Capítulo 50 El Atisbo de una promesa
Una voz gentil y una suave melodía eran lo único que llegaba a sus oídos y le provocaba querer seguir durmiendo en aquel cálido regazo que había sido su refugio cada vez que recibía miradas frías y palabras duras, en ese tiempo ella aún desconocía la maldad oculta en ellas, pues la inocencia aún se podía apreciar en sus hermosos ojos verdes, mismos que miraban con tanta curiosidad su alrededor en busca de algo interesante
— ¿Ya te sientes mejor? —aquella pregunta le tomó por sorpresa, sin embargo no le gustaba mentir
— Si digo que me siento bien... ¿debo dejar tu regazo? —inquirió la menor empleando un tono que reflejaba su tristeza— ¡quiero estar más con mami!
— Mi pequeña esmeralda, mi Ruri —le llamó con cariño su madre mientras dejaba cortas caricias en su largo cabello— Mamá jamás te pediría que la dejaras, sin embargo quiero estar segura de que hay una sonrisa en el rostro de mi hija
— Claro que tengo que dejarte, yo no puedo quedarme aquí contigo mami —negó la peliverde haciendo un puchero mientras sus verdes ojos recorrían la blanca habitación— ¿Cuándo volverás a casa? Ya no quiero que estés aquí...
— Mami volverá cuando esté mejor de salud ¿si? Además no es mi deseo que llegues a enfermarte y un hospital no es el mejor lugar para una pequeña tan linda como tu —añadió la mujer pellizcando con cariño las mejillas infantiles
— Hum, solo me voy porque sé que papi vendrá a cuidarte
— ¡Papi se ha vuelto el guardián de Mamá, es un gran esposo! —le elogió Tsubasa con una sonrisa que reflejaba el amor que sentía por su pareja
— Que envidia, yo también quiero tener a alguien como mami y papi se tienen —confesó Ririka soltando un suspiro
— Oh ¿acaso ya te gusta alguien?
— ¡No, para mi Kazu-nii es el mejor!
— Pero Kazuyoshi no puede casarse con Ririka —negó su progenitora entre risas
— ¡Lo sé! Kazu-nii es mi hermano, pero él dijo que es su deber aprobar quien será mi futuro esposo
— ¿Dijo eso? Dios, es tan protector como tu padre
— Yo también creo que se parecen mucho
— Entonces ¿Qué es lo que quiere mi pequeña Ruri? Sin pensar en tu padre y tu hermano mayor ¿quién se dibuja en tu corazón?
— Hum... —Ririka cerró sus ojos e intentó pensar en una respuesta— alguien que... ¡tenga manos cálidas y una sonrisa tan brillante como el sol!
— Eso es una respuesta interesante ¿por qué quieres alguien así?
— No me gusta estar sola, por eso quiero alguien que siempre me tienda su cálida mano con una sonrisa sincera...
Dentro de la mansión Yamamotoyama muchas personas le dedicaban miradas frías y palabras que en su momento no comprendía, sin embargo la tristeza que se reflejaba en el rostro de su madre era suficiente para saber que había sido algo malo, todos parecían odiarle y ella desconocía los motivos de dichas reacciones ¿por qué nadie quería a su madre? Siendo tan hermosa y amable todos deberían apreciarle, pero no...
Era como si estuviera atrapada en un invierno eterno y todas las personas que residían en la villa hubieran perdido sus sentimientos, así es como se sentía. Por eso pedía por una persona que tuviera manos cálidas y una sonrisa tan brillante como el sol, igual que aquella persona que vislumbró varias veces en los primeros sueños de su niñez hasta que se volvió un recuerdo enterrado entre muchos otros de dolor, tristeza y sueños rotos, ya que ella había decidido renunciar uno a uno a su propio mundo
— Ya veo, Mami cree firmemente en que vas a encontrar una persona así
— ¡¿De verdad?! —la emoción que brillaba en aquellos ojos verdes vislumbro a su progenitora
— Si, después de todo Ruri tiene un pañuelo bordado con el sol ¿verdad? Confío en que te lleve con una persona digna de poseerlo
— Mi pañuelo... —susurró la menor mientras sacaba dicha prenda de su bolsillo— espero que no demore tanto en llegar
— Es cosa del destino y tener siempre el corazón abierto a creer en que un día la primavera llegará
— ¿De qué están hablando? —inquirió una tercera voz ingresando en la habitación
— ¡Kazu-nii! —exclamó Ririka corriendo a los brazos de su hermano
— Guisante, te he dicho que en un hospital no se corre o grita —negó el contrario soltando un suspiro, pero aceptando el abrazo de la menor
— ¡No soy un guisante!
