𝐃𝐨𝐜𝐞

Mejillas abultadas, rosadas y adorables, ceño levemente fruncido, manteniendo puñitos cerrados.

SeongHwa con melancolía acariciaba la manita pequeña de su sobrino, por fin se había librado de los policías y desde que recibió la llamada de Mingi, no hizo nada más que correr a ver al recién nacido.

Su ropa aún tenía rastros de sangre, pero la urgencia que su hermanito estaba en estado grave no lo hicieron pensar mucho y se vino tal y como estaba.

Dos golpeteos resonaron contra el vidrio, SeongHwa se giró e hizo una mueca, volvió a mirar a JongHo y se puso en pie dispuesto a hablar con su ex cuñado.

Mingi lucía demacrado, bolsas debajo de sus pequeños ojos hinchados, cabello revuelto y una mirada difícil de descifrar.

- Sabes que no quiero verte la cara, ¿verdad?

El más alto bufó y guardó sus manos en los bolsillos del pantalón.

- Sí, bueno, gran parte de esto es mi culpa y...

- De hecho todo esto es tu culpa, y no hablo solo de hoy. Sino del momento en que YunHo estaba esperando al cachorro, no tuviste compasión de él y lo dejaste a su suerte. ¿Qué clase de persona eres?

Mingi bajó la cabeza, mordiendo su labio.

- Tan solo quiero conocer a mi hijo, eso es todo, aunque sea la última vez -su voz se apagó.

- ¿Te irás? -indagó, más que sorprendido.

- YunHo no me quiere cerca del bebé, no sirve de nada seguir aquí -hizo una linea con su boca y suspiró, mirando por el vidrio a su hijo- Ya he hecho demasiado daño, aún quedan temas legales que resolver con HongJoong. No podría siquiera acercarme a ellos sin cometer algún error.

SeongHwa le miró por breves segundos.

- Me gustaría ser positivo y decir que aún hay oportunidad con YunHo, pero seamos sinceros -le miró severo- Él no volvería jamás a ti, menos sabiendo que tiene cosas más importantes que hacer.

Los ojos de Mingi se cristalizaron, asintiendo con levedad.

- Lo sé, lo tengo claro -sorbió su nariz, bajando la mirada- Firmaré los papeles, será libre.

Por dentro su lobo aullaba desolado, su cría estaba tan cerca y tan lejos a la vez, pero como siempre; no podía hacer nada.

- SeongHwa, tú... -le miró suplicante- ¿Me dejarías cargar al cachorro?

El nombrado suspiró incómodo, negando con simpleza declaró:

- Hueles a tu pareja, yo no dejaré que JongHo sienta ese podrido olor. Lo siento, Mingi.

Mingi asintió con tristeza- JongHo, es lindo.

Miró a su pequeña cría y se lamentó por todo lo que hizo en todos esos meses.

- Adiós, hijo.

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