Capítulo 30 El Pabellón donde fui Feliz ꪜ

El paisaje casi nunca cambiaba, al menos no desde su perspectiva. Todo iniciaba bien, pero al llegar el atardecer y ver las figuras infantiles dirigirse a sus padres, hacia que el corazón amable de Himejima doliera, no lo malinterpreten, es solo que recordar que él en su momento tuvo a una persona con la cual compartir un futuro así y ahora ya no...

Era joven e inmaduro, creyó que podría proteger a su persona amada, pero al final la terminó perdiendo. Ese día aprendió que no debía subestimar el poder que tenía el dinero y también el deseo de hacer daño, creyó que siempre guardaría odio a esa familia, sin embargo cuando se encontró con aquella jovencita, no pudo hacerlo

"Es solo una niña, no tiene nada que ver"

¿Su corazón realmente lo sentía así? ¿O acaso deseaba convencerse de lo contrario? Si escogió dedicarse a cuidar de los pequeños, fue porque de una forma u otra deseaba poder brindarles lo que no pudo a aquel infante que no llegó a nacer. El dolor estaba allí, pero ver reír a los niños lo disminuía y ese día en que aquella muchacha se preocupó de manera sincera por uno de los pequeños, Himejima supo que ella era diferente

— Ya todos se han ido —susurró mirando de reojo al pequeño que dormitaba en sus brazos— eres un poco perezoso, Muichiro —añadió con una corta sonrisa

Su hermano gemelo mayor, Yuichiro también dormía en una cuna cercana. La madre de ambos debió atrasarse por su trabajo y es que su esposo hacia todo lo posible por cubrir los gastos, pero la mujer deseaba igualmente apoyarle. Gyomei sintió que aquella pareja era perfecta por el hecho de apoyarse y aunque no conocía toda la historia, sabía que ellos habían pasado por una situación similar a la suya

— ¡Perdón, Himejima-san! —se disculpó la mujer entrando en la guardería— no esperaba que el tren se atrasara y hubiera tanta gente...

— No se preocupe, señora Tokito —le tranquilizó Himejima entregándole al pequeño— se han portado muy bien, aunque Yuichiro, pese a ser pequeño tiene un genio fuerte

— Ni que lo diga, soy su madre y también me sorprende —negó soltando un suspiro— bueno, me da la sensación de que es consciente de que es el hermano mayor, me parece tierno

— Estoy seguro de que serán unos hermanos muy unidos —declaró Gyomei ayudándole a recostar a ambos pequeños en su coche— ¿vendrán mañana?

— No lo creo, mañana pasaré en casa, pues no es necesario que entregue aún mi trabajo —le comentó con una sonrisa, pues le alegraba poder pasar con sus pequeños— me siento un poco mal por mi esposo que lleva casi toda la carga

— Comprendo el sentimiento, pero usted le ayuda en lo que puede

— Debemos estar preparados —respondió con una expresión más seria— no sabemos que decisión irá a tomar alguno de ellos, esa persona confió en nosotros antes de morir

— Son realmente muy amables, ustedes también fueron atacados y aún así...

— Es cierto que pasamos malos momentos, pero ambos nos protegieron —le recordó la mujer— lo mínimo que podemos hacer es ayudarles cuando llegue ese momento

— Ya veo —la amabilidad de aquella familia, sin duda superaba la suya

— ¿Ririka-san no ha vuelto a venir? —le cuestionó de repente sorprendiéndole

— No lo ha hecho, por eso las cosas deberían ir bien

— No sé si puedo decir lo mismo, aquella niña tenía la misma mirada que cuando su madre ingresó al hospital

— ¿Crees que ella será quien tome la decisión?