— Si, si cuando crezcas hablamos de ello
— ¡No es justo!
— Madre ¿cómo te sientes hoy? —inquirió Kazuyoshi a su progenitora con evidente preocupación en su rostro mayormente inexpresivo
— ¡Con mucha energía! —respondió Tsubasa atrapando entre sus brazos a su hijo mayor y despeinándole con cariño— ¿Qué tal las clases?
— Muy fácil, tanto que podría quedarme dormido y responder sin problemas —ante aquella respuesta su madre y Ririka dibujaron una perfecta O en sus rostros para luego aplaudirle— eso es de lo menos, pero ¿de qué estaban hablando antes de que yo llegara?
— Pues, mamá estaba muy curiosa por saber que tipo de chico le gustaría a Ruri —respondió su progenitora con una sonrisa
— ¿Ah? El guisante es apenas una semilla para estar pensando en chicos —se quejó Kazuyoshi frunciendo el ceño y cruzándose de brazos— primero tengo que aprobar que sea bueno
— Es cierto que aún son jóvenes, pero no está mal tener un poco de curiosidad ¿no? Además un día incluso Kazuyoshi va a enamorarse de una linda chica
— Los números y el amor no son compatibles —volvió a negar su hijo mayor soltando un suspiro
— No todo debe girar alrededor de los números, pues todos tenemos una existencia que está destinada a encontrarnos y brindarnos apoyo, un ancla para no perdernos
— No negaré las palabras de madre, sin embargo aún no puedo pensar en que tipo de persona deseo a mi lado
— No hay prisas, cuando sea el momento lo sabrás —le animó Tsubasa acariciando su mejilla— será inesperado, pero tu corazón lo sabrá y esa chica será quien reciba tu pañuelo con el bordado de la luna
"Un sol y una luna"
La mujer que residía ante ellos, les resultaba tan hermosa y dulce con aquellos largos cabellos oscuros y ondulados que caían por sus hombros y espalda, mientras una sonrisa sincera se dibujaba en sus labios y buscaba atraerles para estrecharles entre sus brazos, permitiéndose sentir la calidez de sus pequeños y guardar sus sonrisas en su memoria, deseaba con toda su alma y corazón que crecieran fuertes y encontraran su propia felicidad, rezaba cada día porque su deseo fuera escuchado
"Mis pequeños"
— Kazuyoshi, Ririka —les llamó a ambos mientras con ambas manos tomaba las mejillas de sus hijos— esto es un promesa ¿si? —añadió para luego soltarles y extender ambos dedos meñique que fueron entrelazados con los de ellos
— ¿Una promesa? —inquirió Ririka curiosa
— Ririka, si encuentras una persona que ilumine la oscuridad como el cálido sol... —habló Tsubasa con una expresión seria antes de hacer una breve pausa y volver su mirada hacia su hijo mayor— Kazuyoshi, si encuentras una persona que sea tan misteriosa y brillante como la luna, entonces es seguro que ambos habrán encontrado su destino —finalizó mientras dibujaba una sonrisa en su rostro y soltaba sus manos— por favor, no lo olviden...
