Capítulo 12 Memorias de una Espada ꪜ

Los días continuaron pasando y Tōjuro no había logrado ver a Ririka, es como si ella hubiera decidido evitarle y eso solo le preocupaba. Ir al instituto, al club después de clases era casi como un rutina en la cual no podía concentrarse y se sentía incomodo, incluso su senpai y líder del equipo le pidió que se retirara por ese día y recapacitara en sus errores

"Tōjuro, tienes talento para el kendo, pero algo no te deja concentrarte"

El joven de cabellos rubios sabía perfectamente que era lo que le pesaba en su mente, pero no podía hacer nada pues Ririka tampoco respondió su mensaje ni su llamada, aquel comportamiento solo podía hacerle sentir peor y con un gran necesidad de verla para saber que su amiga estaba bien

"¡No te deprimas! ¡Confía en ella!"

Tōjuro sabía que no podía dejarse llevar por la situación por eso era momento de volver a su propia realidad mientras esperaba a su amiga. Se dirigió a casa más temprano de lo normal, pero no encontró por ningún lado a su madre o hermano menor ni tampoco una nota que avisara de que habían salido a algún lado

— Tōjuro, llegaste temprano —habló una voz masculina a sus espaldas

— ¡Padre! ¡Estoy en casa!

— Si, Ruka y Senjuro salieron a hacer unas compras para la cena

— ¡Ya veo! Pero ¿por qué no fuiste con ellos padre?

Tōjuro sabía muy bien que su padre era una persona bastante protectora con su madre, normalmente es él quien va a hacer cualquier mandado para que su madre no tenga tanto trabajo pues también debía cuidar de ellos y si bien el joven no pensaba en estos momentos en casarse siempre había tenido el pensamiento de que algún día también quisiera ser como su padre

— Hoy me toca hacer algo importante, pero Ruka se enojaría si te dejo solo así que vendrás conmigo

— ¡¿En serio?! ¿Dónde? —si su padre debía hacer algo realmente debía ser importante

Ambos se dirigieron al Dojo, al entrar hicieron el respectivo saludo y su padre se adelantó con una llaves a abrir una puerta de la cual tanto Tōjuro como Senjuro desconocían lo que había en su interior. Al entrar el joven pudo observar estantes llenos de libros y objetos antiguos, sin embargo parecía que su padre lo limpiaba constantemente porque no había indicios de polvo además del ligero olor a viejo

— Normalmente no les dejaría entrar aquí hasta que sean mayores, pero... como hijo mayor no estaría mal que lo supieras

— ¿Sobre qué, Padre?

— Como puedes ver hay muchos manuscritos y objetos antiguos que han pasado de generación en generación en la familia Rengoku

— ¡Si, es increíble!

— Entre todas estas reliquias hay algunas que son importantes....

— ¡Umu! Si lo has mencionado antes, Padre, pero ¿cuáles son?

— Creo que es mejor si lo ves por ti mismo —declaró Shinjuro mientras se movía a un lado

Tōjuro pudo ver unas repisas en donde descansaban varias cajas de madera, por fuera llevaban diferentes adornos contando un total de seis ¿qué había en su interior? No podía estar muy seguro de saberlo, sin embargo su padre se acercó y con cuidado bajó dos de las cajas que por su tamaño Tōjuro dedujo que podrían ser espadas

— Hay que llevarlas a un lugar, ¿cuál quieres llevar?

— Hum...

Tōjuro observó el diseño de ambas, una tenía tallado unas flamas junto a unos Kanji antiguos, mientras la segunda tenía detalles como de una enredadera que los unía a un loto, el joven solo podía pensar que la persona que las fabricó debía ser muy bueno en su trabajo

— ¿Tōjuro?

— ¡La del loto, llevaré esa!

— Bien, ten cuidado

— ¡Si, padre!

