𝟬𝟬

Los súcubos e íncubos no eran invento de la gente. Existían y se mantenían ocultos en los sueños de las personas aunque no siempre terminaba bien. Ya que había una regla que ningún mortal sabía y de eso se trataba el caso de uno bastante profesional, que en una noche de luna llena decidió embarcarse de lleno en una ciudad que no había explorado hasta el momento: Yorkshin.

Gon adoraba a los vírgenes, por esa razón estaba entusiasmado a conseguir uno para encapricharse y después dejarlo como si un muñeco se tratara, voló entonces por los cielos, eran altas horas de la mañana así que sería fácil dar con su cometido. Pero la luz de una habitación llamó su atención.

Sus años de experiencia le habían hecho un experto en cazar a ese tipo de humanos, aquellos con los que había practicado cuando recién comenzaba su labor como demonio lujurioso y con los que consiguió puntos extra durante unas competencias. Presas fáciles y tiernas, que tartamudean y sueltan todo de ellos con facilidad, comida casi gratuita.

—"Me gusta el olor de este cuarto, menta y chocolate... También un poco de sufrimiento" —oculto en el árbol frente a la ventana de ese cuarto observa a su próxima víctima sentado frente a una pila de libros extensa. —"Hace mucho que no lo hago con un universitario... Debe estar muy frustrado, mis favoritos" — se relame los labios ansioso.

Killua Zoldyck era un joven estudiante ejemplar. Tenía las mejores calificaciones de la facultad dónde estudiaba, aunque al tener unos padres sumamente estrictos e exigentes no tenía vida propia más allá de quedarse despierto a altas horas para poder mantenerse en un buen promedio.

Usaba lentes por su falta de visión de lejos, se moría de sueño y el frío que entraba por la ventana que dejó abierta no ayudaba. Seguía resolviendo fórmulas en un cuaderno, mientras leía los problemas en una laptop gris.

Se acerca sigiloso, Gon lo admira de cerca, acepta que a veces sus favoritos no tenían por qué ser agraciados físicamente, —"Wahh, es muy lindo" — De cabello blanco como la nieve y la piel igual de nívea, —"Parece una muñeca de porcelana, con suerte y no tendré que volver en cinco minutos" Se acerca hasta el borde de madera y pasa las piernas sensualmente hasta sentarse, los ojos del joven no lo miran aun así que aprovecha esos segundos para mirar el cuarto, —"Uhg... ¿Esas son cruces?, virgen y religioso, es como volver a la antigüedad"— De pronto escucha un ruido seco, se había caído un libro por la impresión de verlo. Gon bate las alas negras y saluda coquetamente, las piernas cruzadas y alargadas llaman la atención del joven, —Buenas noches ~...

El estudiante lo mira. Con un gesto cansado y claras ojeras que opacan los lindos ojos azules. Apenas son unos segundos dónde logran verse hasta que Killua se sostiene el puente de la nariz para hablar en voz alta. —Señor, ¿qué clase de pruebas son las que tú me das? —suspira. —Sé que debí leer la biblia hoy pero no me hagas esto. —lo ignora olímpicamente, volviendo a lo que estaba haciendo.

Gon pestañea indignado, los colores se le suben a la cara pero se relaja inmediatamente después, suspirando. No era la primera vez que sucedía, pero años habían pasado desde aquella vez.

—Te ves muy estresado... Tenso. —se acerca casi flotando, como una ilusión que deja una estela al aletear. Sigue ignorándolo hasta que decide masajear su espalda y hombros, —Puedo ayudarte con eso. —da una vuelta hasta poder sentarse en el regazo del joven universitario, obligándolo a dejar de ignorarle, —Soy un íncubo después de todo, dime... ¿Qué clase de cuerpo te gusta más? —toca la frente del albino y su cuerpo entra en una pequeña metamorfosis, su altura se reduce, pero su pecho y piernas siguen muy parecidas, de feroces ojos pasa a tener unos más bien inocentones. —¿Un chico?, no me digas... —ríe coquetamente, siendo sumamente consciente de lo que eso implica.

—Sí, esto sin dudas es una prueba. —a pesar de su impresión se encuentra a punto de caer a dormir profundamente. Pensando que capaz se quedó dormido hace minutos atrás y todo eso era un sueño muy raro. —¿Por qué no vas a hacer tus cosas íncubo a otro lado? Estoy seguro que muchos estarían encantados. Tengo un examen mañana, no voy a caer en la tentación. —trata de moverlo pero a pesar del cambio en su cuerpo es pesado o él es muy débil. Suspira cuando lo logra su objetivo.

Para Gon el rechazo no es más que una señal de que debía ser más determinado, ya se había encaprichado con tenerlo, más por ego que por otra cosa, —No es bueno ir a un examen estando así, Dios me envió para que pueda ayudarte... Él lo sabe todo ¿no es verdad? —los demonios como él se llevan particularmente mal con ese barbudo y Gon, que ya tiene bastantes cientos de años, había usado su nombre en varias ocasiones sin remordimientos, —Tanto esfuerzo debe ser recompensado... Nadie más tiene que enterarse, es mi orden divina. —de por si su ropa es bastante reveladora, pero ahora que tiene las piernas abiertas frente a frente con el joven donde no se puede ocultar las prendas. Levanta el pijama superior mientras con la otra mano acaricia el vientre pálido.

