por darse por vencido tocó uno de los libros y pronto el estante se movió hacia la derecha revelándoles un pasadizo

— Vuelvo a insistir, nos salió bueno el búho

— ¿Vamos a entrar? —inquirió Ririka

— No, vamos a rezar para que la información baje caminando hasta nuestras manos

— No es gracioso, Kazu-nii

— ¡Debemos tener cuidado! —comentó Tōjuro encendiendo la linterna de su celular e intentando con su mano buscar alguna clase de interruptor— no hay...

— Probablemente haya uno al final —soltó Kazuyoshi comenzando a internarse en lugar, Ririka seguía sintiéndose insegura al respecto

— No tengas miedo, estoy aquí Ruri —susurró el joven en su oído mientras le tomaba de la mano

— Si, mi querido Kyo —le devolvió la peliverde divertida

Siguieron avanzando con seguridad y ya a lo lejos podían visualizar el final de los escalones, sin embargo sus cuerpos comenzaban a sentirse pesados mientras una dulce esencia invadía sus fosas nasales, siendo que solo se intensificaba conforme más avanzaban ¿acaso su abuela guardaba alguna especie de té en ese lugar? Ririka y Tōjuro no se alarmaron hasta que vieron caer a Kazuyoshi inconsciente en el suelo

— ¡Kazu-nii! —exclamó la peliverde mientras tosía— ¡esto debe tener algo que nos está afectando! —añadió acercándose a su hermano para intentar moverlo, pero era inútil, se sentía demasiado débil

"Desde el principio fue muy fácil"

Su visión se volvió borrosa y solo quería cerrar sus ojos, le costaba respirar y ya ni siquiera sabía porque estaba en ese lugar ¿por qué su hermano estaba inconsciente? A su lado Tōjuro parecía hallarse en un estado similar, sin embargo seguía sin soltar su mano, más parecía temeroso de hacerlo. ¿Dónde estaban Yushiro y Himejima? ¿Shinobu y Kanae habían logrado encontrar a Giichi? ¿Tenma ya estaría en camino? Ni siquiera era capaz de escuchar el sonido de las sirenas, nada

— Ru...ri... —fue lo último que le pareció antes de que ambos cayeran inconscientes

...

Su cuerpo entero le pesaba y aunque intentaba mover así sea los dedos de sus manos, simplemente no podía reunir las fuerzas suficientes para hacerlo, con el pasar de los minutos que para ella se sintieron como una eternidad, finalmente pudo sentir algo frío chocar contra su mejilla o quizás siempre estuvo allí, pero no pudo sentirlo. Poco a poco el sonido de algunas voces parecía llegar a ella, sin embargo no estaba segura de a quienes pertenecía

Al abrir sus ojos lo primero que vio fue la superficie del liso piso, las baldosas eran frías y negras como las aguas del mar en la noche, pero cuando intentó ponerse de pie fue inútil, ya que sus manos estaban fuertemente atadas a su espalda, con desespero alzó su mirada en busca de los demás y allí a escasos pasos de ella residía Tōjuro, quien por unos instantes le miró aliviado, pero aquel brillo fue reemplazado por preocupación

"¡Kazu-nii!"

Al colocarse de lado la peliverde pudo ver a su hermano sentado a los pies de la actual cabeza de los Yamamotoyama, le habían atado de manos y pies y sellado sus labios, sin embargo en su rostro podía apreciarse la rabia y frustración que estaba sintiendo, pero no estaban únicamente en presencia de aquella mujer, sino que a su lado y con una sonrisa orgullosa, se encontraba Toshiro y su mirada era como si ante si tuviera meramente insectos

— Nunca pensé que llegarían tan lejos —habló la anciana con su voz llena de decepción— Kazuyoshi, mi amado nieto... —añadió mientras acercaba su mano tratando de tocar su rostro— te lo dije muchas veces, la existencia de esa niña... sería lo que te destruiría

— ¡¡Hmph!! —forcejó el ojiverde zafándose de su toque

— No te preocupes, querido —le tranquilizó— tu abuela jamás permitirá que arruines tu vida, nunca

— ¿Q...Qué hizo con los... demás? —inquirió Ririka, pero incluso le costaba hablar

— Dime, Ririka ¿qué crees que dirán los noticieros de hoy? —le cuestionó— un famoso y reconocido pintor intentó llevarse a una de mis sirvientas, se aplica lo mismo a un maestro de jardín ¿no crees que es más que suficiente para destruir sus vidas y futuros? No acaba acaba allí... la señorita Otsuka Kanae, está grave debido a una caída y perdida de sangre, el orgullo de todo Japón se encuentra herido de bala y ha manchado mi suelo con su sangre, mientras que Otsuka Shinobu y Tomioka Giichi están en shock debido a los hechos, pobres

— ¡¿P...Pobres?! —exclamó Ririka— ¡¿cómo usted puede hacer esto?! ¡¿Cómo puede ser tan cruel?!