El sol ya estaba comenzando a ponerse e iluminó la pulcra habitación brindándole colores más cálidos, aquella escena de su madre sonriéndoles a través de las lágrimas se quedó grabada en la mente de ambos. Ese momento y esas palabras parecían querer expresar un profundo deseo y despedida, ya que no mucho tiempo después fueron incapaces de visitar a su progenitora hasta que la noticia de su muerte les cayó como un balde de agua frío
El recuerdo terminó junto al sueño y los ojos verdes se abrieron para encontrarse con el silencio de su oficina, Kazuyoshi maldijo para sus adentros mientras se limpiaba los rastros de lágrimas que aún quedaban en sus mejillas. Estos días no había podido conciliar el sueño y viejos recuerdos comenzaban a manifestarse, logrando que una parte sensible de cuando era solo un niño saliera a flote y le volviera más vulnerable
"Madre debe estar preocupada por Ririka"
Un ligero golpeteo en la puerta captó su atención y a los pocos segundos una figura femenina se hizo presente con una taza de café, su secretaria se había acoplado a su puesto y cuestión de gustos muy rápido, por lo que apenas si había podido emitir alguna queja al respecto y no porque deseara complicar su trabajo, sino porque era una persona demasiado perfeccionista
— Hoy parece más cansado que ayer —habló Mitsuka mientras dejaba la taza en su escritorio
— Cuando no se obtiene resultados rápido, la ansiedad y preocupación pueden jugarte una mala pasada —respondió Kazuyoshi bostezando— perdón, me quedé dormido hace un rato
— No hay problema, pues aún no llegan todos los empleados
— ¿Kizuka ha llamado?
— No, solo he recibido de manera constante llamadas del señor Hoshi Rikuto, pero usted se negó a tomar alguna —le recordó la joven con una sonrisa
— Si llego a escuchar su estúpida voz, voy a terminar con migraña
— ¡Entonces su agenda de hoy seguirá siendo muy ocupada!
Kazuyoshi no pudo evitar dibujar una sonrisa burlona en su rostro al escuchar la respuesta de su secretaria, le sumaba bastantes puntos que fuera rápida para captar su humor pesado y encima se las ingeniara para responder de manera inteligente con una solución a su posible molestia, simplemente brillante
"Brillante y nostálgico"
Fue el primer pensamiento de Ririka al abrir sus ojos algo húmedos por las lágrimas, pues el recuerdo de su madre se sentía tan reciente, como si hubiera sido solo ayer que les dedicó aquellas palabras. En aquel entonces era muy joven, así que no comprendió el porque de aquella conversación, sin embargo ahora era capaz de entender el tono melancólico de su progenitora, su triste sonrisa y las lágrimas que se arremolinaban en sus ojos, todo estaba tan fresco como una pintura
A pesar de estar enferma y débil, su madre siempre estuvo pensando en el futuro de ambos, deseaba con todo su corazón que fueran felices y pudieran encontrar a su persona destinada. Un nudo terminó por formarse de nuevo en su garganta al recordar aquella vieja promesa y sus vagos pensamientos de cuando era tan solo una niña inocente que poco sabía de su alrededor
El destino era tan extraño y difícil de comprender, ya que ella con tan solo quince años encontró a la persona que siempre dibujó en su corazón. Un chico de manos cálidas y sonrisa brillante como el sol, Tōjuro encajaba perfectamente con aquella descripción y fue la persona que recibió su pañuelo con el bordado del sol, pero así mismo ella había decidido renunciar a él
Su corazón le decía que Rengoku Tōjuro era su destino y felicidad, pero su razón le recordaba constantemente que debía proteger aquella cálidez que le salvó. Su único camino era casarse con Hoshi Rikuto para terminar con la cadena de odio y que su amado tuviera la oportunidad de poder tener un futuro libre y ser feliz...
"¿Por qué soy tan egoísta?"
