𝘚𝘮𝘰𝘰𝘤𝘩!
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La peliazul soltó un suspiro de exasperación particularmente largo. Se quedó pensando un momento mientras mordía su bolígrafo azul con una fuerza tal, que esperaba que la tinta que el objeto contenía en su interior no le salpicara todo el rostro como la última vez.
Vaya que los miércoles podían ser hastiosos en exceso. Más si tienes medio libro de historia que leer para hacer un ensayo.
— Aburrido, aburrido, súper aburrido — Decía Jinx con cada página que pasaba.
En breve, arrojó el libro lejos de ella y cerró su laptop. El tema de la primera guerra entre Noxus y Demacia podría haber sido más divertido si nunca tuviera que llegar a la parte final, donde el conflicto se resolvía de manera "pacífica" por medio de acuerdos y tratados entre ambas naciones. Tanta diplomacia tenía un efecto soporífero en la joven de orbes cerúleos, quien no entendía porqué el viejo Heimerdinger les hacía investigar con tanto ahínco un tema tan soso como aquel.
— Ya lo terminaré algún día — Jinx se incorporó de su asiento y con un salto enérgico fue a parar a su cama. Miró al techo, luego a su desordenado escritorio e hizo una mueca. ¿En serio no podía ocurrir algo que hiciera su noche más interesante?
Pensó entonces en revisar su teléfono, hasta que recordó que aún no cargaba lo suficiente como para que encendiera. ¿Qué más podía decir?, siempre se olvidaba de conectarlo hasta que la batería se agotaba por completo.
"Vi todavía no regresa del gimnasio, el estúpido de Mylo se quedó a dormir en casa de su noviecita Taliyah, y Claggor seguramente está en su quinto sueño, duh" pensó mientras hacía un mohín con los labios. Con esto murió su última idea para entretenerse. Sólo le quedaba distraerse con sus pensamientos o seguir con su tarea. Claramente, la primera opción era mejor.
Lo primero que le llegó a la mente fue más bien una persona: su novio. ¡Ah! Cuanto deseaba que Ekko estuviera allí. No lo había visto en días y su ausencia la estaba volviendo loca.
Extrañaba ese aroma tan único que se cargaba, también la manera en que la abrazaba por la espalda. Quería verlo, quizás jugar videojuegos con él y ver como hacía esas pequeñas rabietas tan graciosas cuando perdía una partida, o tal vez escuchar música juntos y cantar desafinadamente a todo pulmón hasta que Mylo llegara para decirles que cerraran la boca de una buena vez.
Ansiaba tenerlo al lado suyo, picarle las mejillas con el dedo para molestarlo cuando se hacía el dormido, alborotarle el cabello de manera brusca y así ver su rostro enojado para luego escuchar su encantadora risa.
Se le ocurrían mil y un cosas para hacer con él pero, sobre todo, quería mirarlo de frente, abrazarlo, besarlo.
Besarlo... Sí, definitivamente eso era lo que más quería.
Era lo primero que hacía al verlo llegar, sin siquiera darle la oportunidad de musitar una sola palabra o un simple saludo. Rápidamente se lanzaba a sus brazos y acortaba la distancia entre ellos al instante, aferrándose a él con una fuerza extraordinaria.
Y vaya que lo disfrutaba. Amaba sentir los labios de él presionando suavemente los suyos, al tiempo que sus manos acariciaban su cabello. Amaba escuchar los latidos fuertes pero calmos de su propio corazón y percibir ese raro candor sobre sus mejillas. Le encantaba cerrar los ojos, experimentar tantas emociones, olvidarse del mundo por cuanto tiempo duraran sus labios unidos. Pero lo que más le gustaba era que, si el aire les comenzaba a ser insuficiente y tenían que separarse, era seguro que ambos volverían a repetirlo, una y otra vez, hasta que el inconsciente de alguno de los dos dijera "ya es suficiente"; cosa que, con seguridad, no ocurría de manera inmediata.
