𝐗𝐕𝐈
Ryūnosuke Akutagawa considera que ha tenido suficiente de Atsushi Nakajima. Va a asesinarlo.
⠀⠀Ha pasado sus últimos días cuidando de a quien se refiere como ese tonto lobo gris del sur. Si no fuera porque es una orden directa del príncipe Dazai, lo habría dejado a su suerte en medio del bosque a mitad de la noche y hubiera rogado a Gea o a Urano que cayera una tormenta de nieve. Pero no puede hacerlo, no aún, por lo cual ha estado cuidando de su trasero para que no se meta en problemas. Por si fuera poco, no hay forma de callarlo: una vez que empieza a parlotear, no se detiene. Quizás lo único bueno que tenga es un agradable aroma, parecido al de las manzanas cubiertas de caramelo que tanto le gustan a su hermana Gin.
⠀⠀El punto es, que se le ha escapado. Sabe que Dazai va a matarlo lentamente por perder de vista a su invitado. Así que si va a morir por esto, antes tiene que torcerle el cuello a ese omega.
⠀⠀La suerte parece estar de su lado cuando los rastros de su aroma lo guían hasta su ubicación. Pero la idea se derrumba tan pronto vino a él, al ver que se encuentra justo en la cabaña del príncipe Dazai, hablando casualmente con el joven Chuuya. Tiene el aspecto de un gatito mojado por la lluvia- bueno, un tigre quizá, porque es más grande que un gato. Si el señor Dazai ya lo sabe, Akutagawa va a ser castigado.
⠀⠀Puede ser que ese chico tigre amanezca degollado, quién sabe.
⠀⠀De pronto mira a su derecha y el príncipe Dazai está a su lado, ambos observando a través de la ventana. Puta madre, casi se caga del susto si no estuviera acostumbrado a que es tan sigiloso. Está listo para su muerte próxima cuando Dazai se aleja de él y entra a interrumpir la plática del par de forasteros. Desde ahí puede ver una inusual escena de él siendo muy meloso con el joven Chuuya, algo que eventualmente se hace incómodo de ver tanto para Akutagawa que se está congelando ahí afuera, como para el chico tigre en la habitación. El aapodo se le acaba de ocurrir y piensa que le queda bien. Tal vez por ello es que en algún momento se escabulle de la sala y sale veloz de la cabaña, chocando contra Ryūnosuke ni bien gira a su derecha.
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⠀⠀―A-Akutagawa ―dice a secas, al parecer la impresión le ha hecho perder hasta los modales―. ¿Q-qué haces aquí? Jaja... Ja... Yo ya iba de regreso y-
⠀⠀―Cállate, volvamos ahora ―su cara deja ver el desconcierto por la rudeza marcada en el trato del peli negro. Parece mucho para digerir en su pobre cabeza de alcornoque.
⠀⠀―Nunca me habías hablado tan feo, qué grosero.
⠀⠀―Pues nunca había fallado tan gravemente a una orden del príncipe Dazai, esto es tu culpa, chico tigre.
⠀⠀―¿Chico tigre...? Pero si mi nombre es Atsushi. ―Akutagawa empezó a caminar, dejando que el albino se queje todo lo que quiera mientras hace de oídos sordos, pensando: ¿será que nunca se cansa de hablar?―. Hey, te estoy hablandooo, A-ku-ta-ga-wa.
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⠀⠀El nombrado se gira a mirarlo y puede jurar que quiere arrancarle la lengua en ese preciso instante. Atsushi parece entender lo que está pensando Akutagawa porque se tapa la boca asustado y finalmente se calla. Ante el silencio, él deja de mirarlo y entonces retoman el paso. Lo aguanta un poco más, ya que tal parece ser el último día que Akutagawa tendrá que ser la niñera de Atsushi, pues en el reporte matutino de Ranpo supo que la manada del sur ya hizo los preparativos para marcharse. Un par de horas más tarde, el señor Mori, Dazai junto a Chuuya y todos los demás de la jauría, se reunen en la entrada principal para despedir a los lobos grises. Luego de un par de palabras entre los líderes y algo de protocolo de por medio, es cuando toda la comitiva comienza a transformarse en lobos para irse. Su líder aún se encuentra cruzando palabras con el del sur y a su lado se encuentra ese chiquillo que a Ryūnosuke le resulta tan molesto. Por alguna razón, el hombre de grisácea cabellera toma de los hombros al chico, le susurra unas palabras que no alcanza a oír y le sonríe apenas notable, antes de transformarse y encabezar a la jauría que está por echar a correr sobre la fría nieve. El chico tigre sigue ahí de pie... Espera, ¿por qué no los sigue? Se pregunta. Él solo se gira en dirección a los demás y sonríe ampliamente, aunque se le nota tímido, antes de hacer un gesto de saludo con su mano, en dirección al mayor de los hermanos Akutagawa.