— Es lo más probable, dudo que la hija de Tsubasa sea querido dentro de la familia —negó cabizbaja— su abuela la odiaba, así que no me sorprendería si odiara a su nieta

— Lo entiendo, estaré más pendiente

— Gracias Himejima-san —soltó la mujer dirigiéndose a la salida— estoy segura que una vez el ave vuele a nosotros, tendremos algo de justicia —añadió para finalmente marcharse

El hombre se quedó de pie en la entrada hasta que vio la silueta de la mujer desaparecer en el atardecer de la primavera. Himejima sabía que las mentiras no siempre iban a permanecer ocultas, pues tarde o temprano todo debía salir a la luz, lastima que dos menores se tuvieran que ver involucrados en aquella cadena de odio y venganza

"Tienen dos opciones: huir o enfrentarlo"

Aún no podía saber cual decisión tomaría alguno de ellos, pero porque eran niños, Himejima no podría culparlos. No es su obligación cargar con los pecados de sus mayores, sin embargo la propia sangre podía ser tan sucia y traicionera, así que por lo menos deseaba que fueran los suficientemente fuertes para aceptar la realidad

"Ririka, fuiste el último deseo de tu madre"

— ¡Achís!

— Ara, Ririka-san —soltó Tamaki divertida— ¿se encuentra bien?

— Si, debe ser solo una alergia por la temporada —negó la joven mientras revisaba su tarea de biología

— O tal vez Kazuyoshi-san estaba hablando de usted —bromeó la mujer a lo que Ririka puso una cara seria— solo decía jajaja

— Es imposible, sabe que si lo cacho hablando de mi y diciéndome guisante le llenaré la cama de ellos —declaró muy segura de si misma

— Oh, me alegra verla muy animada —admitió Tamaki con una sonrisa

— ¿Eh? Pero siempre estoy animada

— No Ririka-san —negó— usted sabe que antes sonreía por el bien de Kazuyoshi-san y el mío, sin embargo poco a poco ha comenzado a sonreír por si misma

— ¿Es así? —Ririka no lo había notado ¿desde cuándo se le volvió tan natural sonreír desde el fondo de su corazón?

— Me pregunto si eso es por la presencia del jovencito Tōjuro —añadió Tamaki con una mirada confidente— ayer regresó roja como una cereza

— ¡No, no estaba roja! —la joven no sabía donde meterse— es solo que jugué mucho con Giichi y terminé así...

— Oh, ya veo —era mejor no insistirle o su señorita se moriría de la vergüenza

"La primavera también florece en el corazón"

Tamaki se sentía feliz de ver que su señorita poco a poco se iba integrando en aquel mundo del cual siempre se sintió ajena. Ahora para Ririka no solo existía la finca principal, sino que fuera de esas grandes puertas había tantos escenarios por ver y personas por conocer, solo podía pedir que su pequeña fuera feliz

Aquel era un deseo sincero, si se haría realidad o no, aún no podrían saberlo. Ririka poco a poco estaba cambiando y todo gracias a aquella presencia tan cálida como el sol, disfrutaba de su compañía y su fuerte mirada. Rengoku Tōjuro era un joven maravilloso y ella solo podía sentirse agradecida por su amistad sincera

"Pero... cada vez me siento más extraña"

Su primer y verdadero amigo despertaba tantas emociones en ella que Ririka no sabía como lidiar con todas ellas. Aún podía sentir su mano cálida al entrelazar sus dedos con los suyos que eran más grandes y fuertes, su sonrisa tan trasparente y contagiosa que en más de una ocasión había hecho latir fuertemente su corazón

— Esto es malo... —susurró para si misma, mientras tomaba ambas coletas bajas de su cabello para tapar su rostro sonrojado con ellas

El número de veces que ella se había avergonzando en presencia del joven, era mayor de las veces que Ririka había logrado sonrojarle. Tōjuro es fuerte, sin embargo el día anterior notó que estaba un poco tímido, más no perdía aquel brillo lleno de seguridad que decoraba sus dorados ojos, mientras tomaba su mano

— ¡Soy feliz, Ririka! —le había dicho con una gran sonrisa— fue un día muy divertido, pero me alegra ver que en esta primavera Ririka está conmigo

— ¿Qué cosas dices? —la joven no pudo evitar sonrojarse— Tōjuro —le llamó sosteniendo su mano con un poco de fuerza

— ¿Umu? ¿qué sucede?

