Capítulo 47 Cicatrices y perfección
En esos momentos todo se estaba derrumbando a su alrededor, Rikuto había decidido marcharse esa noche para poder pensar las cosas y no presionar a Ririka en que estuviera con él, ya que sabía de sobra que sus acciones habían sido provocadas por sus celos hacia Tōjuro. Él quería creer que si hablaba con la chica que sería su esposa, podrían llegar a algún acuerdo para que pudieran ser felices, sin embargo...
A la mañana siguiente y cerca de las diez de la mañana llegó a la mansión Yamamotoyama para visitar a su "prometida", en el camino hacia la habitación en donde residía se topó con su sirvienta personal que llevaba un plato de frutas, Rikuto se acercó y le quitó el plato de sus manos con la intención de ser él quien se lo llevara. En ese momento sintió que había algo mal al ver temblar el labio inferior de aquella mujer
"Es mi deber servir a mi señorita"
Aquella mujer fue muy insistente en no dejarle ir, sin embargo la apartó de manera brusca y se dirigió a paso rápido hacia el lugar solo para encontrarlo completamente vacío y sin rastro de Ririka. La furia le cegó por completo y el sonido de un plato rompiéndose le trajo de regreso solo para girarse y encarar a la sirvienta, quien hasta el final dijo que no sabía nada sobre que su "señorita" se hubiera marchado
— ¡Claramente está mintiendo! —exclamó Rikuto agarrándose la cabeza con fuerza— ¡¡búsquenla en toda la villa!! ¡No debe estar lejos!
Si bien había dado la orden, tampoco era tan estúpido pues algo le decía que Ririka ya debía llevarles una buena ventaja y sobre todo ella podía ser ingenua, pero nunca estúpida, ya que por más que la buscaran en los lugares habituales era claro que ella jamás volvería a ellos si deseaba proteger a las personas que le importaban ¿Qué debía hacer ahora? ¿Cómo podría encontrarla rápido?
"¡Maldición, maldición, maldición...!"
— ¡Rikuto-sama...!
— ¡¿Ah?! —ante sus ojos la pobre sirvienta que se le había acercado palideció mientras apretaba entre sus manos un teléfono
— H...Hay una llamada... para usted —le comunicó la mujer con nerviosismo
— No quiero recibir a nadie, no tengo tiempo ahora
— P...Pero dijo que... quería su tiempo...
Rikuto guardó silencio ante esas palabras y se acercó a pasos rápidos hacia la mujer para arrebatarle el teléfono de las manos, era consciente que los latidos de su corazón eran rápidos y su respiración pesada, debía encontrar a su prometida cuanto antes o podría no volver a verla. Al acercar el teléfono a su oído, pudo escuchar un suspiro del otro lado de la línea junto a otras voces cercanas, pero no le ayudaba de mucho
— Soy yo, Rikuto
— ¡Ririka! —exclamó con evidente alivio en su voz y mirada— ¿en dónde estás? ¡¿Por qué te has marchado así?!
— Voy a ser concisa en esto y como dije antes, necesito tiempo —respondió la joven con un tono de voz frío
— ¿Qué?
— Si voy a tener que estar por el resto de mi vida contigo, entonces te pido que me concedas dos días lejos de todo
— ¿Por qué debería concedértelo? —rió Rikuto al escucharla
— ¿Por qué debería llamarte y pedirte permiso? —le devolvió Ririka con evidente sarcasmo— al menos deberías agradecer que te he hecho una llamada para que no te desquites con el personal de mi familia
— ¡Tu eres mía, mi esposa! —le recordó apretando sus dientes con furia
— No, aún no lo soy
— ¡Ririka!
— No hay nada que nos una aún, Rikuto y si he decidido llamarte ha sido porque me preocupan mis personas queridas y el personal de los Yamamotoyama, ninguno de ellos tiene la culpa de mis decisiones y acciones —siguió hablando la peliverde en un tono más amable y suave, deseaba apelar al lado "amable" del joven— solo necesito dos días y volveré por mi cuenta
— ¿Cómo puedo confiar en tu palabra? —le cuestionó el rubio cabizbajo— ¿cómo sé que no me estás engañando justo ahora?
— Sería estúpido hacerlo porque uno, tienes a mis personas más queridas al alcance de tu mano y dos, sigo siendo una chica de quince años por lo que no podría llegar muy lejos, no tengo poder ni influencia para poder desaparecer de tu vista
— Entonces ¿eres consciente de que si no cumples, todos a quienes quieres pagarán por tus mentiras?