⠀⠀Sin saberlo, los dolores de cabeza para Ryūnosuke Akutagawa solo estaban por comenzar.
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⠀⠀Atsushi Nakajima no pertenece aquí y lo sabe, pero tampoco pertenece al lado de la manada del sur.
⠀⠀El hombre frente a él, Yukichi Fukuzawa, ha sido lo más cercano que ha tenido a una familia desde que tiene uso de razón. Sus manos grandes y ásperas sostienen sus hombros con cariño en el momento de la despedida.
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⠀⠀―Cuídate mucho, Atsushi. ―Él le sonríe, un gesto que rara vez es visto en su rostro, pero que se alegra de que sea la última imagen que le quedará de él, pues quién sabe por cuánto tiempo o si sea esta la última vez que se verán. Quiere a este viejo lobo plateado que lo cuidó como el padre que no tuvo.
⠀⠀―Lo haré, gracias por todo hasta ahora. Vuelvan sanos y salvos a casa. ―Casa. Una afirmación un poco hipócrita viniendo de alguien que nunca lo sintió como un hogar del todo.
⠀⠀―Confío en que aquí estarás más seguro. Y Atsushi, aquí no tienes que esconderte de lo que eres.
⠀⠀
⠀⠀Entonces Yukichi se marcha al encuentro con los demás. Atsushi considera que ninguno de ellos realmente lo va a extrañar, aunque quizás el viejo Herman Melville, que no pudo venir por la artritis que aqueja su vejez, posiblemente sí lo haga. La mayoría debe sentir que se está librando de una carga y el mismo Atsushi también lo siente. Mientras sus patas crean una ventisca pequeña en la nieve al correr por esta mientras se alejan, analiza lo que le ha dicho el señor Fukuzawa.
⠀⠀"Aquí no tienes que esconderte de lo que eres".
⠀⠀La sola idea que eso amerita le hace sentir repentinamente feliz. Poder estar entre ellos siendo él mismo ¿será de verdad posible? Gira sobre sus talones contento y lo primero que ve es el gesto entre confuso y descompuesto de Akutagawa. Lo saluda (puede que por inercia) y es gracioso que esté tan pasmado por ello que esta vez no lo mire mal o con esa aura asesina que parece ser su faceta habitual. Nakajima vuelve a ver el camino por donde su anterior manada se ha marchado, mientras los demás poco a poco regresan a sus labores habituales, quedándose casi solo allí. Por algún motivo, Akutagawa se para a su lado, aunque a unos dos metros de distancia y parece estarlo esperando por alguna razón.
⠀⠀Y se siente bien. Como si de verdad hubiera llegado al lugar al que un "inadaptado" como él tenía que llegar.
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⠀⠀―Ya estoy aquí.¹
⠀⠀―Bienvenido.² ―Escucha a sus espaldas, donde Dazai y Chuuya lo esperan con una sonrisa. Atsushi se las devuelve encantado antes de ir dando brincos en su encuentro. Akutagawa los sigue a su propio paso, tosiendo de vez en cuando.
⠀⠀—Definitivamente, debo estar en casa —piensa.
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Glosario
1 y 2. "Ya estoy aquí" y "bienvenido" en esta ocasión hace referencia al saludo japonés "Tadaima, Okaeri", por lo que se puede decir que Atsushi está diciendo que "ha llegado a su hogar" y que los demás le dan la bienvenida al mismo.
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