Ririka sabía que siempre intentaba engañarse con palabras dulces, no mentía en que deseaba la felicidad de Tōjuro, pero una parte muy profunda y oscura lloraba y temblaba constantemente de que ese día llegara y una nueva persona ocupara ese lugar que ella tanto deseó. Por suerte sus pensamientos solo quedaban para ella y nunca saldrían de sus labios
"Labios... flor"
Este último pensamiento le hizo espabilar por completo y Ririka se sentó de golpe con un fuerte dolor de cabeza, aquella sensación de miedo y asco aún no le abandonaba del todo. Al notar que descansaba en uno de los sillones, supo que había perdido la consciencia, debido a la fuerte impresión de descubrir una cruel verdad que había estado frente a ellos por tanto tiempo
Nunca creyó que el odio fuera capaz de escalar hasta el punto de querer matar a una simple mujer que solo deseaba vivir feliz con su familia. Por más odio, golpes y castigos que recibiera, ella jamás hubiera creído que esa persona llegaría a ser tan cruel... no, ni siquiera estaba segura si alguien así podría tener corazón o alma
— Ririka-san ¿se encuentra mejor? —le escuchó decir a Sae, quién había entrado a la sala
— ...
— Lo siento, debe ser una pregunta tonta ¿verdad? —Ririka no tardó en percibir el nerviosismo en aquella respuesta, probablemente sentía culpa
— ¿Desde cuándo...? —inquirió
— ¿Si?
— ¿Desde cuándo han sabido que mi madre no murió de depresión y ansiedad como decían los doctores?
— Eso... —la expresión en el rostro de Sae era una mezcla de dolor y vergüenza— no sabíamos nada, tu padre tampoco nos dijo nada antes de morir, además de solo entregarnos la información y pedirnos que les ayudemos si alguna vez lo necesitaban
— Entonces ¿cómo se enteraron del contenido de esos documentos?
— Porque...
— El secretario de tu padre quería leerlos —habló está vez Seiji entrando en la sala— nosotros sabíamos de antemano la profunda confianza que había entre tu padre y su mano derecha
— ¿Hablan de Kizuka-san?
— ¿Kizuka? No
— ¿Eh?
— Es cierto que Kizuka ayudó a tu padre durante los últimos tres años antes de que falleciera, pero la mano derecha de Kiyoshi-san siempre fue el hermano mayor de Kizuka –le explicó el hombre al ver la notable confusión en la peliverde— luego de que nos visitara para leer esos documentos fue enviando al exterior por ordenes de la cabeza de los Yamamotoyama y al no saberse de él, Kizuka se ha hecho cargo de su esposa y su hijo menor, Tomioka Giichi
— ¡¿Tomioka Giichi?! —exclamó Ririka sin poder ocultar su sorpresa, pues eso quería decir que el sobrino por el cual Kizuka pedía permiso era por Giichi, el niño que ella ayudó antes
"El mundo es grande, pero también pequeño"
Al parecer su dolor de cabeza solo iba a seguir empeorando ante cada cosa nueva que iba descubriendo, su abuela siendo la cabeza de los Yamamotoyama se había dedicado a lastimar a tantas personas por "proteger" el legado y poder actual de la familia, no le importaba lo que sea que tuviera que sacrificar o eliminar para avanzar en su ambición
¿Realmente era una ambición? La peliverde no comprendía del todo las acciones de su abuela, sentía que algo faltaba, sin embargo el dolor de Himejima al ser separado de su joven amada, quien se vio obligada a perder a su bebé, su propia familia y sobrina a la cual no dudó en expulsar porque se había enamorado de un hombre "común" que de no haber sido por su padre, ambos hubieran corrido con la misma suerte que los sirvientes de la familia
Esas pobres personas que fueron algunos arrancados y otros vendidos por su propia familia, incluso Tamaki corrió tal suerte, ahora enterarse que el padre de su amigo Giichi estaba lejos por obra de su abuela y Kizuka tuvo que ocupar en lo posible el lugar de su hermano para protegerles, pero lo que había derramado el vaso de agua había sido en el momento en que leyó el nombre de su abuela como la persona que envenenó a su madre y manipuló su historial médico para hacerles creer tal cruel mentira
"Todo esto es imperdonable"
¿Y su padre? ¿Qué sucedió con él? Ririka cerró sus ojos con fuerza al comenzar a imaginar su posible causa de muerte tan repentina, sin embargo quería creer, un pequeño atisbo quería tener la esperanza de que su abuela no hubiera atentado contra la vida de su propio hijo, ya que ella sabía cuanto le amaba y a su vez también ama a Kazuyoshi, por lo que no podía simplemente sacar conclusiones precipitadas y sin prueba alguna, pero ¿por qué el padre de Giichi? Obtenía una respuesta y surgían más dudas
— Ririka-san —le llamó Sae al verle tan silenciosa y pensativa— ¿Qué piensa hacer ahora?