— Estoy en la palma de tu mano, por eso déjame estar sola dos días y luego volveré por mi propio pie contigo ¿está bien?
— No me fio de tu promesa, pero si de las vidas de las personas que quieres, incluido por supuesto Rengoku Tōjuro
— Si no vuelvo a la mañana del tercer día, puedes hacer lo que quieras —respondió Ririka— no te molestes en buscarme o nunca jamás volveré a dirigirte la palabra
Con esa última advertencia la llamada se cortó y Rikuto ya no pudo escuchar la voz de Ririka, aquello le causó dolor al ver cuanto tenía que pasar por el amor de su chica. Un suspiro terminó por escapar de sus labios mientras intentaba ordenar sus pensamientos, ella le conocía muy bien y sabía que respetaría su acción, pero así mismo cumpliría su palabra de tomar medidas contra sus conocidos si le fallaba
— ¡Lleven a esa mujer, Tamaki al cuarto oscuro! —ordenó frío a lo que dos hombres asintieron para luego marcharse
— ¿Qué piensas hacer? —inquirió una voz mayor ganándose su atención— mi nieta ha escapado y tu estás aquí sentado ¿has pensado en que dirá Kazuyoshi?
— No tiene porque enterarse tan rápido y de todas formas Ririka ya es mía, he decidido esperarla pues nunca traicionaría a sus seres amados
— Es una muchacha manipulable... como una marioneta —rió la anciana tras su abanico, ganándose una mirada de incomodidad por parte de Rikuto— si has decidido eso voy a respetarlo, pero yo moveré una pieza por mi cuenta...
— ¿Qué piensa hacer? —le cuestionó enseguida el rubio curioso
— Solo un pequeño cebo para que Ririka vuelva pronto...
"Definitivamente volverás"
— No quiero volver —susurró la peliverde colocando el teléfono en su lugar y abriendo la cabina mientras veía acercarse a Tōjuro con un gran bolso
— ¡Ya he comprado los tickets! —le informó el joven con una gran sonrisa que incluso animó a Ririka— ¡partirá pronto, así que ya deberíamos ir yendo!
— ¡Si, vamos!
"Solo por hoy... seré feliz"
El tren estaba casi vacío a excepción de unas pocas personas que se habían sentado en los extremos llevando el pequeño equipaje a un lado o en sus manos, incluso algunos ya parecían haberse dormido. Tōjuro tomó su mano y caminaron hacia el interior para finalmente escoger los asientos que daban hacia las ventanas por donde podrían ver el mar, en su rostro podía verse la emoción por ello
— ¡Ha pasado un tiempo desde que fui al mar! —soltó el joven mientras Ririka asentía— ¡Senjuro cuando era pequeño le tenía miedo a la arena, ya que se pegaba a su cuerpo, por eso siempre quería estar en los brazos de madre!
— Debió haber sido muy tierno —rió la peliverde al imaginarlo— en la familia Rengoku los niños se me hacen muy lindos ¿no nacen mujeres? —inquirió
— Hum, solía haber un registro pero fue una de las cosas que se perdió en el incendio, sin embargo se suele contar en la familia Rengoku que llegó a nacer una mujer en su momento y era mucho más fuerte que sus hermanos, aunque también podría decirse que las personas la veían como una revoltosa
— Debió ser muy hermosa, aunque no puedo imaginarla con sus rasgos
— Yo tampoco, de por si es raro que nazca una mujer en nuestra familia aunque han habido pocos casos con el pasar de los años, pero sigue sin ser común
— ¿Te gustaría haber tenido una hermana pequeña?
— ¡Nunca me había detenido a pensarlo, pero si llegara a tenerla por supuesto que la protegería! Aunque es poco probable que mis padres lleguen a tener otro hijo —negó Tōjuro soltando un suspiro
— Ya veo, que pena...
— ¡Pero yo podría tener una hija en el futuro! —soltó de repente sorprendiendo a Ririka— bueno... aún es algo lejano —añadió sonrojado mientras apartaba la mirada
— Seguramente será un lindo bebé... —la peliverde también comenzó a sonrojarse por ello, sin embargo no fue como si su novio lo hubiera dicho en plan de que ellos fueran a tenerlo, pero no podía evitarlo
"Es claro que será imposible..."
