𝖕𝖗𝖔𝖑𝖔𝖌𝖚𝖊
🐍 *;;↱ ᵕ̈ CURSED ↲፧ ˏ'୭̥*
00. ፧ ❝ ENCHANTRESS ❞
"— Now, you're mine."
MIDGARD 512 d.C
EL AMBIENTE HOSTIL se diluyo en el aire cual polvo y fue intercambiado por una nube de odio e impotencia. El campo de batalla estaba desolado, impregnado de olor a muerte.
Odin, padre de todo miró con suma tristeza los cuerpos inertes de su ejercito de valkirias, sin ningún sobreviviente aparente. Miró a la nada, pensativo y con el corazón en mano, tomando una decisión que si bien, como rey no tenía otra alternativa, pero como padre quiso seguir justificando los actos ruines de su hija, Hela.
Siendo la hija mayor de Odín, Hela sirvió como Ejecutora de su padre y además como líder de los Einherjar, el ejército de Asgard. Juntos conquistaron los nueve mundos destruyendo civilizaciones enteras y robando sus riquezas. Durante este periodo, a Hela se le asignó el poderoso martillo Mjolnir y la habilidad de generar espadas y armas hechas de obsidiana. Hela también poseía un leal lobo gigante llamado Fenris. Odín sin embargo, se convenció de que la forma de unificar los nueve mundos era por medio de la paz y su hija era un impedimento para alcanzar esos propósitos.
Su mente no paraba de repetir que era su culpa, si no le hubiera dado libre albedrío y quizá calmando sus pensamientos genocidas, aquel desenlace pudo no ser tan ruin, pero aquello ya no era posible, debía alejarla de Asgard y cualquier plano con vida. Y realmente, adonde pertenecía debido a su naturaleza divina.
La diosa quiso colonizar los nueve mundos e imponer su poder con la corona, cosa que no pudo permitir, la estabilidad de su mundo se sostenía por la paz entre los mismos, cosa que Hela no entendía, él luchaba por un control y sumisión, mientras que ella quería someterlos.
Por ello, quiso enseñarle una lección desterrandola a Midgard, pero todo fue contraproducente, ahí conoció a un humano llamado Wenwu, el cual, portaba con los diez anillos del poder y con ello fue suficiente para que su hija recuperara a sus dos lacayos mas poderosos y desatara la destrucción total.
Incubus y Enchantress.
Ambos hermanos eran destacados guerreros Asgardianos, que, ante su destreza, Hela los ascendió a ser quienes lideraran su ejército y batallas, claro, sin antes desarrollarlos a un nuevo nivel de poder, convirtiéndolos en lo más cercano a un dios.
Los educó hacia la rama de la hechicería, Incubus era grande y poderoso, mientras que Enchantress era despiadada y astuta.
En la guerra, sus Valkirias lograron someter a Incubus por su gran tamaño logrando arrebatarle una medalla mágica proporcionada por Hela, que era la fuente de su fuerza para maximizar sus poderes, además de que las guerreras estaban destruyendo a su ejército de muertos. Por ello, temiendo la derrota, Hela encontró a Enchantress como su última opción y tomó una parte de su divinidad, creando una nueva extensión de su cuerpo, logrando así que el alma de Enchantress abandonará su recipiente original y pudiera existir en el mismo plano que ellos, pero, de diferente manera.
Logró vencer a más de la mitad de las Valkirias solo deslizándose como una neblina oscura entre la multitud mientras que Hera masacraba al resto.
Pero, ante tanta destrucción y escuchando los gritos de súplica de su ejército, Odin finalmente hizo aparición, no solo con su ejército Einherjar, también junto con el Dios de la guerra griega, Ares y por supuesto, sus hijos. Y pese a que la batalla fue dura, logró derrotar a su hija y Enchantress, esta última, con ayuda de una bruja igual de poderosa, Frigga.
Miro a Incubus, quejarse en el suelo siendo sostenido por Ares con un lazo mágico creado a partir del cinto de belleza de Afrodita, que hacía presión con una espada clavada en su pecho. Mientras que, Wenwu permanecía debajo de la pesada pisada de Padre de Todo, imposibilitando el uso de los anillos.
Enchantress por el contrario, se había reducido a una sombra femenina, debilitada ante la falta de un cuerpo físico, estaba en el aire inmóvil gracias a la fuerza de Frigga, a la cual, Odin quería alejar del campo de batalla lo antes posible, pero le era casi imposible correr su mirada y presenciar a su hija derrotada con su corona partida en dos frente a ella.
