Capítulo 15 El Primer Encuentro ꪜ

Cada año desde la muerte de mi madre ha sido un verdadero sufrimiento. Ella era mi fuerza y el lugar a donde yo podría acudir siempre, a sus brazos cálidos y suaves caricias, mientras me tarareaba alguna nana corta para finalmente caer dormida en su regazo sin tener ninguna preocupación o temor porque llegara la mañana

Toda la carga pasó a mi padre, cada vez lo veíamos menos y siempre tenía una cara demacrada y cansada, sin embargo siempre sacaba fuerzas y una gran sonrisa para nosotros sus hijos, pero él también terminó falleciendo un año después y Kazuyoshi fue quien tuvo que dejar su tranquila vida para tomar su papel como heredero

"Ririka no heredará la compañía"

Aún era pequeña como para comprenderlo, pero conforme fui creciendo y al ver la gran presión que aquel puesto generaba en mi hermano mayor me sentí aliviada, ese era el pensamiento de una niña pequeña que aún no conocía nada de lo que ocurría a su alrededor.

Las palabras duras y frías comenzaron a hacerse presentes ante cualquier error mínimo de mi parte, luego siguieron los castigos y golpes. Siempre solía llorar en un vago intento de que se detuvieran, pero solo era un detonante para que ellos siguieran cuando ni siquiera le daban importancia a las heridas y moretones que me provocaban

Al llegar a los diez años, yo era como una muñeca. No mostraba mis emociones, si me golpeaban no lloraba, solo me limitaba a hacer lo que tuviera a hacer, no tenía deseos, solo cada día anhelaba ver a mi hermano, él que poseía aquella misma calidez que nuestra difunta madre, realmente necesitaba un abrazo

— Hoy es el aniversario de mi madre —susurré, sin embargo sabía que Tamaki podía escucharme

— Ririka-sama... —Tamaki lucía bastante apenada, como si le doliera darme una respuesta

— ¿Podré hoy ir a verla? ¿podré formar parte de la ceremonia?

— Eso...

— Es imposible que tu llegues a mostrarte —soltó una voz llena de odio a mis espaldas

— ¡Señora! —Tamaki lucía bastante sorprendida de verla allí

— ¿No piensas saludar a la cabeza de la familia? —me cuestionó aquella mujer

— También es mi abuela —solté en respuesta mientras me levantaba y alisaba mi sencillo vestido negro— yo... quiero pedirle que me deje ir a brindarle mis respetos a mi madre

— ¿Tu abuela? —soltó entre risas sin pudor alguno— no me hagas reír, yo no te considero ni mi nieta ni nada de esta familia

— Por favor, déjeme ir

— No te rindes ¿eh? Al igual que la sucia de tu madre, eres como ella...

— ¿Por qué esta insultando la memoria de mi madre? —inquirió en un vago intento de retener las lágrimas— hoy se supone que es un día para recordarla... la familia se reunió para brindarle sus respetos y yo como su hija... ¡debería estar allí!

— ¡Callate, mocosa insolente! —sin duda alguna ella me golpeó tan fuerte que me tumbó al suelo— ¡¿cómo te atreves tú a pedir algo?! ¡No eres nadie!

— Abuela...

— ¡No me llames así! —nuevamente otro golpe llegó a mi, siendo esta vez mi abdomen lo cual me obligó a doblegarme

— Señora, déjeme ver a mi madre —pedí controlando mi tono de voz mientras me esforzaba porque mi mirada no decayera ante la suya que era fría

— Mientras más te veo, más repulsión siento hacia ti... —susurró la mujer llena de ira— ¡tú, trae una tijeras!

— ¡Señora! ¿qué piensa hacer? —Tamaki estaba aterrorizada

— ¡¿No me escuchaste?! ¡Muévete!

Tamaki se adentró en la casa dejándonos a ambas solas, la actual cabeza de la familia Yamamotoyama acortó la distancia entre ambas antes de tomar con sus manos mi cabello y comenzar a darle tirones hasta arrodillarme. Al volver mi cuidadora pude notar que ella deseaba intervenir y defenderme, pero si lo hacia quizás nunca más volvería a verla

— Tamaki... está bien —susurré mientras ella temblaba

— ¡Mi señorita...! —no sirvo para calmar a las personas, ella estaba llorando

— Dame las tijeras —pidió mi "abuela"

— P...Pero, señora... ¿qué...?

