𝑮-𝑯-𝑶-𝑺-𝑻-𝑺
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I must be dreaming 'cause
I DON'T believe in ghosts, yeah.
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Eran ya un cuarto para la medianoche del 24 de mayo. Nozomi ya estaba en su habitación preparándose para sumergirse en dulces sueños. Miraba el techo y trataba de olvidarse de cierta persona.
Era obvio, estaba a pocas horas de su cumpleaños. Claro que no lo puede quitar de su cabeza.
No pudo evitarlo y las gotas saladas llamadas lágrimas comenzaron a deslizarse sobre su rostro.
Si tan solo... Pudiese decirle una vez más que lo amaba, escuchar su voz. Su risa, y contarle todo lo que hizo Nozomi estos años. Además de hablar con él por una ouija, claro.
Y en un abrir y cerrar de ojos... ¿Qué?
¿Qué hacía entrando desde su ventana? Se quedó frío.
No era casi el mismo. Estaba un poco más pálido de lo normal, ¿Y cómo ha logrado subir desde el 1er y 2do piso hasta el 3ero?
—M-Me debes estar jodiendo...— Mushitaro musitó.
—Desearía que esto no hubiese pasado. Pero ya lo decidí... — Habló el fantasma cerrando la ventana detrás suyo.
Ambos se quedaron mirándose fijamente, sin saber qué decirse. Por el amor a Dios, lo tenía enfrente suyo, tenía que correr a saber si era real.
—...E-Eres...¿Real..? —
—S-Solo por hoy, quería que este año s-sea más... especial.. — Habló casi susurrando.
—Dime que no es cierto. Dime que no has subido por la ventana, siendo mitad fantasma y mitad humano solo por tu cumpleaños... — Ladró el mayor.
—¡E-Espera! — Exclamó el castaño. —Yo... Y-Yo quería darte una sorpresa... Me desesperaba verte desde ahí arriba llorando desconsoladamente el 24 de cada mes a las nueve de la mañana... A-Así que quería darte una sorpresa a t-tí y a Nozomi... —
El fantasma se acercó lentamente al azabache, estaba temblando, no sabía su reacción.
—¿P-Podría yo abrazarte? — Volvió a hablar el castaño.
Y sin dudarlo dos veces, Mushitaro envolvió al que alguna vez fue su amado, como una aparición casi real, pudo sentirlo. Sentir su piel cálida, su suave cabello, como si nada hubiese pasado.
No pudo llorar, de tanto haber llorado los últimos meses, ninguna lágrima salía de sus ojos. Solo sollozos. Y aún así se sentía en paz.
Tuvieron una charla, una muy linda charla. De esas que Mushitaro raramente disfrutaba. Hasta que unos pasos se escucharon desde la sala de estar hasta la supuesta habitación de Nozomi. Cerró la puerta corrediza y apagó la luz.
Parece que su hija se había ido a dormir, después de tanto intentar invocar a su padre. Pero no sabía que ahora se encontraba acostado al lado de su Papá, Mushitaro. Recostado en su pecho mientras susurraba cosas lindas y escondiendo su cara.
Y así se quedaron dormidos, tal vez el día siguiente no iba a ser difícil, ¿Verdad?
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Cada 24 de mayo, Nozomi se levantaba temprano a preparar panqueques a Mushitaro. Usualmente lo hacía Seishi, pero como... Bueno, ya se la saben...
Tenía la receta en un imán de la refrigeradora, y un día antes compraba los ingredientes en compañía de Kimura y Amelie. Pero este año fue con Akira. Algo raro, después de todo. [se la pasaron muy bien]
Comenzó a batir los ingredientes después de añadirlos, y sintió pasos llegar hasta la sala de estar.
—Buenos días Pa, te estoy preparan- — Volteó...
—Le falta más mantequilla, Nozomi. —
—... P-Papá?!
Su difunto padre estaba literalmente parado enfrente del comedor, tomando una silla para sentarse. Inconscientemente dejó caer el batidor y el sonido resonó en todo el ryokan.
—¿Qu- Qué..? ¿P-Por qué t-te sientas? —-
—Ah? ¿Qué por qué me siento? Aha~! Voy a desayunar contigo, ya sabes que es mi cumpleaños, ¿Verdad? —
La castaña continuó con la boca abierta, inmediatamente caminando hacia donde estaba sentado el mayor, tocó su hombro para comprobar si es este un sueño.
Pero, ella podía leer sus pensamientos... Ella no puede leer pensamientos a fantasmas, solo a personas reales...
—E-Eres... ¿R-Real? — tartamudeó la adolescente.
—Oh vaya, aquí vamos de nuevo.. —
—No me importa lo qu-que hayas hecho... Papá... ¿Puedo darte un abrazo? .. — Las lágrimas amenazaban con salir de sus ahora brillantes ojos.
—Tranquila.. — Palmeó su acolchada cabeza. — Puedes darme todos los abrazos que quieras, solo por hoy.. Luego debo retornar a ya sabes dónde. —
La de yukata más clara apretó los puños, lágrimas resbalaban por sus mejillas, sus mejillas se tornaban de un amistoso rosita pastel tal y como una niña pequeña haciendo un berrinche.
Tal y como la pequeña niña que Yokomizo dejó cuando partió de este mundo.
Se abrazaron ese día con toda la fuerza guardada todos estos años, la masa de los panqueques podría esperar.
Mientras tanto, Mushitaro ingresó a la sala mientras veía cómo su hija abrazaba a su esposo. Esa imagen, se repitió varias veces en su cabeza, hasta llegar a una imagen de una pequeña niña en una yukata que le quedaba muy grande, alzando las manos para llegar hasta su padre, que enmendaba una dulce sonrisa.
Pequeñas lágrimas salieron casualmente de sus ojos, y se unió a los otros dos, mencionandoles sobre el desayuno y los panqueques.
Y así los tres, como en el pasado, cómo una familia, disfrutaron el día cómo si nunca se volviese a repetir.
O tal vez, esta no será la única vez que se encontrarán, ¿Cierto?
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No lo puedo creer chicos, lloré haciendo este one-shot, estoy roja.
En fin, tomen este regalo por el cumpleaños de Yokomizo Seishi, q por si no sabían el 24 de mayo es su cumpleaños [lo saque de la wiki oficial del escritor, asagiri, por lo menos ponle la fecha del sapo verde tuyu al negro no?]
tal vez haya secuela el prox año, pero no precisamente esta fecha, sino otra...
bueno, mis queridos lectores, gracias por acompañarme en esta lectura, saludos y gracias por leer !!
-Luci_D
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