— Yo... —susurró antes de levantar su verde mirada hacia él— ¿puedo desear que veamos juntos cada primavera? Si Tōjuro es feliz por ello, entonces quiero pasar cada año contigo hasta que las flores vuelvan a florecer

Ella no lo sabía, pero ese día Tōjuro la percibió más hermosa y dulce que en otras ocasiones. La seguridad se apreciaba en su verde mirada mientras su cabello esmeralda bailaba con sutileza al son del viento primaveral, mientras los latidos de su corazón volvían a golpear con fuerza sus oídos. El repentino sonrojo que se extiendo por su rostro hasta sus orejas llegó a preocupar a Ririka

— ¿Te encuentras bien? ¿Un resfriado? —el joven casi rompe en risas al ver la mirada tan inocente en su amiga, ella se preocupaba por su estado y el solo deseaba abrazarla

— Ririka, por favor sé mi primavera cada año —soltó Tōjuro de repente mientras atrapaba un mechón de su cabello para besarlo con cariño antes de plantar una gran sonrisa en su rostro

"Mi corazón no lo va a resistir"

La tarea de Biología ya había pasado a un segundo plano o quizás tercero, pues la mente de la jovencita solo daba vueltas alrededor de aquel momento, mientras su rostro iba escalando todas las tonalidades en rojo. lástima que todo aquello se esfumara cuando Ririka sintió algo frío tocar su rostro

— ¡¿Que?! —exclamó de repente alejándose— ¡¿K...Kazu-nii?!

— ¿Por qué estás tan roja, Ririsante? —le soltó el joven mientras abría la botella de agua— ¿acaso la tarea trata de temas sexuales o la danza de apareamiento?

— ¿Qué cosas dices? ¡Claro que no! —negó Ririka frunciendo el ceño

— ¿Entonces? ¿Ahora los guisante se tornan rojos? —le molestó Kazuyoshi picando su nariz— ¿es un efecto por la primavera?

— ¡Deja de decirme guisante! —se quejó la joven antes de comenzar a perseguirlo por la sala

— ¡Tamaki, ayuda! ¡El guisante perdió el control!

— ¡Ugh, Kazu-nii!

— Ririka-san, es mejor que vaya a tomar una ducha —le detuvo Tamaki mientras Kazuyoshi le hacia muecas por detrás— es primavera y es fácil resfriarse, vaya

— Pero...

— No aceptaré peros, su salud es primero

— Bien... —Ririka no podía desafiar a Tamaki, así que en silencio recogió sus cuadernos y se marchó a su cuarto, no sin antes darle una mirada de venganza a su hermano

— Y se fue el guisante... —Kazuyoshi suspiró aliviado

— Kazuyoshi-san

— ¿Si? —la voz de Tamaki reflejaba seriedad

— No debe molestar tanto a Ririka, hoy le pediré de favor que lave los platos de la cena —añadió con una sonrisa oscura

"Podré ser el heredero, pero Tamaki me da miedo"

— Kazuyoshi-san, cuando estuve en la mansión... —susurró la mujer cabizbaja— llegué a toparme con Toshiro-sama, sigue siendo tan antipático como siempre

— Es un idiota enfermo —masculló el joven demostrando su molestia— ¿qué te dijo?