Ambos dejaron su hogar para comenzar a caminar hacia alguna parte pues nuevamente su padre no le daba muchos detalles al respecto, no les tomó mucho tiempo hasta llegar al centro cerca del instituto de Tōjuro para detenerse en un gran local llamado "equipaje Haganezuka" un nombre muy poco común

— Padre ¿por qué vinimos aquí...?

Shinjuro ignoró la pregunta de su hijo y siguió su camino hasta el elevador para llegar al ultimo piso, varios de los trabajadores le saludaron más no le detuvieron de ir por donde él deseara

— ¡Hey, Haganezuka! —exclamó Shinjuro al entrar en una especie de taller donde Tojuro pudo ver diferentes materiales como cuchillos normales de cocina hasta espadas

Al no recibir respuesta Shinjuro soltó un suspiro por lo bajo y se adentró en el lugar hasta encontrarse con un hombro de cabellos negros bastante inmerso en su trabajo, hasta el punto de lucir bastante desaliñado para Tōjuro. Por su parte su padre no dudó y le dio un buen golpe en la cabeza haciendo que el hombre detuviera su trabajo

— ¡Hey, maldito! ¡¿Qué crees que haces?!

— Te sumerges tanto en tu trabajo que te olvidas de lo que ocurre a tu alrededor, idiota

— ¡Maldito, te mataré! Aunque... si estás aquí es porque ya debe ser ese día ¿no?

— Exactamente

— Hombre, debo esperar cada año para ver esas espadas, es triste

— No puedo dártelas, es reliquia de la familia Rengoku

— ¿Espadas?

— ¿Y ese crío? Debe ser tu hijo ¿verdad? Ustedes son como copias

— Mi hijo mayor, Tōjuro —le presentó Shinjuro al hombre

— ¡Soy Rengoku Tōjuro, un gusto señor!

— Si, Haganezuka —respondió el hombre serio— bien, denme las espadas

— Tōjuro

— ¡Si!

Shinjuro y Tōjuro le entregaron ambos cajas que luego el hombre procedió a abrir, Tōjuro al ver las espadas quedó encantado, sus fundas y empuñaduras siendo una la forma de una flama y la otra la de una flor de loto, a sus ojos ambas espadas eran elegantes

— No importa cuanto las mire son una maravilla —soltó Haganezuka

— Ciertamente, a pesar del tiempo se mantienen pero eso es en parte gracias a ti

— Me siento orgulloso de mi familia cada vez que las veo

— ¿Eso quiere decir que su familia hizo ambas espadas? —inquirió Tōjuro

— Solo una de ellas... —respondió Haganezuka haciendo referencia a la que llevaba la empuñadura de loto— sin embargo también nos hemos hecho cargo de ambas en cuanto a su mantenimiento

— ¡Ya veo!

— Entonces quedarían en tus manos, Haganezuka

— ¿Ya nos vamos? —inquirió Tōjuro algo decepcionado

— Si nos quedamos tendremos pesadillas de los susurros que suelta este tipo mientras trabaja

— ¡Callate! ¡Tu no entiendes mi pasión por la herrería!

— Bien, debemos irnos

— ¡Si, las dejaré tan hermosas como siempre!

Tōjuro sentía que el hombre de fuerte carácter frente a él era como un niño en una dulcería al tener esas dos espadas, más eso también había despertado bastante curiosidad en el joven al querer saber más de ellas. Shinjuro como adivinando sus pensamientos comenzó a hablarle sobre ello en el camino a casa

— La espada que tiene la empuñadura como una flama, perteneció a un espadachín dentro de la familia Rengoku

— ¡Increíble desde antes ya existían espadachines en nuestra familia! Pero, la otra espada también tiene un buen diseño, solo que más...

— ¿Delicado? Es porque su dueño era una mujer, la esposa de ese espadachín

— ¿Ambos eran espadachines?

— Así parece

— ¿De qué generación son?