— ¡Si valoras tu trabajo dentro de esta casa entrégame las malditas tijeras en este momento! ¡Eres solo una sirvienta! —ante cada grito ella seguía zarandeando mi cabello

Mi cuidadora me observó fijamente con el temor reflejado en sus ojos, yo solo asentí para que ella finalmente le diera las tijeras a esa mujer, pero no sabía que es lo que pensaba hacer con ellas, tal vez dejarme algún corte o amenazarme, ya estaba acostumbrada a que eso sucediera

— Ririka, ya te lo he dicho —habló aquella mujer mientras me obligaba a mirarla— no eres nadie en este lugar, ni siquiera tu padre se preocupó por ti al morir

— ¡Eso no es cierto! —no iba a permitir que insultara también la memoria de mi padre y su propio hijo por mi

— ¿Es así? ¿Aún cuando te dejó sin nada? —me devolvió con sorna

— ... —quería creer que mi padre tenía sus razones para hacer lo que hizo, no podía ver a mi querido padre como un enemigo más

— ¡Aún así, no diga esas cosas de mi padre!

— Bien, síguete arrastrando como tu madre, síguete pudriendo —declaró antes de comenzar a cortar mi cabello de una manera muy cruel

— ¡No, deténgase! —intentaba soltarme, pero ella era más alta y fuerte— ¡mi cabello no!

— ¡Es solo cabello! ¡Algo que no te hará falta!

— ¡Por favor no! ¡Es el único recuerdo de mi madre!

Mi madre siempre decía que mi cabello era igual al de ella, y al morir sus fotos y videos desaparecieron sin dejarme nada para recordar su imagen, cada día temía olvidarla, sin embargo mi cabello y el color de ojos que comparto con mi hermano mayor mantenían vivo y claro su recuerdo

Ahora incluso eso me han quitado, eso es lo único que puedo pensar a ver los mechones verdes caer al suelo mientras el inconfundible sonido de las tijeras al cortar invadía mis oídos. A partir de ese momento perdí la noción del tiempo, ni siquiera noté cuando aquella mujer dejó caer las tijeras frente a mi y se marchó dejandose así

Cuando volví en si, Tamaki estaba llorando mientras me abrazaba fuertemente. Quería calmarla, pero las palabras simplemente no querían salir de mis labios, ella lo comprendía y me abrazaba en un intento de consolarme

— Lo siento Ririka-sama... su hermoso cabello...

— Esta bien, Tamaki —susurré en respuesta— la abuela tenía razón en algo... es solo cabello

— ¡No, mi señorita!

— ¡Es que! ¡El cabello puede volver a crecer, pero mi madre ya no volverá nunca más! —solté antes de dejarme caer de rodillas— ¡no puedo volver a verla!

Ese día es probable que alcanzara mi límite, después de todo la oscuridad ya estaba consumiéndome. Tamaki notó eso y me seguía firmemente a todos lados, pero yo ya no soportaba estar en el silencio de aquella jaula, quería por un momento salir y respirar aire fresco

— Tamaki... ¿puedo pedir un deseo?

— Si esta a mi mano cumplirlo, lo haré —me respondió regalándome unas cuantas caricias en mi desastroso cabello

Por inercia lo toqué, no me había visto pero esa mujer lo había dejado casi por mis hombros mientras dos mechones que iban sueltos seguían del mismo largo, es probable que cualquiera que me viera pensaría que estoy loca y sería perfecto para mi abuela pues se desharía de mi sin problemas y así tampoco podría ir a la ceremonia

— Solo... por hoy, quiero salir de aquí —pedí en ese momento

— Ririka-sama...

Mi protectora no dijo nada y yo solo bajé la mirada totalmente derrotada, pero ese día pude ver que Tamaki verdaderamente me quería y era fiel a los deseos de mis difuntos padres. En silencio me guió hasta una zona apartada de la finca llena de arboles de bambú, habló con una persona que yo no conocía y antes de darme cuenta yo estaba fuera de ese lugar

— Tamaki... —susurré mientras tomaba su mano, más ella se soltó suavemente

— Ririka-sama, por hoy salga y respire aire fresco —me pidió dándome unas palmaditas en la cabeza— lleva algo de dinero consigo así que podría comprar algunos dulces

— ¿No vendrás conmigo?

— No puedo hacerlo, debo quedarme y vigilar que nadie noté su ausencia

— Pero, yo no conozco...

