-ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ 13
...
...
La visión de Alice era clara. Edward pudo distinguir que los vulturis estaban en camino, probablemente para ser testigos de lo que había sucedido en aquella batalla. Batalla por la cual habían decidido no intervenir.
-¿Cuánto tiempo?- preguntó el lector de mentes llegado de la mano de de Dione y con la humana detrás de ellos.
-Unos minutos, tal vez 10- respondió Alice con calma, aunque sus ojos delataban preocupación.
- La manada debe irse- intervino el patriarca de los Cullen- Los Vulturis no honrarán el tratado con ellos si los encuentran aquí-
Dione recorrió el lugar con la mirada, sus ojos azules reflejaban tristeza ante el panorama. Cuerpos de vampiros, ahora reducidos a cenizas y llamas, adornaban el campo de batalla. Vampiros que, hasta hacía poco, eran personas con vidas normales y que habían sido arrastrados a este mundo solo para morir.
- ¡¡ Leah, no !! - gritó Edwrad que rompiendo el silencio, atrayendo la atención de Dione.
Leah, la loba blanca, había identificado a un vampiro neófito que quedaba con vida y se lanzó al ataque, pero él fue más rápido. La sostuvo con una fuerza brutal, lo que obligó a Jacob a intervenir. En un intento por ayudarla, Jake resultó herido.
-¡Jake! -Keila corrió desesperada hacia él, empujando a Bella en su trayecto. Al arrodillarse a su lado, tomó su mano con fuerza.
-Jacob, aguanta- Edward y su padre se acercaron al lobo ahora en su forma humana- Carlisle te va a ayudar-
-Tiene la mitad del cuerpo fracturado-
-Keila- habló débilmente el moreno.
-Aquí estoy-
El resto de la manada llegó ya transformado y con ropa, todos preocupados por su amigo.
-Tengo que movilizar sus huesos antes de que empiece a sanar- comentó el rubio, pues si no lo hacía, empezarían a curarse en las posiciones incorrectas-
-Ya empezó- señaló Embry con urgencia - hay que llevárselo de aquí-
Finalmente decidieron llevarlo a casa de Billy, puesto que los vulturis estaban llegando y una pelea con ellos, en esas condiciones no era nada fiable. Keila se fue con ellos tomando la mano de su amado todo el trayecto y Dione tuvo que acompañarlos, puesto que los vulturis aún no saben de su existencia.
-Ya vienen- alertó Alice, su mirada fija en el horizonte.
A lo lejos, cuatro figuras con capas negras emergieron de entre las sombras del bosque. Edward tuvo que poner detras de el a Isabella, por su protección.
-Increíble- comentó Jane, la rubia de ojos rojos, con voz fría y calculadora - nunca había visto a un clan escapar intacto de un ataque como este-
Carlisle decidió tomar la palabra.
- Tuvimos suerte-
-Eso lo dudo- replicó Jane, esbozando una sonrisa apenas perceptible.
- Parece que nos perdimos de una buena batalla- añadió Alec, su hermano, con evidente diversión.
-Sí, no con frecuencia somos innecesarios-
- De haber llegado hace media hora habrían cumplido con su propósito- añadió Edward-
- Que pena - una pequeña sonrisa se asomó en su rostro- les faltó una -
Bree Tanner, una pequeña neófita que igual que el resto fue convertida en contra de su voluntad y la cual no se había convencido de las mentiras de Riley La joven vampira se había rendido desde el inicio de la pelea, pues tenía mucho miedo, los Cullen viendo esto decidieron darle una segunda oportunidad.
Jasper se colocó al lado de la joven para demostrar su protección hacia ella- le ofrecimos asilo si se daba por vencida- habló el patriarca.
- Tu no puedes ofrecer eso- dirigió su mirada a Bree- ¿Por qué viniste? - la rubia usó sus don, lo que causó los gritos de dolor en la chica- ¿Quien te creó?-
-No tienes que hacer eso- intervino Esme con angustia- te dirá lo que quieres saber-
-Lo sé - Jane cesó su ataque, aunque su expresión no perdió dureza.
- Riley... Riley no nos decía nada - balbuceó Bree con voz débil- Decía que nuestros pensamientos no eran seguros-
Edward tomó la palabra, con un tono lleno de ironía.
- Su nombre era Victoria, tal vez la conocías-
-Edward- intervino Carlisle, calmado pero firme- Si lo vulturis hubieran sabido lo de Victoria, la habrían detenido ¿No es cierto, Jane?-
- Claro - respondió seria - Félix- Uno de los vulturis intentó avanzar, sin embargo se detuvo cuando Jane lo hizo parar-
- No sabía lo que hacía- habló nuevamente Esme- Nosotros nos haremos cargo de ella-
-Ahora es una Cullen, pertenece a nuestro Clan- afirmó Carlisle con firmeza, apoyando a su esposa.
Jane no pareció complacida, pero no podía actuar. Aro deseaba a Alice en su guardia, lo que significaba que no podía buscar conflictos con los Cullen sin una excusa sólida para su masacre.
-Bien, nos vamos- sentenció Jane finalmente. Los Vulturis se colocaron las capuchas de sus capas negras, preparándose para partir. Antes de irse, Jane miró a Bella con desdén - Por cierto, espero que ya hayan elegido una fecha para convertir a esa humana... o para matarla. Aro no estará contento si continúa así mucho tiempo.
Y, con esa última amenaza, los Vulturis se desvanecieron velozmente, dejando tras de sí una paz frágil, rota apenas por el viento que arrastraba las cenizas de la batalla.
...
Todo había acabado. Los ecos de la batalla todavía resonaban en la mente de Edward, pero ahora, junto a Dione, todo parecía desvanecerse. Se encontraban en su riachuelo secreto, un rincón escondido del bosque que parecía existir solo para ellos.
El agua cristalina reflejaba las estrellas, y las hojas susurraban una melodía suave con el viento. Edward estaba sentado en una roca plana junto a la orilla, con sus ojos dorados fijos en Dione. Sus dedos rozaron suavemente el dorso de la mano de ella, como si intentara memorizar cada línea, cada pequeño detalle.
- Prometí protegerte, y lo logré - murmuró Edward, rompiendo el silencio. Su voz era baja, casi como un pensamiento dicho en voz alta- Pero lamento por hacer que entraras a este mundo tan peligroso-
Dione le miró con una mezcla de ternura y firmeza. Sabía lo que él temía, ese eterno conflicto que cargaba consigo, pero también sabía algo que él parecía olvidar constantemente.
- Edward, lo que eres y tu mundo no me asusta - dijo ella suavemente, inclinándose hacia él- Soy una ninfa, ya hago parte de lo sobrenatural y peligroso desde nacimiento, y ahora a lo único que temo es perder esto, perderte a ti-
- Te amo, Dione - susurró, compartiendo la evolución de sus sentimientos hacia ella, hacia su otra mitad.
La luna, alta en el cielo, parecía testigo de ese momento. Las manos de Edward buscaron las de ella, entrelazándolas con delicadeza, como si fueran algo frágil pero imprescindible.
-Te amo, Edward Cullen, por siempre y para siempre-
-Por siempre y para siempre-
Y allí, junto al riachuelo, con la brisa nocturna rodeándolos, Dione y Edward se permitieron un instante de paz, sabiendo que el futuro era incierto, pero que, al menos por esa noche, estaban juntos.
Fin del segundo acto
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top