04- 𝘐𝘴 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘸𝘩𝘢𝘵 𝘺𝘰𝘶 𝘸𝘢𝘯𝘵?
Según la teoría del aprendizaje, cuando una persona vive algo, lo percibirá basándose en sus experiencias pasadas. Roy tuvo una infancia dura. Su madre falleció en el parto, y su padre, aún afectado por la tragedia, tuvo que criarlo solo.
En el colegio tuvo que hacer frente al acoso que recibía por el color de su pelo. Hasta que conoció a Marth. Desde entonces, se esforzó para que su padre pudiera tomarse un descanso. Incluso rechazó a muchas chicas por su trabajo. Apasionado y romántico. Así se describía él.
Era una tarde tranquila cuando se encontraba disfrutando de una serie. Su padre acababa de tomar su medicación y se acostó en su cuarto. Roy no dejaba de mirar la tarjeta de aquella chica. Dudaba en si debía llamarla o no.
¿Será cosa del destino que se hubieran conocido en la cafetería que trabajaba? De todas formas, pensó que no tenía nada que perder. Cogió su móvil y marcó el número impreso en la tarjeta.
📱"¿Hola?"
— B-buenas tardes, ¿eres Kamui Fates?
📱"Sí, soy yo, ¿qué se le ofrece?"
— Hola, soy el chico de la cafetería. Me diste tu tarjeta de visita.
📱"Oh sí, el pelirrojo atractivo. ¿Qué puedo hacer por ti?"
Roy se sonrojó. — Era por lo que me dijiste en la cafetería. ¿Estás libre?
📱"Bueno, tengo un caso de violencia doméstica. Si quieres puedes asistir a la audiencia."
— Suena interesante. Estaré ahí en cinco minutos.
Roy colgó y recogió sus cosas. La tarde se sentía fresca, por lo que decidió coger uno de sus abrigos y un par de guantes. Al salir, el ambiente fresco acarició su tibia piel. También sintió algo húmedo en la mejilla y en la nariz. — Nieve…hacía tiempo que no veía nevar…cuando acabe el juicio la invitaré a un chocolate o un café.
El juzgado estaba a un par de manzanas de su casa. Cuando entró en el edificio, vio mucha gente en el hall. Posiblemente sería el receso de algunos juicios. Empezó a pasearse por los pasillos hasta que vio a la chica hablando con un joven. — ¿Está segura de que podemos ganar?
— Es complicado. En estos casos, suele ser la palabra de ella contra la tuya.
Roy se acercó a ellos. — ¿Interrumpo algo?
— Vaya, creí que te habías perdido. Ven, vamos a revisar la información dada en la primera parte del juicio.
Los tres jóvenes entraron en una sala vacía y se sentaron en la mesa. — Bien, a ver… el día 12 de septiembre a las cinco de la tarde, la demandante Leyla Johns pone una denuncia por violencia doméstica y exige una compensación económica.
— ¡¿QUÉ!? ¡Está loca! ¡No tengo tanto dinero! ¡Y jamás le he puesto la mano encima!
— Las fotos que nos proporcionó la fiscalía dicen algo diferente.
Kamui puso la carpeta de pruebas sobre la mesa y el chico empezó a ver las imágenes de la víctima con moratones, un ojo hinchado y varias laceraciones. — ¡Yo no he hecho nada de esto!
— ¿Puedo ver esas fotos?
El chico lo miró extrañado. — Hey, ¿quién eres por cierto?
— Oh lo siento, soy Roy, el ayudante de tu abogada.
El pelirrojo empezó a revisar las imágenes y las miró detenidamente. — Están editadas.
— ¿Qué?
Roy señaló una zona de la foto. — Mira, esta zona púrpura está deformada y no parece ser un moratón. Han usado maquillaje.
— ¿Por qué iba a inventarse tales acusaciones?
Roy empezó a pensar. Cuando de repente se le ocurrió algo. — ¿Firmasteis algún acuerdo prenupcial?
— Sí, fue el primer documento que le di a mi abogada.
— ¿Puedo verlo?
El chico buscó dicho papel y se lo entregó a Roy, quien lo leyó despacio. — Creo que este juicio está ganado.
Una vez que acabó el descanso, Kamui, su cliente y Roy entraron en la sala y se sentaron en sus respectivos asientos. La jueza y el alguacil llegaron. — Todos en pie.
