-Agh, me duele todo el cuerpo- Dijo Miyako levantándose del suelo frío para después mirar a su alrededor.

¿Dónde estoy?

Estaba en una habitación bastante pequeña con algunas cajas

¿Estoy en un sótano?

Subió las escaleras e intentó salir, pero la puerta estaba cerrada, de lejos se escuchaba que lavaban los platos.

Oh shit, tengo que salir de aquí rápido.

Bajo las escaleras y empezó a buscar una salida, pero después de ver el suelo bien...

El suelo y un fierro estaban manchados de sangre.

Sintió un frío y decidió tocarse la cabeza también tenía sangre y es cuando empezó a recordar.

-¡Eres un moustro!-

-¡Cállate!- De ahí empezó a golpearme la espada con un fierro y después la cabeza.

Lo recuerdo.

Revisó las paredes, las cajas y todos los rincones, lo único que encontró en una caja bastante pequeña fue una familia de tres, parecía que habían cortado un pedazo, pero vió algo blanco, lo tocó y dedujo que era la parte de la foto, y después de verla bien...

La pieza que faltaba era Momoko.

¿Estoy en el sótano de Momoko?

Subió las escaleras otra vez y empezó a gritar desesperada.

-¡Momoko! ¡Déjame salir por favor! ¡Prometo no decir nada lo juro! ¡Déjame salir! ¡por favor!- Lágrimas salían de sus ojos, golpeaba la puerta con sus manos.

-¿Eh?- Descorcentada vió sangre en la camilla de una paciente:

Jude Nukari

Todo su cuerpo estaba bañado en sangre, cuando derrepente escucha una voz familiar detrás de ella.

-¿No es hermoso? Ya no me molestará más, ni a tí, ni a mi-

-¿Pero, cómo?- Se giró y retrocedió unos patos para quedar al frente de ella.

-¿De qué te asustas? Ella era una puta, ahora ya no nos molestará- Con una sonrisa, se puso la mascarilla y agarró un fierro.

-¡Estas loca!- Agarró un jeringa con anestesia e intentó clabarsela en el cuello, había acorralado a Momoko

La peliroja agarró la mano de la rubia mientras se defendía.

Momoko le pateó el estómago y la hizo caer en el suelo, agarró un pañuelo y se lo amarró a la boca.

- ¡Cállate!¿Eres idiota o que? ¿Sabes? Tu y Jude tienen mucho parecido a la hora de pedir ayuda, ¿Acaso quieres acabar como ella?-

La rubia sólo movió la cabeza de un lado a otro.

-Entonces hasta la noche- Se levantó y la golpeó on un fierro hasta quedarse desmallada.

-O dios mío. Tengo que salir de aquí y rápido-

CĄPITULO 21: Tengo que salir de aquí.
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