Capitulo 7

Las horas habían pasado pero Richard ni se había percatado de aquello.

Cuando logró recobrar la consciencia estaba a las orillas de aquel lago y ya había oscurecido.

── ¿Qué...?.──  Dijo bastante aturdido tras haber tosido con fuerza expulsando el líquido que se había acumulado en sus pulmones al tragar agua.

Sus recuerdos eran borrosos, no recordaba mucho al respecto, solamente que había accedido a estar tiempo con George, habían hablado del otro y que el adverso había dicho que lo quería sanar de aquel resfriado... Pero... Cuando tomó su mano el otro lo había jaloneado al agua y no lo había dejado salir a la superficie para tomar aire... Había querido ahogarlo.

Algo desorientado se puso de pié, estaba empapado, congelado y tiritaba, la fuerza en su cuerpo parecía querer desvanecerse, sus piernas flaqueaban y tras ponerse de pie cayó de rodillas soltando un chillido junto a un gemido adolorido.

Tenía miedo, el miedo lo abordó por completo, si no podía moverse ¿Cómo volvería a casa? Preocuparía a Paul y John... Más a John el cual le había dejado irse de la casa, sentiría que sería su culpa.

Ante aquel pensamiento gruesas lágrimas bajaron por su mejilla tras un vano intento de arrastrarse por el césped, el camino a la cuidad era muy largo, no llegaría, no importaba cuánto se esforzara en querer avanzar, caería rendido, muerto de frío y con suerte lo encontrarían ahí tirado ya que jamás le dijo con exactitud a sus compañeros y amigos en lugar exacto de aquel sitio, se sentía tan miserable, si hubiera dado esa información estaría la posibilidad de que fueran a buscarlo pero ahora estaba ahí tirado, solo y moribundo.

── ¿G-George?.──  Llamó al otro en un gemido lastimero.

Pero nadie respondió a su llamado cosa que le hizo sentir aún más apenado y enojado consigo mismo, enojado por haber confiado en aquel hombre que raramente lo había engatusado con solamente verlo, pensado que ahora era más factible que fuera una criatura con relativo parentesco con las sirenas de aquellos cuentos y relatos de marineros, como idiota había caído en aquello teniendo como resultado su situación, iba a morir congelado en aquel sitio sin nadie que pudiera ayudarle.

No sabía cuánto tiempo paso hasta que su cuerpo dejó de tiritar contra el césped, el viento nocturno lo azotaba con fuerza haciendo que sus músculos se tensaran y temblaran en el acto más primitivo de generar calor hasta que su cuerpo quedó inerte, tirado en el medio de la nada como basura que nadie buscaría, su último pensamiento fue la clara preocupación de su madre al no recibir ni contestar sus llamadas, ella estando en Liverpool sin poder hacer nada ni comunicarse con su único y adorado hijo que había desaparecido de la nada.

Entre las sombras de la noche unos ojos pardos miraban fijamente aquel cuerpo inerte en el suelo, sus ideas de haber querido sanarlo no se vieron cómo había pensado y por ello lo devolvió a la superficie, no funcionaria en lo más mínimo y ahora que lo pensaba aquella idea suya había sido completamente estúpida, querer sanarlo de la peste que era la humanidad para que fuera uno de ellos le hacía recordar a la leyenda de aquellos pulgosos licántropos que infectaban a las personas en aquellas épocas oscuras medievales.

Había sido un verdadero estúpido y capaz que con ello el otro no querría ni verlo en pintura por ello salió entre los pastizales en aquella forma de un lobo de pelaje oscuro debido a la comodidad que le brindaba aquello y se acercó a Richard a paso lento para enseguida olfatear su cabello y ver si es que seguía con vida cosa que terminó resultando, solamente se había desmayado o alguna clase de shock por el frío que había agarrado.

── Perdona... No pensé que fuera a pasar ésto.── Gruñó antes de volver aquella forma humana que había imitado de otro humano que hace muchísimos años había sido alguien cercano a él. ── Estarás bien... Si Harry me llega a ver de seguro me mataría.──

Suspiró pesadamente tomando al joven entre sus brazos y comenzó a caminar por aquel sendero que estaba muy bien marcado por el otro.

