𝙋𝙧𝙤́𝙡𝙤𝙜𝙤


Lancé una patada al estómago de mi oponente, él la esquivo, pero yo rápidamente cogí su mano y la doblé. Haciendo que se tirara al suelo para no hacerse daño en el brazo. 

-Bien hecho Delia, distracción y acción. No hace falta ser fuerte para ganar una pelea.-dijo Silva mientras se levantaba del suelo. Sonreí sintiéndome orgullosa.

Llevaba entrenando una hora con Silva, este sería nuestro último entrenamiento los dos solos, ya que mañana empezaría el nuevo curso escolar. Yo entraría a primero de especialista y de hada. Aunque no se podía hacer las dos habilidades pero Farah hizo una excepción conmigo.

-Tu padre estaría orgulloso de todo lo que has mejorado estas vacaciones.-exclamó el director de los especialistas con una sonrisa mientras se bajaba de la tarima.

-Gracias, espero cumplir las expectativas de todos.-murmuré con una sonrisa nerviosa.

-Lo harás, estoy seguro.-gritó mientras se alejaba del campo de los especialistas.

Me dirigí a mi mochila y la abrí. Busqué mi botella de agua y cuando la encontré, empecé a beber agua.

De repente, escuché un gruñido proveniente del bosque. Fruncí el ceño y me acerqué a la barrera. Apoyé mi mano en la barrera de color morado y miré si había algo entre los árboles, pero no vi nada. El causante del gruñido sería algún animalillo.

Empecé a alejarme de la barrera y fui a mi habitación. Mañana por la mañana llegarían mis nuevas compañeras de habitación. Eran cinco por lo tanto en la habitación seremos seis. Solo conocía a una. Terra, hija del profesor Harvey, era un hada de tierra y también vivía aquí.

Yo solo estaba aquí en verano, cuando nadie estaba. En el curso escolar, me quedaba en una casa enorme en Solaria con una amiga de Farah llamada Silveria.

Llegué a mi habitación y me puse música para empezar a ordenar todo. En un rato iría a comer con Terra y Sam así que tenía que darme prisa para tener todo listo para mañana. Ya que por la tarde estaría con Farah practicando mis dones.

Sam era hermano de Terra, es mi mejor amigo desde pequeños. Él también es un hada de la tierra.

(Golden de Harry Styles)

Comenzó a sonar Golden de Harry Styles y empecé a dar vueltas por toda la habitación mientras doblaba la ropa y la metía en mi armario. Como no miraba al suelo, me tropecé con un subrayador que se había caído de mi escritorio, lo cogí mientras reía y lo puse en la mesa junto a los demás subrayadores.

Me encantaba disfrutar de la calma. Cosa que no tendría cuando las demás llegarán. Pero a la vez estoy feliz por tener un poco de compañía.

Creo que todo el mundo cuando me ve, piensa que soy muy borde, pero no es así. Solo soy un poco introvertida y me da vergüenza socializar. Por eso prefiero obtener la etiqueta de borde a una de inocente para que la gente no me pisotee.

Espero tener una buena relación con mis compañeras. Al fin y al cabo, vamos a convivir durante casi un año y si hay un aura de malestar e incomodidad no va a ser muy agradable.

Terminé de recoger todo y miré la hora, las dos de la tarde. Era la hora de comer así que apagué la música, cogí mi móvil y salí del apartamento en dirección al comedor.

Cuando llegué, busqué a Terra y a Sam y cuando los encontré fui hacia ellos.

-Hola, chicos.-saludé mientras me sentaba al lado de Sam.

-Hola, tarta de manzana.-exclamó Sam sonriendo mientras me miraba. Puse una mueca y le di un codazo.

Sam se inventó ese apodo porque me encanta la tarta de manzana, podría comerla a todas horas.

-Que pesado eres con ese apodo, ilegal.-yo lo llamaba ilegal porque se supone que no podía atravesar las paredes en el colegio, pero él sabiendo que no podía, lo hacía.

-Sabes que lo hago porque tardo menos en llegar a los sitios.-añadió mientras se llevaba el tenedor a la boca.

-Dejar de comportaros como niños, Delia te he traído la comida.-exclamó Terra mientras me sonreía. Ella era un ángel caído del cielo.

-Muchas gracias Terra.-dije sonriéndola.-Por cierto, puedes ir instalandote en la habitación y así tienes más tranquilidad.

-Oh, muchas gracias. Espero que nuestras compañeras sean amables.-murmuró con nerviosismo.

-Tranquila Terra, seguro que te van a caer bien.-dijo Sam con una sonrisa tranquilizadora, ellos tenían una gran relación de hermanos.

Estuvimos hablando de diferentes cosas y cuando terminé me despedí de ellos y fui al despacho de Farah para poder practicar mis dones.

Di unos pequeños golpes en la puerta y cuando Farah me indicó que pasara, abrí la puerta y entré.

-Hola, querida.-le devolví el saludo.-Hoy nos vamos a centrar en la quintaesencia o el éter, como prefieras llamarlo.-explicó Farah. Puse una mueca.

-Farah, sabes que ese elemento no se me da bien. Tengo muchos problemas con ese don.-dije intentando hacer que  cambiara de opinión.

-Por eso vamos a intentar practicarla de manera diferente. Sabes que eres la única hada del mundo con este poder. Eres la única hada de los elementos.-dijo Farah. Genial, ya va a empezar con la charla. Mi madre y yo éramos las únicas hadas con este poder, pero cuando ella murió, me convertí en la única hada de los elementos.

Se supone que hay cuatro elementos, el fuego, el aire, la tierra y el agua. Pero hace poco Farah descubrió que había un quinto elemento llamado la quintaesencia o éter. Consiste en el material que llena la región del universo por encima de la esfera terrestre y la luz puede viajar a través del vacío. A día de hoy, sigo sin entenderlo al cien por ciento.

-Vamos al círculo de piedra para poder canalizar mejor tu magia.-dijo Dowling y empezamos a caminar en dirección al círculo de piedra.

(Way down We Go de KALEO)

Cuando llegamos me posicioné enfrente del círculo y coloqué mis manos en los extremos de este. Cerré los ojos para poder canalizar mi magia.

-Pon tu mente en blanco, no pienses en nada. Solo escucha mi voz y concéntrate en el vacío.-abrí los ojos y sentí una brisa pasar por mis ojos. Siempre pasaba eso cuando mis ojos cambiaban de color al activar mi magia.

Por cada don que utilizaba, mis ojos cambiaban a diferentes colores. Al activar el don de la quintaesencia se me ponían de color negro.

-Ahora piensa en los agujeros de gusano que se forman en las galaxias. Siéntelo, piensa en formar uno. Uno pequeño pero potente. Poco a poco ve sintiendo esa sensación de formar uno.-conforme Farah iba diciendo eso, yo hacía caso a todas sus palabras. Empecé a sentir un cosquilleo en mis manos. Cómo hormigas haciéndome cosquillas.

Comencé a girar las manos sabiendo que mi poder se había activado. Una brisa comenzó y me revolvió todo el pelo. Miré hacia abajo y vi un pequeño agujero negro formándose entre mis manos.

Miré a Farah y ella me sonrió con orgullo.

-Ya puedes parar. Ha sido todo por hoy. Lo has hecho muy bien.-me elogio mientras caminábamos hacia el colegio.

Hola!! Este es el epílogo de Courage. Estoy muy emocionada por este proyecto. Espero que reciba apoyo y que os guste. Adiós!!
 

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