Toda la sala se puso en pie y la jueza se sentó. — Pueden sentarse.
La sala obedeció. — Bien. Señorita Fates tengo entendido que tiene otro testigo.
Kamui se levantó. — Así es. Llamo…a la demandante, Leyla Johns al estrado.
— ¡Protesto! ¡La víctima ya ha pasado por un interrogatorio!
— Sólo quiero aclarar algunos detalles de su declaración, señoría.
La jueza asintió. — Lo permitiré, pero proceda con cuidado.
La chica subió al estrado, juró sobre la biblia y se sentó. Kamui empezó. — Señora Johns. Ha declarado, que su marido llegó borracho y le golpeó en la cara y en los costados, ¿cierto?
El fiscal se levantó. — ¡Protesto! ¡Eso puede ser traumático para la víctima!
— Intento establecer un sentido a la demanda señoría.
— No ha lugar. Puede contestar.
La chica suspiró. — Así es. Me hice fotos para poder confirmar la agresión.
Kamui cogió las fotos y se las mostró a la chica. — ¿Son estas fotos ?
— Sí, son esas.
— Y…¿estos moretones se los ha hecho su marido?
La jueza le miró algo molesta. — Señorita Fates, tenga cuidado.
— Lo siento señoría, es que supuse que la agresión era falsa.
— ¡Protesto! ¡Señoría, la abogada está siendo muy incomprensiva con la víctima! ¡Eso es acoso!
Kamui se dio la vuelta. — ¿Tiene alguna prueba?
— ¿¡Disculpe!?
— Señorita Fates, es mi segunda advertencia.
— Digo, si la víctima le pide el divorcio a su marido por malos tratos, habrá algún tipo de registro que lo demuestre; un examen médico o similar.
— ¿No le basta con las fotos? ¡Es denigrante que me acuse de falsificación de pruebas!
Kamui miró a la testigo. — Yo no le acuso de nada, señorita Johns. Sólo recalco los hechos.
La abogada se acercó. — Me parece bastante raro que un ojo hinchado se cure tan pronto. A no ser…que estas fotos sean editadas.
Empezó a haber murmullos. — ¡Protesto! ¡Señoría esto es el colmo! ¡Vamos a presentar una amonestación contra la defensa!
La jueza golpeó con el mazo. — ¡Orden! ¡Orden! ¡Señorita Fates, deme una razón para no acusarla de desacato!
Kamui se acercó y le entregó una copia del acuerdo prenupcial. La jueza se puso gafas para leerlo detenidamente. Entonces, la testigo se levantó. — ¡Tenía que hacerlo! ¡Estoy cansada de tener que discutir con él por el dinero! ¡Debería ser capaz de mantenerme!
El fiscal se palmeó la cara. — Había formas más sencillas de solucionar este problema, señorita Johns.
La jueza miró al frente. — Bueno fiscal, ¿no cree que debería solicitar algo? ¿O tengo que forzarlo yo misma?
El fiscal suspiró. — Presentamos una moción para desestimar los cargos de agresión, maltrato y agresión doméstica.
— Se acepta. Señor Johns, es usted libre.
El hombre abrazó a su abogada y pronto la sala se vació. Roy se acercó a Kamui sonriente. — Has estado increíble ahí dentro.
— Fue gracias a ti. Si no te hubieras dado cuenta de que las fotos estaban editadas, no hubiera habido posibilidad de ganar.
Roy se sonrojó y bajó la mirada. — En realidad…no estaba seguro…era sólo una posibilidad…
Kamui sonrió. — Bueno…te has arriesgado mucho con esa declaración. Y…me ha gustado.
— ¿De verdad?
Ella asintió. — ¿Sabes? Creo que deberíamos celebrarlo con un café.
— ¿Es eso lo que quieres?
Kamui le guiñó un ojo y Roy se rió algo tímido. — Prefiero un chocolate caliente.
— ¿Con nubes de azúcar?
— Me has leído la mente.
Ambos se fueron directos a una cafetería cercana a desayunar. Ellos no lo sabían, pero tenían más cosas en común de las que pensaban.
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Dios, parece que ha pasado una eternidad desde que actualicé esta historia. Espero que os haya gustado.
Os animo a leer mis historias de One Piece, creo que os podrían gustar. Recordad, cualquier crítica, opinión, etc. es bienvenida.
Nos vemos♥️✨.
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