Regresó esa clásica sensación a invadir su estómago de nuevo. Jinx generalmente no era del todo romántica, pero le era imposible evitar sacar su lado dulzón - Sí, tenía uno - cuando se trataba de aquel chico moreno. Cubriendo su cara con una almohada, soltó un grito que se escuchó ahogado y luego se incorporó de la cama. Revisó su teléfono, que se rehusó a prender — Porquería, nunca funciona — Dijo en tono iracundo al tiempo que volvía a dejarlo sobre la mesa de un golpe —. Ups, quizás es por eso que no enciende — Murmuró con una risita nerviosa.
Volvió a tenderse sobre su cama para seguir pensando. Si no podía hablar con Ekko, al menos pensaría en él. Volvió a su mente el asunto del beso, lo que la condujo a hacerse una pregunta un poco inusual.
Exactamente ¿Cuántas veces se habían besado?
Se puso a pensar. Llevaba saliendo con Ekko poco más de tres años - un plazo muy corto, considerando que se gustaban desde que eran niños - y durante todo este tiempo habían vivido tantas cosas juntos, que le resultaba imposible poder hacer un recuento fijo sobre tal cuestión.
Pero no tenía nada mejor que hacer, así que resolvió en ponerse a recordar todo.
"Veamos..." — Murmuró para sí misma mientras retrocedía en el tiempo dentro de sus memorias.
Tendría que empezar por el primer beso, su primer beso, por cierto. No tuvo problema en recordarlo: fue a los 16 durante una tarde en el colegio, justo después de que ambos limpiaron el desastre que habían hecho en el laboratorio con su experimento. Al parecer la "química" no se detuvo al finalizar la clase y el par declaró por fin sus añejos sentimientos en el patio trasero de la escuela, con el cabello aún humeando y las ropas manchadas de sustancias extrañas. Un escenario de lo más romántico en opinión de Jinx.
Si hubo un segundo beso, podría haber sido al día siguiente. Y quizás un tercero y un cuarto después. No recordaba todo, pero a su mente regresaban las fechas más memorables.
Como el día en que Ekko acompañó a Jinx hasta su casa y la besó al momento de despedirse, ante la mirada atónita de Vi, su hermana mayor, quien presenció todo a través de la ventana de la sala para luego salir y gritarles "¡vivan los novios!" a todo pulmón y sin el más mínimo cuidado de la gente que pasaba por el vecindario. Cosa que de cualquier manera, no les avergonzó en absoluto; al contrario, se unieron con risas y gritos al tumulto de la pelirosa, hasta que ésta le advirtió al moreno con tono escalofriante que tuviera mucho cuidado de no "lastimar a su hermanita".
Ese, quizás, fue el séptimo beso; luego le llegó a la memoria el que probablemente había sido el décimo: un 21 de octubre, cuando ambos fueron los estelares de la obra escolar. Ni Ekko ni Jinx eran fanáticos del teatro, pero tampoco les agradaba la idea de reprobar la materia de literatura por negarse a participar en dicho proyecto, por lo que no tuvieron más opción que interpretar el clásico cliché de "los enemigos enamorados que terminan en tragedia" en el escenario, frente a toda la escuela. Una experiencia que pudo haber sido amarga de no ser porque la compartió con él.
Siguió el número 15, ese que se dieron durante un concierto de True Damage, la banda favorita de la pareja.
Luego, el 18. Cuando Jinx visitó ese albergue raro donde Ekko y el amigo de éste, Scar, eran ayudantes voluntarios. Aunque la peliazul no se consideraba en lo absoluto una persona altruista, le resultaba agradable colaborar en las labores que su novio realizaba en aquel lugar.
Después fue el número 24, el mismo día en que Ekko ganó el torneo de skateboarding; le siguió el 25, cuando ambos celebraron su aniversario yendo al gotcha. Ah, también el 26, cuando Sevika los vio e hizo un gesto de asco al que Jinx respondió sacándole la lengua de manera burlona. Luego el número 29, que fue justo el día en que la joven cumplió 17 años.
