Capítulo 22 Permanecer junto a ti ꪜ

Las emociones que la embargaban en un día como hoy eran totalmente nuevas para Ririka. Siempre había visto la navidad como algo muy lejano para una persona como ella, pues en esas épocas era cuando sus familiares buscaban molestarla aún más. Ya sea que decidieran dejarla bajo la nieve por dos o tres horas, como quitarle el suministro de agua caliente logrando resfriarla

No habían regalos más allá de una deliciosa y sencilla comida que Tamaki siempre se esforzaba por hacerle, normalmente recibiría regalos de su hermano mayor, pero su abuela siempre se las había arreglado para hacer que estos nunca llegaran o si lo hacían estaban vacíos o hechos pedazos junto a una tarjeta sencilla de "Feliz Navidad"

La joven sabia que era solo una manera de burlarse de ella y hacerla infeliz, muchas veces lo lograron, por lo que navidad era como un día gris sin colores, ni música alegre en donde Ririka solo pasaba en su habitación llorando en silencio, mientras se hundía en sus dulces recuerdos de aquellas navidades que pasó con sus padres y hermano mayor

Ahora los percibía tan lejanos siendo ella la única que se había quedado dentro de aquella gran mansión en donde todos parecían odiarla y mirarla por arriba del hombro como si su existencia fuera insignificante. Al final siempre agradecía que entre las lágrimas que escapaban de sus verdes ojos apareciera Tamaki para abrazarla

La joven mujer incluso lloraba en silencio con ella, aún si no podía ver por completo su rostro era capaz de ver las delicadas lágrimas cristalinas que recorrían sus mejillas. Ririka aún percibía la cálidez y sinceridad que le transmitía logrando así calmar sus miedos y permitiéndole dormir más tranquila con la esperanza de que algún día saldría de allí

Los años habían pasado y justo cuando ella estaba a punto de resignarse su querido hermano mayor, Kazuyoshi regresó a hacerse cargo de la compañía de su padre como el heredero que era, siendo reconocido desde hace mucho por la actual cabeza de la familia Yamamotoyama, su abuela. Después de tanto tiempo logró sacarla de allí

"A veces pienso que solo me estoy adentrando en un sueño"

— Ruri —le llamó Tamaki logrando que los ojos verdes despegaran su mirada de la ventana— hoy se siente como si la nieve fuera mucho más blanca

— Ciertamente... —frente a ella había una enorme cama de nieve que se extendía por todo su pequeño jardín— es un tranquilo escenario

Realmente se sentía como un buen sueño. Desde el inicio de la semana habían salido con Kazuyoshi a comprar todo tipo de decoraciones para la casa siendo tardes enteras en donde se habían dedicado a adornar todo y colocar el árbol como las luces y finalmente la estrella dorada que si bien no lo admitía le recordaba a alguien

"Mejor no decirlo con Kazu-nii presente"

En los últimos días realmente habían pasado muchas cosas, como hacerse cercana al grupo de amigos de Sumihiko, siendo ellos quienes le ayudaran a pasar desapercibida por las mañana hasta estar lo suficiente cerca de la entrada para echar a correr con todas sus fuerzas, mientras que Shinobu y Kanae la apoyaban a la salida hasta dejarla a unas cuadras de su casa. En serio que no sabia como podía devolver tanta amabilidad

Por eso en los últimos día dio lo mejor de si misma para ayudar a sus amigas y darles sus regalos por adelantado, pues no podrían reunirse en este día por obvias razones ya que cada quien pasaría con su familia. Aún recordaba las lágrimas de felicidad de Kanae y el rostro serio pero levemente sonrojado de Shinobu

— Shinobu cuando se sonroja es tan linda —soltó Kanae pellizcando sus cachetes

— ¡No estoy sonrojada Nee-san! Solo estoy... feliz —confesó apartando la mirada— ver a Ririka más feliz, me hace sentir tranquila...

— Todo en parte es gracias a Kazuyoshi-san y al amigo de Riri-chan... creo que era ¡Tōjuro-kun! ¿Verdad? —recordó la pelinegra con una sonrisa

— Ah, el chico con ojos grandes y personalidad alegre

— Si, es Rengoku Tōjuro —respondió Ririka con una pequeña sonrisa que hizo preocupar a Shinobu

— Sospechoso...

— ¿Si?

— No, nada

— Riri-chan ¿piensas reunirte con Tōjuro-kun?