— Me has decepcionado una vez más, hija mía. — Murmuró con tristeza, armándose de valor para por fin mirarla a los ojos.
— Nunca busqué tu aprobación. — Escupió con odio. — Eres un hombre ruin, con ideas erróneas, los nueve mundos merecen la libertad que les has arrebatado. — Intentó ponerse de pie pero sus fuerzas apenas pudieron ponerla de rodillas, cosa que la hizo llenarse de más rabia, no quería inclinarse ante él. — Como siempre, preferiste el poder antes que tu familia.
— Nunca debí enviarte a Midgard, los humanos te llenaron la cabeza con sus libertinajes. — Miró por debajo suyo al humano con cierto rencor. — Cuando nos enamoramos caemos en decisiones estúpidas, no te lo puedo permitir, esta no eres tú.
— ¡¿Y qué soy para ti?! — Gritó con impotencia. — ¡¿Un arma, un soldado que usas a tu conveniencia?!
— Eres mi hija, pero debo cumplir con mi deber de rey.
Acto seguido, Odin le hizo una seña a Frigga, la cual, miró con un deje de lástima a la diosa de la muerte antes de dejar escapar un hilo dorado de la punta de sus dedos que poco a poco se fue acercando a Wenwu.
— ¡No! — La diosa se aterrorizó al desconocer las intenciones de su padre — ¡Él no tiene la culpa de nada, no le hagas daño!
La magia de Frigga finalmente llegó al humano, el cual, comenzó a gritar de dolor.
— No morirá, solo te olvidará.
Hela abrió su boca sorprendida por la crueldad de su padre, con el corazón roto.
» — En tanto, tus sirvientes, al no respetar mis leyes, serán condenados a pasar el resto de la eternidad en mi prisión.
— Padre... — La diosa intento rogar, pero era demasiado tarde.
— Incubus, te condeno a ser el guardián eterno de el Salón de Tesoros. — Lo señaló con su cetro y cambió su forma.
Incubus, creció apenas un par de centímetros, su piel remplazada por una armadura metálica, su rostro fue eliminado y solo quedó un espacio para disparar los rayos capaces de pulverizar a cualquiera que se infiltre a su Cámara de Armas, siendo ahora bautizado como El Destructor.
Se puso de pie y quedó incompetente para su propia razón, ahora era un simple títere sin consciencia propia.
— En cuanto a ti... — Odin se acercó a la bruja que era contenida a penas — ¿Dónde está el Darkhold? — Cuestionó por el temido libro donde era sabido que la poderosa hechicera había escrito sus más oscuros conjuros. — ¡Dímelo! — Emchantress soportó la agonía y simplemente sonrió con burla hacia el rey de Asgard, el cual, suspiró derrotado sin querer perpetuar el esfuerzo de la mujer que amaba — Entonces... Tu penitencia será que no podrás regresar a tu cuerpo. — Por un pequeño segundo, Odin juro ver verdadero miedo en aquella criatura. El rey, alzó su mano extrayendo el corazón simbólico de la entidad ocasionándole un grito desgarrador de dolor, mientras un destello esmeralda salía de su cuerpo cegando a los presentes por unos instantes.
Odin miró aquel órgano, palpitante entre sus dedos. Lo acercó a sus labios y susurró una maldición, que, al instante convirtió el corazón en un amuleto que parecía hecho de ramas y sogas con un diminuto destello en el centro.
— ¡Padre! — Rugió Hela, destrozada al presenciar el ultraje ante su más preciada creación.
Más, Padre de Todo, sin importarle en lo más mínimo, continuo con su maldición. Con su cetro hizo una extensión del corazón de la bruja, creando un recipiente con forma de una muñeca y con el único poder de contenerla, el de ella misma.
De un solo movimiento lo abrió con delicadeza y este, sin más, absorbió a la entidad oscura dejando solo el eco de sus gritos de odio y desesperación.
Frigga, finalmente bajo sus brazos y se dejó caer en el piso agotada, llevando las manos a su cabeza con dolor. Pero eso no hizo que Odin se inmutara ni un poco, siguió con su castigo hacia los traidores y sin titubear, condenó a su propia hija a pasar el resto de la eternidad en el Hel, sin escapatoria alguna, condenada a administrar almas sin parar.
El hombre suprimió su dolor y enseguida regresó su atención a su prometida, Frigga.