Killua no supo cómo reaccionar. Esos deseos reprimidos salían a flote pero sus ideales le hacían estar en un limbo dónde no tenía que elegir. Bueno, si se trataba de un sueño raro no le veía lo malo... Si era algo personal suyo y nadie nunca lo sabría... Sonaba perfecto.

No habían pruebas para confirmar nada, pero el albino tenía la opción de aventurarse cosa que tras palabras sensuales y actos íntimos se concretó.

Pero no sé esperaba el experto íncubo que las cosas se salieran de control.

Hay una regla escrita en piedra para los de su raza y Gon, con años de experiencia se la sabía de memoria, si un humano, aquellos que debían ser utilizados solo como sacos de alimento y energía, lograba de cualquier forma hacer llegar al orgasmo a un incubo o súcubo este sería marcado para siempre, un tatuaje que se marca a fuego en sus vientres, muestra de que fallaron. En su vida había visto a varios de sus compañeros morir por culpa de estas marcas de estigma.

Cuando la madrugada llegó el joven universitario se había marchado sin prestarle atención al íncubo de su cama; debía rendir el examen más difícil de su carrera y no llegaría tarde; el moreno con los ojos lagrimosos y con las pupilas como corazones. Bañado en fluidos, transpiración, saliva y por supuesto semen, que se escurre de sus dos entradas, la vaginal y la anal. Su pene dormido y desgastado debido a algo que jamás le había ocurrido, había tenido no solo un orgasmo, sino tres, evidenciados en los fluidos de su pecho o en los de la cama.

—"¿Pero qué...?" — Mente en blanco absolutamente, que duelen los mordiscos, chupones y golpes, —¡Hya! —se sienta de golpe en la cama por el doloroso fuego en su vientre. —No... No, no, no, ¡No! —como si estuviese sido marcado con una aguja hirviendo, la marca nace, quemando su piel. Formas extrañas pero evidentes, el íncubo llora por esto ahora sintiéndose mallugado y destrozado.

Intenta huir de la casa, pero estar lejos del aroma del que ahora debía considerar su amo le hace tener ganas de vomitar, siente las secuelas y por ello tiene que volver, transformando su esbelto cuerpo en el de un niño de tal vez catorce años para esconderse en el armario del albino, resguardándose entre la ropa dentro.

El centro de estudios estaba repleto de gente de todos lados. Se notaba la ansiedad y expectativas de los pocos seleccionados que darían a cabo la prueba para avanzar al siguiente semestre.

Alluka, la hermana menor del pálido lo había acompañado aprovechando que estaba de visita. Ya que estaba en una escuela privada, no de los altos estándares porque fue diagnosticada con faltas de atención así que tenía profesores especiales. Quedaba al otro lado de la cuidad y aunque fuesen tres horas, la joven no faltó en presentarse para darle apoyo.

Killua se sentía liberado, hasta podía sentirse que feliz. El estrés y preocupación pasaron a segundo plano aunque estuviera en el salón siendo asignado a un asiento. Estuvo preparándose con suma dedicación semanas atrás así que de solo recibir la hoja que por ambas caras tenían problemas y preguntas por responder no tuvo dificultad en solucionar siendo uno de los primeros en completarlo.

La azabache lo recibió apenas salió de la facultad para darle un cálido abrazo. Fueron a comer algún dulce para compartir hasta que tuvo que regresar, su hermana tendría que asistir a las clases de la tarde así que tomaron caminos separados.

Killua se subió al bus que lo dejaba cerca de su casa y para su suerte sus familiares no estaban. Tendría la casa sola para su privacidad aunque eso era algo de las pocas cosas que respetaban ya que nadie entraba a su habitación sin permiso. Con ganas de tirarse a descansar subió las escaleras y giró le pomo para reconocer se inmediato su propia cama desordenada junto a algo de humedad que evidenciaban lo pasado.

— ''Por un carajo...'' Rápido cerró la puerta tras de sí pensando en limpiar las sábanas rápido pero un sollozo le hizo detenerse.

Gon se había pasado el día entero ahí metido, sollozando entre tristeza y necesidad, horas y horas donde solo se sintió como un novato, un niño. —"Se supone que está iba a ser una noche más de solo cinco o diez minutos"— Se da golpecitos por el espacio tan reducido, —"Mierda, ahora no puedo moverme sin que este cerca"— Escucha la puerta abrirse e inmediatamente sale de entre el nido de ropa, sollozando desesperado. — "Soy patético"—

—¿Sigues aquí...? —el albino lo ve diferente pero todo lo que hicieron lo recordaba medio borroso, solo estaba seguro de que duraron quien sabe cuánto. Nota como una prenda se le queda en la cara porque se quedó guindada como un perchero en sus cuernos.

Nuevamente la vena de la frente se le marca, Gon se quita la prenda del cuerno y sale volando del armario, tirándolo a la cama al agarrarlo de los brazos. Transforma su cuerpo hasta volverlo como era originalmente era, —¡Esto es por tu culpa! —se sienta sobre él comenzando a bajar y subir sus manos entre lágrimas, humillado, —¡¿Ves esto?!, es una marca de pertenencia... No puedo quitarla a menos que mueras. —tiene mucha más fuerza que el humano que se asusta por lo dicho, podría acabar con su vida de inmediato, aún a sabiendas que su propia vida se reduciría drásticamente, —Pero no voy a matarte, sería despreciar el pene más bonito que he visto... Aunque ya está desperdiciado por estar pegado a un idiota.

Gon le baja los pantalones de inmediato, llevaba horas sin alimentarse y ya se estaba sintiendo famélico.