La verdad es que en ese momento ella no pudo responder. No había recibido ningún mensaje del joven y le apenaba bastante escribirle por si llegaba a ser una molestia, sin embargo no había pasado día en que no revisara su celular en espera de alguna palabra, siendo al final que nada llegó y ella tampoco pudo tomar la iniciativa

Durante las tardes se dedicaba a terminar de bordar la bandana con hilos rojos, sin embargo en las dos puntas hizo un diseño especial de una flama copiando la forma del pequeño llavero que apreciaba tanto, pues sin importar cuanto lo viera, a sus verdes ojos Tōjuro era tan brillante como una flama

"¿Aquello sería muy exagerado de su parte?"

No es como si a estas alturas pudiera arrepentirse, pues el trabajo ya estaba hecho y había puesto todos sus sentimientos en ello, por lo que la próxima vez que llegara a verlo se la daría, sin embargo le preocupaba pues el torneo de kendo estaba muy cerca prácticamente a finales de este año siendo ese uno de los motivos, por los cuales casi no había podido reunirse con Tōjuro

— Ruri-san, realmente se ve bien en esas ropas —le elogió Tamaki

— ¿En serio? Me gustan porque son cómodas y cálidas, pero no sabia si realmente me quedaban —negó Ririka algo apenada

Su vestuario del día de hoy fue un regalo de Kazuyoshi como también una manera de disculparse por tener que llegar un poco tarde a casa, pues según su agenda tendría libre siendo al final que una reunión que no podía atrasarse se hizo presente y él como heredero debía cumplir todo al pie de la letra si no quería restarse puntos

Cuando Ririka recibió la caja dentro vio unas bonito abrigo de lana de un color como café claro que iba en conjunto con una falda sin pliegues de color negro. Aparte de eso estaban las medias negras que cubrían sus piernas siendo opcional usar unas botas cortas del mismo color que su abrigo

Su mirada se enfocó en el pequeño gorro del mismo color, pues siendo sincera eso le pareció lo más bonito de todo, ya que dudaba que fuera a usar las botas cuando entre sus planes no estaba para nada salir. Se había puesto la ropa algo insegura por si le quedaría mal, pero recibir tan lindos comentarios de Tamaki lograron aumentar su seguridad

Ahora que lo recordaba Tamaki se había recuperado en solo dos días y se mostraba igual que siempre, pero Ririka no podía evitar preguntarse sobre aquella bonita doctora junto al trato de familiaridad entre ambas ¿acaso sería una amiga de Tamaki? La verdad le alegraba la idea de poder conocer más de su cuidadora

— Tamaki, sobre aquella doctora ¿la conoces? —inquirió Ririka

— ¿Doctora? Oh, bueno ella es parte de aquellos doctores que tratan a la familia Yamamotoyama —respondió la mujer con calma

¿Sólo era eso? Le parecía extraño, pues Ririka sabía perfectamente que a su abuela no le importaba para nada la seguridad o bienestar de sus empleados, pues eran prácticamente como esclavos que le debían su vida sin tener muchos derechos, por eso no era necesario recordar sus rostros así que los ocultaban tras aquellas mascaras

El hecho de que una doctora tratara a un sirviente le hacia dudar, sin embargo ella tampoco conocía de donde, como o porque muchas personas terminaban presas dentro de la familia Yamamotoyama. La única explicación razonable es que Kazuyoshi hubiera solicitado a una doctora pues él si se preocupaba por el bienestar de los demás y en especial de Tamaki

— ¿La conoces? Parecían llevarse bien

— No, Ririka-sama —negó Tamaki— no conozco a aquella persona, pero debo admitir que fue muy amable con una persona como yo

— No digas esas cosas Tamaki —le cortó la joven— para mi, Tamaki es una persona muy importante sin importar el estatus social, te quiero y valoro por quien eres más no por lo que posees

— Gracias Ririka-sama, realmente usted es como su difunta madre

— Me alegra oír eso, así que estoy segura de que mamá tampoco querría escucharte decir estas cosas ¿si?

— Si, tiene toda la razón

La joven decidió que lo mejor era dejar las preguntas de lado pues luego podría recurrir a su hermano y preguntarle, sin embargo no pasó mucho para que su verde mirada se quedara fija en la pequeña bolsita que descansaba sobre uno de los sillones. Tamaki siguió la dirección de su mirada, mientas intuía que era lo que le preocupaba a su joven señorita y si en su poder estaba ayudarla o alentarla lo haría

— Ruri ¿no piensa entregar ese regalo? —le cuestionó Tamaki sorprendiéndola— usted se esforzó mucho en estos días para terminarla, así que pensaba que sería lo primero que entregaría

— E...Eso —balbuceó Ririka sin saber hacia donde mirar— no he recibido ningún mensaje, así que no puedo hablarle... no quiero ser una molestia, por eso estoy esperando para poder darle este regalo

— Ruri...

