Capitulo 1

Una fría mañana en Inglaterra, un joven fotógrafo y diseñador nacido en una zona portuaria de Liverpool, Inglaterra de nombre Richard Henry Starkey se encontraba enfrente de un lago cristalino entre miles de árboles. Aquél lugar no era muy concurrido y eso le resultaba totalmente satisfactorio, la tranquilidad y el silencio le ayudaban a que sus ideas fluyeran cómo el agua de un arroyo en dónde su lienzo blanco se veía impregnado de trazos de colores en todas sus tonalidades que la mismísima Madre Naturaleza le hacía digno de admirar y que él trataba de plasmar lo mejor posible para rendirle tributo. El atardecer en ese lugar era un verdadero espectáculo.

── El día de hoy te has lucido completamente para mí.──  Susurró admirando su lienzo que descansaba en su caballete. ── Aunque podría verse mucho mejor.──

El joven castaño casi rubio soltó una pequeña risa apretando sus labios lastimados suavemente al no querer espantar a las avecillas que vivían en aquel calmo lugar que tan maravillado estaba de ver y que no se aburriría de usarlo como escenario de sus pinturas y diseños a lápiz con los cuales mejor se podía expresar a gusto y placer.

Al terminar su trabajo tras teñir de negro las cerdas de su pincel que usaba especialmente para ese color al firmar sus pinturas, cosa que terminó haciendo dando por concluido todo, ahora solo debía esperar a que se secara el acrílico y podría guardarlo para irse a su hogar antes que el anochecer lo atrapara en ese bello lugar.

Pero cuando la oscuridad se hacía presente, los monstruos salían de sus cuevas para hacer de las suyas.

Esos tontos cuentos que se relataban enfrente de la hoguera para asustar a esos niños traviesos para que le hicieran caso a sus padres. Esos cuentos parecían volverse reales cuando la oscuridad se alzaba apagando todo color existente.

── Paul se va a poner como loco si no vuelvo... Ese loco va acabar conmigo.──  Dijo entretenido ante sus propias palabras respecto al chico de ojos hazel y cabellera oscura.

Su receso fue bastante corto, se pudo distraer un poco tomando piedritas y lanzandolas al lago haciéndolas rebotar sobre la superficie varias veces antes de hundirse. Aquel pequeño ejercicio le entretenía, le servía para tener algo de silencio en su interior sin tener que pintar, dibujar o fotografiar, ser él solo, ser Richard Starkey.

Sus estudios en la escuela fueron un fracaso rotundo, renunció a ellos a temprana edad por su retraso escolar y se unió a un grupo de chicos convirtiéndose en un verdadero Teddy Boy, siendo temido por muchos pero jamás en su vida mató a nadie, la música... Ay ese arte era su favorito, le gustaba dibujar y fotografiar pero la batería era su mundo entero en dónde ahí conoció a unos chicos, John Lennon y Paul McCartney, eran sus hermanos, él era hijo único y el ahora estar con ellos no le hacía sentir tan solo.

Pero sentía que en el fondo le hacía falta algo, claramente el haber nacido cuando la Segunda Guerra Mundial comenzó le afectó pese a no tener recuerdos... Le había dejado mucho con lo cual desear pero ahora estando en Hamburgo todo parecía ciertamente diferente, escapado de la realidad miserable en la cual se había criado . Se preguntaba con mucha recurrencia como sería el futuro libre de todo aquello, seguramente sería un mundo mejor o eso quería pensar.

Lo que no sabía era que mientras su mente divagaba en esas realidades alternas para que aquella pintura se secara por completo, es que en esa ocasión unos ojos pardos depredadores lo vigilaban con curiosidad por encima del agua pero parecía que no perturbaba aquel hombre inglés.

Aquel ser se sentía intrigado, había visto aquel sujeto varias veces en su lago, jamás había visto un espécimen así, se parecía un poco a él pero tenía ciertas cosas que le parecían extrañas como esas cosas que cubrían su cuerpo. Había escuchado de leyendas antiguas que relataban sobre seres que vivían en la tierra que eran peligrosos, eran destructores de su propio mundo y que los de su especie tenían prohibido acercarse en lo absoluto porque los matarían.

Aquel ser se quedó mirandolo por otros minutos hasta ver qué se levantaba y como un ser asustadizo se volvió a sumergir de golpe en dónde se emitió un sonido como el de una piedra al caer en el agua, no quería ser descubierto, capturado y comido según decían sus padres y hermanos mayores.

Con ese último vistazo de aquel joven se le hizo de lo más cautivante, pero volvió a las profundidades de ese lago engañoso que parecía ser no muy profundo pero era absolutamente todo lo contrario con canales que llevaban a diferentes lugares por si debía huir.

Mientras tanto Richard se puso de pié para poder guardar su pintura ya seca por suerte en su sobre junto a los pinceles y tarros de acrílico. Así simplemente se vió erguido por completo dándole un último vistazo aquel apacible lago del cual secretamente se había enamorado. Dándole un último adiós se dirigió en la dirección opuesta ya casi trotando ya que si oscurecía por completo no encontraría la salida y eso sería un verdadero problema sin lugar a dudas.

Pero eso no terminó siendo lo peor de toda la situación, para nada, lo peor vino cuando entró aquella casa que compartía con sus dos compañeros que al verlo ingresar lo miraron espectantes y el chico de ojos hazel se acercó tomando sus mejillas viendo si estaba bien seguido del más que evidente regaño en dónde solo pudo agachar la cabeza y asentir siendo testigo de aquella escena que parecía el de una pareja el joven rebelde Lennon.

── Prometo que no volveré a llegar tan tarde... Pero Paul si tú vieras lo hermoso que es ese lugar ¡No! Mejor no lo hagas, podría echarse a perder pero puedes ver el cuadro que hice hoy... Mañana posiblemente lleve mi cámara.──

Comentó entusiasta el joven de ojos azules sacando de aquel sobre el lienzo y lo sostuvo entre sus manos tomando varios pasos de distancia de sus dos amigos para que vieran aquello que le había deleitado en su totalidad y no se comparaba en lo absoluto en lo que sus ojos claros eran testigos, estaba sumamente encantado con aquello y no dejaría que absolutamente nadie viera aquel lugar y que lo corrompiera en lo más mínimo.

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