— Solo intentó sacar a flote mi pasado, siempre ataca con esas cosas

— ¿Ah? ¿Acaso es tan estúpido que su cerebro no recuerda las reglas? —Kazuyoshi deseaba darle un buen golpe en la cara

— No importa, a fin de cuentas no dice mentiras —sus labios apretados reflejaban tristeza junto a sus hombros caídos

— Tamaki ¿te sentiste triste... cuando tus padres te dejaron atrás? —sabía que era una pregunta tonta, pero nunca le había comentado sus penas

— Solo era una jovencita de catorce años —negó Tamaki con una sonrisa triste— por supuesto que mi hermana, quien ya iba a graduarse tenía más prioridad

— Yo no lo veo así, tus padres no tenían el derecho de decidir sobre tu vida

— Gracias Kazuyoshi-san, pero aunque dolió fue feliz cuando conocí a su señora madre —admitió la mujer— ella me salvó de derramar lágrimas todas las noches y aunque fue y es su madre, también fue una figura materna para mi...

— Mi madre era una mujer increíble, demasiado buena para este mundo —declaró Kazuyoshi mientras su verde mirada se teñía de tristeza— a veces la veo en Ririka, pero soy diferentes

— La señora tenía una mirada suave, en cambio Ririka-san es seria y más fuerte

— Desearía que padre y madre le hubiera visto crecer —confesó Kazuyoshi— siempre hablaban de que querían ver como seríamos en un futuro y tomar una foto bajo aquel peral

"El lugar en donde fue la última sesión de Tsubasa"

— Estoy segura de que lo están viendo —soltó la mujer de repente— el como Kazuyoshi-san y Ririka-san cada día crecen más y más para volverse unas buenas personas —las lágrimas se podían apreciar en las mejillas de Tamaki— creo firmemente en ello, así que deberían tomar la fotografía para cumplirles su deseo

— Si, deberíamos hacerlo

La suave y sincera sonrisa de la joven mujer expresaba su profundo cariño y afecto a quienes fueron sus señores en su momento. A sus catorce años, Tamaki, quien creyó haber perdido todo fue rescatada por Tsubasa, ese día ella paseaba por aquel amplio jardín teniendo ya unos cuatro meses de su primer embarazo

"Tamaki, puedes venir conmigo"

— Por eso sonríe y sigue viviendo —susurró la mujer para si misma al recordar aquellas palabras que la salvaron de su soledad

Ahora las cosas iban cambiando, Tamaki quería creer firmemente en ello. Kazuyoshi por su parte sintió un alivio al escuchar algo por parte de aquella mujer que les cuidó desde que tenían memoria y hubiera preguntado más de no ver como la pantalla de su celular se encendía por un mensaje y que al ver de cerca notó que se trataba de su abuela

"Su secretario debe estar cansado"

Al entrar en la conversación, los ojos verdes expresaron algo de sorpresa, pues la mujer le había reenviado la foto de la pintura que Yushiro-san recientemente le había compartido. Su obra "Tamayo y la flor de Loto" era su nuevo trabajo que iba a exhibirse durante el evento para celebrar la colaboración

Kazuyoshi debía admitir que estaba emocionado, pues en aquel evento deseaba asistir con su hermanita de su brazo. Así podría estar pendiente de cualquier depredador y que ella pudiera también brillar como hija de la anterior cabeza de los Yamamotoyama y su hermana, pues para él la barrera de ser un heredero poco le importaba si lograba verla sonreír y pasarla bien

Ceo Yamamotoyama

Kazuyoshi, querido. Deseo reunirme

 contigo, para hablar sobre algunos detalles

Entendido Abuela, mañana

pasaré por allí y hablamos

Ririka también debe venir, es importante

 si va a tratar la ceremonia contigo

Lo comprendo

Efectivamente le había sorprendido que la anciana de repente si involucrara a Ririka, pero ella ya antes había hecho énfasis de que ahora "inevitablemente" su hermana debería participar en los eventos y futuras ceremonias como miembro de la familia que llevaba el apellido de los Yamamotoyama. Si bien Kazuyoshi se sentía algo molesto porque viera a su guisante como un "que se puede hacer" al menos ya no podía ignorarla

Tal vez el hecho de estar nervioso y emocionado hizo que el joven heredero no pudiera dormir muy bien. Antes no le preocupaban los eventos y menos aún le temblaba la mano, sin embargo ahora que Ririka estaría presente sentía que debía dar lo mejor de si para que ella pensara "mi hermano mayor es genial" quería que se sintiera orgullosa de él