Un pequeño silencio terminó por envolverles y Tōjuro sentía que había algo malo con su novia, sin embargo ella no había dicho nada mas además de querer ir al mar. En un principio le pareció una broma, pero en sus ojos no había tal cosa y la forma en que se aferraba a él era como si tuviera miedo de perderle, aquello le preocupó, por lo que no dudó en ir en busca de su madre y rogarle por su permiso
A primeras Ruka se mostró reacia en dejarles ir, pero debido a los ruegos constantes y lindas expresiones de su hijo terminó cediendo con la condición de que volvieran al anochecer. Tōjuro se mostró muy feliz, por lo que corrió escaleras arriba en busca de un bolso para meter algo de ropa y cosas que pudieran necesitar, sin embargo también le extrañó que Ririka llegara solo con un bolso pequeño
"¡Debo preguntarle...!"
Un ligero peso en su hombro le alertó y cuando los ojos dorados con detalles en rojo se movieron en busca de la joven notó que ella se había dejado caer en su hombro o quizás se había dormido, su respiración tranquila le confirmó su sospecha, por lo que solo pudo negar divertido para si mismo. Era la primera vez que el podía verla dormir, ya que ante se había rendido primero al sueño
Tōjuro se permitió apreciar sus largas pestañas, su pequeña nariz, así como la bonita línea de sus labios, mismos que ahora deseaba besar, pero no quería interrumpir su descanso. Ririka se movió levemente al cabo de unos minutos y varios de los mechones verdes terminaron cubriendo su rostro, por lo que el joven acercó su mano para quitarlos y mirarle con tanto cariño que finalmente se permitió dejar un beso en su frente
No obtuvo respuesta, así que solo se relajó y dejó su mentón reposar en la cabeza de ella. Los minutos pasaron y los ojos verdes se abrieron levemente al sentir un poco de luz, intentó moverse pero sintió un peso, se giró con cuidado y se topó con un Tōjuro dormido, aquello fue demasiado lindo para ella y más al verlo con su boca levemente abierta ¿habría un chico más lindo que él? Le resultaba imposible que así fuera
Ririka se le quedó observando completamente embobada y en cuestión de segundos el joven abrió uno de sus ojos antes de sonreírle descaradamente mientras la peliverde se sonrojaba por haber sido atrapada en el acto. Tōjuro terminó por reírse abiertamente y rodearla con uno de sus brazos para atraerla hacia si, ya que incluso de esta forma podía aspirar el suave aroma de la joven
— ¡Mira, Ririka! —exclamó de repente sorprendiéndola— ¡es el mar!
— Si, el mar...
El tren aún no arribaba en la estación, pero ya podían ver claramente el mar a lo lejos y su profundo azul como si fuera una gran piscina cristalina, se sentía feliz de poder volver a verlo después de ocho años y que fuera junto a Tōjuro. Finalmente llegaron a la estación que estaba algo solitaria, aunque no les sorprendió, ya que aún no eran las vacaciones de verano y el sol no estaba tan fuerte
— ¡Vamos Ririka! —soltó Tōjuro entrelazando su mano con la suya para luego echar a correr por el largo camino de piedra hasta unas escaleras que les permitirían descender a la playa
La peliverde solo sonrió para si misma al ver la energía desbordante de su novio, quien tuvo más cuidado al descender las escaleras para que no fueran a sufrir ningún daño, ya al estar abajo la brisa llegó y alborotó sus cabellos mientras escuchaban el ruido de algunas gaviotas. Tōjuro volteó a mirarla sonriente para luego quitarse sus sandalias y echar a correr hacia el agua
Ririka titubeó un poco, pero al final terminó por quitarse también sus sandalias y dejarlas en la arena para caminar hacia su novio, quien le llamaba para que se acercara. La peliverde sintió la temperatura del agua agradable junto al sol del mediodía, la verdad es que prefería los lugares iluminados en comparación con la habitación oscura y Tōjuro siempre había sido una especie de luz para ella
— ¿Se siente bien? —le cuestionó el joven una vez tomó su mano— descuida, no iremos hasta el fondo
— Quizás en algún momento me decida por tomar clases de natación —respondió Ririka al ver que ir más allá le daba cierto temor