—¡¿Pero qué diablos haces?! ¡Oye, espera! ¡¿Dices que es mi culpa y aun así quieres hacerlo conmigo?! —lo sujeta de los cuernos para que detenga así este a nada de quitarle la ropa interior. —¡Explícate bien, que no entiendo nada! ¡Tú fuiste quien me convenció! —sabe que su cola es sensible así que intenta sostenerla para detenerlo, ya que está siendo agitada de lado a lado por la rabia que presenta Gon.

Sus acciones se detienen de golpe. Gon tiembla por el dolor en su marca, le había dado una orden y su cuerpo lastimosamente reaccionó de inmediato, abriendo la boca para darle las explicaciones a su nuevo amo, —Llevo horas sin comer y lo necesito... Luego te lo explicaré, lo juro, amo. —esta rojo hasta las puntiagudas orejas, nunca había tenido que suplicar y le duele.

Killua deja salir un suspiro pesado, manteniendo una de sus manos en la cabeza dónde sus dedos se pierden en los cabellos oscuros. —De acuerdo... —dice algo inseguro, parecía una locura que de no tener prácticamente vida sexual ahora era todo lo contrario. Iría a rezar cinco padres nuestros después de eso.

El brillo vuelve a Gon, su estómago duele y se siente cansado, hasta que se le permite deslizar completamente las prendas por las piernas pálidas, casi le arranca la ropa interior. El miembro no estaba erguido del todo, pero Gon podía encargarse de eso, lo masturba un poco, dejando besos en los testículos. Concentrado en el olor a jabón, a menta y chocolate, — "Es grueso y la punta rosada es muy bonita mmhh ~ tan lindo" — acaricia la mejilla contra el miembro y mira al albino... Ignorando otra vez sus acciones.

Killua siente la mirada nuevamente rojiza sobre él pero no se digna a mirarlo. Todavía sigue asimilando lo que sucedió horas atrás pero puede percibir las acaricias, besos y lamidas que logran provocarle una erección, su pene al principio se ve pequeño pero de a poco va creciendo. Hace que la cara de Gon se acerque dejando salir un gemido bajo.

No duda en tomar lo que quiere, metiéndolo de a poco en su boca, orgulloso de su capacidad hay un pequeño chispazo en su vientre, muy internamente quiere que lo premie por sus habilidades, todo debido a la marca. Cuando logró tenerlo al completo en su boca llora un poco por el esfuerzo, yendo de atrás hacia adelante mientras traga el líquido preseminal, —"Me cuesta respirar, pero no puedo parar ~..." — Mueve un poco el trasero a los lados, intentando llamar si atención, el rechazo es insistente, pero él también al solo concentrarse en lamer la punta y masturbar la base, —"Odio esto, odio esto" — Sabe que necesita tenerlo dentro de una vez, su vagina y pene palpitando lo advierten, debe estar mojando su propio muslo por culpa del orgasmo que el albino suelta en su boca.

—¿Ya estás complacido? —responde entrecortado mientras Gon termina limpiando su miembro con una habilidad increíble dejándolo como si nada, pero sigue estando sorprendentemente duro. —Dime qué fue lo que pasó. Si lo haces te dejaré continuar. —aún el cuerpo le tiembla y siente como los espasmos se van calmando. El íncubo sigue mirándolo con intensidad apretando los muslos pálidos mientras sigue moviendo su trasero de lado a lado. Soltando suspiros al estar tan mojado.

Otra orden y Gon tragó con dificultad, negando la primera pregunta y sentándose sobre el miembro duro para poder sentirlo contra su intimidad, —Los íncubos y súcubos somos demonios del sexo y la lujuria, pero tenemos un castigo divino... Si llegamos a sentir el placer suficiente como para tener un orgasmo, nos volveremos esclavos del humano que consiguió esa hazaña... Ahora estoy atado a ti... Y créeme, no es algo que quiera. —su orgullo dolido no evita que quiera tener el pene pálido hasta el anochecer, su naturaleza es así. Quita hacia un lado su diminuta prenda, enseñando su intimidad a los ojos celestes cubiertos por el cristal de los lentes.

—Me estás diciendo que... Debes haber vivido al menos cientos de años y de todos los que pudieron lograrlo me gané la lotería... —resume mientras observa la vagina húmeda pero luego no puede evitar temblar un poco debido a la risa que se aguanta. —Debo agradecer entonces a mis ancestros. —se tapa la boca aunque la mirada del rostro rojo de Gon se le clave como un puñal. —Dime, una última cosa ¿cómo se sintió experimentar un orgasmo? Pobrecito, debió ser terrible no hacerlo hasta ahora.

—No te burles humano, yo no necesito sentir orgasmos, son solo un castigo. —está enojado, entre que lo ignora y después de burla se él, se desespera. —Mira como estoy ahora, toma la responsabilidad adecuadamente... Eres un chico religioso ¿verdad?, ayuda al prójimo. —abierto de piernas abre los pliegues de su vagina con los dedos, masturbando la base de su propio miembro al mismo tiempo, las cejas fruncidas y el dolor del vientre intensificándose.

—Oye, no quiero desilusionarte pero no tengo idea de lo que pasó ayer. Juro que sucedió como en esas películas donde no lo recuerdas con claridad, metí mi pene unas cinco veces y listo, ¿ahora me vas a decir que no quieres volver a experimentar placer después de tantos años? No le mientas a Dios así. —lo sostiene de los muslos haciendo que dejé de tocarse. —Responde lo que te pregunté antes, así lo voy a meter otra vez. No te muevas. —toma su propio miembro para rozarlo con los labios de su entrada.

