— Vamos Yoonie, cálmate —Su pequeño amigo rubio Jungkook trataba de calmarlo del enorme ataque de estrés que lo estaba demoliendo. 

— Por más que intentó, no me sale nada bien. Esto no es justo —Yoongi se lanzó al suelo derrotado, pasaban de las dos de la mañana en su amada cafetería y se estaba preparando para una gran competencia en la cual, los mejores baristas deberán exponer sus habilidades frente a catadores expertos en el café. 

Yoongi movía sus manos de manera Sublime, tratando de darle el toque tan característico suyo a la taza de café con la cual estaban practicando. 

— ¿sabes qué? Mañana te llevaré al Museo, estas muy estresado y te necesito sano para la competencia —Jimin lo ayudó a levantarse del suelo.

— ¿Ir al Museo de qué me sirve? —se sacudió el mantel y encendió la máquina para moler granos, de nuevo. 

— Porque... —Jungkook alejó su manos del instrumento y las bajo— Sé cuanto amas el arte y si no me equívoco habré una exhibición de un pintor que está pegando mucho en el país —Yoongi alzó las cejas— Si, sé que no son las originales , pero dicen que su arte calma todo pesar —Yoongi bufó y se quitó el delantal. 

— Eso lo hace el café — estaba dispuesto a beber otro sorbo de su taza, pero el rubio se lo impidió. 

— Sé que me matarás por esto, pero si sigues tomando más café, por hoy, no dormiras en los próximos veinte días — Jungkook sonrió de ver como el mayor mostraba sus incisivos tan adorables y característicos de él. 

— ¿Y qué harás con él? ¿Tirarlo? — río sarcástico, sabía que para Min Yoongi el deshacerse de un café y en especial uno suyo, sería el peor pecado de la historia. 

— Claro que no tonto, yo lo beberé. Lo necesito — Así, lo bebió mientras el azabache terminaba de guardar las cosas con sumo cuidado. 

Le echó un último vistazo a su preciada cafetería. Era algo sencilla a comparación de las elegantes y modernas franquicias que se encontraban al rededor del país, esta era su vida. 

Su abuela materna la había fundado junto a su madre -su bisabuela-

El cargo se fue directamente a él ya que era el último de su familia -vivo- que se preocupaba por esta, al ser criado por su abuela debido a que sus padres murieron cuando era un niño, creció con el amor por el café en las venas. 

Oh, como recordaba lo buena que había sido la vida, cuando su abuela estaba viva y este fingía que ayudaba en el café 

Horas y horas de juegos, azúcar y alfajores , pero sobre todo amor. 

No dudó ni un segundo en tomar la dirección de la -ahora- empresa de café que había creado. 

Cerró la puerta deseando que el maravilloso aroma lo acompañara. Había sido un día largo y debía descansar. 

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— será muy divertido —sonrió muy entusiasmado el rubo, hablando de la mano del azabache para agilizar sus pasos. Entraron en el Museo que conocían como la Palma de su mano. 

Había mucha gente ese día, al parecer todos estaban esperando esta exhibición. Luego de más de media hora de espera -lo cual, al azabache me pareció ridículo ya ni siquiera eran las pinturas originales- lograron entrar. 

Desde retratos muy meticulosos hasta la pintura más delicada y estructural, estaban en la exhibición. Yoongi se encontraba recorriendo con su boca abierta los pasillos estudiando una por una las obras. 

Esto es el arte. 

— Lo consideran el artista del siglo —surruro Jungkook junto al sorprendido azabache. 

— Es realmente bueno —reiteró Yoongi, observando un retrato de una chica desfigurada y en lugar de partes de cuerpo y sangre, flores brotaba de ella. 

— Dicen que él es el arte —sonrió Jungkook coqueto— las personas que se han dado el lujo de conocerlo, aseguran que es un Ángel andante —Yoongi delineó con la yema de sus manos el seudónimo que se encontraba en la firma de la pintura. 

"M"

— Oh si, su seudónimo es M, nadie sabe porque, pero su nombre es Park Jimin. ¡Dios, hasta su nombre suena perfecto! —Yoongi rió. 

— Le diré a Taehyung, Jungkook —advirtió el azabache. 

— ¡Oh Dios no! —rió a carcajadas el rubio— pero no exagero, dicen que el hombre es la perfección andante. Que por sus poros brota erudición y de sus labios poesía.

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— ¡Hijo de la vainilla! —exclamó el castaño contra su oponente. 

— ¡Park Jimin, no eres rival para mí! —rió el rubio golpeando con fuerza la pelota que venia en su dirección. A lo cual Jimin reaccionó, pero la mano de su primo era aún más fuerte, por lo cual la pelota de tenis no pudo ser golpeada por su raqueta, dejando a este como perdedor. 

— Da igual, solo eran diez mil dolares —siseo el castaño al darse cuenta que perdió el partido y la apuesta. 

Entre risas de triunfo y manotazos, ambos salieron de la cacha privada de tenis para ir a encargarse de sus propios asuntos. 

— Oye, ¿cómo vas con la próxima obra —preguntó Namjoon mientras tomaba jugó de naranja. 

— Pues, aún no está lista —patrañas, ni siquiera sabía que hacer. 

— ¿Seguro? ¿Podría verlo? —pregunto con curiosidad Namjoon. 

— No, aún no está lista y quiero esperar hasta el día de la gran exhibición —el Museo de Londres se enteró de su enorme fama en Corea y le habían pedido sus obras para una gran exhibición en la cual, el presidente, magnates y familia real se encontrarían, era más que épico para él y el país. 

— Querido primo, sabes como adoro tu opinión antes que otras pero cree en lo que te digo, no te defraudaré —tomo6 sus hombros y avanzó a la salida con el objetivo de irse y zafarse de la incómoda mentira a su primo.

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𝙉𝙤𝙩𝙖 💌

Ahí tiene el primer capítulo que esta bien hermoso uwu, en la parte de los diez mil dólares yo estaba bien wtf, nmms baboso xdxd

Espero que les haya gustado tanto como a mi uwu

¡Bye mis chiquitos!