— Intenté escribirle, pero siempre borraba las palabras que quería decirle —confesó la joven al sentir sus ojos arder— aunque quería verlo, no quiero ser rechazada ni mucho menos ser considerada una molestia

Antes de darse cuenta había comenzado a temblar levemente. El solo pensar en que Tōjuro algún día podría irse y darle la espalda hacia que el dolor en su pecho aumentara. No podía pensar en ser egoísta o codiciosa pues de niña lo que más anheló fue el cariño de su familia y aunque lo intentó por todos los medios solo consiguió palabras frías y golpes que si bien desaparecían no podía olvidar

El rechazo conforme iba creciendo se hacia más y más fuerte que ya no podía confiar ni creer en nadie pues ni ella misma sabía quien era, portaba un apellido del cual no era parte siendo solo su nombre y apodo de cariño lo único que la mantenía firme y sin perderse por completo dentro de esa gran oscuridad en donde las luces eran escasas

Tōjuro había sido una luz brillante que apareció a sus diez años, pero solo fue pasajera y terminó poniendo en peligro su existencia, desde entonces se había dicho así misma que las luces que alumbraran el camino no eran para ella. Luego de cinco años el mismo joven volvió a aparecer en su vida igual de fuerte y brillante que la primera vez

Aunque intentara no caer antes de darse cuenta después de mucho tiempo deseaba mantener algo para ella, aferrarse a esa luz que era tan cálida y brillante como las brasas que ardían en la chimenea reguardándola del frio invierno que había en el exterior. Solo era enviar un mensaje, pero no podía hacerlo

— Ruri, no conozco al joven —negó Tamaki apenada— pero creo firmemente que un mensaje no será una molestia, no cuando se esfuerza tanto por hacerla sonreír

— Eso...

— Ririka-sama —le llamó Tamaki cambiando su tono de voz a uno serio— aquel joven poco a poco le ha hecho dar un paso, pero no le corresponde a él hacerlo siempre pues es usted misma quien también debe comenzar a hacerlo

— No puedo hacerlo

— Su madre no era alguien que se acobardara ante su abuela, sin importar como la tratara... ella siempre defendió su matrimonio y por supuesto a sus hijos —soltó Tamaki acercándose a ella— Ririka-sama, no lo deje ir... así como él la ha estado apoyando, usted también debe hacerlo

La mujer no dijo más sino que dejó algunas cortas caricias sobre el cabello de su protegida, su corazón dolía al ver las lágrimas de su pequeña. Aún podía recordar cuantas veces vio los ojos de su señora apunto de soltar su dolor, pero ella siempre cerraba su ojos y sonreía diciéndose así misma que todo estaría bien pues tenía a su amado esposo y las luces de sus ojos que eran Kazuyoshi y Ririka

El dolor y la pena seguían presentes aún con el pasar de los años. Como la enfermedad se fue llevando poco a poco la vida de su señora dejando solo las lágrimas de su esposo mientras abrazaba a sus pequeños dormidos pidiéndole con toda su alma que les cuidara, que permaneciera a su lado porque él no podría hacerlo

Cosas que su joven señorita no sabía, había fallado una y otra vez en hacerlo pues Ririka al igual que su madre buscaba lidiar con el dolor y los problemas sola si eso significaba que podría proteger las sonrisas de sus seres amados. Kazuyoshi se esforzaba hasta más no poder con tal de cuidarla, tampoco podía olvidar aquellas noches donde el joven fuerte y talentoso lloraba por las heridas de su hermana menor

"Ririka-sama, por favor salga"

— Mi mamá era fuerte... —susurró Ririka secando sus lágrimas— ¿por qué yo no puedo ser así?

"¡Tienes que salir, Señorita...! El día que lo hagas Kazuyoshi será feliz"

¿Cómo olvidar las palabras que Uzui le había susurrado aquel día? Ririka también deseaba hacer feliz a su hermano y no ser una carga. Quería que todos los esfuerzos de Kazuyoshi valieran la pena y eso era dando los pasos por si misma, pues no lograría nada si no se arriesgaba al menos una vez y por Tōjuro podía hacerlo

Tōjuro (Sol Andante)

Tōjuro, buenas tardes...