Los ojos mieles llorosos, quería cocerle la boca para que deje de darle órdenes, uno de los demonios íncubo más poderosos de su generación rogando por el pene de un simple humano, —¡Fue increíble maldita sea!—, pulsaba por todas partes, —¡E incluso quedé inconsciente la segunda vez! —lo toma de la camisa blanca, —¿Es suficiente con eso, amo? —suspira cansado.

—No, quiero seguirte escuchando. ¿Te gustó mucho que te diera duro por detrás? Seguramente lo preferiste más que lo hiciera por tu linda vagina. —sigue rozando los pliegues con cuidado mientras el cuerpo bronceado tiembla sin parar y sigue soltando suficiente de su esencia por ambos lados para lubricarse debido a la excitación.

Se acomoda sobre sus propios pies, levantándose un poco para dejar que el pene de Killua roce su húmeda entrada vaginal y después quede apretando la anal, —Sí ~... Por favor, fue la primera vez que se sentía tan bien ser sodomizado... —quería bajar y meter el pene hasta que ya no pudiera, pero la orden era clara, debía ganárselo y estaba salivando demasiado, —Creo que voy a morir si no lo haces de nuevo ~... —adentra solo el glande, ayudándose a erguirse poniendo ambas manos en el delgado pecho.

La piel canela queda apretada por la cadera al ser sujetado de tal manera que hace que termine de bajar al quedar complacido con lo que escuchó. Un gemido erótico alto sale de Gon al sentirse tan lleno, dejando caer su cuerpo contra la pelvis pálida logrando un ruido hipnotizante.

Killua no puede evitar gruñir, moviendo su propia cadera hacia arriba logrando que su trasero rebote.

No le gusta como Killua lo hace, es lento y volátil, Gon toma control, usando el ritmo que él necesita, rápido y constante, rebotando el culo contra la pelvis contraria al saltar, subiendo y bajando mientras su propio pene le sigue la corriente al movimiento entero de su cuerpo. Logra encontrar su próstata a los segundos y empieza a sollozar por ello, sintiéndose lleno y vacío en segundos mientras las manos lo agarran de la cadera, no moviéndose a su trasero como le gustaría.

El pálido no puede hacer más que sujetarlo con fuerza al no saber qué hacer. De nuevo siente el cosquilleo presentarse y eso le sorprende. — ''No puede ser, apenas ha comenzado a moverse'' — No ayuda nada que las paredes lo estén apretando con insistencia, cierra los ojos cuando en cuestión de minutos comienza a correrse de manera abundante.

Ahora es quien recibe una brillante sonrisa burlona y le hace sentir pequeño ante la bestia hambrienta que no se detiene en darse placer con su pene.

—Descuida, cuidaré bien de ti amo, pero lamento decirte... Que no es suficiente. sigue saltando sobre él, sobre estimulándolo hasta dejarlo perdido en su lugar, las traviesas manos le levantan la ropa y cuando se da cuenta ya está completamente desnudo, a merced de la boca traviesa que lo deja con chupones y mordidas, cuando Killua intentaba hacer algo inmediatamente era detenido, sus manos quedaban arriba de su cabeza mientras era usado como un simple muñeco por Gon. Que al fin estaba lleno de energía y altanería.

Killua está demasiado sensible, de repente siente que el interior está más húmedo que antes y es cuando se deslumbra cuando el moreno tiembla sin parar dejando salir gemidos agudos y maldiciones mientras se deja llevar por su orgasmo. De su pene sale semen con lentitud hasta mancharle el abdomen. Nota como su cola se sacude sin detener sus movimientos. Ahí perdió por completo el conocimiento.

Gon lo usó todo lo que quiso, como venganza por lo sucedido. Ya no podía alejarse de la casa del pálido y eso le era extraño, salía a pasear por el balcón o la terraza como mucho cuando notaba que los padres del joven universitario no estaban, y eso era lo complicado. Al ver que no podría salir de allí tuvieron una idea complicada, hacerse pasar como una pareja heterosexual frente a ellos, cenar entre todos y grandes esfuerzos por parecer una virginal chica que solo busca casarse con el albino bajo la palabra de Dios. Transformó su cuerpo al gusto de su amo, de estatura más bien baja y un bonito cuerpo no muy exuberante, se dejó el pelo largo atado en una coleta alta, así se mostraba frente a ellos y Killua lo disimulaba lo mejor que podía.

—Killua, me gusta esa chica. Tiene unos buenos valores y es fantástica. —el pálido no sabía cómo fue su madre convencida tan fácilmente. Parecía que estaba siendo drogada o algo así. Limpiaba los platos después de la comida que compartieron, en celebración de que Killua pasó con la mejor nota si examen final y estaría en los últimos meses de su carrera universitaria.

Su padre estaba igual, con una sonrisa complacida que nunca le vio. El albino miraba a ambos adultos con extrañeza hasta que solamente subió las escaleras cansado de la situación. Tenía tarea por hacer y era mejor comenzar. Apenas llegó a su habitación notó a su supuesta novia abrazarlo sin perder el tiempo.

—¿Cómo lo estoy haciendo? ¿Lo ves?, podía pasar desapercibida completamente. —la mirada dudosa de su supuesta pareja le hace alzar la ceja, —¿Qué? —se pega completamente, rozando sus pechos contra el contrario, —Deja eso de lado, ven, vamos a la cama. —feliz intenta llevárselo.

