09

Para cuando despertó todo se había sentido como un sueño... Uno eterno y doloroso.

No pensó dos veces para querer ver a Ran y confirmar que estuviera vivo, sentía la necesidad de verlo apesar de que fuera un simple sueño que fue creado por producto de su imaginación. Luego de casí cuatro días lo logró.

Y ahí estaba, sentada en una de las mesitas esperando que los hermanos llegaran. Cuando se abrió la puerta se mostro solamente a Ran esposado de las manos, se sorprendió al verla pero ni dijo nada hasta que el oficial salió, dejándolo con las esposas unidas a la mesa para que no se liberará.

Su caballo había crecido al igual que él.

—¿Cómo te dejaron entrar?—cuestionó iniciando la conversación—No me digas que pagaste con tus ahorros del futuro.

A Momoka se le aguardaron los ojos de sólo escuchar su voz tan viva y con esa tonalidad bromista de siempre.

—Me hice pasar por tú hermana y falsifique una carta escrita por tus padres firmando para poder obtener un permiso, son menores de edad así que no hubo mucho problema... —limpio sus mocos con su suéter al igual que sus lágrimas.

—Esa es mi chica—habló orgulloso—Por favor no llores Momo-chan, me alegra ver tú bello rostro luego de meses—mencionó analizandola hasta notar ciertas cosas; intento tocarla pero fue imposible por las esposas pegadas a las mesas—Te ves más delgada y tienes ojeras, ¿te estas cuidando bien?

Rápido al ver su acción ella tomó sus manos—Sólo duermo tres o cuatro horas, pero me encuentro bien.

El chico se le quedó viendo sin decir nada, como si la estuviera presionando a que confesara la verdad, nunca fue buena mintiendo y Ran conocía los gestos cuando lo hacía.

—Okey, no estoy bien, la cabeza me esta explotando cada vez que estoy en mi casa, mis padres están peleando constante por pequeñeces tratando de disimularlo delante mío, ¡pero yo no soy tonta! Nuestra familia se esta destruyendo y las pesadillas me siguen cada vez que cierro los ojos, en todas mueres y nunca me entero hasta que visitó tú tumba, ¡ya no lo soporto!—expresó con un último grito sollozando, pegando su frente contra mesa.

Oyendo atento el mal alto acarició los mechones negros de la fémina con cariño, podía sentir cierta empatía o se veía él reflejada en ella hace unos años cuando sus padres comenzaron a cambiar y le dejaron todo el trabajo para cuidar su hermano menor.

—Cuando salgamos nos vamos a mudar... ¿Quieres ir con nosotros?—ofreció. Estaba preparado para lo que iba a hacer, sus padres ya no le importaban y con el dinero que siempre mandaban podría cuidar a Rindou incluso a Momoka, rentarian un bonito departamento y dejarían de preocuparse de sus padres—Podrás ir a nuestra escuela y estaremos juntos... Te dije que te protegería.

—¿Qué pasará con mi mamá y mi papá? Ellos se negaran—levanto su cabeza chocando mirada con Ran que se mantenía sereno.

En cada futuro que soñaba se separaba de sus padres y amigos, por eso moría, si esta vez cambiaba su futuro podría salvar al chico enfrente suya.

El de trenzas chasqueo la lengua recordando los padres de Momoka, ellos sobreprotegen a su hijahija, por el momento no hablaría de eso con ella, cuando salga ya sabrá como sacarla de esa casa.

—Dime mejor por que nunca nos hiciste una visita—hizo un puchero de indignación—Y yo que te exprese mi amor eterno, si no me quieres dímelo de una vez.

Rápido la cara de la peli negra cambio—¡No es eso! ¡Me prohibieron verte a ti o a tú hermano! Planeé por casí cuatro días mi escapada y el poder estar aquí—explicó tratando de justificarse.

—Tranquila, ya lo sospechaba, tú nunca nos abandonarias—se carcajeo—Falta unos meses para que salgamos y para tú cumple años, ¿tienes un deseo?—fue un poco tonto de su parte preguntarle de que deseaba, ella fácilmente podia tener lo que quisiera por sus padres.