— ¿Qué quiere decir?
— Su padre nos dejó dichas dos opciones para ofrecer, ya sea que Kazuyoshi-san o usted hubieran venido a nosotros —le explicó Seiji colocándose a un lado de su esposa
— ¿Cuáles son?
— Ahora mismo usted puede quemar esos documentos y marcharse
— ¿Qué?
— Su padre no deseaba realmente que sus hijos cargaran con este gran peso de verdad sobre sus hombros, por eso pueden elegir olvidar todo y comenzar una nueva vida en otro lugar —por el tono y expresión en el rostro del hombre, la peliverde sabía que no estaba bromeando— Kiyoshi-san dejó una gran suma de dinero para que pueda vivir en otro lugar y olvidar todo
"Esto es... una prueba"
— ¿Cuál es la segunda opción?
— Quedarse y entrar en la boca de la serpiente para sacar toda la verdad a la luz, en resumen... destruir a la familia Yamamotoyama
"El legado y trabajo de mi padre..."
La raíz estaba podrida, por lo que sin importar cuanto intentaran hacer el bien, debían cortar todo y eso incluía echar por la borda el trabajo no solo de su padre, sino también el de su hermano. Ririka maldijo para sus adentros al sentir que no podía decidir, sin embargo el recuerdo de su madre esa tarde, su sonrisa y lágrimas le ayudaron a tomar una decisión y también estaba segura de que Kazuyoshi lo entendería
— ¿Cuál va a escoger?
— Mi madre no tuvo ninguna opción, ni un poco de misericordia —negó la peliverde con una expresión fría— yo tampoco tengo porque tenerla, menos si es una raíz tan podrida
— Entonces vas a pelear contra una de las familias más influyentes y con mayor trayectoria en la historia de Japón
— De todas formas ya era la oveja negra de la familia —suspiró Ririka restándole importancia— no pienso dejar que el odio me ciegue, pero tampoco voy a ceder y dejar que todo esto siga
"Todos merecen vivir su vida"
Ya al caer la tarde, la peliverde dejó el hogar de los Tokito para tomar el camino de regreso a la mansión, pues debía quedarse por esa noche en algún lugar cercano para poder llegar a tiempo al día siguiente, sin embargo fue totalmente incómodo para la joven tomar el tren, ya que los recuerdos de lo sucedido en la playa le visitaban constantemente junto al rostro de Tōjuro lleno de lágrimas
La estación estaba bastante concurrida, por lo que Ririka se mezcló entre la gente sin problemas. Estuvo dando varias vueltas sin saber que hacer, sentía su cabeza demasiado pesada y no tenía apetito, un suspiro terminó por salir de sus labios mientras compraba una botella de agua y volvía a caminar sin fijarse mucho a su alrededor, ya que el ruido de la gente al caminar y hablar también le resultaba molesto
No es que lo detestara, pero en esos momentos se sentía como si estuviera en alguna especie de película Noir, mientras las demás personas seguían teniendo una vida colorida. Tal vez no había nacido con mucho suerte o el destino estaba empeñado en que ella debía arrastrar puras cosas malas, sin embargo ese pensamiento no duró mucho, ya que Ririka recordó a sus amigas, su querida cuidadora que era como una madre, su hermano mayor y su sol...