—Ahora no puedo. Tengo cosas que hacer. —pasa de sus preguntas para acercarse a su escritorio y sentarse. Haciendo que sus lentes brillarán por la laptop que comenzaba a encenderse.

Gon se queda paralizado en su lugar, su forma femenina no cambia e intenta llamar su atención—Amo por favor, puedes estudiar después. —se arrodilla y camina en cuatro hasta la silla del escritorio, donde se escabulle para quedar entre las piernas del Zoldyck.

—No voy a dejar que pase como la última vez que estuvimos prácticamente un día entero. Tuviste suerte que estaba libre pero eso no volverá a suceder. —pronto empieza a escribir haciendo que suenen las teclas, sigue con mi suyo aunque tenga la mejilla morena pegada a su muslo y lo sienta restregarse contra su cuerpo.

Los ojos cristalinos por el rechazo, estaba harto de eso pero siempre llegaba el momento donde el albino parecía cansarse de él, sacándolo del cuarto. Obligándolo a quedarse dentro del closet o directamente dejándolo masturbarse solo sin prestarle atención. Solo había contadas ocasiones donde las cosas cambiaban, cuando sonrojado le decía que era hermoso o lo abrazaba y dejaba dormir junto a él. —Te lo suplico, al menos déjame tenerlo en mi boca. —no hay un bulto predominante, porque Killua no se excita de solo tenerlo cerca, —Prometo no volver a molestarte durante estos meses. —su amo era cruel, no le presta atención durante su época de exámenes o entrega de trabajos.

—Déjame terminar, puedes esperar un rato ¿sí? —de todas maneras iba a seguir insistiendo. —Quédate en la cama. —le ordena ya algo cansado, estuvo aguantando roces y contacto durante varias horas cuando Gon se presentó para almorzar con su familia. Le tocaba descaradamente y buscaba poder siempre su brazo entre sus pechos, ahora solo quería no tener más distracciones.

Gon siente un tirón en el vientre, es su marca que quema, tiene la obligación de salir de su escondite y alejarse. Al inicio se sienta en la cama, quitando su forma de mujer para pasar nuevamente a ser un hombre, dejando ahora el cabello largo hasta la cintura por qué le gusta cómo le queda. Termina acostando con un poco de tristeza, —"Maldita sea... No quiero estar así"— Se lleva las frazadas hasta la cabeza moviendo los muslos por la necesidad que se acrecienta en su cuerpo. —"Quiero que me toque... Que me bese, odio necesitarlo" — Necesita masturbarse y realmente deseaba llamar la atención de su dueño con eso.

Se quita la ropa interior completamente hasta sus tobillos, separa las piernas y pasa las manos por su intimidad, una mano a su miembro y la otra pasa por su vagina, acariciando los pliegues internos hasta que la humedad llena sus dedos.

No le gusta que sea así, jamás se había masturbado tanto como cuando fue transformando en esclavo.

Los gemidos se empiezan a escuchar en la habitación seguido de los movimientos bruscos entre las sábanas. Killua cierra los ojos un segundo, procurando ignorarlo pero está siendo muy ruidoso. —Baja la voz, te van a escuchar. —de verdad que le provoca colocar música para no enfocarse en eso pero le resulta hasta cruel. Capta los sollozos desesperados que hacen que se pase la mano por la cara al quitarse los lentes.

Gon cierra la boca y se pone de lado, las lágrimas de placer y dolor caen por su rostro, masturbándose fuerte pero sin moverse, hasta que logra meter dos dedos en su entrada vaginal con una mano y la otra, yendo por detrás hace lo mismo con su trasero, es demasiado y ya comienza a pensar que es masoquista al gustarle que no le preste la atención que necesitaba. Cuando se quiere dar cuenta ya se ha corrido entre sus dedos, y casi no había soltado ruido o palabra alguna, esperaba haber complacido a su amo con eso, por qué no aguantaría ser ignorado por una semana, como había pasado.

El colchón de la cama se hunde. Killua se había apoyado de sus rodillas para sacarlo de su escondite, lo veía tan indefenso y desesperado que tuvo un pinchazo en el estómago por la culpa. —Idiota, yo no puedo complacerte. Apenas perdí mi virginidad contigo, ¿no ves toda la atención que necesitas? —manifiesta un poco su inseguridad dándolo por hecho sin querer cambiarlo, se acerca viendo cómo Gon se remueve y se queda bocarriba en su sitio emocionado al verlo cerca suyo y la respiración choca hasta dejarle un beso lento en los labios hinchados. —Mira cómo estás. —acaricia la piel de manera superficial sin importarle mancharse de fluidos. Acariciando su pene que empieza a reaccionar a sus atenciones.

Gon se queda con las piernas abiertas, sin saber si moverse, atacar, sería algo fructuoso, — "No me trates bonito o sino no podré controlar mi corazón"— Lo que sí hizo fue ayudar a su amo a masturbarlo como le gustaba, agarrándose la muñeca para ayudarlo a mantener el ritmo cansado. Quería besarlo, estaba siendo ruidoso y eso al Zoldyck no le agrada.

Killua lo vuelve a besar para buscar una manera de callarlo, siente como su lengua larga se junta con la suya de manera tal que no quiere que se separe. Pronto su mano se va mojando de líquido preseminal mientras va aumentando el ritmo, con la mano libre la desliza hasta el agujerito de su ano que está cubierto por su propia corrida intentando adentrar un dedo tomando toda su esencia para lubricarlo.