— Yo tampoco, pero creo que eso lo hará mejor para usted solo no se aleje mucho y vuelva al anochecer

— ¡Si, gracias Tamaki!

No podía dudar, ni dejarme llevar por el temor a lo desconocido más allá de las puertas de aquella finca, si la oportunidad de correr lejos se me presentaba era claro que debía aprovecharla o quizás nunca más podría hacerlo. No conocía nada de la zona, sin embargo seguía corriendo sin descanso

No sé cuanto tiempo estuve corriendo, pero la falta de oxigeno y presión en mi pecho me hizo detenerme a descansar un momento, cerca de allí había un parque y una pequeña tienda manejada por una pareja de ancianos muy amables, se mostraron bastante preocupados por mi aspecto, sin embargo se quedaron tranquilos cuando pude ordenar un helado normal

Sin más demora me dirigí hacia el parque y me senté en una de las solitarias bancas pues no había nadie más en el lugar, sin embargo el hecho de poder estar sola observando volar a las aves, el césped verde, los juegos y el ligero sonido de una campana cercana lo volvían muy confortante

Quedé tan metida en mis pensamientos y ensoñaciones hasta que unas cuantas gotas de helado cayeron en mi vestido haciendo que volviera a la realidad y comenzara a comerlo, más una fuerte y alegre voz se hizo presente a mis espaldas, por lo que voltee en su búsqueda

Mi campo de visión se centró por completo en un vivaz niño de cabellos rubios con mechones rojos que justamente saltaba la banca como si fuera un obstáculo a superar, lastima que el chico si bien logró saltarlo también se llevó mi helado consigo

— ¡Umu! ¡Lo logré! —realmente lucia muy feliz y orgulloso de su logro— ¡oh...!

"Finalmente se percató de mi"

A decir verdad solo le observaba de reojo pues estaba más concentrada en mi helado que iba derritiéndose en el suelo, el chico se acercó hacia mi y parecía inseguro sobre que decir o hacer y mi silencio no parecía ayudarle mucho

— ¡Realmente lo siento mucho! —incluso para disculparse destilaba energía, pero también pude notar que era sincero— ¡iba distraído y no te vi!

— ...

"¿Debería hablarle? ¿O no...?"

Nunca me había relacionado con otros niños fuera de la finca, además de otras familias allegadas a la mía, así que no sabía precisamente que decir o como actuar frente a alguien tan... brillante

— ¡Te compraré otro helado! ¡No puedo reparar ya mi error, pero deseo que aceptes mi disculpa!

¿Por qué sería? Cuando él estaba dispuesto a marcharse en busca de una paleta de helado, yo tuve miedo de dejarlo ir. Mi inseguridad se vio reflejaba en ese momento que inconscientemente no dudé en tomar una de sus mangas para detenerle, sin embargo esa acción me sorprendió y avergonzó enormemente

— L...Lo siento, no tienes que hacerlo —mi sonrojo debió empeorar al momento de tartamudear

¿Qué expresión estaría haciendo? ¿Le pareceré extraña? Esas preguntas me carcomían al no poder alzar mi mirada y observarle. El chico se quedó en silencio y pronto sentí que se sentó a mi lado sin preguntar nada

— Hum... ¿te estoy molestando? —no me sorprendería si fuera así, después de todo muchos niños comenzaron a alejarse de mi

— ¡Por supuesto que no! —negó con una expresión muy seria— ¡fue mi error, debería ser yo la molestia!

— Hum, no debes preocuparte por la paleta, ya casi la terminaba

— ¡Si, gracias!

— ... —no le veía con intenciones de marcharse, sino que seguía en silencio sentado a mi lado

— Hum, ¿vas a quedarte aquí?

— ¡Umu, quiero acompañarte!

— ¿Por qué? No me conoces

— Llevas un vestido negro, me hago una idea de que pudo suceder, por eso no quiero dejarte

— Eres demasiado amable con una extraña

— Tu lo eres aún más al no cobrarme la paleta

— Jajaja...

— ¡Eso!

— ¿Qué?

— ¡Sonreíste, una pequeña sonrisa! —él festejaba como si fuera lo más increíble del mundo

Este chico es deslumbrante. Desborda energía y amabilidad, como lo es el cálido sol de verano. Una persona así no va conmigo, pero aún así se quedó a mi lado y me compartió muchas de sus pequeñas aventuras hasta que sol ya iba a esconderse

— ¡Soy Rengoku Tōjuro! —se presentó cuando ya íbamos a despedirnos— ¿y tu nombre?