— Eso no lo sabemos con seguridad, existían más datos según mi padre pero se perdieron en un gran terremoto que azotó Japón y provocó un incendio en el almacén, muy pocas cosas se salvaron

— Es una lastima...

— Si, pero no se perdió la historia sobre estos dos espadachines... al menos no toda

No hubieron más palabras por parte de Shinjuro y con el pasar de los minutos ya estaban de nuevo en casa, su madre y hermano menor ya habían llegado y les esperaban para la cena. Luego de haber cenado se reunían en la sala para hablar sobre su día a día hasta que su padre aprovechó para contarle a Senjuro lo que antes le había dicho a él

— No sabía que teníamos tales reliquias —soltó Senjuro bastante curioso

— Son buenas, pero cuesta preservarlas

— ¡¿Es así?!

— Por supuesto, aunque dos de ellas se usan actualmente

— ¿Qué? —exclamaron ambos sorprendidos

— Los anillos que ven en nuestras manos también son parte de las reliquias —añadió Shinjuro mientras ambos les enseñaban— también vienen de la pareja de espadachines así como un accesorio de cabello antiguo, solo se usa en ceremonias

— Increíble...

— ¡Padre! ¿Cuál es la historia de los espadachines?

— No se sabe mucho al respecto, solo pequeñas cosas como que la esposa del espadachín salvó su vida y se convirtió en algo muy importante por esos sus espadas siempre se han mantenido juntas

— ¿Llamas y lotos? Uno es fuerte y el otro es gentil, un buen complemento

— Así es Senjuro, también dicen que los anillos emitían una tenue luz cuando los usaron, pero pueden ser solo inventos

— Brillaban...

— Se cree que con el tiempo ambos van a volver a encontrarse para estar juntos de nuevo, según lo que escuché de mi padre leyó que la joven tenía unos hermosos ojos verdes, eso en parte cautivó el corazón del espadachín

— Ojos verdes...

"Ririka"

— Hermano, ¿estás bien?

— Si, ¿por qué?

— Estás rojo —soltó Senjuro curioso mientras todas las miradas se volcaban en el mencionado

— ¿Qué? ¡No, estoy bien!

— Bueno, de ahí también está la pequeña historia de que en la familia Rengoku nació una niña, muchas cosas pasaron pero no hay muchos datos más allá de lo que se ha transmitido y conservado

Las pequeñas historias de su familia les parecieron increíbles y diferentes, sin embargo su padre no les contó todas, pero tanto él como su madre parecían admirar y tener un cariño especial por la historia de los dos espadachines

— Una promesa de volverse a encontrar ¿eh?

Tōjuro pensaba que esas palabras eran muy profundas y quizás aun escapaban del todo de su comprensión, sin embargo no podía dejar de darle vueltas, a pesar de no saber mucho ni conocerla sentía una pequeña admiración por su antecesora que también fue un espadachín, una mujer digna de admirar

A la mañana siguiente, Shinjuro le pidió a Tōjuro que fuera a retirar ambos objetos pues el debía llevar a Ruka a retirar unos papeles y Senjuro tenía club así que la responsabilidad caía en él, además su padre le había dicho que lo más seguro es que Haganezuka lo trajera de regreso pues valora bastante ambas espadas

"Pensé que diría que le importaría la seguridad de un niño"

Luego de clases Tōjuro se dirigió hacia el lugar que había visitado el día anterior con su padre, sin embargo esta vez se dirigió hacia algún trabajador para que le guiara pues no podía ni era su estilo imitar aquellas acciones de su padre, pero para su sorpresa la persona que buscaba también estaba allí

— Tú eres Tōjuro ¿verdad?

— ¡Buenas tardes! ¡así es!

— Escandaloso... —masculló el hombre por lo bajo antes de dirigirse hacia su "taller" siendo seguido por el mencionado

— ¿No tuvo inconvenientes con las espadas?