—Tienes un problema con ese agujero. —ríe como puede, se estaba sintiendo muy bien, pero con su voz guía al albino para que todo se sienta mejor, movió el cuerpo hacia un lado. Como su amo estaba de rodillas sobre la cama podía acercarse hasta el pantalón de pijama, donde lo bajó en búsqueda del miembro erecto, lo necesitaba al menos en su boca, se le cae la saliva al liberar el grueso pene que ya había aprendido a amar.

—Es-espera... ¿Estás bien así? —le resulta la posición algo rara pero no obtiene respuesta, un ansioso Gon ya comenzó con lo suyo dejando soltar suspiros cuando su lengua traviesa rodea toda la extensión hasta meterlo por completo de repente. Trata de que ahora los dedos que estiran su entrada no paren de moverse aunque en ocasiones se detiene dejando que se separen con lentitud como tijeras para gemir ronco.

No quiso responder, solo disfrutar de lo que se le da, mientras los dedos pasaron dentro y fuera con fuerza hasta que de repente el albino se siente muy bien y no puede moverse. Aplica presión sobre el glande mientras lo lame, ama como rápidamente el líquido preseminal sale rápido y debe tragarlo. Su vientre duele, da pulsaciones y su marca parece fuego, siempre hace eso cuando el Zoldyck lo complace, es dolorosamente placentero. Deja pasar el miembro hasta su garganta y pasa un brazo por el muslo, apretándolo y luego tirando de la cintura pálida, queriendo que se mueva, que penetre su boca.

Killua se desespera para sujetarlo de los cuernos con una sola mano mientras cierra los ojos dejando caer un leve sudor por las sensaciones que lo azotan, tiene la cara roja y no puede evitar morderse el labio o pronunciar gemidos altos cuando por su cuenta se empieza a mover con cuidado. Puede sentir como lo succiona con fuerza su zona más sensible dejándolo delirando, —Mi-mierda, se siente demasiado bien... —tiembla su voz y le cuesta pronunciar cuando empieza a aumentar el ritmo hasta que la sensación de su vientre le avisa que está a punto. —Ahí va, el semen que tanto te gusta... Cariño ~ —puede sentir como Gon parece tararear de la felicidad haciendo que pueda sentir las vibraciones de su garganta.

No se aleja incluso si desborda hasta la barbilla, con las mejillas rosas termina con su orgasmo también, de solo sentir ese líquido espeso y tibio pasando por su garganta le tiemblan las piernas. Cuando se acurrucó un poco limpió el miembro semi dormido con la lengua alargada, enrollándolo alrededor. Killua iba a sacar los dedos de su interior cuando Gon toma la muñeca y lleva los dedos húmedos a su propia boca. Siendo un esclavo complaciente es que logra que el tatuaje marcado a fuego le haga sentirse bien.

—Te ves tan bonito y lascivo. —le deja un beso en la cabeza aunque hubieran hecho cosas íntimas sigue siendo dulce con él, lo observa chupar sus dedos y no evita meterlos un poco más. —¿Qué quieres hacer? —aleja su mano dejando salir un hilo de saliva. —Te dejé solo muchos días, ¿vamos a jugar? —lo toma del rostro para acomodarse y besarlo en una posición más cómoda poniéndose de lado hacia su cuerpo. Pronto lo acarició por los muslos hasta llegar a su trasero dónde lo apretó.

Gon brilla de emoción, al fin sería suyo, estaba necesitado desde hace días, siendo rechazado durante tanto tiempo. Pero Killua está acostado a su lado y él no sabe ya que quiere, solo pasa más manos por detrás del cuello y lo besa con ganas, evitando que se aleje al subirle una pierna a la cintura. Se acurrucan juntos, girando por la pequeña cama hasta que logró que Killua este sobre él, abre las piernas y las enreda en su cintura, acercando el miembro despierto hasta su vagina, rozándose constantemente, —Amo, entre de una vez, lo necesito. —guía el pene mientras le besa las mejillas, —Nu-nunca tocaste mi pecho... ¿No te gusta?...

El pálido se quedó de piedra, viendo como su propia palma era dirigida a los botones color chocolate. —S-sí me gusta, se ve muy bonito. —las largas manos buscaron acariciar la superficie de las protuberancias, apenas podía pensar por el constante roce que provocaba sus intimidades hasta casi unirse cuando ejercía por inercia algo de presión, pero estaba jugando a ver quién desesperaba más al otro y claramente había un ganador. Killua dejó besos en la superficie de la oreja puntiaguda para ir bajando con timidez mientras apoyaba las rodillas en la cama para rodear el cuerpo que tenía debajo hasta succionar uno de los pezones sin experiencia alguna.

Gon ama esa timidez, el cómo tiembla al tocarlo o duda si lo que está haciendo es agradable, vuelve a tener un poco de poder, se revitaliza al saberse poderoso tirando la cabeza de Killua para que chupe con más insistencia, —Puedes morderme si quieres. —le gustaba esa brutalidad y cuando le hace caso sonríe con emoción de un empujón con las piernas metió la mitad del duro miembro en su entrada vaginal, suspira complacido y feliz de ver los ojos azules desorbitados y la boca abierta de lo bien que parecía sentirse su interior, —¿Quieres moverte en mi?, de verdad lo necesito.