— ¡Yo puedo ser tu maestro! —le ofreció Tōjuro mientras con su mano libre le salpicaba agua
— ¡Hey, no es justo! —se quejó la peliverde también lanzándole agua
Allí estaban con el agua del mar llegando hasta sus rodillas mientras jugaban a lanzarse agua, pero eran más los abrazos y besos por parte de ambos que cualquier otra cosa, hasta que llegó una pequeña ola que les cubrió hasta la cintura, lo cual les obligó a volver a la orilla si no querían terminar empapados. Ririka suspiró al ver que su short estaba completamente mojado, por suerte se había quitado su abrigo antes
— No esperaba eso —rió Tōjuro al ver que ambos estaban empapados desde la cintura para abajo— bueno traigo ropa de repuesto, así que está bien —añadió para luego quitarse la camisa
La peliverde se sonrojó en respuesta y si bien no era la primera vez que veía expuesto el pecho de su novio, aún no se acostumbraba, pero tampoco le parecía justo que solo fuera el juego de Tōjuro. Ririka lo pensó un poco y procedió a quitarse el short que llevaba puesto, aquello tuvo una reacción de sorpresa en su novio, quien se sonrojó hasta las orejas para luego girarse como si estuviera viendo el mar o la arena
Un corta risa escapó de la joven, pues llevaba aquel vestido blanco por debajo, así que no es como si se hubiera expuesto, pero el recuerdo de los ojos lascivos de su tío observándole con una sonrisa mientras le sacaba fotografías o las manos de Rikuto al querer levantar su vestido. Todo eso le revolvió el estómago y no tuvo de otra que echar a correr al mar para mojarse por completo en el agua salada
El mal sabor de boca fue reemplazado por lo salado del mar y le llevó a recordar que la primera vez que vino a la playa creyó que solo era una piscina, así que nunca esperó que fuera verdaderamente salado. Ese día Kazuyoshi se rió mucho al ver su cara arrugarse por la sorpresa mientras sus padres reían suavemente sentados en la orilla, ella siendo joven se divertía con solo recoger las pequeñas conchas que quedaban en la arena
— Realmente ha pasado tiempo... —susurró para si misma al ver sus pies en el agua tan clara
— Ririka —le llamó Tōjuro aún apenado— también debes haber venido al mar con tu familia ¿verdad?
— Solo una vez y fue ya hace siete años, hoy he vuelto a venir pero contigo —respondió la peliverde regalándole una sonrisa— ¡gracias Tōjuro!
— ¿Está bien que hayas venido conmigo?
— Por supuesto, quería hacerlo
— ¡Entonces me alegra, ya que siempre que desees vendré al mar contigo Ririka! —le prometió acariciando su rostro— me haría feliz si me contaras de esa ocasión
— Vine con mis padres y Kazu-nii, yo no podía creer que el mar fuera tan extenso y salado, así que cuando sentí en mis labios lo salado del agua, mi hermano se rio mucho, tanto que incluso lágrimas escapaban de sus ojos —rememoró la joven con una mirada llena de nostalgia— en ese entonces era pequeña, así que las olas me asustaban, pero ahora estas olas solo llegan hasta mis rodillas, aunque si me adentro más es seguro que podrían cubrirme...
— ¡Entiendo que te preocupe al no saber nadar, pero cuando aprendas podrás ir más allá!
— Si, eso espero aunque no puedo evitar recordar aquel cuento...
— ¿Cuento?
— Si, sobre una hermosa sirena que se enamoró de un humano y dio su voz a cambio de piernas para poder estar a su lado —siguió hablando Ririka mientras caminaba de vuelta a la orilla, dejando atrás solo sus huellas— esta versión no tiene un final feliz y ella se vuelve espuma de mar al no conseguir el corazón de su amado, pudo haber terminado con la felicidad que había conseguido, pero decidió dar su vida por amor
"Me siento un poco identificada"
— La diferencia es que yo si alcancé su corazón... —susurró para si misma— Tōjuro ¿sabes? A veces pienso que sería bueno si pudiera volverme espuma de mar y desaparecer, tal vez así ni siquiera una jaula podría retenerme, no lastimaría a nadie...
— Ririka... —los ojos dorados reflejaban confusión y preocupación— dijiste que la sirenita se volvió espuma de mar porque no consiguió el amor de su amado, pero... ¡yo te quiero! ¡Eres la única chica para mi!
