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Aidan:

Acomodo la camisa que tengo puesta mientras espero frente a la puerta el sonido del timbre que podría regresar mi felicidad.

Aunque si la que siento ahora, es suficiente a iluminar cualquiera como rayo de sol en la obscuridad de una habitación iluminada por una vela

Me sobresalto en el momento en el cual el ruidoso sonido indica que alguien ha llegado

Esperaba con ansias este alguien.

- Hola - digo yo al abrir la puerta con una velocidad en la voz que no era mía

Y ahí, es donde me doy cuenta de cuánto realmente haya sentido la falta de uso figura frente a la mia.

No podría comparar la linda sensación de alegría que siento ahora con ninguna otra y no podría comparar la belleza de este momento con la de ningún otro.

No hay nada comparable con ella.

- Hola - su rostro se apoderaba de una sonrisa peligrosa

- Pasa - me hice a un lado para que pudiera pasar

Oh

Ojalá jamás lo hubiera hecho

- ¿Adán? - nombre su acompañante con cierta sorpresa

- Si - ne miró como si fuera a disculparse - Espero y no te provoque molestia que haya venido conmigo

Yo solamente la miré con el seño fruncido de desepción, no serviría de nada responder un

“No”

Construido de mentiras y armar una expresión de paz que esconderla la verdad

Esto no era lo que esperaba

[...]

Mirábamos (a mi petición) un programa que no conocía en la televisión que mi madre compró apenas regresada de su viaje

Al fin había accedido a hacerme tener una vida más común

Mi atención no estaba predispuesta e posarse sobre el televisor, más bien estaba siendo robada por la figura de la chica a la cual le dedicó mis palabras

Ella es mirada por Adán con tanto amor

Yo la miró con tanta tristeza

Oh, cómo la deseo tanto

¿Cómo?
¿Cómo puedo decirle que la amo?

Sí, le daría mi corazón con mucho gusto.

Pero cada vez, cuando camina o habla, ella mira al frente, no a mí.

Joven y encantadora

La chica de mi corazón habla y cada vez que sucede, yo le sonrío

Pero ella no lo ve

Ella no me está mirando a mi.

Deseo con mis fuerzas que ella y su mirada bajen por mis venas y me extraigan de todo lo que se, para dirigirme hacia algo que me espanta, pero al mismo tiempo deseo que suceda

Supongo que esto es enamorarse.

- Aidan - oigo más no contesto - Aidan, ¿Todo bien?

- Si, yo... - a esa cuestión había respuesto tantas veces, pero este turno ¿Cual era la respuesta correcta? - sí - sonreí

- El programa ha acabado - dice Adán y yo lo miró

- Okay - le contesto con tono indiferente - ¿Que quieren hacer? No hay mucho en lo cual entretenerse aquí y el día es nublado

- Me parece muy lindo - el mismo respondió mirando fuera de la ventana del salón

- Los gustos difieren, la belleza no importa - esto para mí comenzaba a ser un debate

- Podemos aún pasear, no creo que llueva - y en éste debate, ella estaba de su lado

Miré a ambos de reojo con algo de antipatía, aunque no me era posible sentir tal sentimiento hacia ella

Los sentimientos del sujeto amante son limitados y muchos sin filtrados.
Cada sentimento de repulsión llega a ser abolido y denigrado.

- Está bien - esperé unos segundo a que ella decidiera autonomamente tomar el control de mi silla

Cosa que nunca hizo, y en su lugar, a lado de Adán, se dirigió hacia la puerta de mi casa

Los sigo cabizbajo, con una expresión casi de duelo, digna de toda tristeza y de verter lágrimas

[...]

¡Está comenzando a llover! - exclamo desde bajo un pequeño techo que me cubría de la lluvia para hacerlos entrar en conciencia de eso

Con una rapidez casi inverosímil, la lluvia se vuelve más notable y todo se limita a más que una ligera llovizna.

Las gotas pesan y, tratando tocar está extendiendo mi mano apenas unos centímetros hasta poder sentir la fría humedad de primavera, el contacto con mi piel duele

A ellos parece importarles poco la lluvia y mis advertencias, tanto que sus movimientos de armonía parecen una danza similar al bailar de Las tres gracias” en “La primavera” por Botticelli.

Ella me mira, su mirada me invita a acercarme y a librar mis penas privativas de libertad en el aire y a sonreír acompañando el llanto del cielo

- ¡Estoy bien aquí! - le dije tratando parecer conforme - ¡Diviertanse!

Observaba a los dos sujetos y la libertad de sus cuerpos mientras escuchaba risas sonoras y soltaba una lágrima silenciosa.

[...]

« Quiero que desaparezcas, dolor, difícil consecuencia del amor.

Me siento vivo cuando me haces daño no en ti, ni aquí, más allá: en la tierra, en el año de donde estamos, enamorado de ti y en todo. 

Prefiero siempre no deshacerme demasiado pronto de mis lágrimas y me escondo en esa realidad sumergida que niega obstinadamente y afirma no haber  nunca presenciado a los momentos de malinconia.

El superar esos momentos y verla sonreí a mi lado no son más que mi pretexto para vivir.

Si no te hubieras quedado conmigo, dolor, irrefutable, bien podría creer el hecho de escuchar tus risas por alguien más.

Pero tú me envías de vuelta.

Tu verdad me asegura que nada es mentira
Y mientras pueda oírte, serás para mí, dolor, la prueba de otra vida en la que no me hiciste daño.

Provocas un dolor similar a la muerte, un dolor que tiene poder de habla.

Mientras bailaban y movías tu cuerpo bajo la pesada lluvia de tarda primavera yo te miraba buscando una mirada a mi dedicada.

Deseo mirar tus ojos
Deseo que me desees

Deseo mirar unos ojos que no me miran
Deseo que me desee alguien que no me desea.

Aidan Gallagher »

Cierro el cuaderno y lo apoyo en el piso del baño, tambaleándome abrazando mis piernas dentro de la tina,  hablando solo para escucharla, y en mi imaginación, dice todo lo que querría escuchar de  ella.

Pienso en la sensación de su mano.

El calor de la palma ligeramente húmeda, el cosquilleo de mis dedos entrelazados con los de ella.

Sonrió cerrando los ojos y, con ese pensamiento, vuelve mi buen humor.

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