Blood Halloween
Advertencias: Ninguna (un poco fuera de personaje?)
*Tori: A este arco, se le considera la puerta de los templos japoneses*
~•~
-Te juro que no parece un chico de secundaria- Amanda estaba hablando con Tenko, claro en compañía de su nueva amiga.
Su castigo ya se había cumplido, y aunque faltaba la presencia del castaño de ojos azules, su rato se volvió muy ameno.
-Dile que salgan mañana, falta a la escuela y puedes disfrazarte- está última palabra salió con un tono insinuante.
-No pienses cosas sucias- Karin rodó los ojos exasperada -¿No llevarás a tu hermano por dulces?.
-No quiso ir este año, dice que ya es un poco mayor.
-¿Por qué diría eso?- Tenko exhalo aire con una cara de susto -Yo quería ir con ustedes.
-¿No tienes diecisiete?- cuestiono la azabache.
-Dejame, pronto iré a la universidad y quiero evitar seguir creciendo.
-¿A Hōkaido verdad?- la de ojos cafés clavo el tenedor en la comida del contrario.
-Si, veterinaria- dió un sorbo a su bebida.
-Oigan, ¿cuál es su tipo?- Karin cambio de tema rápidamente -Bueno, el tuyo son los chicos.
-Me gustan ambos- contesto el ojiverde con simpleza -Pero mi chica ideal sería alguien amable, linda y claro que sería un poco más alta que ustedes. Me gusta el cabello negro, también que tenga ojos grandes, alguien que me ame como yo quisiera hacerlo.
-Le diré a Ebisu- Amanda alzo la cara encontrando una expresión de sorpresa.
-No es como que le sea infiel por pensar en mi chica ideal- el más alto revolvió su cabello pero su mano fue apartada gracias a Karin -Mi ideal y lo que amo son cosas distintas.
Sonrió porque no tenía idea de cómo cambió tanto su vida en tan pocos meses, encontrando calma en su familia y teniendo amigos.
~Amanda~
-2 de noviembre-
Estaba recostada sobre el piso de mi cuarto, mirando el techo, buscando alguna textura, alguna mancha para darle forma. No podía hablar con Tenko, fue de visita con Ebisu y no me dejó acompañarlo pues alegó que tendrían una cita, no tenía el número de Karin, se lo pediría después.
Le marqué una vez, y no contestó, ni marcó de vuelta, Ken parecía estar ocupado, o talvez le desilusionó verme. No estoy segura, y siendo sincera pensar de más algunas cosas solo te hace sentir fatal. Mi día era muy monótono y cuando acababa con mis deberes no había mucho que hacer.
-Amanda- Kenji me miro desde la puerta -Vamos a comer.
-Ya voy- me pare con dificultad para después salir al baño y lavar mis manos.
Durante la comida mi abuela mantenía sus ojos fijos en mi, algo incómoda le sonreí pero al ver que esto no era tomado en cuenta hablé -¿Pasa algo?.
-¿Tienes novio?- una mueca se formó en su rostro.
-¿Qué te dijo Kenji?- pateé su pierna por debajo de la mesa.
-Que tienes un amigo muy guapo y grande- al oír la molestia de mi hermano soltó una risita -Solo quiero saber si no era un tipo que te molestó.
-Es un amigo- alcé los hombros restándole importancia.
-¡Mentira!, Tenía la cara roja- la voz de Kenji me hizo tener un tic en la ceja.
-¿Qué te pasa?- solté un gruñido por su insolencia.
-Esta celoso- la abuela pico su mejilla -Kenji cree que le robaran a su linda hermana.
No dijo nada, solo volteó la cara y pude ver la punta de sus orejas rojas, me reí tanto que aún después me dolía el estómago. Cuando terminamos, Kenji acomodo los platos y yo tendría que hacer tarea, pero mi celular vibró.
-Hola Ken.
-Hola Amanda- su voz sonaba tan apagada -¿Cómo va tu día?.
-Oye, no te escuchas bien- mordí el interior de mi mejilla -¿Pasó algo?.
-¿Pondríamos vernos?... No quiero que sea raro pero necesito hablar contigo- era más parecido a una súplica.
Miré el reloj de la pared encontrando que aún era un poco temprano,para ser exactos recuerdo que eran casi las cinco de la tarde. No sabía que clase de situación pasaba, pero sin duda estaba en un mal momento.