— Lo sé, así como eres al que quiero y el único chico para mi —respondió la peliverde pellizcando con cariño la mejilla del contrario— lo decía más en el sentido de que a veces me sentía tan asfixiada por mis problemas que no podía evitar querer huir de ellos
— Puedes compartir tus problemas conmigo, hallemos una solución juntos —le ofreció el joven tomando su mano, logrando que su cálidez se filtrara
— Deberíamos buscar la casa de Uzui-san, además tengo algo de hambre —soltó Ririka evadiendo el tema y tomando sus sandalias para caminar de vuelta a los escalones
Tōjuro observó su espalda en silencio, sin embargo comprendía que la posición de su amada no era fácil, por lo que él le esperaría con gusto hasta que se sintiera libre de contarle. Aspiró con fuerza para luego dibujar una sonrisa en su rostro y echar a correr detrás de ella, Ririka miraba cada cierto tiempo la foto de su celular hasta que finalmente dieron con la pequeña casa, realmente tenía un estilo digno de la zona
El joven no comprendía como alguien como Uzui podía esconder la llave en una de las piedras del jardín, ya que probablemente a él se le olvidaría luego en cual estaría, sin embargo también le agradecía por prestarles el lugar. Ririka parecía encantada con el decorado, por lo que subieron hasta el primer piso para dejar sus cosas, luego Tōjuro se encaminó a la tienda cercana a comprar lo necesario
— Entonces... ¿curry? —inquirió Ririka
— ¿Puedes hacerlo? —le cuestionó Tōjuro
— Recibo clases de cocina en mi academia
— ¡Yo también, pero no se me da muy bien!
— ¿Acaso quemas el agua?
— ¡¿Cómo lo sabes?!
— ...
— ¡Ahora ya no la quemo, he mejorado!
— Entonces tu especialidad debe ser el ramen instantáneo —le molestó la peliverde, sin embargo Tōjuro asintió muy orgulloso
"Demasiado lindo..."
Al final Ririka le asignó a Tōjuro la tarea de ayudarle pasándole los ingredientes y lavando los trastes, pues el sonido del estómago de su novio le dejó muy en claro que estaba muriendo de hambre. Estaba algo nerviosa, ya que era la primera vez que estaba cocinando sin la supervisión o ayuda de Tamaki, al pensar en ella la peliverde se mostró triste, pues esperaba que ella estuviera bien a su regreso
— Aunque Tamaki se parece...
"...A la mujer de la pintura"
La expresión de gentileza y tristeza que brillaba en los ojos de su cuidadora esa noche, el kimono sencillo y floreado que llevaba junto a su cabello recogido pulcramente, realmente era una mujer hermosa y su corazón se llenó de nostalgia y dolor en ese momento hasta el punto en que no pudo retener sus lágrimas. Todo era tan confuso, pero solo por este día no se detendría a pensar en ello, sino que se enfocaría en Tōjuro
— ¡Hum...! ¡¡Umai! —exclamó el joven con sus ojos brillantes al probar la comida— ¡está delicioso, Ririka!
— Me alegra, Tōjuro
Estaba feliz de recibir un elogio por parte de su chico y más al ver su expresión tan feliz al comer, por lo que Ririka no pudo evitar imaginar un tipo de futuro en donde ella le preparara dulces como su madre lo hacia con su padre para luego ver su sonrisa de pura felicidad, ya al final Tōjuro se ofreció en lavar los trastes, por lo que ella decidió salir a caminar hasta la orilla pues pronto tendrían que volver
La suave brisa junto al sol de la tarde acariciaba su rostro, sin pensarlo mucho dejó atrás sus sandalias para sentir el agua del mar en sus pies, era entretenido ver como las pequeñas olas amenazaban con mojar la parte baja de su vestido, creando suaves burbujas y dejando atrás pequeñas conchas de suaves tonos rosa
"¿Qué debo hacer?"
No entendía porque se hacia la misma pregunta una y otra vez si ella ya sabía muy bien lo que debía hacer, sin embargo si era sincera Tōjuro se preocuparía por ella y trataría de hacer algo para ayudarle, aquello solo le pondría en peligro y no deseaba eso. Un leve escalofrío recorrió su espalda y pronto sintió el aroma de su novio y sus brazos rodearle con cariño, se sentía tan segura en ellos
— Ririka —le llamó cerca de su oído con un tono de voz más suave— ¿realmente deseas volverte espuma de mar y desaparecer para siempre? —le cuestionó esta vez girándole hacia él
— Yo...-
"No puedo responder, pero..."