— Amada... — Se arrodilló a su lado, revisando su bien estar.
— ...Odin... — Exclamó con dificultad — E-Enchantress... Ella no puede salir de esta reliquia, intentaré colocarle otro hechizo de contención para asegurar el futuro de Asgard. — La tomó entre sus manos con terror de cometer cualquier error — Nunca había sentido una magia así de oscura y poderosa...
Odin trago nervioso no queriendo demostrar debilidad ante un simple demonio.
— ¿El bebé está bien? — Tocó su barriga, cambiando de tema.
— Thor está perfecto. — Sonrió con ternura la futura reina — Será un fuerte guerrero. — Tomó la mano de su prometido sobre su estómago — Él necesitará un padre, Odin, te necesita en casa.
— Lo lamento Frigga... — Evitó sus ojos — Hela causó un alboroto en los Nueve Mundos, tengo a Laufey pisándome los talones, si queremos que nuestro hijo heredé un reino próspero y seguro, debo ir a la batalla.
ASGARD 929 d.C
El eco de los murmullos perseguía el temor del par que intentaban pasar desapercibidos en la enorme aula de trofeos preciados para su padre, Odin, Padre de Todo y rey de Asgard.
Ante cada paso de daban, los adolescentes se miraban con el ceño fruncido y siseando minúsculos "shh" hacia el otro por el ruido de sus pisadas en el elegante piso de mármol.
— No creo que sea bueno estar aquí sin supervisión de padre. — Por fin habló el menor, al no sentirse en peligro de ser descubiertos.
— Te dije que sería rápido, solo quiero ver algo, no seas paranoico, Loki. ¿O tienes miedo? — Cuestionó con un de je de burla haciendo que su hermano frunciera el ceño ofendido.
— Tu deberías tener miedo considerando lo que esconden aquí. — Lo señaló — Además, tarde mucho en convencer a madre para mis lecciones de magia y no pienso arriesgarlas solo porque padre no te dejo tomar el Mjonlir. — Refunfuño hasta que abrió los ojos asustado al ver a su hermano mayor fisgonear con el cubo de hielo de Jountehaim, por lo que lo aparto en un movimiento rápido — ¡Solo-! No toques nada...
Thor asintió con una mueca ante el regaño del pelinegro, parecía mas su abuelo que su hermano menor.
— Padre fue injusto conmigo, todos sabemos que el mjonlir será mío algún día.
— Como digas... — Bramó el menor aburrido.
Su padre les dijo que ambos deberían prepararse para reinar y liderar batallas en nombre de Asgard, obviamente con el gran apoyo del Mjonlir, un arma poderosa creada desde la lágrima de una estrella agonizante. Loki estaba bien con la propuesta, cumplir con sus obligaciones como príncipe en los entrenamientos además de pasar horas en la biblioteca real cultivando sus conocimientos sobre su reino y los Nueve Mundos que lo rodean. Pero, parecía que hiciera lo que fuere, su padre apenas y lo miraba para reconocer su esfuerzo, al inicio creyó que no era suficiente y tendría que hacerlo mejor para impresionar a tremenda deidad, pero, su idea cambio después de no una, sino bastantes ocasiones en las que Thor apenas movía un dedo y era celebrado como si acabara de vencer a un ejercito entero el solo. Y no quería desacreditar el esfuerzo de su hermano, sabía que se esforzaba por igual en los entrenamientos y recibían la misma educación, pero seguía sin poder alejar los pensamientos de cierto favoritismo de su mente.
— ¡Oh! Ahí esta, ahí esta... — Susurro con emoción su hermano, señalando el martillo a lo lejos siendo protegido por una esfera de energía creada con la magia de su madre.
— Bien, ya lo viste, ya nos vamos. — El peligro lo tomo del brazo con el afán de abandonar la sala de reliquias, pero Thor puso resistencia.
— No, es muy pronto, quiero verlo de cerca.
— Y yo no quiero alertar al Destructor y que nos pulverice.
Intentó volver a jalarlo, pero Thor se deshizo de su agarre para después empujar al pelinegro de forma leve pero lo suficiente como para desestabilizarlo y que Loki chocara su espalda en una de las tantas adoradas reliquias de su padre.
Ambos hermanos observaron la situación con el terror impregnado en sus rostros e intentaron evitar que esta llegar al suelo, pero fue bastante tarde. Aquella vasija terminó por caer al suelo haciendo un gran ruido en seco.