— ¿Cruel? No, Ririka esto es únicamente tu culpa

— ¿Qué?

— Te lo dije ¿verdad? Todos aquellos que amas, caerían por culpa tuya porque tu sola existencia es una desgracia, ya les has herido, pero al menos no permitiré que destruyas la vida de mi nieto, Kazuyoshi saldrá de esto y vivirá una vida digna de un heredero, mientras tu te pudrirás en el infierno

— ¡¡Hmph...!!

— Llévenselo —ordenó a lo que uno de sus hombres noqueó sin demora a Kazuyoshi, quien cayó inconsciente sobre los escalones— ten cuidado con como lo tratas, es el heredero y si recibe un solo rasguño, te mataré lentamente basura

— ¡Tenga piedad, mi señora!

— ¡Largo!

— ¡¡Kazuyoshi-nii!! —exclamó Ririka intentando levantarse, pero no pudo hacerlo

— ¿Te cuesta moverte? —le cuestionó la mujer acercándose a ella— dime, querida ¿Qué se siente experimentar la misma agonía que vivió tu amada madre?

"¡No puede ser!"

— Ya debes saberlo y si no lo sabes, te lo diré antes de que mueras... —añadió esta vez inclinándose levemente y susurrando— tu madre fue consumida días tras día por el veneno en su té de cada mañana y cuando estuvo lo suficientemente débil que ni siquiera podía hablar, le lleve las mismas rosas como presente, estoy segura de que su aroma la acompañó hasta el final en que ni siquiera podía articular ninguna palabra

— ¡¡U...Usted no es humana!! ¡Es un monstruo! —sollozó la peliverde furiosa

— ¡Ten cuidado en como me hablas! —declaró soltándole una cachetada que la tumbó al suelo— aquí la única escoria eres tu ¡¡tu fuiste quien arruinó esta familia!!

— ¡¡R...Ririka!! —le llamó Tōjuro intentando levantarse— ¡no se atreva a... tocarla!

— Pobre de ti y de tu familia, es desgarradora la noticia que recibirán luego, espero al menos tengan los ahorros suficientes para enterrarte

— ¡Tōjuro no morirá, usted no le hará nada!

— Tienes razón, no le haré nada —respondió dandole la espalda y procediendo a marcharse— tu no eres una prioridad en mi vida, por lo que ni siquiera mereces que sea yo quien acabe con tu miserable existencia, ruego a Dios porque mi nieto olvide tu sucia existencia

Una última mirada cargada de odio y asco fue lo que recibió Ririka de aquella mujer a quien por muchos años llamó "abuela" esa persona a quien respetó desde que tenía memoria ¿cuántas veces no había anhelado el afecto que ella le profesaba a Kazuyoshi? Tantas noches que sus lágrimas humedecieron su almohada al no entender porque era odiaba e incluso hasta el final fue igual, no había ni una pizca de cariño en ella, nada

"Es lo mejor, porque ahora mismo solo deseo que mueras"

No podía negarlo, sus pensamientos estaban llenos de deseos negativos hacia esa persona. No podía considerarla jamás su familia porque esa mujer se atrevió a acabar con la frágil vida de su madre, mientras el corazón de su padre agonizaba con el pasar de los días. Ella destruyó su feliz y pequeña familia, ella la arrojó a madurar rápidamente con la idea de que podía dar un paso sin consultárselo antes, ella redujo su existencia como persona a un simple adorno que podía usar

"Tu fuiste quien me destruyo"

— No te preocupes, Ririka —habló la única persona que había quedado en la habitación— yo jamás te dejaré sola...

— ¡Aléjate de ella! —exclamó Tōjuro logrando arrodillarse— ¡si te atreves a tocarle un solo cabello, no te perdonaré! —susurró dorados ojos ardían llenos de furia

— ¿No vas a perdonarme? —inquirió divertido el hombre— ¿acaso crees que voy a mendigar tu perdón, niño? —añadió para esta vez propinarle un puñetazo en el rostro que le tiró al suelo

— ¡¡No, Tōjuro!! ¡por favor, no lo lastimes! —le rogó la peliverde desesperada— ¡no golpees a alguien que está en desventaja, maldito cobarde!