Era muy tarde ya, no había muchas personas, solamente jóvenes que se juntaban a tomar o alguna clase de mujer que le ofrecía una clase de servicios que no entendía muy bien pero trató de evitarlos a todos porque ya muchos lo habían visto raro porque era invierno y estaba evidentemente desnudo.

Se preguntaran ¿Cómo sabía George donde vivía Richard? Sencillo, gracias a sus capacidades morfologicas era capaz de adoptar cualquier forma por más pequeña que fuera y una tarde siguió al de ojos azules en forma de un gorrión hasta su casa solamente por curiosidad y ver qué era en si lo que el otro hacía o confirmar sus sospechas de que no era un mal sujeto en lo absoluto, cosa que terminó resultando así que el llegar a la casa del otro no fue muy difícil.

Subió las escaleras hasta el porche iluminado, cosa que le extrañó, los humanos eran demasiado raros, usaban cosas raras y todo era nuevo y extraño, no mentiría que se asustó mucho al ver cómo una clase de luz como las que irradia el Sol apareció directamente de la nada.

Escuchó unas voces dentro que aparentemente parecían discutir y el tema de la discusión era Richard, lo bueno de eso era que no se había equivocado de hogar, agradecía su buena memoria en esos aspectos.

── ¡Lo dejaste salir estando enfermo!.──  Gritó el de ojos hazel mirando al otro el cual parecía muy afligido.

── Paul, ya volverá, capaz que se fue acostar con alguna prostituta, él estará bien, siempre va armado no es un maldito niño que necesita que estés detrás de él todo el maldito puto rato.── Exclamó John tras dar un fuerte golpe a la mesa de la cocina, estaba igual de asustado que Paul pero se sentía más culpable por haber dejado salir a Richard.

── Es tu maldita culpa, si le hubieras prohibido salir el estaría bien, estaría aquí con nosotros y no podemos denunciar nada porque es mayor de edad ¿Qué vamos hacer? ¿Qué haremos cuando su madre llame en la mañana? Claro, le diremos "Oh si señora Starkey, su hijo no volverá a casa ¡Porque desapareció!".──  Vocifero estando demasiado molesto y angustiado en dónde las lágrimas no tardaron en bajar de sus hermosos ojos Hazel en dónde cubrió su rostro entre sus manos. ──Debí quedarme y no ir al taller mecánico.──

Aquella escena rompió toda barrera defensiva que tenía John consigo, ver a Paul llorar era algo que no podía permitirse ver, verlo así de mal por una imprudencia suya, por querer que Richard saliera e hiciera algo que le gustaba, sentía que su ausencia era por su culpa, que algo que había pasado, que en la ida a ese lugar privado suyo un animal lo hubiera atacado o un grupo de idiotas alemanes borrachos le hubieran emboscado, que por ser bajito pudieron molerlo a golpes para robarle lo poco que llevaba consigo para comprarse algo de droga o alcohol, eso lo estaba matando, el imaginarse el peor de los escenarios.

── N-no es tu culpa Paul... Él va aparecer mañana yo lo sé.── Dijo de forma no muy creíble porque no tenía la idea de absolutamente nada.

Tras escuchar aquellas palabras George apretó con fuerza el agarre que tenía en el congelador cuerpo de Richard el cual aún respiraba y que dejó delante de la puerta de la casa para luego golpearla con sus nudillos varias veces para enseguida convertirse en un felino similar al que habitaba en aquella casa y se acomodó sobre el pecho del ojizarco esperando a que fueran abrir.

── ¿Oíste eso? ¿¡Richard!?. ── Exclamó Paul seguido de correr a la puerta y abrir seguido de mirar hacia abajo viendo al mencionado tirado en el suelo empapado con un gato encima. ── ¡Richard! ¡John! ¡Llama al médico y ayudame!.──

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