Killua juntó sus manos para entrelazarlas. Alejando un poco su cintura para terminar de entrar haciendo que ambos gimieran, sentía que lo estaba apretando más de lo usual y eso hacía que salieran suspiros. La cabellera blanca se ocultó en el cuello para comenzar a moverse sintiendo como podía abarcar con facilidad el interior con cada embestida como si se estuviera adaptando una vez que entrara y logrará dar en el sitio sensible de Gon con rudeza, logrando un sonido húmedo por la mezcla de fluidos.

Gon no solía usar la posición del misionero, la veía muy aburrida, pero ahora necesitaba abrazarlo, dejarlo apretado contra su cuerpo y tentarlo a ir más profundo al susurrarle obscenidades en el oído, gimiéndole bajo o lamiéndole la oreja mientras levanta sus propias piernas al costado de la cadera pálida, así podía ir más profundo, más fuerte.

Como siempre, sabe que está cerca por que se vuelve irregular con sus movimientos, —Lléname ammh... Deja todo dentro de mí ~

—Uhm ~ Sí, cariño te voy a dejar muy lleno. —Killua jura que ronronea de solo escucharlo decir esas frases obscenas, ya no puede soportarlo y se corre de golpe cuando las sensaciones son muchas para soportarlas. Tanto que se desborda de la entrada hasta que Gon a los segundos también se agita empezando a temblar y gemir en agudos, aunque terminó se queda quieto mirando la cara cansada del moreno dónde tiene los ojos entre abiertos y el sudor cayendo de su frente.

Le da un beso en la mejilla, Gon está cansado debido a los múltiples orgasmos, recibir la descarga debería contrarrestarlo, pero al no ser suficiente casi cae en ese momento, —¿Puedo dormir en tu cama? —lo abraza esperando poder descansar juntos, cosa que casi nunca pasaba.

—Está bien. —le sonríe. Su corazón se enternece ante la mirada de súplica, siente la larga cola rodear una de sus piernas como si quisiera que no se fuera. Apoya el rostro en su pecho empezando a sentir extrañas ''mariposas'' cuando cerró los ojos.

Dormir fue fácil para ambos por qué estaban juntos. Gon sabe lo que pasa por su cabeza, sabe lo que significa esa dependencia de esas mariposas. Acusa a la marca de ello, pero también asegura que es su favorito, en años de experiencia había logrado conseguir al albino y realmente le gustaba eso. Tal vez la marca no sea algo que planeó en lo absoluto y que le gustaría que no existiera, pero ya no puede evitarlo.

Duerme siendo la cuchara pequeña, tranquilo en brazos del Zoldyck que definitivamente es mucho más pequeño de cuerpo que él.

Killua las últimas semanas se estaba sintiendo muy raro. Pensaba que se trataba del estrés pero no era eso, juraba que tenía picazón en la espalda pero cuando se veía en el espejo no veía nada.

Estuvo yendo al gimnasio con su hermano mayor que le insistía mucho en ponerse en forma, así que para distraerse de eso lo relacionó de alguna manera pero una tarde mientras se cepillaba los dientes notó que sus dientes habían crecido y hasta estaban filosos. Se detuvo mirándose en el espejo, paso apenas el dedo haciéndose un corte dónde la sangre cayó en el lavamanos. De estaba tardando mucho y Gon estaba esperándolo afuera.

—"Sangre..." — Los sentidos híper desarrollados del moreno le hicieron saber de inmediato que al Albino se había lastimado, pero no quiso tocar la puerta hasta que Killua abra. Al hacerlo se acerca y lo abraza, saltando hacia sus brazos.

Gon trae solo una camisa abierta encima, sin ropa interior o algo similar, —¿Te lastimaste? —el albino lo mira mientras está colgado de él, sus alas hacen que no tenga que ser sostenido, —Si lloras podrás tener mi pecho, como a los bebés humanos. —acerca esa parte a la cara de Killua, restregándose.

—Sí, creo que debería tener cuidado. —habla con la voz algo opacada dejándose hacer mientras capta el olor contrario y siente escalofríos por todo el cuerpo al ser acariciado por el cabello. Piensa si en comentarle lo cambios raros que pasa su cuerpo, capaz no es nada grave.

Gon ve que no responde y decide relajarse un poco, —¿Qué sucede?, te ves muy desanimado. —lo agarra de las mejillas y al darse cuenta ya están moviéndose hasta la silla del escritorio, Gon aún vuela así que solo se mueve en el aire estar quedarse los dos sentados con el más alto en la silla y el súcubo en la mesa, aún desnudo.

—Gon, ¿será que habría una posibilidad de que no muera y pueda quedarme contigo? —le mira como un cachorro perdido, con anhelo aunque esté prácticamente sin nada de ropa. —Aunque al principio te traté mal... Ahora no quiero que eso pase.

El moreno le tapa la boca con ambas manos al darse cuenta de que no solo su marca le quemaba, sino también el rostro, incapaz de mantener quieta su cola que se zarandea feliz de un lado a otro por la repentina confesión, —No digas esas co-cosas de repente. —le tiembla el cuerpo por ello, pero poco a poco le quita las manos de la boca para acariciar su cabello con gentileza. —Killua, ya estamos unidos por la marca, es imposible que nos separemos. —deja un beso en la frente, su desnudez no le parece la gran cosa.

Hace un puchero infantil en respuesta mientras también siente las mejillas rojas. Termina por acomodarse mejor en la silla con las piernas abiertas. —Siento mis dientes extraños, ¿puedes ver por mí? —da golpecitos en sus propias piernas sonriéndole de manera ladina.