— Ya...- Ririka... —susurré más no me sentía muy cómoda, era una locura pero con este chico quería ser realmente yo— ¿puedes decirme "Ruri"? Era el apodo por el que mis padres me llamaban...

— ¡Umu, Ruri! ¡A mi puedes decirme Tōjuro! después de todo tenemos la misma edad 

— Gracias T...Tōjuro —en eso tenía razón, ambos teníamos diez años 

— ¡El placer es mío pequeña esmeralda! —aquello último lo dijo mientras se acercaba sin medir su distancia y picaba mi mejilla

— ¿Pequeña esmeralda?

— ¡Tienes unos hermosos ojos verdes, creo que entiendo porque tus padres te llaman así!

Tal vez sucedió porque era joven, pero aquel cumplido me hizo muy feliz hasta el punto de comenzar a derramar lágrimas de alegría y alivio, mismas que fueron secadas por un preocupado Tōjuro que inexplicablemente se encontraba sonrojado, pero en comparación a mi, yo era peor.

Pude volver a la finca sin ningún problema, Tōjuro me guió la mayor parte del camino y así por el mismo lugar que había salido entré pues Tamaki ya me estaba esperando con una expresión de preocupación que al verme se sustituyó por una de alivio

— Ririka-sama ¿cómo fue su tarde?

— Tamaki

— ¿Si?

— Yo encontré un hermoso y cálido sol —respondí con una gran sonrisa

A partir de ese momento, cada semana si me era posible escogía un día al azar para poder reunirme con Tōjuro, él siempre me esperaba en ese pequeño y solitario parque, incluso se había hecho amigo de la pareja de ancianos. Ya llevamos un total de cuatro encuentros que habían sido motivo de mis alegrías y el comienzo de mi error

— ¡Ririka!

— ¡Rikuto! —soltó al ver a mi tan querido amigo llegar a visitarme— ¡te extrañé mucho!

— Yo también, me moría por verte —sus suaves ojos grises expresaban alegría— traje algunos dulces

En ese tiempo yo consideraba a Rikuto como mi ángel guardián. A pesar de que yo no era nadie él se quedó a mi lado, sin embargo su vida parecía ser complicada pues su padre no había escogido un heredero sino que aquel con más méritos y destreza sería quien heredaría el negocio

— ¿Cómo te va?

— No muy bien, mi padre piensa que soy inútil y guarda más esperanzas en mi hermano mayor

— ¡No lo comprendo, Rikuto eres genial!

— Solo para ti, Ririka

— Yo confío en ti, sé que serás el mejor y demostrarás que tienes talento y el derecho de ganarte el reconocimiento de tus padres

— Gracias... pero ¿ha sucedido algo bueno? ¿volvió Kazuyoshi acaso?

— No ha podido volver, y lo entiendo. Estudiar en el exterior no es fácil y más si es la futura cabeza de la familia

— Eres muy comprensiva

— Es que a pesar de que estamos lejos, me llama cada día y envía cartas con fotos y muchos regalos, aunque no esté aquí... puedo sentir que mi hermano siempre piensa también en mi

— Ustedes... aunque ya saben quien es el heredero su relación de hermanos no decae a diferencia de la mía con mi hermano

— Rikuto...

— ¡Está bien! ¡ver la sonrisa de Ririka me anima mucho!

— Eso... supongo que debo agradecérselo

— ¿A quién?

— Bueno... tengo un nuevo amigo y es una gran persona...

— ¿Algún conocido de tu abuela?

— Es un chico muy bueno, ¡su familia tiene un Dojo!

— No es alguien de buena familia —por su expresión Rikuto estaba incómodo

— ¿Eso es lo que te importa? —le corté algo molesta— Tōjuro es un chico increíble sin necesidad de estar presumiendo sus juguetes de último modelo

Aquellas palabras no iban dirigidas a Rikuto, sino más bien a todos esos mocosos que le habían insultado y tirado tierra por no ser reconocida como una "heredera" de la familia Yamamotoyama, pero tal parece que su amigo no lo tomó de esa manera

— Nunca sabes que intenciones pueden tener, y lo digo como amigo porque veo que parece agradarte mucho...

— Sé de lo hablas, pero Tōjuro no es así y ni siquiera sabe de que familia provengo...