El más caótico beso, sin dudas, había sido el número 30, cuando el tío de Jinx, Silco, se enteró de que estaban saliendo. Los vio besándose en el patio trasero de la escuela y se apresuró a interrumpirlos, bajo la fachada de que se acercaba a ellos sólo para saludarlos y charlar un poco. Su deseo de asesinar en ese mismo instante al chico de cabellos claros fue bastante evidente, además de dejar en claro la desaprobación sobre su noviazgo.
Tanto para Ekko como para Jinx, eso en cierta forma dificultó un poco las cosas, pero aun así siguieron intentándolo. Con el tiempo, Silco pareció resignarse al hecho de que su querida sobrina ya tenía edad suficiente para tener un novio, aunque eso sí, en el fondo esperaba que su amorío con aquel chico terminara a la brevedad. Ya fuera porque no hubiera funcionado, o porque él hubiera tenido que hacer un largo viaje a otro país, o que hubiera desaparecido misteriosamente y sin pruebas que inculparan a alguien, quien sabe, algo por el estilo.
Sus deseos terminaron cumpliéndose, al menos por un momento. Porque fue el día del beso 36 cuando ambos, tras un par de semanas llenas de peleas recurrentes, discutieron de una manera particularmente intensa hasta que llegaron a la decisión de romper con su relación. Jinx recordaba a la perfección el dolor que sintió en aquel momento y le asustaba la idea de que eso se repitiera nuevamente. Pensar en volver a separarse así de Ekko, o hacerlo de manera definitiva la ponía terriblemente ansiosa.
— Pero eso no sucederá... no otra vez — Se dijo a sí misma mientras trataba de pensar en algo más... reconfortante. A su mente llegó el momento en que los dos se reencontraron durante una noche, en la casita del enorme árbol escondido a las orillas del parque, mismo que desde hacía años era como una especie de "base secreta" para Vi, Jinx, Ekko y sus amigos. Ya allí, hablaron las cosas de manera más racional y terminaron por reconciliarse, una semana después de su rompimiento — Pobre Silco, ni siquiera pudo disfrutarlo por más de 6 días — Se rio Jinx.
Claro que hubo un beso esa vez, el número 37, y luego le siguió otro, y luego otro... bueno, un tiempo separados los hizo apreciar más cada pequeño instante que pasaban juntos. Algo que aún se mantenía vigente.
Y así se dejó llevar por los recuerdos, sin perder de vista el conteo casi exacto que llevaba. Pasó de un año a otro, con toda clase de vivencias y sentimientos encontrados en cada día que lograba recordar. Desde la ocasión en que ambos volvieron a disgustarse por hacerse bromas pesadas el primero de abril, hasta ese día de navidad en casa de Silco en el que todos los muérdagos que Claggor había colocado aparecieron misteriosamente en el contenedor de la basura.
— Ah, que buenos tiempos — Suspiró la joven. Pronto, su ensoñación fue interrumpida tras caer en la cuenta de que había pasado quizás más de dos horas tan sólo pensando en todo eso. Al menos había terminado su conteo.
Con un movimiento rápido se levantó de la cama y se apresuró a revisar su teléfono, que para ese punto logró encender sin problemas; lo desconectó y se puso a escribir un mensaje de texto para Ekko.
Oye
Le dio un par de segundos para contestar, cosa que no ocurrió. Jinx no vio otra opción que seguir insistiendo.
Oye
Oye
Oye
Oye
Oye
¿Qué paso?
¿Sabías que nos hemos besado un total de 155 veces?
O creo que eran 157
La verdad ya no recuerdo :p
...
Jinx, son las 3 de la mañana
Jinx frunció el ceño y revisó la hora en su celular — ¿¡3:10 de la mañana!? No puede ser... bah, ya terminaré mi tarea en la clase — Se encogió de hombros y siguió escribiendo.