"Vamos Kazuyoshi, no eres un niño"

Técnicamente en edad si lo era, pero los años de estudio y experiencia laboral le habían formado para tener una mentalidad más madura. No era gran cosa para regocijarse, sin embargo con ello se aseguraba de que sería capaz de proteger a su hermana menor. Ahora mismo ese deseo parecía hacerse realidad al ingresar ambos a la mansión principal y con la cabeza en alto

Ririka reflejaba cierto nerviosismo, más Tamaki se había esforzado en que luciera espléndida en un discreto vestido blanco con decorado de flores junto a una cinta negra. Su cabello iba suelto y semi-recogido con un lazo. La joven no disfrutaba de los colores fuertes así que solo se había aplicado un poco de labial rosa

"¡Mi hermana es la más hermosa de todas!"

No era algo que fuera a admitir, pero era una verdad que Ririka era más linda que cualquier chica de la finca. Ahora tenía más seguridad en si misma y sonreía con delicadeza, por eso incluso aquella mujer se quedó un buen tiempo mirándola porque sabía que en los pocos meses que habían estado fuera, la nieta asustadiza que había visto crecer ahora le miraba a la misma altura

— Me alegra ver que estén bien ambos —habló la mujer fingiendo interés— como bien sabes Ririka, tu hermano atenderá su primera colaboración, es algo muy importante

— Si, soy consciente y ya he estudiado la etiqueta a tratar

— Eso es bueno, no quisiera que echaras a perder el evento o avergonzaras a Kazuyoshi —negó la mujer desplegando su abanico de plumas

— Abuela, Ririka sabe bien lo que debe hacer —le cortó Kazuyoshi serio— es más, creo que terminará robando todas las miradas de los presentes, después de todo es hija de una de las modelos más famosas de Japón

La cara que había puesto la mujer a la sola mención de su madre le resultó divertida. Siempre se las había arreglado para hacer de menos a quien le dio la vida y a su hermana, pero ahora los papeles se habían volteado, inevitablemente su abuela sabía que en su momento Tsubasa fue una gran imagen para la compañía

— Recuerda Kazuyoshi, parte del mérito le pertenece a Yamamoto Yushiro-san —soltó la mujer cambiando el tema

"Oh, ahora si reconoce el esfuerzo de otros"

— Claro abuela, yo siempre he reconocido el trabajo de los demás —declaró el joven con una sonrisa— no soy hipócrita como otros que solo lo ven cuando les conviene

— Kazu-nii... —susurró Ririka al comprender su sarcasmo

— Ririka —le llamó la anciana con cierto desdén

— ¿Si?

— Ahora mismo hablaré algo importante con Kazuyoshi, por eso puedes retirarte unos minutos —le indicó la mujer señalando la puerta— apenas terminemos, le pediré a una de las sirvientas que te llame

— Entendido —Ririka sabía que su hermano iba a quejarse, sin embargo era mejor no complicar las cosas y ella tampoco deseaba verla

Hasta que la joven cerró la puerta pudo sentir la mirada de tonalidad verde sobre ella. Sabía que Kazuyoshi no quería dejarla sola, pero estaban en la mansión principal donde ella pudo vivir hasta sus cuatro años. El interior no había cambiado mucho, así que bastante curiosa se dirigió al estanque que residía cerca del pabellón en donde vivían sus padres y efectivamente allí estaba

No deseaba echar a perder los bonitos zapatos con tacón bajo que Tamaki había escogido en conjunto con su vestido, así que se los quitó para dejarlos en la plataforma de madera y sentir la hierba verde bajo sus pies. El estanque no era tan grande, pero las carpas iban de un lado a otro dando pequeños saltos

Al final no había sido tan malo, pues se sentía feliz de acompañar a su hermano en sus obligaciones y apoyarle de alguna forma. Un ligero sonido cercano captó su atención y Ririka rápidamente sacó su celular de su bolsillo mientras una suave y tímida sonrisa se dibujaba en su rostro al ver de quien se trataba

R. Tōjuro (sol andante)

¡Buenos días, Ririka! Quería decirte que

hoy limpiando, mi madre encontró 

muchas fotos de Senjuro y mías

¡Buenos días! ¿En serio?

