❅𝔼𝕩𝕡𝕝𝕠𝕣𝕒𝕔𝕚𝕠𝕟 𝕪 𝕝𝕒𝕤 𝕞𝕒𝕤𝕔𝕠𝕥𝕒𝕤 𝕕𝕖 𝔸𝕩𝕠
Auron después de unos días que pasó a estar solo, pero no tan solo. Varios se habían acercado a su casa, la visita de Axo y Biyin eran sus favoritas; ese niño tenía mucha imaginación.
Un día le contó cómo un chico con capucha negra preguntaban por él, claro que sabía quién era pero no le prestó atención.
—Bien, Auron no puedes vivir encerrado. Vas a salir porque yo lo digo— le dijo Juan.
—Me chupa un huevo, problema mío— le contestó.
—ES UN PUTO PROBLEMA DE LOS DIOSES, IDIOTA— le gritó.
En corto se podía ver a Auron ser llevado atado, Axo que lo veía se reía de él; esa era su idea de como sacar a Auron de su casa y la opción funcional por obvias razones.
—AYUTO, ME SECUESTRAAAAAN — grito Auron mientras el pueblo le veía.
Nadie le prestó atención, Ibai ya había advertido el resultado de que pasaría eso.
Auron durante todo el camino se quejó de cómo era llevado, de cómo era tratado y de todo hasta que vio a un lindo conejo blanco con manchas negras; le recordó a Axozer así que mordió al que lo llevaba (que era el pobre Focus).
—Ah! Auron, ¿Qué te pasa? ¿Por qué mierda me muerdes? — le dijo enojado.
—Mm, carne de cuervo— le dijo Auron.
—Pe- pero- terrible— le dijo Focus mientras lo bajaba.
Auron estiró sus piernas y brazos.
—Hace mucho que no salgo a explorar, huy que emoción — dijo mientras frotaba sus manos.
—Oye Auron— le llamó Juan — ¿a qué sabe la carne de cuervo viejo? — se río un poco.
—A como tu lo dices, mi querido Juanito, a cuervo viejo y mañoso— le dijo Auron.
—Pero, vamos a ver— les dijo Focus.
—Bien, si no me equivoco— dijo Auron mirando el lugar — pa' ya' hay uno de vikingos que flipas— les dijo mientras les apuntaba a una casa medio grande.
Y claro que había vikingos.... También habían gatos enojados, entre otras cosas, de vuelta después de unas horas ya teniendo sus armaduras reventadas y suficientes materiales proclamaban la vuelta al pueblo; durante la vuelta Auron volvió a encontrar el conejo blanco con manchas negras y ya decidió agarrarlo.
Tres años más tarde pudo agarrar al bendito conejo, se lo daría a Axozer cuando cumpliera años; de momento lo escondería.
Al llegar al pueblo y dejar el conejo junto a los materiales busco a Axo, al cuál encontró rápido; el estaba llorando, Auron alarmado se acercó a hablar con el.
—Axo, ¿qué paso pequeño? — le dijo con una suavidad impresionante.
—Juan mató a mi abejita de mascota — le dijo entre pequeños sollozos.
—No pasa nada, vamos a buscar una flor para tu abejita —le dijo Auron para agarrarle la mano y caminar juntos — dime, ¿cómo se llamaba?— le preguntó.
—Se llamaba Maia, la abejita Maia — le dijo, ahora con una sonrisa.
—¿Maia? Pero qué bonito nombre, ¿donde la encontraste? — le pregunto.
—Cerca de la casa de la mamá Biyin — le dijo ya más feliz.
—¿Biyin sabe de eso?— le cuestiono Auron.
—Ño, sino no me la dejaría tener — dijo Axo.
—Ah... — ahora sabía que tenía que pasar por el visto bueno de Biyin para darle el conejo.
Ya que agarraron varias flores a Axo se le olvidó de su abejita, esas flores serían para Biyin.
—Mami Biyin — le llamó la voz canturrienta de Axo.
Biyin se da la vuelta para encontrarse con Axo y muchas flores bonitas en sus manos, eran muy bonitas.
—Para ti — le dio ese bonito ramo.
—Para mi, Axo?— le preguntó Biyin.
—Si, el señor Auron me ayudó a recoger las flores y formar un lindo ra-raro? — lo último lo dijo dudando.
—Ramo, Axo, ramo— le dijo Auron apoyado en la puerta de la casa de las hermanas Ari y Biyin.
Axozer asiente mientras le entrega el ramo a Biyin.
—El señor Auron me dijo que eran bonitas igual que- — pero no terminó la oración al Auron taparle la boca.
—Lo que Axo quiso decir es que son muy bonitas como el atardecer, si eso eso— dijo Auron un poco sonrojado
Después de algunas semanas que pronto se había convertido en un mes, Auron empezaba a desarrollar algo por Biyin, el pensaba que era una amistad, pero cuando se daba cuenta que esta le atraía se sacaba la idea rápido, solo eran AMIGOS y nada más. El no quería arruinar eso que le había costado conseguir por algo tan banal como lo era el amor.
Era claro que estaba tan ciego como enamorado, no notando el leve sonrojo en las mejillas de Biyin y un pequeño Axo en medio de ellos; Auron casi abrazándolo y Biyin tomándole sus pequeñas manitas. Eran tan ciegos, pero tan felices al mismo tiempo, una muy bonita familia si se le veía de afuera.
A los pocos segundos Auron soltó a Axo, este aprovechó y le tomó la mano sentándose a un lado de él. Axo quería quedar en el medio de ellos, él veía una familia que jamás tuvo, el quería que los dos estuvieran juntos.
Axo balanceó sus piecitos que quedaban flotando en el aire.
—Mamá Biyin y papá Auron— sonrió.
Auron y Biyin sonrieron con un leve sonrojo, ese niño.
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