— No confias en él

— Confío, pero no quiero exponerlo

La actitud de Rikuto fue evidente, sin embargo tenía tanta confianza en él que nunca podría imaginar que desde ese momento un gran odio crecía en el y así es como su último encuentro con Tōjuro llegaría un día de verano 

— ¡Deberíamos buscar insectos!

— ¿Cómo mariquitas? —había visto aquel insecto en un libro y me había gustado

— ¡Por supuesto! ¡Encontraremos muchas!

Ese día Tōjuro tomó firmemente mi mano, durante esos cortos encuentros habíamos ido al río cercano, el centro, siempre me había brindado diversión, pero hoy estábamos en aquel parque donde nos conocimos, todo iba bien o eso es lo que yo pensaba

¡Ririka-sama! ¡Encuentren a la señorita!

— ¡Ahí están!

Cuando volteamos los hombres de mi abuela ya estaban en el lugar, y aún así él no soltó mi mano. Sino que más bien intentaba cubrirme manteniéndome detrás de él, yo estaba sorprendida, pero también asustada

— ¿Qué es lo que desean? —les preguntó con una expresión seria

— Ririka-sama debe volver con nosotros

— ...

— "¿Sama?"

— ¿No lo sabes insolente! ¡¡Estás en presencia de un Yamamotoyama!!

— Deténganse, iré con ustedes

— ¡Ruri!

— Estaré bien... —es lo que me hubiera gustado demostrar, pero el fuerte agarre de uno de los hombres me hizo soltar un quejido de dolor

— ¡No lastimen a Ruri! —Tōjuro comenzó a esquivarlos mientras se dirigía a mí

— ¡Basta! ¡Déjenlo!

— Un mocoso no debería entrometerse —masculló uno de ellos antes de tumbarlo al suelo

— ¡Tōjuro! ¡Por favor déjenlo!

— Yo... ¡no dejaré que se lleven de esa manera a mi amiga!

Ese momento nunca sería capaz de olvidarlo, Tōjuro se levantó a encararse con aquel hombre robusto, quien no dudo en sacar un arma y golpear con la empuñadura su cabeza, pude verlo todo.

— ¡No, Tōjuro! ¡¿Por qué lo hiciste?!

Estaba desesperada, Tōjuro no volvió a levantarse pues había perdido el conocimiento mientras se evidenciaba una herida en su cabeza por la sangre que comenzaba a manchar su rubio cabello

— ¡Suéltenme!

— Señorita, usted mejor que nadie sabe que todo esto es solo su culpa... alguien de tan bajo rango como usted no debería irse de su jaula de oro, solo agache la cabeza y podrá mantenerse a flote

— Es mi culpa...

¡Ririka! ¡Ririka-sama! ¡Despierte por favor!

— ¡Ah!

— ¿Ya está despierta?

— Tamaki... ¿qué sucedió? —el dolor de cabeza que tenía en esos momentos era horrible

— ¡Me tenía muy preocupada! ¿No lo recuerda? ¡Se desmayó luego de hablar con el joven Rikuto!

— Otra vez he vuelto a soñarlo... —susurré para mi misma

— ¿Si?

— Estoy bien Tamaki, solo necesito descansar

Otra vez la culpa que arrastro de ese pasado me está acechando. No puedo evitar derramar algunas lágrimas de tristeza al ver lo tan patética que puedo ser, golpeé levemente aquel espejo de baño en un vago intento de disipar mi ira, más no llegué a causarle ningún daño

Dejé caer mi rostro hacia el agua que escapaba del grifo para finalmente volver a levantarla. Mi reflejo en ese momento era diferente, era yo y al mismo tiempo no lo era, la chica del otro lado parecía un poco más mayor, pero su ropa y gestos no eran míos y a diferencia de mí. Ella transmitía felicidad

— Está... bien... —solté a captar el movimiento de sus labios, más la sorpresa debía ser evidente en mi rostro y mucho más cuando Tamaki interrumpió en el lugar causando que cayera sobre mis rodillas al sentir que me abandonaban las fuerzas

— ¡Ririka-sama!

— No estoy bien... —susurré al sentir nuevamente las lágrimas picar mis ojos


¡Hola a todas! Nuevo capítulo uwu, aquí vemos por medio de un sueño lo que sucedió hace cinco años cuando Ririka y Tōjuro se conocieron por primera vez, algo que muchas ya sospechaban, sin embargo eso no es todo, pero no quiero alargarles el capítulo y aburrirlas así que continua en el siguiente UuU

Att: Andysakurai15 

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