Espero poder verlas

¡Umu! ¡Dalo por hecho!

Incluso sus mensajes eran suficientes para hacerla reír, mientras contemplaba vagamente su reflejo sobre la superficie tranquila del agua. Esto último le extrañó pues no hace mucho las cargas iban de un lado a otro y ahora ya no estaba cerca, pronto cayó en cuenta que aquel pabellón se mantenía limpio, pero muy silencioso a diferencia de aquellos días en donde su hermano mayor y ella recorrían aquel jardín en busca de mariposas y libélulas

"Ha cambiado"

— No, todos hemos ido cambiando —comprendió Ririka al notar que ya no era una niña de cuatro años, pues su aspecto ya no era igual

Gracias Tōjuro, Yo...

— ¡Quien lo creyera! —exclamó una voz a sus espaldas que le sorprendió haciendo que su celular se deslizara por sus manos y cayera al agua

Ririka no podía reaccionar, era como si su cuerpo de repente se hubiera congelado. Antes de notarlo sentía los latidos de su corazón resonar en sus oídos, mientras su respiración se volvía pesada. Volteó por reflejo al ver la figura de aquella persona en el agua solo para toparse con una sonrisa divertida en su rostro

— Nunca esperé que mi querida sobrina viniera a visitarme ¿no, Ririka? —inquirió antes de acuclillarse a su altura y tocar su rostro— has crecido muy bien

— N...No —susurró con la voz entrecortada

— ¿Hum? No puedo escucharte... —negó el hombre divertido mientras acariciaba su mejilla— tal vez por la edad, mi audición ha empeorado

— No me toques, por favor —habló la joven con un tono de voz serio, mientras alejaba aquella mano— tío Toshiro...

— Es una alegría ver que no me has olvidado —canturreó Toshiro dejando caer su cabeza en una de sus manos— aún puedo ver el miedo en tu cuerpo, bueno ya no es el de una niña

"¡Tengo miedo, Tōjuro!"

Sabía que estaba siendo cobarde, Tōjuro no tenía la obligación de recurrir cada vez que ella tuviera problemas, sin embargo aquel hombre le aterraba y entorpecía sus sentidos. Con solo traer los recuerdos del pasado sus ojos picaban, amenazando con derramar lágrimas en cualquier momento porque al final había terminado sola con aquel hombre en un pabellón solitario donde años atrás había sido feliz

— ¿Deberíamos sentarnos y hablar? Muero por escucharte —siseó el hombre levantándose, mientras Ririka por reflejó cayó sobre la hierba verde— gracias por venir, Ririka

Al igual que el sonido sordo de algo al quebrarse, Tōjuro se quedó en silencio al ver como uno de sus palillos se había partido. Aquello no podía significar nada bueno y el mensaje de Ririka había sido inconcluso, no quería sonar como un loco por las supuestas creencias que atraían mala suerte o que algo malo iba a suceder, pero era inevitable que la preocupación en su joven corazón creciera...

"Ya que el destino muchas veces puede ser cruel e inesperado"




¡Hola a todas y todos! Si, si, aquí pueden tirarme tomates, bombas, lo que deseen, pero con amor pues debo sobrevivir para el siguiente... okno, si deben estar preocupadas, yo también lo estoy pues el tío de Ririka es peor que una lata de frijoles podrida. Hay muchos secretos y sentimientos negativos en varias personas y todo parece dar vueltas en el mismo círculo y como siempre el destino anda haciendo de las suyas ¡hay que ser positivos! ¡Gambare!

Att: Andysakurai15

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