Cuando Gon baja de la mesa no duda en abrir las piernas y dejarse abrazar por Killua, obedeciendo a la petición mientras se concentra en lo dicho, molestias en las encías tal vez, al levantar los labios superiores puede notar algo fácilmente, —Tus colmillos están creciendo, tienen una forma similar a los míos, ¿te duelen? —la saliva le moja los dedos pero no le molesta.

Killua hace un sonido afirmativo como si estuviera con el dentista. Hasta que puede cerrar la boca cuando Gon deja de tocar sus labios. —No mucho. Solo que ahora cuando como casi me lastimé porque trituran como si fueran unos cuchillos recién afilados, pensé que eran cosas mías. Pero por eso me lastimé el dedo...

—Sí, definitivamente no parecen muy humanos, los suyos no son tan... Caninos, apuesto a que puedes despedazar los tejidos con ellos. —ahora le gusta mirarlos, abriéndole la boca con el pulgar para seguir analizándolos, brillantes, como si fuesen recién salidos, —Hace poco te quejaste de unas dolencias en la espalda, ¿no eran mis rasguños al final?

—¡Gon! —suspira estando como un tomate cuando escucha la pregunta. —N-no creo, lo siento a veces pero últimamente está aumentando el dolor. Pero pensé que era porque Illumi se pasa a veces con los ejercicios que me manda a hacer el entrenador, no ha parado de insistir en que vaya seguido.

—Está bien, está bien... ¿Cómo van los entrenamientos? —lo abraza hasta poder tener los labios cerca de su oreja, —¿Crees que puedes cargarme ya? —es algo de lo que solían hablar de vez en cuando, debido a que Gon en sí, es capaz de alzarlo con un solo brazo. — "Nunca lo hemos intentado estando yo siendo sostenido por Killua, aún falta un poco más de tiempo, sino no podrá aguantarme ni un minuto" —

—Creo que estoy sobreviviendo, aunque no me está costando tanto como antes. —lo sujeta de los muslos para levantarse tomando impulso pero igual le tiemblan los brazos y se rinde apenas unos veinte segundos. Al volver a sentarse la risa de Gon tan cerca le hace cosquillas. —Hice lo mejor que pude.

Le da besos en las mejillas rosadas, —Me siento muy orgulloso de tu avance... Descuida, ya serás capaz de hacerlo más tiempo. —le gusta cómo le agarra de los muslos, como los aprieta cuando intenta alzarlo. —¿Debería ponerme alguna cosa para cubrirme? —sabe que está desnudo, que eso pone un poco nervioso a su amo.

Los ojos azules le miran brillantes, acariciando los muslos internos. —¿Por qué? Me gusta cómo te ves así, muy sensual y bonito. —por curiosidad mira la cola que se mueve sin parar. —¿Te acuerdas cuando te toque tu linda cola sin querer? No pensé que serías sensible en esa parte. —insinúa con una sonrisa que marca sus colmillos nuevos.

Verlo con esos nuevos colmillos le da escalofríos, —Cualquier parte de mi cuerpo es súper sensible, soy un íncubo después de todo. —la mano pálida viaja hasta su espalda, agarrando su cola para atraerla hacia él, la acaricia con los pulgares y Gon comienza a sentir calor en el vientre, —Ahhh~... —suspira pesadamente por ello.

Killua la observa mejor. Viendo la textura algo dura y lisa, dónde la punta parece un corazón. —¿Y no la has usado en algún momento? —acaricia los bordes y deja que sus dedos se deslicen por todo el grosor varias veces. Los temblores o pequeños saltitos de Gon lo incentivan a seguir.

—¿Pa-para que quisiera usarla?... —no puede pensar bien debido a las caricias, estando muy sensible ya, —Creo que he mas-masturbado a algunas personas con ella, a mí en al-algunas ocasiones. —el vientre hirviendo mientras poco a poco su miembro se pone duro y la vagina comienza a humedecerse.

En respuesta el albino abre la poca en modo que queda como una o. —Entonces estaba en lo cierto. Pero no suenas seguro, mhm... ~ —sigue jugando hasta acercar un extremo a su boca dónde lame con cuidado.

El líquido preseminal termina saliendo de la punta de su miembro por la estimulación, cuando el albino se lo mete a la boca y la lame Gon grita, se sentía muy bien, las alas se mueven y está seguro de que ve estrellitas, —Necesito ¡Ah! correrme... Por favor, amo...

—De acuerdo. —termina deslizando una mano hasta el bulto que tiene en la entrepierna, acariciando de manera circular la punta de su pene cuando lo sostiene subiendo y bajando en un ritmo rápido. Se le ocurre una idea y vuelve a lamer su cola hasta dar una pequeña succión.

—¡Ahh! —era demasiado y él ya no es particularmente difícil de complacer, se derrite entre caricias y lamidas, no puede quitar la punta de su cola de entre los labios pálidos y cuando el vientre se le vuelve pesado y los espasmos insoportables termina por correrse inevitablemente, tapándose la boca con las manos para no gritar y llamar aún más la atención. El pantalón de dormir del pálido estaba mojado por sus fluidos y la energía se le es robada de golpe, era la consecuencia de sus orgasmos.

Buenas tardes, provecho por la comida. Está trama no las inventamos mientras hablábamos de cualquier tontería con Chuush, que les recomiendo darles una visita a su perfil. De verdad su trabajo vale la pena y merece más reconocimiento ˏ ˋ ♡ ˎˊ ˗

Tendrá de todo un poquito y bueno, ¡espero les guste!

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