Capitulo 4

Una vez más Richard se encaminaba a su lugar predilecto pero ésta vez iba casi corriendo, desesperado en querer tomar por sorpresa aquel supuesto acosador suyo para tomarlo desprevenido, para querer saber que hacía viéndolo y sobre todo saber cómo había llegado ahí, ese lugar era tan suyo que sentía que cualquier persona que no fuera él era un intruso que iría a corromper tal majestuosidad.

No le importaba en lo absoluto el ruido que hacía, los animalitos que ahora lo veían curioso ya que jamás lo habían visto tan alterado y desesperado por algo que desconocían en lo absoluto ¿Qué pensarían ellos si solo eran animales? Solo pudieron seguirle con sus ojos hasta perderlo de vista o huir de él si eran una salamandra, serpiente o un ratón cruzando el sendero, no querían involucrarse en ello ya que temerian una reacción agresiva de su parte.

── Te voy atrapar.──  Susurró el ojizarco desviándose del sendero y se ocultó detrás de un árbol sosteniendo su cámara, si había un hombre le sacaría una foto y luego lo increparia sin duda alguna.

Su espera se prolongó más de lo que esperaba, no pasaba nada, nadie venía, solo podía ver animales ir al lago a beber agua o que pasaban por casualidad sumado a las aves que cruzaban el cielo grisáceo típico de una tarde casi noche otoñal en Hamburgo.

Se recostó contra el tronco de aquel sauce y miró aún más el lago, nadie venía, no escuchó el sonido de ningún rodado que le dijera que un hombre había llegado, no escuchó ni una voz, nada... Es como si el supuesto hombre supiera que lo estaba espiando y por ello se escondió o decidió no concurrir pero eso ya esa idea era demasiado disparatada diría cualquiera, lo tacharian de paranoico.

Estaba a nada de rendirse e irse a su casa, no se encontraba de humor para rendirle tributo a tal escenario mágico, sabía que pronto esos árboles estarían desnudos, el césped verde estaría quemado o congelado junto al lago, sería diferente aunque podría llegar a dibujarle para un recuerdo invernal más adelante.

Con pereza se levantó estirando su cuerpo haciendo crujir varias de sus extremidades junto a un gemido aliviado, sobó con pereza su cabello castaño casi rubio y sus ojos azules miraron el lugar algo desorientado por la primera acción, debería irse a casa, seguramente debía seguir con sus prácticas para la presentación de la banda, no era alguien que debiera práctica, le era más llamativo improvisar por no decir que las cosas le salían solas pero no podía quejarse.

Así que le dió un último vistazo aquel mismo sitio que jamás se cansaría de admirar y se encaminó devuelta al sendero para volver a su casa no sin antes agacharse y arrancar una pequeña florcita rojiza que había visto junto a otras más, la miró detenidamente y una pequeña sonrisa apareció en sus labios, había tanta belleza en algo tan pequeño y común a la vista de muchos como lo era una simple flor de la cual no sabía su nombre.

Antes de seguir su camino escuchó el sonido de un chapoteo, eso solo podía venir del lago, sintió su corazón latir a mil por hora, debía ser ese sujeto, sabía cómo se escuchaba una piedra al caer, eso era más grande que una piedra sin lugar a dudas.

Se encaminó casi desesperado tirándose sobre el césped y se arrastró hasta llegar al árbol el cuál era su escondite junto al césped largo y miró en dirección al lago y ahí lo vió, sus ojos azules parecían fijos, sus pupilas se habían dilatado por completo, no daba crédito a lo que veía y un sonrojo se dibujó en sus pálidas mejillas.