El par se quedo estatico esperando lo peor, pero por largos y tortuosos segundos, nada ocurrió. Ante el silencio, Thor soltó una risa nerviosa.
— Creo que lo mejor sería irnos, Loki...
— ¿Tu crees? — Interrogo de forma retórica y con mirada molesta.
Antes de que pudieran emprender camino para huir de su pequeña travesura un grito terrorífico sacado desde el mismísimo Hel ensombreció todo el cuarto.
Los hermanos se miraron con terror dispuestos a correr, pero antes de poder dar un solo paso, denso humo negro comenzó a salir de aquel recipiente nublándoles por completo su campo de visión. Hasta que, momentos después, este se fue comprimiendo hasta tomar la forma de una sombra femenina con brillantes faros amarillos en lugar de ojos.
El rubio pese al miedo no se dejo congelar por el temor e inmediatamente tomo la espada de un antiguo guerrero al que su padre derroto y esta se encendió en llamas.
— No te preocupes, Loki. Yo nos protegeré. — Bramó de forma valiente, frunciendo el ceño ante esa criatura.
Loki en cambio, quedo petrificado ante aquel ente, sintiendo toda su maldad y mala energía, y lo que mas le ponía los pelos de punta eran los símbolos que la rodeaban siendo estos pertenecientes a una magia oscura bastante poderosa. Thor en esas condiciones y mucho menos la espada que enfundaba eran rivales para eso.
— Thor... — Musitó levemente el menor, pensando en un plan de huida mas que para enfrentar a la criatura.
Pero la vista de aquel ente se centraba solamente en Thor y su osadía, mirándolo con odio puro.
— Hijo de Odin... — Susurro con una voz escalofriante y rasposa que les erizo la piel a ambos hermanos.
Antes de que aquella criatura pudiera acercarse un solo centímetro, el salón de trofeos fue abierto repentinamente por Odin de forma fúrica, a lo cual, la hechicera no dudó un segundo en cambiar su objetivo.
Thor miró con entusiasmo a su padre y estaba por adelantarse para ayudarlo a volver a contener a ese ser, pero antes de poder dar un paso, fue detenido por su hermano el cual, lo observó asustado haciéndole una seña para que no hiciera el más mínimo ruido. Y el rubio comprendió, su padre no había llegado a su rescate, era una simple ilusión de Loki.
El par se escabulló en camino a la otra salida que daba a los calabozos donde el plan sería pedirle ayuda a los guardias y que estos alertaran a su padre del peligro enminente.
En tanto, Enchantress se transportó de lo más rápido hacia Odin y al por fin tenerlo entre sus manos saboreando su venganza este se desapareció dejando solo un rastro dorado.
Miro a su alrededor confundida, hasta que su vista cayó en el par de jóvenes que intentaban escapar del lugar, y al estudiarlos un poco, pudo percibir magia del pelinegro.
La entidad apretó los puños enfurecida por haber caído en su trampa y se transportó hacia la puerta de salida que estaba por ser cruzada por los hermanos apareciendo en sus narices. Y sin darles tiempo para reaccionar, empujó con una fuerza descomunal al pelinegro de vestimenta verde haciéndolo volar por los aires.
— ¡Loki! — Gritó con preocupación el mayor.
— ¡Corre, ve con los guardias! — Ordenó alterado viendo como aquella sombra se acercaba amenazante hacia su persona y pensó con un poco de fe de que podría entretenerla lo suficiente con su magia en lo que su padre llegaba a la escena.
— ¡No, no voy a dejarte! — Sin más, tomo aquella espada rodeada de flamas y la lanzo hacia la bruja con una excelente puntería, pero esta solo la atravesó sin hacerle ni un rasguño.
Enchantress miró de reojo aquella espada, que después de atravesar su cuerpo terminó oxidada e inservible, y sonrió malvada hacia su presa.
Loki, en cambio, desesperado al ver a su hermano inmóvil por el shock de la situación, con sus poderes lo lanzó fuera de la habitación y cerró la puerta haciendo clara la indirecta de que necesitaban ayuda. Pero, antes de que pudiera hacer otro movimiento, sin apenas notarlo, la bruja tomó su brazo deteniendo su próximo ataque.
Lo miró burlona chasqueando la lengua de forma negativa logrando que el príncipe tuviera un temblor en todo el cuerpo. Acto seguido, la mujer hizo contacto visual entrando en su mente causando que el pelinegro entrara en un trance y sus ojos se volvieran completamente blancos.