Soy Ririka

Al leer lo que había enviado se golpeó mentalmente a ver que no había razón para decir su nombre, pero era tarde pues ya lo había hecho. Se mantenía a la espera de una respuesta y realmente sentía que su corazón en algún momento escaparía de su pecho, sin embargo se detuvo unos momentos al escuchar el ligero timbre que indicaba que había recibido un mensaje

¡Ririka!

¡Umu, me alegra que

me escribieras!

¡Tōjuro, hay algo que

quiero decirte!

¡¿Qué es?!

¡Escucharé atentamente!

¿Crees que podamos vernos?

En el parque de siempre

¡Claro, voy corriendo!

A decir verdad ¡yo quería verte!

No corras, te caerás...

¡Entonces, nos vemos!

Ririka se levantó enseguida al ver la respuesta mientras muchas emociones parecían querer recorrerlas, pero algo era claro... sus lágrimas habían cesado y solo quería sonreír de felicidad. Sin pensarlo dos veces tomó el obsequio entre sus manos y se precipitó a toda carrera hacia la entrada para calzarse las botas que pensó no llegaría a usar

Tamaki solo la observó en silencio, pero por dentro estaba feliz de que Ririka finalmente comenzara a moverse por su propia decisión sin pensar en nada más. La joven de ojos verdes se sentía algo tonta al recordar que le había pedido no correr a Tōjuro, cuando ella casi que lo estaba haciendo

Al girar en una esquina se detuvo abruptamente haciendo que su gorrito se cayera sobre la nieve. Una mano tan clara como la misma nieve se encargó de recogerlo y acercarse a la joven para ponérselo. Ririka observó frente a ella a una mujer de largos cabellos rojos que usaba vestimenta en su mayoría blanca junto a un muy bonito chal del mismo color

Su mirada era tan suave y cálida, al igual que sus gestos. Parecía como si de repente se encontrara en presencia de un ángel. La mujer solo ladeó la cabeza antes de sonreír suavemente haciendo que Ririka sonriera avergonzada por tener la atención de alguien tan linda y amable que incluso le había recogido y puesto su gorro

— Hoy el clima está frio ¿no crees? —habló la mujer con una suave voz que transmitía calma— la nieve puede ser nuestra aliada como enemiga

— ¿Eso es porque hace resbalar a las personas? —inquirió Ririka

— Si, eso genera mucho accidentes que pueden terminar en desgracia —respondió la mujer reflejando una expresión de pena— pero esta bien, incluso si caes... porque no siempre la nieve hace resbalar para mal

— Ah, si... —Ririka no comprendió del todo sus palabras

— Linda jovencita ¿cuál es tu nombre?

— Ririka...

— Oh, que lindo nombre

— Gracias, hum ¿puedo preguntar cual es el suyo?

— Nadora, aquella que disfruta de dar regalos —respondió la mujer con una sonrisa

— Nadora-san, es un lindo nombre

— Si, pero parece que es Ririka-san quien debe dar un regalo hoy

— Oh... ¡dios, es verdad! —exclamó la joven al recordarlo, pero desde que había comenzado a hablar con aquella persona perdió la noción del tiempo— lo siento, pero debo irme

— Si, ve con cuidado Ririka-san

Al retomar su camino los copos de nieve comenzaron a hacerse presentes como si durante ese corto periodo el tiempo se hubiera detenido a excepción de ellas. Ririka apretó el paso hasta finalmente llegar al parque en donde de espaldas bajo una de las farolas le esperaba Tōjuro, quien al percibir el ruido y verla le sonrió en respuesta

— ¡Tōjuro! —le llamó Ririka antes de empezar a correr hacia él

El joven se sorprendió al escucharla hablar tan claro y decir su nombre tan fuerte mientras corría hacia él. Lastima que al estar cerca Ririka terminara resbalando haciendo que Tōjuro se acercara a detener su caída, pero el suelo resbaloso no parecía estar de su lado así que ambos terminaron en la nieve

Tōjuro se mantenía protegiendo a Ririka con sus brazos a pesar de ser solo nieve, pero aquel sentimiento les recordó a ambos la vez que se conocieron hace ya varios meses. El joven podía escuchar el rápido latir del corazón de Ririka junto a su respiración pues había corrido todo el camino a diferencia de él que no entendía porque el suyo latía igual o peor

— Ririka ¿te encuentras bien?

— La verdad me encuentro más apenada, terminé cayendo tal y como aquella señora lo dijo —suspiró Ririka levantándose para ayudarle

— ¡Si estás bien lo demás no importa!

— Tōjuro ¿no te lastimaste al caer y cubrirme?

— ¡Por supuesto que no!

— ¿En serio?