Era un joven, un joven que estaba completamente desnudo como si nada mirando alrededor, su rostro denotaba preocupación, tenía dos de sus dedos apoyados sutilmente sobre sus labios dando a entender aquél sentimiento de preocupación. Estaba empapado, había salido del lago, las gotas de agua recorrían con atrevimiento aquella piel blanquecina, cuerpo delgado pero tonificado, muslos delgados, piernas largas, caderas ciertamente delicadas pese a tener unos abdominales marcados y firmes, era lampiño de pecho y un cuello fino y delicado yendo a su rostro, tenía pómulos marcados, cejas pobladas, esos ojos pardos depredadores que había distinguido en la fotografía era él sin duda, era él... Y estaba desnudo.

¿Sería malo sacarle una fotografía?

Claramente lo hizo pero el sonido de la cámara llamó la atención del joven empapado que dirigió su mirada hacia Richard, quiso avanzar pero retrocedió hacía el lago para zambullirse y al minuto básicamente volvió a salir para dirigirse a paso firme y decidido al lugar de dónde había escuchado aquel sonido.

Claramente Richard se asustó y retrocedió, un hombre desnudo venía hacia él y tenía cara de muy pocos amigos por no decir ninguno.

Se trató de reincorporar pero cayó de espalda cuando la cara del otro se apareció detrás del tronco y lo miró atento, con eso tuvo más que suficiente para retroceder usando sus manos y piernas para alejarse de ese sujeto el cual avanzaba cada vez que él se alejaba.

── ¿Qué quieres? Si te ofendió que te sacara una foto con la cámara la puedo borrar... No soy un pervertido lo juro.── Dijo totalmente nervioso el ojizarco quedándose sin fuerzas para retroceder y quedó tendido en el suelo.

── ¿Foto? ¿Cámara? ¿Es esa cosa que tienes colgando de tu cuello?.──  Señaló el chico hablando en inglés con una clase de acento británico bastante extraño para el criterio de Starkey.

── S-si... ¿No sabes que es una cámara?.── Dijo algo bastante extrañado al ver qué el otro no sabía lo que era una cámara y una foto.

── No... Es raro... Cómo todo lo que traes en la tarde... Ustedes los humanos son tan extraños... Has lo que quieras con la foto, solo me causaste curiosidad.── Expresó posando sus manos en su cadera húmeda sumado alzar sus hombros antes de volver a dirigirse al lago.

Cuando el humano vió como el otro se alejaba de él seguramente para desaparecer se levantó de golpe y lo siguió hasta casi llegar al lago en dónde se detuvo de golpe cuando el otro sujeto giró abruptamente su torso para hacerle frente cosa que casi lo hizo caer al suelo.

── Si te atreves a seguirme u osas hacerme daño, voy ahogarte y veré como la vida se va de tus ojos ¿Entendiste?.──  Preguntó gruñendo mostrando sus largos colmillos blancos que llamaron aún más la atención del adverso.

── ¿Quién eres? ¿Cómo te llamas? Solo eso quiero saber... No deseo hacerte daño lo juro.──  Dijo casi temblando ante lo imponente que se veía el otro sumado a su hablar firme.

── No te importa, no debo confiar en ustedes así que si veo que otras personas vienen aquí con intenciones de capturarme sabré que fuiste tú.──  Le aclaró avanzando hacia el lago hasta que el agua le llegó a las rodillas y se giró una última vez viendo esos ojos azules. ── Me dicen George, ese es mi nombre... En realidad me dicen de otras formas pero no te incumbe. ── Comentó con una sonrisa ladeada antes de zambullirse y desaparecer de la vista del otro.

Richard quedó totalmente estupefacto ante aquella escena, debía ser humano, si lo era debía salir a respirar, quería hablar con él, necesitaba saber más cosas pero los minutos pasaron y ningún hombre soporta por cuenta propia diez minutos sin respirar... Ahí comenzó a sospechar que ese supuesto George no era humano sumado a cómo había hablado, como si no fuera de esa especie.

Volvió a la casa casi en la medianoche tiritando de frío siendo acogido por los otros dos integrantes de la casa.

Seguramente amanecería con una gripe espantosa.

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