Enchantress se paseó desde sus recuerdos más recientes, como el de aquella mañana en la que el rubio le propondría la idea de infiltrarse a la Sala de Trofeos hasta el día de su nacimiento. Se detuvo en este, al reconocer aquella tierra de hielo, frunció el ceño al apreciar como el infante era abandonado en un templo por el rey Laufey de Jötunheim, este lucía inmenso a lado de su propio hijo, el cual, era más pequeño de lo esperado para ser un gigante de hielo. Después de ello, solo escuchó los gritos de guerra hasta que fue encontrado por Odin y notó como el bebe entraba en la mente de Odin y encontró a su prototipo de hijo perfecto, quien era nada más y nada menos de Hela, por lo cual, inconscientemente tomó una forma parecida a la diosa de la muerte.
Enchantress sonrió enternecida ante la imagen de su creadora y amiga. Se escabulló en aquella memoria, siendo indiferente ante ambos reyes, pero no para el infante, el cual, la miró con curiosidad cuando esta dejó un beso en su frente y con su dedo índice marco un símbolo en su pecho, el cual brilló por un par de segundos antes de desaparecer sin dejar rastro alguno.
Para el dios de las mentiras, todo fue oscuridad, se sentía sin control de su cuerpo, estaba consciente pero no podía pensar algo coherente ni reaccionar de forma física. Hasta que, repentinamente despertó en un campo, el cielo estaba nublado y el paisaje verde no parecía tener fin. Observo su alrededor con confusión hasta que a sus espaldas, encontró a una mujer bastante sucia y con el cuerpo cubierto de símbolos de magia y con una corona rota de media luna en su frente. Trago saliva y se enfocó en sus ojos, sus pupilas estaban completamente negras y solo se apreciaba un pequeño resplandor verdoso en el centro de estos. Estos parecían admirarlo con deseo.
Por alguna extraña razón, sintió la necesidad de tocarla y con sumo cuidado extendió su mano hacia su rostro, pero antes de lograr su cometido, se asustó al ver su extremidad de forma diferente. Eran sus manos, pero al mismo tiempo no lo eran, estas estaban más grandes y maduras, con curiosidad tocó el resto de su cuerpo y pudo sentir sus hombros más anchos y su torso y brazos más fornidos. Al finalizar, cayó en la conclusión de que al encontrarse en su mente, tal vez se estaba reflejando en su edad mental, al menos no lucía como un anciano de cuatrocientos diecisiete años, su edad real.
Al querer volver la vista hacia la bruja, esta ya se encontraba a centímetros de su rostro mirándolo con adoración.
— ¿Qué eres? — Pese a la situación y la apariencia de aquella mujer, por alguna razón se sentía seguro.
— Tu... — Susurró — Eres mío ahora. — Lo besó.
Y en ese instante, despertó. Parpadeo un par de veces sin entender lo ocurrido, encontrando en sus manos la reliquia sellada de donde aquella entidad había escapado.
El sonido de fuertes y apresuradas pisadas lo alertó y miró a su alrededor sin encontrar ningún rastro de la sombra femenina, al regresar la mirada a la salida, encontró a su padre dirigiéndose hacia él a toda velocidad —con Thor y decenas de guardias detrás de él— con una mirada que nunca había visto antes en él: Miedo.
— ¿¡Dónde está Enchantress!?
— Enchantress. — Saboreó su nombre para luego fijar su vista en la reliquia en sus manos y sin saber muy bien porque, se la extendió a su padre como si de un tributo se tratase.
— ¿Tú...? — El rey se encontraba anonadado. — ¿La atrapaste?
— Si... — Balbuceó aún desconcertado — Si me disculpan, quisiera recostarme, estoy algo mareado.
Apenas dio dos pasos cuando un horrible dolor de cabeza lo atacó haciendo que se recargara en uno de los pilares con la mirada preocupada de todos los presentes.
— Hermano, ¿estás bien? — El rubio se acercó a auxiliarlo — No puedo creer que la vencieras, eres un héroe.
— Yo... — Su vista comenzó a oscurecerse hasta que terminó por apagarse, desplomándose en el suelo.
El principio del cap, por si no lo notaron, sigue la historia de Hela desde el What if, pero, al ser un universo alterno, Hela no logra derrotar a Odin, al contrario, al "perder su segunda oportunidad" es enviada al Hel.
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