-¿Puedo ir a verte?- volvió a llamarme.
-¿Podría ser en el templo?, llego en treinta minutos- colgué y la coherencia llegó a mi mente, no le había pedido permiso a la abuela.
Cautelosa me acerque a su cuarto donde abrazaba a mi hermano, ambos viendo una película animada -Abue, ¿Puedo salir?.
-Claro- ni me miró -Pero si es con un chico, me sentiría más segura si llegas temprano.
No me sorprendió que si me diera permiso, pero hasta me dió un billete -Carga las llaves, y no te distraigas mucho.
-Voy al templo, no tardó- pude ver los filosos ojos de Kenji.
.
.
.
~•~
Una joven castaña y de jeans negros subía las escaleras de ese lugar, pudo ver una motocicleta a unos metros pero no le dió importancia. Cada que lo pensaba era más ilógico que aceptará verlo en ese momento, pero si somos sinceros, el chico pasaba por un mal momento tanto así que había faltado a la escuela, y por ende no le mando cartas a la menor.
La más baja lo encontró sentado en las escaleras, tenía ojeras y parecía totalmente fuera de si. Mordió su labio sintiendo arrepentimiento por no arreglarse.
-Hola Ken- musitó tomando asiento a los pies del Tori.
-Hola, lamento haberte hecho venir- le sonrió débilmente -Solo no lo sé... creo que necesitaba hablar con alguien.
-Esta bien, no tengo mucho que hacer- junto las puntas de sus pies por el nerviosismo -¿Qué ocurrió?, ¿Tiene que ver con tu amigo?.
-Si, el...- las palabras no salían de su garganta, y era extraño pues quemaban y no las quería dentro -Se fué.
La castaña pudo ver el tono en que lo dijo, y el dolor de sus palabras, supo que hablaba de algo más que simplemente terminar su amistad -¿Murió?.
-Si, se suicidio.
-Lo lamento- sin intenciones de abrumarlo, acarició su espalda -¿Cómo estás?.
-Se que Mikey está muy afectado, perdió a su amigo de la infancia, y Chifuyu está destrozado.
-Te pregunté por ti- sonrió con nostalgia pues en el vió algo de ella -Estas siendo la roca de tus amigos.
-¿La roca?- arqueó las cejas con incredulidad.
-En quien pueden llorar y apoyarse- acortó la distancia entre ambos -¿Pero que hay de ti?.
No dijo nada, no hacía falta, Ken se preguntó si era tan predecible pues Amanda lo leyó como un libro para niños.
-Estoy cansado- con esos ojos apagados y ese tono tan inexpresivo terminó por ceder -El...
El rubio recargo su cabeza en el hombro de Amanda, era inexplicable la confianza que le tenía, y la comodidad que sentía al estar con ella, no, más bien desde antes ya lo pensaba.
-Esta bien, no tienes que hablar si no quieres- acarició su trenza, nunca antes acarició su cabello.
Era suave.
Se quedaron un rato en silencio, pero este no les incómodo. El primero en hablar fué Draken.
Guardo su distancia con la más baja -No quise incomodarte- tocó su cuello con cierta vergüenza.
-No te preocupes- Amanda le sonrió.
Era la sonrisa más hermosa que había visto en toda su vida. La más sincera.
-Creo que debería volver a casa- miró su celular de reojo, eran las cinco y cuarenta.
-¿Quieres un helado?- cuando se puso de pie Amanda tembló levemente. Era muy alto.
-Estoy bien, gracias- negó con la mano, pero está fué detenida por el muchacho que la sujeto para ayudarla a levantarse.
-No seas tan seria conmigo- su risa ronca sonó por todo el templo.
Al final acepto, y compraron una paleta en una tienda cercana. Ninguno habló, Ken trataba de comprender cual era el motivo de su comodidad, y la castaña no encontraba las palabras adecuadas.
-Bueno, gracias por ir conmigo- guardo las manos en sus bolsillos -Me sentí mejor hablado contigo.
-No tienes que agradecer nada- recordó lo que Tenko en su momento me dijo a ella -Somos amigos.
Perplejo pestañeó un par de veces más -Adiós Amanda.
-Hasta luego Ken.
La muerte de Baji jamás se olvida, la verdad me puse blandita pensando que Draken es la mamá del grupo :((
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