Todos ellos le habían dado hermosos recuerdos durante ese último año, solo que estaba siendo tan feliz que se olvidó de ser pesimista. Normalmente ella hubiera asumido que todo era solo una felicidad pasajera, sin embargo estar con ellos y con Tōjuro le brindó una nueva perspectiva de su vida y futuro, como si una pequeña flama se hubiera quedado encendida también en su corazón. Otra vez un recuerdo lleno de dolor llegó y terminó por borrar la pequeña sonrisa que había comenzado a dibujarse en su rostro
La mayoría de sus pensamientos estaban enfocado en él, en esa existencia tan cálida como el sol. Ririka deseaba con todo su corazón volver a escuchar su voz llamarle "Ruri, mi flama" mientras sus fuertes brazos la envolvían con cuidado y cariño, quería sentir sus labios sobre los suyos y sus manos recorrer su cabello. Puros deseos egoístas, pero que al final seguían siendo verdaderos
"No le merezco"
El viento comenzó a soplar y alborotar su cabello, Ririka hizo ademan de arreglar los mechones que le molestaban en el rostro, pero una pequeña basura terminó por entrar a su ojo. La peliverde se dio vuelta e intentó aliviar la molestia, sin embargo sentía que ahora su ojo tenía una especie de tic nervioso, finalmente alzó la mirada y notó que su alrededor se le hacia bastante conocido y ya no habían casi personas transitando
Cuando se dio vuelta abrió su labios ligeramente para luego apretarlos, sin siquiera pensarlo había caminado hasta la casa de Tōjuro. La joven sabía que él había llegado con bien a su casa, ya que Uzui le hizo el favor de confirmarlo, sin embargo estar cerca de su hogar le hacía sentir como una intrusa, pues probablemente y con razón, nunca más sería bienvenida en aquella familia que se había robado parte de su corazón
— ¡Ani-ue! ¿Qué estás haciendo? —escuchó decir a Senjuro y Ririka tembló en su lugar, sin embargo no había nadie ¿acaso estaban en el patio?
— Senjuro —su voz, finalmente podía escucharla pese a que un muro les separara— ¡solo estaba estirando, creo que necesito practicar un poco!
Su voz mantenía su tono usual, pero la peliverde sentía que había algo diferente, era más profunda y tranquila. Ririka trató de recordar en que momento le había escuchado emplear una voz similar, sin embargo terminó sonrojándose cuando el recuerdo de aquella noche inundó su mente ¿cómo es que podía pensar en algo así en esos momentos? Si fuera posible, se hubiera golpeado la cabeza contra la pared cercana
— ¿Ririka-san?
Nuevamente la joven se congeló en su lugar, ya que aquella voz sin duda era la de la madre de ambos, Rengoku Ruka. Ririka que mantenía su mirada fija en la pared miró con evidente pena a la mujer frente a ella, al parecer regresaba de hacer unas compras, pero su expresión no reflejaba ningún tipo de sentimiento negativo, aunque si había una sensación de tristeza y más con aquel silencio que al parecer ninguna de las dos deseaba cortar
— Buenas tardes, Rengoku-san... —respondió la peliverde a modo de saludo, pues no sentía que debiera llamarla con tanta confianza
— ¿Ya no somos cercanas? —inquirió Ruka suspicaz— no creí que por terminar con mi hijo, hiciera que usted pusiera un muro entre ambas
— ¿Eh?
"¿Acaso Tōjuro no le dijo...?"
— To-... hum, su hijo ¿no le dijo algo más?
— No, solo me dijo que habían terminado la relación y que no puedo protegerte
"Tan típico de un sol..."
— ¿Viniste para hablar con él?
— No, vine de manera inconsciente y solo me quedé aquí... —respondió Ririka con un nudo en la garganta— Tōjuro no le dijo porque es alguien muy amable, pero yo... fui cruel con su hijo
La joven cerró sus ojos con fuerza al confesar aquello, pues sentía que ardían, sin embargo solo escuchó los pasos acercarse y cuando se dio cuenta Ruka estaba tomando su mejilla como si quisiera consolarla. Ririka no pudo más y lágrimas silenciosas se deslizaron por sus mejillas hasta el punto que tuvo que abrazar con fuerza a aquella persona que también tenía la esencia de una madre
— Lo siento, de verdad lo siento... —sollozó en voz baja— realmente no quería herirle, él no merecía que le dijera esas cosas, yo...