— Tōjuro, hay algo que deseo enseñarte... —habló esta vez con firmeza para sonar convincente y no porque deseara engañarle, sino porque ahora sentía que podía mostrarse completamente a él— desde que nos conocimos hasta ahora, me he esforzado en ocultarlo de ti ¿podrías escucharme?
Como si el clima se hubiera puesto de su lado o acoplado con su humor, ambos pudieron ver a los lejos nubes oscuras acercarse y con el paso de los minutos pequeñas gotas de agua caer sobre ellos. La lluvia había llegado y les obligó a volver a la casa, siendo que Ririka le pidió a Tōjuro ir a ducharse antes que ella, pues necesitaba un poco de tiempo para si misma, luego iría
No pasó mucho tiempo para que el ruido del agua captara su atención mientras se dejaba caer en la cama con sábanas floreadas, esa era una habitación de huéspedes, ya que Ririka sentía que podría ser grosero tomar alguna que usara la familia de Uzui, aún escuchaba el agua, por lo que cerró sus ojos intentando descansar, pero a su mente solo vino la figura de su novio con el cabello mojado y sonriéndole
"¡No, no, no soy Uzui!"
Sus párpados le pesaban, por lo que se giró quedando de lado y solo mirando por la ventana por donde aún se podía ver la lluvia caer y como pequeñas gotas de agua se deslizaban por el vidrio de cierta forma era relajante. No estaba segura cuanto tiempo pasó, pero pronto pudo sentir un ligero toque en su mejilla mientras una pequeña gota de agua caía en su rostro despertándole por completo
Tōjuro estaba sentado a su lado usando una de esas batas de baño blanca mientras su cabello completamente mojado se había pegado a su rostro, al parecer luego de salir notó que ella se había quedado dormida y se acercó a despertarla, pero para Ririka aquello fue demasiado y más con aquella sonrisa cálida y sexy que solo él podía hacer, al menos y sin quererlo cumplió su tonta fantasía
— ¡Ya me he duchado! —exclamó lo obvio a lo que la peliverde negó divertida
— Si, pero deberías secarte el cabello
— ¡Umu!
— Entonces, iré a ducharme
Con esa corta respuesta Ririka se levantó de la cama y caminó a paso rápido hacia el baño para luego encerrarse en él, un corto suspiro escapó de sus labios mientras sus mejillas aún teñidas de rojo le ardían. No quería hacerle esperar mucho, por lo que se quitó enseguida el vestido y ropa interior hasta situarse frente al gran espejo aún con vapor del baño, el cual con su mano comenzó a limpiar para poder verse
Con sus brazos cruzados en sus pechos, la joven se dio vuelta para contemplar su espalda y con solo verla sintió deseos de llorar ¿realmente podría hacerlo? ¿Cómo reaccionaría Tōjuro a la parte más horrible de ella? Las cicatrices le habían acompañado a lo largo de los años en su piel y creado tanto inseguridad en lucir su espalda ¿realmente ella estaba decidida en enseñar esa parte que nunca le había enseñado a nadie?
Tamaki era una excepción, pero ella nunca le había visto su espalda luego de que sus heridas sanaran, sin embargo Ririka deseaba creer en Tōjuro, ya que esta sería su prueba de que ella siempre le querría, aunque no pudiera estar para siempre a su lado. Luego de negar con fuerza para intentar apartar las lágrimas, la joven se metió a la ducha y dejó que el agua caliente le aliviara
Los minutos pasaron y Tōjuro se encontraba algo nervioso al escuchar el sonido del agua, tanto que sus mejillas estaban rojas y su ceño fruncido ¿por que su novia tenía que ser tan linda? Con una sonrisa o mirada hacia que su corazón latiera desbocado como si se hubiera enfrentado a algún superior de su club, pero si él creía que eso era suficiente, esos pensamientos quedaron a un lado cuando escuchó la puerta del baño abrirse
Enseguida vio salir a Ririka ataviada también con un bata blanca, sin embargo le observaba tímida y se mordía el labio inferior, pero no hubo duda en ella cuando se acercó hasta situarse frente a él y sentarse a su lado en la cama. Tōjuro se preguntaba si podría llegar a escucharla si decía algo, ya que toda su atención estaba en ella, en sus movimientos, sus hermosos ojos, todo
"Espero Ririka no escuche mis latidos"
— Tōjuro —le llamó
— ¡¿Si?! —eso había sido muy alto
— C...Como dije antes, hay algo que aún no te he enseñado y más bien me he esforzado por ocultarlo, ni siquiera tengo confianza en que mis personas mas cercanas lo vean —siguió hablando Ririka mientras una de sus manos reposaba en su bata— tiene mucho que ver con algo...