— Claro que no

— Dijo que su familia creó la que tiene la empuñadura de Loto ¿verdad?

— Así es, aunque es un poco compleja

— ¿Compleja?

— La espada tiene filo, pero comparándolo con la primera no tiene tanto

— ¿Eso que significa?

— Es probable que su dueño tuviera una buena habilidad y también... no siempre buscara la muerte como una opción

— ¿Puede saber eso con solo ver la espada?

— Es el trabajo de mi familia, las espadas no son solo un arma para matar, también puedes proteger con ellas

— ¡Por supuesto!

— También se vuelven la compañera de su portador, y eso es porque confían en ellos, todos los objetos pueden almacenar alguna emoción o algo de su dueño, creo firmemente en eso

— ¿Por qué lo dice?

— ¿Quieres intentar?

— ¿Qué?

— Bueno supongo que también depende de si tienes sensibilidad, pero toma una de las espadas

— ¿En serio? —Tōjuro se sintió emocionado ante aquello y sin dudarlo tomó la de la empuñadura de loto

Era hermosa, una espada para luchar y proteger y con un filo en donde la muerte no fuera la primera opción, pero más allá de eso una sensación extraña envolvió al joven pues al momento de blandirla rápidas imágenes se hicieron presentes en su mente, unas manos unidas, una espalda femenina y una sonrisa

— Hey, chico ¿te encuentras bien?

— ¿Hum? ¡¿Por qué?!

— Estás llorando

— ... —el joven guardó silencio al comprobar que efectivamente algunas lágrimas habían recorrido sus mejillas junto a ese sentimiento confuso— Haganezuka-san, también creo en lo que usted dice

— ¡Hum, me parece! Tōjuro, a pesar de ser joven lo entiendes... me agradas

Al final no fue como su padre dijo y Tōjuro tuvo que volver con ambas cajas solo, una de ellas colgada en su espalda y otra en sus brazos, se sentía bastante agradecido por entrenar ya que su cuerpo tenía fuerza para llevarlas sin cansarse y el camino no era tan largo

Tōjuro hubiera deseado también probar la otra espada, sin embargo Haganezuka estaba muy ocupado y le dijo que se fuera pronto a casa antes de que anochezca, pues el atardecer ya se estaba haciendo presente y no quería preocupar a sus padres

— Oh, joven llevas unas espadas muy interesantes

— ¿Qué?

El joven de cabellos rubios volteó a ver para encontrarse con una mujer de largo cabello rojo junto a un sencillo vestido blanco con tonos celestes, su expresión era suave, pero también seria como si viera a su abuela y le hablara sobre todo lo que había vivido

— Disculpe, ¿cómo sabe que son espadas?

— Por la caja, si conoces del tema puedes deducir más rápido su contenido y también pareces alguien que hace una actividad similar por lo que sabes como llevarlas

— Es así, me alegra ver que más personas estén interesadas

— No, solo a aquellos que han visto muchas cosas es probable que pueda interesarles, ¿sabes por qué? Pues... todo lo antiguo lleva memorias de ese tiempo y también todo aquello tarde o temprano debe regresar a su dueño, pero recuerda... no es fácil olvidar un lapso de recuerdos —añadió con una reverencia para luego retirarse

— ¿Qué significa eso? —se cuestionó así mismo

No era una respuesta que fuera a obtener tan rápido y para Tōjuro siendo joven era algo que podía esperar y quizás olvidar mientras volvía a casa y le entregaba ambas espadas a su padre, quien se las llevo para guardarlas. Otro día estaba llegando a su fin y él no sabía nada de Ririka

Muchas veces los caminos se juntan y otras se separan por una muy delgada línea, ya que si Tōjuro no se hubiera detenido a hablar con la mujer de antes probablemente hubiera visto a quien deseaba ver pues mientras él aguardaba, Ririka cruzaba en dirección al parque cercano