— Tenías que hacerlo —respondió Ruka sorprendiéndola— querías proteger a Tōjuro ¿cierto? Es verdad que me sorprendí cuando lo escuché de mi hijo, sin embargo no quiso entrar en detalles, por eso sospeché que debió de suceder una discusión fuerte y soy consciente que Ririka-san jamás trataría de esa forma a alguien sin una razón
— ¿No está molesta?
— Por supuesto, terminaste con mi hijo ¿acaso voy a quedarme sin nuera? —intentó bromear Ruka, sin embargo solo obtuvo como respuesta más lágrimas por parte de la menor
— Me temo que tendrá que esperar a alguien más —respondió Ririka entre sollozos— no se lo dije a Tōjuro, pero voy a comprometerme de manera oficial
— ¿Qué?
— Si no lo hago, podrían lastimar a quienes más quiero —añadió con una sonrisa amarga— no podía decirle a Tōjuro, ya que él nunca me dejaría, al contrario buscaría la manera de hacer algo y... no quiero que vuelvan a lastimarle
— Ririka-san, eso...
— Por favor, lo que le he dicho hoy... jamás se lo diga a Tōjuro —pidió la peliverde con una reverencia— quiero que sea feliz y estoy segura de que encontrará a alguien digna de su corazón, aunque me duele pensar que un día sucederá eso...
— ¿Estás segura?
Ririka deseó decir que no, que realmente odiaba la idea y quería estar con su hijo, sin embargo ya había decidido tomar la responsabilidad de sacar a la luz la verdadera razón de la muerte de su madre y ayudar a todos aquellos que fueron forzados a trabajar para su familia. Si ella asumía todo, Kazuyoshi no tendría que ver en peligro su posición, además el compromiso con Rikuto la mantendría segura por un tiempo para poder investigar
Creía en las palabras de Flanna, pues aquel poema de manera indirecta le había estado preparando para lo que iba a descubrir, por lo mismo le había pedido de favor a los Tokito llevar un mensaje a aquella tienda antes de marcharse. Ya no había vuelta atrás, sino que debía seguir el camino que había trazado, además ya no tenía nada que perder pues Tōjuro se había llevado todo de ella, así que estar con Rikuto no le afectaría en nada...
— Es la decisión que he tomado, lo siento —volvió a disculparse Ririka con una sonrisa triste— oh, espero no castigue a Tōjuro por haberse quedado conmigo esa noche...
"Perdón por seducir a su hijo"
A los ojos de Ruka resultó curioso y gracioso que conforme iba hablando la joven, sus mejillas se fueran tiñendo de rojo y bajara la mirada ¿acaso...? Probablemente estaba sacando conclusiones precipitadas, ya que no vio algún signo extraño en su hijo, excepto que estaba más pensativo. Al final un carraspeo disimulado abandonó los labios de la mujer y Ririka sintió que poco a poco estaba cavando su propia tumba, por lo decidió guardar silencio
— Ya he hablado con Tōjuro y recibido sus respectivas disculpas, ambos están bien... —ahora Ruka estaba más curiosa por las expresiones y gestos de la menor
— Entiendo, eso es bueno —suspiró Ririka evidentemente aliviada— hum, ya debería irme...
— ¿Segura que no quieres hablar con Tōjuro? —inquirió la mujer una última vez, pero la mirada de la joven no mostró ninguna duda al responder
— Es lo que más deseo en el mundo, pero si lo hago... no voy a poder soltarlo y todas las cosas que le dije serán en vano —negó la peliverde con una sonrisa triste— ya en la playa dije, adiós...