— No me importa que me llames cobarde, no serías la primera en hacerlo —rió mientras tomaba del cabello al menor y le obligaba a mirarlo— creo que será otro quien pida perdón

— ¡J...Jamás!

— Tienes agallas, incluso las tuviste para poner tus sucias manos sobre mi Ririka 

— ¡Ella no es tuya, no le pertenece a nadie!

— Es cuestión de tiempo para que ella aprenda quien es su dueño, porque ahora mismo su vida está en mi manos y con un solo chasquido de mis dedos puedo hacer que ese hermoso brillo abandone sus ojos y queden vacíos, dime... ¿quisieras contemplar ese espectáculo? Ni siquiera te cobraré la entrada

— ¡Eres un tipo asqueroso, sin duda no tienes honor...!

— ¿No tengo honor? —inquirió mientras le daba otro puñetazo— ¡¿quién mierda necesita algo como eso?! ¡yo ya no tengo nada, todo me fue arrebatado! —añadió golpeando su estómago

— ¡No, detente! ¡no lastimes a Tōjuro! —Ririka se sentía tan impotente de que solo pudiera rogar porque lo dejara

— Mi Ririka, tus lágrimas son tan hermosas —soltó Toshiro dirigiéndose hacia ella y acariciando su rostro fascinado— ¿cómo puedes ser tan bella y única? Dime, mi musa...

— Solo déjalo... haré lo que desees...

— ¡No... Ririka!

— Por supuesto, dejaré que se marche —le prometió el hombre comprensivo— pero antes ¿no deberíamos darle un esplendido espectáculo como despedida?

— ¿Qué? —balbuceó sin entender antes de ser tirada al suelo con fuerza

— Debemos demostrarle que desde ahora seras mía ¡solo mía!

— ¡No, no hagas esto! —imploró la joven al sentir aquellas asquerosas manos deslizarse por sus piernas, obligandole a abrirlas

— ¡¡¡Ririka!!!

— Incluso ahora mismo tu aroma es tan delicioso y excitante ¿tienes idea de cuanto desee que llegara este momento? —añadió levantando sus vestido y acomodándose entre sus piernas— quería tenerte así, con tus ojos llenos de lágrimas e implorando misericordia... ¡mi hermosa, Tsubasa!

"¡No, no quiero esto!"

— ¡Te dije que no te atrevieras a tocarla! —exclamó Tōjuro, quien había logrado ponerse de pie para luego lanzarse contra el hombre, Ririka intentó alejarse lo más posible, pero estando atada no llegaría muy lejos

— Maldito mocoso ¿crees que con esto vas a ganarme?

— ¡No me importa ganarte, solo deseo proteger a Ririka! —respondió intentando volver a pararse

— ¡Escoria, ya muere! —sentenció el hombre pateando su estómago una y otra vez

Los quejidos perforaban sus oídos y las lágrimas nublaban su vista, ya ni siquiera podía distinguir bien a Tōjuro, sin embargo sintió su sangre congelarse al escuchar el ruido del arma. Ririka se desesperó y cuando aquel fatal disparo perforó el aire, todo a su alrededor comenzó a derrumbarse, mientras las voces de todos parecían reprocharle sus acciones ¿exactamente que pensó que lograría? ¿Por qué todos tuvieron que salir heridos 

"¿Por qué? ¿Por qué? Dime.... ¡¿por qué?!"

— Incluso la muerte... es una bendición en este infierno —susurró la joven desprovista de emociones, ya no tenía nada

"Ririka..."

— Perdóname....

"¡Ririka....!"

— ¡Ni siquiera merezco algo tan fácil como la muerte!

¡¡Responde, Ririka!!

— ¡Ah! —exclamó la joven entre lágrimas mientras a su alrededor solo habían árboles

— ¡Ririka! ¿Estás bien?

— Tōjuro... —susurró Ririka aliviada y aún dudosa de que fuera un sueño

— ¿Te encuentras bien? —inquirió una voz suave

— Annistyn-san....

— Nunca soltaste su mano y entonces te desmayaste —le informó su novio

"Claro, eso debió ser"

— Creo que por fin entiendo quien eres, Annistyn-san... —habló la peliverde con una expresión seria— todo este tiempo.... estuvimos siempre con la muerte.



Chan, chan, chan... ¿se asustaron? Yo también ;-; esto si que estuvo intenso y me disculpo enormemente por la demora, como siempre luchando contra mi vida y problemas existenciales, pero vamos avanzando, muchas gracias por seguir hasta aquí y no entraré en detalles porque sino se me puede escapar, espero hayan disfrutado del capítulo (no me tiren tomates) y nos vemos en el siguiente que debo mimir, grandes besos y brazos ✨🥺💖

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