La joven agradecía en su interior que no hubieran niños cerca, como si estuviera abandonado desde hace mucho tiempo. Ririka se dejó caer en uno de los columpios mientras con sus pies se movía levemente hasta tomar fuerza para columpiarse, en ese momento sentía que podía tirar todas sus preocupaciones

Solo concentrarse en sentir el viento ir y venir mientras alborotaba su cabello. El sol ya casi listo para desaparecer y terminar otro día, sin embargo para ella por más que pasaran los días el dolor no se iba de su pecho

El día que vio a Tōjuro, ni su hermano o Tamaki estaban en casa, y al volver ella vendría con la triste noticia de que una de las primas que crecieron y de las cuales Ririka mantenía contacto por cartas se había suicidado al sentir la presión social y que le forzaran a casarse cuando ella ya había escogido a alguien

"Amar a alguien lleva un gran costo"

— ¿Ahora eres feliz...? —soltó Ririka en voz baja mientras las lágrimas recorrían sus mejillas— claro que no, solo quisiste terminar con esto...

La voz rota y apenada de Tamaki, la corta llamada de su hermano, la "charla" con su abuela y su advertencia, todo era demasiado pesado y le estaba asfixiando lentamente

— Recuerda Ririka, espero no seas tan estupida como para terminar como esa chica...

— No es así...

Con esa corta respuesta una cachetada había surcado su rostro, su abuela estaba decidida en aprovechar la ausencia de su hermano y dejarle en claro que ella no tenía tanta libertad para decidir su futuro ni la persona con la cual lo compartiría

— Siento que solo voy perdiendo todo lo que quiero poco a poco...

Las cosas van y vienen sin decir adiós, así como las personas, no todas van a quedarse. Ririka sabía que aunque tuviera personas que la acompañaban, algún día ellos tal vez se irían mientras ella se quedaría

"No quiero amar algo así"

Se sentía un poco identificada con la canción de fondo. "Iu" una de sus artistas favoritas con su canción de "Eight", el ver el sol ocultarse y la luz desaparecer, la noche le permitía inundarse en sus recuerdos... recuerdos en los que siempre terminaba sola

"Tōjuro... soy mala"

No lo había notado, sus palabras torpes junto a su sombra que trazaba el atardecer siguiendo de cerca su ligero balanceo, más no esperaba que a su sombra se uniera otra y comenzara a impulsarla con más fuerza logrando que el viento se llevara las pocas lagrimas que le quedaban

"Conozco esa sombra"

La sombra ni la persona dijeron nada, solo se dedicó en impulsarla y esperar en silencio, mientras Ririka ordenaba sus pensamientos y fuerzas para poder enfrentarle con una sonrisa, sin embargo sabía que en su presencia ella era un libro abierto del cual nada le podía esconder

— Siempre eres tu quien me encuentra ¿verdad?

— ¡Creo que es una habilidad especial! Pero Ririka

— ¿Si?

— Puedo estar contigo y contar historias que no sean tristes

Ese pequeño y tonto comentario le había sacado una pequeña sonrisa, al final sin desearlo o esperarlo sus caminos se habían cruzado, aunque antes había dicho que no lo necesitaba, con solo ver esa sonrisa alegre y sincera ella simplemente no podía soltarlo y perderlo

— Tōjuro, me quedaré aquí —soltó con una sonrisa mientras tomaba la mano masculina

— ¡Si Ririka quiere hacerlo, entonces yo también me quedaré aquí! —declaró seguro antes de dejarse caer en el columpio contiguo



¡Hola! :3 después un tiempo, pero ¡aquí estoy! Con un nuevo capítulo que en parte me costó un poco porque la canción no ayudaba y me entraba las ganas de sudar por los ojos, sin embargo hay algunos datos interesantes que a muchas les traerá recuerdos... sin nada más que decir nos vemos en el próximo capítulo y a quienes siguen BLSR nos vemos allá también ^^

Att: Andysakurai15

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