— ¡No soy alguien que mienta! Pero Ririka ¿por qué querías verme?

— Ah... eso, bueno no quería molestar —soltó Ririka comenzando a sonrojarse— realmente pensé mucho para enviarte un mensaje

— ¡Yo lo estaba esperando! No sabía si Ririka estaría ocupada así que no me sentía muy seguro de escribir, por eso cuando vi el mensaje estaba muy feliz que salí corriendo

— Espero hayas tenido cuidado al venir...

— ¡Por supuesto! No me he caído

— Claro...

— ¿Qué es eso? —inquirió señalando la pequeña funda decorada

— Pues... Es para ti, Tōjuro —respondió Ririka dándosela

El joven algo sorprendido, pero muy feliz tomó la funda en sus manos y procedió a ver su contenido. Quedó más impresionado al sacar una bandana roja mientras en ambas extremos tenía perfectamente bordado una flama, era muy hermoso sin embargo también se encontraba algo confundido

— Senjuro me dijo sobre el torneo y que yo podría hacer la bandana que usas para cada torneo —confesó Ririka— al principio estaba preocupada, pero ahora realmente quiero ser quien te la ponga el día del torneo y entonces diré ¡buena suerte Tōjuro!

— Ririka...

— ¿Puedo ser quién te la coloqué ese día? —inquirió la joven totalmente roja

Tōjuro también bajó un poco su mirada escondiendo la gran sonrisa que adornaba su rostro tras la gruesa bufanda que descansada en sus hombros, pero un pequeño sonrojo se hizo también presente mientras alargaba su mano para tomar la de ella y apretarla ligeramente antes de sonreírle abiertamente

— ¡Si es Ririka quien va a hacerlo, siento que podré ganar definitivamente! —declaró acercándose peligrosamente

— No digas eso... —negó más apenada

— ¡Yo también quiero darte algo! —declaró sacando una cajita de uno de los bolsillos de su abrigo para dárselo

Ririka vio que se trataba de una pequeña caja, al abrirlo encontró un bonito collar de la flor de Loto, sin embargo su flor era dorada con el centro en rojo. Realmente había amado el detalle de recibir tal lindo regalo que no pudo evitar soltar algunas lágrimas en respuesta que solo preocuparon a Tōjuro

— ¡¿Ririka?! ¡Lo siento! ¿está feo?

— No... no es eso, realmente me encanta —confesó la joven— que Tōjuro me haya dado este presente me hace tan feliz...

— Mi madre dice que hay ocasiones que lloramos de felicidad —habló Tōjuro— pero yo amo más la sonrisa que alegra los ojos verdes de Ririka —añadió tomando la cadena para ponérselo— si hoy estabas bonitas ahora ¡estás hermosa! ¡Umu!

— G...Gracias, sabes —le llamó Ririka tomándose levemente su manga— cuando escucho la voz alegre de Tōjuro y me mira con esa mirada tan radiante que posees, siendo que puedo hacer todo... hoy pude enviar un mensaje sin tener miedo y corrí con todas mis fuerzas porque quería verte ¡gracias Tōjuro!

La fuerte mirada de Ririka transmitía más confianza, sin embargo ver su dulce sonrisa que emitía felicidad que incluso sus ojos parecían brillar hizo que todo raciocinio por parte de Tōjuro quedara a un lado, solo quería mantener ese tiempo congelado hasta que la nieve se derritiera

Para sorpresa de Ririka el joven la atrajo hacia él para abrazarla mientras dejaba caer sus labios cerca de la oreja de Ririka permitiéndole percibir sus cortos suspiros cálidos que solo lograban sonrojarla, pero era tan cálido que no sentía deseos de salir de allí sino de permanecer así, por lo que ella también correspondió a su abrazo hundiendo su rostro en su pecho aspirando su particular aroma a sol

— Ririka ¿permanecerás junto a mí? —inquirió Tōjuro nervioso pero sin dudar de sus palabras— yo siempre permaneceré junto a ti

— Tōjuro —susurró Ririka confundida, sin embargo sabía de que hablaba— si permaneces a mi lado, es claro que yo también me quedaré y te protegeré

"Seguramente me quedaré a tu lado"




¡Hola a todas! Un pronto capítulo de este fanfic pues estamos en época navideña y ando comiendo mucho dulce *u* por supuesto, no es un especial ya que sigue el curso de la historia, pero les regalo este lindo momento UuU ¿Qué creen que signifiquen las palabras de ambos? Aquellas que leen BLSR ¿qué creen que esté pasando? Bueno disfruten mientras puedan...

Att: Andysakurai15

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top