— Si esa es la decisión que has tomado, solo puedo respetarla —la expresión de Ruka se endureció ligeramente, sin embargo era más las tristeza e impotencia de no poder ser de ayuda para aquella jovencita
De esta forma los ojos de tonalidad carmesí vinieron marcharse a la joven luego de una corta reverencia ¿sería esa la última vez que la vería? Era claro que verla de espaldas era traer a su mente la silueta de Tsubasa, sin embargo sabía que aquella chica era Ririka, el primer amor de su hijo Tōjuro. ¿Realmente no estarían destinados? Era como si una fuerza se encargara de separarlos, pero Ruka seguiría creyendo que ese no era el final
"Pido por tu felicidad, Ririka-san"
La noche pasó tan rápido que una sensación de pesadez se instaló en el corazón de la peliverde al ver poco a poco salir los rayos del sol e iluminar el gran portón de la villa. No pasó mucho tiempo para que alguien abriera la puerta y se sorprendiera de verla, probablemente dudaban de que fuera a volver por voluntad propia, pero la seguridad de sus seres queridos y su palabra valían todo, por lo que no pasó mucho para que fuera guiada a la mansión principal
Ririka podía sentir muchas miradas curiosas en ella, quizás tratando de comprender el porque había regresado cuando ya había logrado huir de todo. Probablemente esa mujer utilizaría esta ocasión para generar más presión y miedo en sus sirvientes, sin embargo la joven había decidido no entrar con una expresión llena de temor o dudas, pues a partir de ahora ya no agacharía la cabeza, sino que enfrentaría a la peor escoria de la familia Yamamotoyama
Ni siquiera fue guiada al salón, sino que solo le llevaron hasta la amplia entrada en donde una sirvienta le esperaba. Ririka enderezó su espalda y respiró profundo para luego dejar una expresión impenetrable y de seguridad en su rostro hasta que finalmente la cabeza de los Yamamotoyama se hizo presente y la escaneó con aquella mirada como si de una serpiente acechando su presa se tratara, sin embargo aquellos ojos verdes solo le miraron a la espera de que tomara la palabra
— Veo que has cumplido con tu palabra —siseó la anciana mientras generaba un corto sonido al cerrar su abanico en la palma de su mano— al menos has tenido algo de decencia, ya que-...
— ¡Ririka! —exclamó Rikuto pasando por el lado de la mujer y abrazando con todas sus fuerzas a la joven— realmente estás aquí... —su alivio era evidente incluso en su voz y gestos, sin embargo la peliverde hizo ademan de que la soltara
— Sé que no soy bienvenida en esta familia, pero sigo siendo la hija de mi madre y padre, quien a su vez fue su hijo y líder de los Yamamotoyama —habló Ririka con un tono de voz neutral, pese a que su mirada acentuaba el verde de sus ojos— una promesa es una promesa y para los Yamamotoyama dar su palabra tiene un gran peso
La joven sabía que su abuela odiaba que se reconociera así misma como alguien de la familia, por lo que disfrutó ver como aquellos labios se contrajeron en una mueca y sus manos temblaban hasta el punto que no le sorprendería si su rostro de ponía rojo como un pimiento, sin embargo no pasó mucho para que toda emoción negativa desapareciera y fuera sustituida por una sonrisa burlesca y malvada, causando un sensación de mala espina en la menor
— Algo me dice que en estos dos días, pudo haber sucedido algo muy interesante... —declaró la anciana desplegando su abanico— ¿no es así, Ririka-san?~
¡Hola! Me disculpo por la demora en el capítulo, pero les cuento que mi laptop me declaró la guerra y aún no he podido llevarla a arreglar junto al trabajo que me consume bastante tiempo, por lo que he ido escribiendo poco a poco en las notas del celular, en parte lo hago porque no quiero dejarles esperando y también porque si pasa el tiempo le suelo perder el hilo o interés a las cosas y las actualizaciones serían una vez cada mes o nunca ;u; así que poco a poco voy avanzando, muchas gracias por su apoyo y espero disfruten del capítulo, no diré mucho al respecto porque sino me voy de largo, pero ¿qué creen que sucederá en el próximo? ¿Alguna parte les puso nerviosas? 7u7
Instagram: andy_sakurai15
Att: Andysakurai15
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