Aún es temprano
Jinx, mejor ve a dormir
¿o todavía estás con eso del ensayo?
Sí, claro
En eso estaba
Bueno, en ese caso nos vemos mañana
O creo que más bien sería hoy... en unas horas
Porque mañana es otro día ¿entiendes?
Como sea
Que duermas bien u 3 u
Que duermas bien, descansa
Si es que aún te queda tiempo para dormir
Y ambos se desconectaron del chat.
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Una vez que las clases terminaron, ambos se encontraron, como siempre, en la entrada de la escuela. Jinx se abalanzó hacia los brazos de Ekko y lo abrazó con fuerza para luego besarlo de manera breve. El moreno le correspondió y, al separarse, ella lo miró con una enorme sonrisa en el rostro.
— 158 — Dijo la peliazul.
— ¿De qué estás...? Ah, ya lo recuerdo. Tu mensaje.
— Sí, al final me decidí a dejar la cuenta en 157. Entonces, este es el beso número 158.
— ¿En serio te pasaste toda la madrugada pensando en eso y me despertaste a las 3 de la mañana sólo para decírmelo?
— Duh, sí — Respondió ella, al tiempo que rodaba los ojos.
— Eso es algo... tierno — Reconoció. Jinx sonrió con satisfacción, ambos entrelazaron sus manos y comenzaron a caminar — También explica porqué te vi haciendo la tarea en el autobús. Aun así me preocupa que no estés durmiendo lo que deberías.
— Por favor, dormir no es estrictamente necesario... además, para eso está la clase de Camille ¿o no? — El joven negó con la cabeza mientras se reía. Definitivamente Jinx nunca cambiaría, y no es como si necesitara hacerlo, al menos no ante los ojos de Ekko, pues él mismo la consideraba perfecta en todos los sentidos.
Jinx comenzó a contarle algunas de las más memorables anécdotas que había recordado mientras que Ekko le aclaraba algunos detalles sobre éstas e incluso daba versiones distintas de los recuerdos que ella tenía. Fue bastante agradable para ambos revivir esos momentos, a veces divertidos, otras veces agridulces, pero la emoción tan intensa que experimentaban en el momento en que sus labios se unían era siempre igual de hermosa. Sin importar la situación, ellos seguían amándose y esa era razón suficiente para seguir saliendo, a pesar de los problemas que pudieran presentárseles.
— Espera — Dijo Ekko — ¿Cómo estás tan segura de que los contaste todos? Creo que olvidaste ese que nos dimos cuando éramos niños.
— ¿De qué estás hablando, tonto? Nunca nos besamos cuando éramos niños.
— Claro que sí, ¿no lo recuerdas? Estábamos en la casa del árbol contando firelights, entonces tú te quedaste dormida y... — Ekko se calló a sí mismo y Jinx arqueó una ceja mientras trataba de contener su risa.
— No, no, sigue. Anda, confiesa tu crimen, hombrecito — Le dijo en tono desafiante.
— Da igual, eso fue hace mucho tiempo ¿no? — Ekko desvió la mirada y se cruzó de brazos.
— Bueno, como tú digas — Murmuró de manera burlona, encogiéndose de hombros — Entonces, eso significa que son 159, en total.
— ¿Y no quieres llegar al 160? — Inquirió él en tono pícaro mientras se acercaba a la peliazul. La chica lo miró fijamente y luego sonrió.
— Mejor al 165 — Ella lo tomó de las mejillas y acortó la distancia entre ellos rápidamente con un suave beso.
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Hi! Hace años que no publicaba algo de estos dos por aquí, pero eso se debe principalmente a la falta de ideas jaja
Si les gustó los invito a votar y a comentar, aprecio mucho su apoyo ♡
Y si ven una falta de ortografía, me serviría mucho que me lo hicieran saber. Últimamente mi cerebro no está al 100.
Espero de corazón que les guste este shot.
Los quiero, ¡hasta la próxima!
╰ 𝑺𝑫𝑲
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