El inmortal se derrumbó encima de él, presionándolo hacia abajo con un peso que era abrumador y reconfortante al mismo tiempo. YoonGi miró hacia arriba aturdido, sus pequeñas manos acariciando a lo largo de los anudados músculos de los hombros de su compañero.

El hombre de cabello oscuro hablaba tranquilamente.

—Tú nunca fuiste la puta del Diablo, YoonGi, fuiste su novio. Mi novio. Amado y adorado, sobre todo, hasta el fin de los tiempos.

El muchacho sonrió suavemente, jadeando de sorpresa cuando el oscuro techo abovedado sobre él desapareció y se encontró de nuevo bajo la luz de la luna carmesí. Seok Jin rodó fuera de él y yació junto a él en la fresca hierba húmeda.

El hombre mayor levantó la mano izquierda del muchacho e hizo girar una fina hoja de hierba alrededor de su dedo. YoonGi observó admirado como la hierba se desplazó y mutó. Floreció en una diminuta rosa roja con los más delicados pétalos que jamás había visto. Lentamente se endureció, como agua congelándose, en un delicado anillo de oro. Todo lo que quedaba que decía que había sido alguna otra cosa era el tenue rubor de color rosaseo dejado en la rosa. Era el más hermoso anillo que había visto alguna vez.

Una banda similar, pero sencilla, de oro había aparecido en la mano izquierda de Seok Jin. YoonGi se echó a reír mientras su cuerpo desnudo era cubierto con prendas de lino blanco y Seok Jin se vestía nuevamente con sus túnicas negras. Las prendas eran de la mejor calidad, pero terriblemente sencillas.

YoonGi sonrió socarronamente, deslizó un dedo delicado y sus sosas, aburridas ropas tomaron remolinos de color. Delicados bordados de oro decoraban súbitamente las solapas y mangas. Seok Jin miró hacia su ropa sorprendido. Él arqueó una ceja oscura. YoonGi sonrió de satisfacción.

—Mucho mejor.

El rubio rodó sobre su estómago para admirar su anillo. Era perfecto, la noche era perfecta, todo era perfecto; sólo quedaba un problema aún.

—¿Seok Jin?

—¿Sí, mi amado?

—Todavía estoy hambriento —dijo con un atisbo de puchero sobre su hermosa cara.

Seok Jin sonrió ampliamente y haló a YoonGi en sus brazos, mirándolo alto en el aire hasta que el mundo estaba a sus pies. El eclipse lunar fue desvaneciéndose, el tinte rojo de la luz de la luna, desapareciendo y una vez más, asumió su tono plateado.

Debajo de ellos yacía una vasta extensión de negro azabache que sumió a la ciudad. Era precisamente ésta la profundidad de la noche y ni un alma estaba despierta. La aldea entera yacía durmiendo en sus camas, convencidos de su superioridad moral y rectitud, a pesar de que habían dejado a un joven a su destino, simplemente porque era diferente.

—No hay sangre que el Diablo ansíe más que la farisaica, no hay sangre más deliciosa que la del piadoso, los condenadores y los crueles —dijo Seok Jin tranquilamente.

El Novio del Diablo sonrió abiertamente, sus pequeños colmillos blancos destellaron de plata en la luz de la luna. Era una noche perfecta en realidad.

FIN

Esta demás decir que YoonGi, para saciar su sed, mato a todos los aldeanos que lo rechazaron... No? 😈

Bueno está historia se acabo, espero que les haya gustado. Muy pronto se viene otra historia, prepárense porque estara muy buena.

Besos y cuídense mucho. 😍