Un sonrojo golpeo la cara de la Takahashi, hasta sus orejas agarraron ese colorado rojizo de la vergüenza que tenía al confesar su deseo.

—.... Yo quiero... un beso....—susurro lo último.

Sin poder escuchar bien volvió a preguntar—¿Un qué?

—Quiero... un beso tuyo—repitió bajando la voz conforme habló hasta ser intendible.

—Dilo más fuerte que no te escucho, Momo-chan.

Avergonzada se encogió en su lugar y desvío la mirada.

Le costaba decirlo en alto, quería tener su primer beso con el chico que fue su primer amigo y lo confundió con chica por el cabello largo.

—¡Un beso!—exclamó en alto—Uff, ya pude decirlo—suspiro más aliviada.

—Nunca espere que me pidieras eso, cuando salga te daré todos los besos que quieras Momo-chan~—canturreo coqueto acercando su cuerpo a la mesa—O podemos practicar.

—El policía nos va a regañar—volteo a ver la ventanilla dónde se veía el oficial—Prefiero esperas, cuando salgan quiero un enorme abrazo.

—Abrazos y besos, anotado.

—¡Se acabo el tiempo!—interrumpió el guardia.

—Es muy poco tiempo—se quejó el rubio sin ser escuchado por el mayor de lo liberó de la mesa y le re colocó la esposas—Nos vemos en unos meses Momo-chan—se despidió lanzando un beso imaginario.

—¡Vendré a recogerlos!—le grito para que escuchará.

Él se había ido.

Al salir del reformatorio tomó un metro para que la dejara cerca de su casa, abrió la puerta y se quito sus zapatos, al ingresar a la sala se encontró con su madre sentado en el sillón y las piernas cruzadas mirándola no muy feliz.

Le esperaba un regaño por haber mentido.

—Momoka Takahashi, ¿se puede saber dónde haz estado?—le cuestionó firme casa dónde los brazos—Dejaste al chofer en el centro comercial y desapareciste por casí cuatro horas.

Su madre no debería estar en casa aún, estaba segura que su chofer no hablaría tan pronto a comunicarle su "desaparición" algo afecto sus cálculos.

Abrió la boca queriendo decir algo para apaciguar el enojo de la mujer y poder salvarse.

—Yo a su edad también me escapaba por que mis padres eran unos estrictos, deja de ponerle reglas e impedimentos o dejara de confiar en tí—una mujer bien vestida y con var
las canas aparición con una pipa, liberando el humo mientras hablaba—No te eduque así mocosa.

—Madre, no me ayudas—fruncio el ceño—Momoka, te presentó a tu abuela.

¿Abuela? Era la primera vez que la veía en catorce años, sus padres nunca se la presentaron y tampoco querían que la conociera.

¿Por qué repentino cambio de parecer?

—Si, si, soy la abuela—le resto importancia—Ve a comprar una pizza mujer—le ordenó a su madre.

Expandió los ojos pero guardo silencio. También era la primera vez que oía que le hablaran así a su madre, suponía que era por que era su mamá y tenía poder.

—Mamá, no le metas ideas a la cabeza a mi hija, sólo recuerda que te quedaras unos días mientras te recuperas—mencionó levantándose de su sillón para irse.

Una vez quedaron solas la mayor la sujeto de los hombros sacudiendola.

—Dime a quien viste niña—pidió impaciente—¿A quien viste morir?

—Yo no... —tartamudeo asustada por la bruscalidad de la mujer que era su abuela.

—"Los sueños" habló de los sueños, estoy segura que debes ser tú la que viajaste por medio de los sueños—bramo rápido—¿Qué viste?

—No es nada... Son sólo pesadillas.

—Oh no lo son, niña, esa persona realmente va a morir.

Lamento haber tardado tanto y que sea tan corto, se me fue la inspiración.

Perdón por faltas de ortografía o gramática.

@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎🥀

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