— ¿Qué cosa? —al escuchar su tono de voz serio, Tōjuro ya no pudo seguir apenado
— Yo te mentí antes
— ¿Qué?
— Mi familia no solo me lastimó con palabras, sino también de una forma en que nunca podría olvidarlo porque está grabado en mi
— Ririka... —le dolía comprobar que le había mentido, pero también comprendía que no era fácil decirlo todo
— ¿Estás dispuesto a escucharme?
— ¡¡Por supuesto!!
— Bien... —Ririka tomó una fuerte bocanada de aire mientras se giraba y le daba la espalda, sus manos temblaban levemente y sentía su cuerpo frío
Tōjuro le observaba confuso por su acción, sin embargo se quedó frío cuando escuchó el ruido de la cinta caer y ver como las manos de su novia se movían hacia los pliegues de la tela para finalmente dejarla caer hasta su cintura. El sonrojo se hizo presente y la única reacción del joven fue cerrar sus ojos con fuerza y bajar la mirada ¿acaso habría sido un accidente? No quería ser grosero e invadir su privacidad de esa forma
— ¡Ririka...! ¡¿qué sucede?! —alcanzó a decir lleno de pena— ¡no he visto nada! ¡Lo juro!
— En realidad, quiero que veas
— ¡Pero...! —exclamó Tōjuro levantando su mirada, sin embargo no dijo nada más y solo una expresión de sorpresa y confusión se dibujó en su rostro
Ririka había apartado su cabello hacia un lado, por lo que podía ver toda su espalda, su piel era tan blanca e incluso su cuello se veía delicado, sin embargo conforme fue bajando su mirada pudo ver varias cicatrices, una más pequeñas que otras. No sabía que debía decir, pero pronto notó que ella estaba temblando y la punta de sus orejas estaba roja, entonces comprendió que ella se estaba mostrando por completo a él
— ¿Cómo sucedió esto? —le cuestionó en un tono de voz bajo
— Un recuerdo de todos los castigos que recibí por evitar molestar a quienes quiero, no quería que les lastimaran —confesó Ririka intentando aguantar las lágrimas— algunas se han ido desvaneciendo, pero no es tan fácil
— Ririka-...
— Son horribles ¿verdad? —le cuestionó con la voz rota— ¡no puedo lucir un lindo traje de baño o un vestido de tirantes, algo así no puedo mostrarlo...! Todos se asustarían, por eso..-
— No son horribles —le cortó Tōjuro dejando caer una de sus manos en su piel, las heridas ya habían sanado, pero temía causarle dolor, por lo que solo pasaba las yemas de sus dedos con cuidado— no digas eso nunca más
— ¿No lo detestas? ¿No piensas que me hace horrible? —le cuestionó
— ¿Por qué debería? —le devolvió
— Por que... ¡ah, Tōjuro! ¡¿qué haces?!
Ririka enrojeció con fuerza mientras Tōjuro pasaba un brazo por su abdomen para luego comenzar a besar una a una sus cicatrices, la joven podía sentir claramente sus labios tocar su piel, su cálido aliento y algunos mechones de cabello hacerle cosquillas. Los minutos pasaban y él no la soltaba haciendo que su cuerpo temblara levemente ante cada roce, por lo que se giró rápidamente para ocultarse en su pecho
Ella le resultaba tan encantadora, cálida y amable, él solo quería besar todas y cada una de aquellas cicatrices que a sus ojos le hacían imperfecta. Claro que sentía pena de tocar la piel de una chica de esa forma tan íntima, pero más fuerte era su deseo de intentar suavizar todo el dolor de su chica, su piel era suave y olía tan bien que era un completo placer ser capaz de estar tan cerca
— Perdón ¿fue demasiado? —le cuestionó al verla tan tímida— Ririka, para mi sigues siendo tan hermosa y ahora, lo eres aún más
— ¿Por qué...? Creí que lo odiarías
— ¡¿Cómo podría?! Dime Ririka ¿te arrepientes de haber tomado esos castigos?
— No, nunca lo haría —respondió la peliverde enseguida
— ¡Eso es prueba del gentil corazón que tienes y eso solo me hace querer besarte más y llevarte conmigo! —confesó Tōjuro con una sonrisa logrando que ella le mirara— yo también tengo una pequeña cicatriz en mi frente, aunque no puede compararse contigo
— Pero eso fue por mi culpa...
— No, para mi es una prueba de que en ese momento realmente deseaba protegerte. Quería que Ririka fuera feliz, así como tu también debes haber aceptado esos castigos para proteger la felicidad de tu hermano mayor y Tamaki-san ¿verdad? —le cuestionó a lo que la joven solo asintió— ¡te amo! ¿si? ¡Con todas tus virtudes y defectos, cada pequeño lunar y cicatriz, todo eso hace a Ririka hermosa y única!
— Tōjuro... gracias —susurró con una sonrisa a través de las lágrimas, ahora su corazón se sentía menos pesado y la calidez de las manos de su novio se filtraban por sus hombros desnudos
— ¡Umu! ¡Yo siempre-! —el joven ya no pudo seguir hablando, ya que su mirada recayó en el cuello y finalmente la línea de los pechos de su novia. Nuevamente el sonrojo se hizo presente y Tōjuro se cubrió sus ojos enseguida— ¡¡perdón, dije que no vería nada!! ¡¡Pero... he visto!!
— ¿Qué? —por fin Ririka se dio cuenta de la situación y también se sonrojó, sin embargo se sentía extraña, pues ahora que Tōjuro conocía su mayor inseguridad y la había aceptado, que viera el resto de su cuerpo no le parecía tan malo
"No, estoy loca... pero"
— Tōjuro —volvió a llamarle para esta vez besarle suavemente— también te amo, todo de ti es tan único y perfecto, me gusta tu aroma y los mechones rebeldes de tu cabello... eres tan... deseable —confesó finalmente a pesar de estar sonrojada— siempre quiero más de ti y me siento tan codiciosa por ello
El joven no dijo ni una palabra, pues su corazón estaba rebosante de alegría por todo lo que había escuchado, en aquellos ojos verdes podía ver amor, cariño y anhelo. Era reconfortante saber que no era el único que deseaba más de ella, por lo que su única respuesta fue besarle, pero de manera más demandante hasta el punto que terminó por empujarle levemente sobre la cama y situarse encima de ella
— Ririka... —susurró su nombre sobre sus labios mientras le sonreía— no eres justa, parece que no puedo ganarte
— Entonces los dos somos unos injustos —rió la peliverde cruzando sus brazos por detrás de su cuello
El sentimiento era mutuo, por lo que una ronda de besos, risas, caricias y sonrojos se hizo presente, sin embargo conforme pasaban los minutos sentían que todo lo que tocaran ardía y les invitara a ir por más de lo que antes se habían permitido. Ahora no había ninguna barrera, solo ellos dos juntos al leve sonido de la lluvia afuera, pronto Tōjuro cayó en cuenta de sus acciones y se sintió avergonzado por ello
— ¡Lo siento, yo...! —exclamó alejándose un poco— me estoy pasando ahora mismo, debería detenerme porque...
— ¿Qué sucede si... no quiero que te detengas? —le cuestionó Ririka sin reflejar ni una pizca de pena
¡Ahhhhhhhhhhhhhh...! *grito infinito* pues... ¿qué puedo decir? Este capítulo es muy lindo y uno de los que más he querido escribir, definitivamente el amor adolescente es hermoso, pero también ¿loco? No sé si me doy a entender, ah... Ha sido una actualización algo rápida y es que como pueden ver no me aguantaba las ganas y en parte he cortado el capítulo muajajaja Tōjuro es tan hermoso que quiero quitárselo a Ririka ;_; de mis momentos favoritos de esta joven pareja y el final... ¡pero Ririka-! ¿qué ha comido esta chica? Probablemente haya opiniones divididas en esto último y lo comprendo porque para mi fue un debate interno, pero es algo que ya había decidido desde que comencé a trabajar en FDP, todo tiene su motivo o razón de ser, así que espero lo comprendan, también espero les haya gustado el capítulo de hoy y puedan comentarme su parte favorita, realmente me gustaría saberla y sin más que decir me despido a seguir trabajando en el siguiente, aunque no se subirá tan rápido jejeje (maybe el jueves o viernes) también les recomiendo estar pendientes por Instagram, ya que estaré dando un avance de otro proyecto y sin más que decir me despido, gracias por su apoyo y nos vemos en el siguiente ¡bye!
Instagram: andy_sakurai15
Att: Andysakurai15
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