𝐈𝐕
Son escoltados por un grupo mayor de lobos, van encadenados y amordazados, Chuuya supone que es para no tener que escuchar sus reclamos. Caminan un largo trecho hasta llegar a la famosa manada del norte, rodeada de una muralla construida con gruesos troncos de madera, firme y maciza. Las miradas de asombro de la jauría de Chuuya al ver a tanta gente no era para menos.
⠀⠀Ellos son lobos rojos después de todo; no están acostumbrados a vivir en manadas completas, sino en clanes más pequeños.
⠀⠀Puede ver como de las chozas y pequeñas cabañas salían niños, jóvenes y adultos, mirando curiosos sus cabelleras. No tuvo tiempo de apreciar mucho más cuando su captor los envió a un lugar subterráneo que tenía un aspecto frío y oscuro, cual mazmorra.
⠀⠀Los separan rápidamente. Con algo de sorpresa Chuuya descubre la amplitud del lugar al notar como uno a uno los dejaban en distintas celdas, él fue el primero en ser encerrado y por lo tanto no puede ver en qué dirección llevan al resto, una clara estrategia por si de casualidad escapaba. Más tarde comenzaron los interrogatorios. Él aprieta la mandíbula frustrado cada vez que oye un grito lejano siendo amortiguado por las frías paredes de tierra y roca.
⠀⠀La exasperación fue más grande que su autocontrol, cuando ya se hallaba sentado en la superficie del techo. El hombre alto que los escoltó a las celdas, con su mirada muerta y siniestra, le hizo preguntas que se rehusó a siquiera ponerles atención. Cuando al parecer se aburrió de ello, hizo uso de una asquerosa habilidad, y la califica asquerosa porque no está seguro de como describirla. La pregunta: "¿Esos son tentáculos...?" pasa por su cabeza.
⠀⠀Con ayuda de su habilidad, esquiva cada intento suyo por apresarlo y torturarlo. En algún momento deja de intentarlo y se marcha. Ojalá no regrese pronto, piensa Chuuya. No puede escuchar a sus compañeros, quizás a causa del estrés que todos sienten como para concentrarse en comunicarse. Quizás porque los demás podrían estar dormidos o inconscientes. O demasiado lejos de él; no lo sabe. Sea cual sea la razón, su silencio no lo deja en paz.
⠀⠀Sigue en el techo cuando una nueva serie de pasos se escuchan a sus espaldas casi una hora o más después; no voltea porque no desea ni ver quién es. Continúa de cabeza en el techo, así sin más. Por su control sobre la gravedad, para él es tan fácil y normal como estar sentado en el piso mugroso de la celda, pero mucho mejor.
⠀⠀Un aroma fuerte le inunda las fosas nasales. No es el mismo del muchacho que pescaba en el río, tampoco el del aparente carcelero de los horribles tentáculos que se asemejaba a madera de pino quemado. Este era muy distinto, menos invasivo pero atrayente, y jura que estuvo tentado a inhalar más profundo para darle un nombre al aroma hasta que el bastardo habló y reconoció al que ordenó capturarlos con vida y traerlos como prisioneros aquí. Aquel al que intentó herir con sus flechas y que tal vez, de haberlo hecho, habrían tenido más ventaja para irse del río a salvo.
⠀⠀Nada puede sorprender más a Chuuya que enterarse, luego de cruzar palabras con él, que este idiota arrogante con complejo de momia es nadie más ni nadie menos que el hijo del líder, al que los demás lo tratan como a un príncipe y por lo que seguramente han tomado su enfrentamiento como un claro ataque a su heredero.
⠀⠀Si salen de esta, sabe que Kōyō va a matarlo por ser tan imprudente de no reconocer que incluso, usando la misma yukata que el resto que le acompañaba en el bosque, el que da las órdenes siempre debe ser alguien mínimamente importante y que siendo lobos negros, debían ser por fuerza de la manada más fuerte de toda el área en kilómetros a la redonda.
⠀⠀De no reconocer que estaban en el territorio de la manada del norte y dar media vuelta para marcharse.
⠀⠀Chuuya piensa que debe pulir mejor sus sentidos para hacerle caso a sus malos presentimientos. Y lo debería de empezar a hacer ahora, en lugar de poner atención a las próximas palabras del castaño.
⠀⠀
⠀⠀—Bien Chuuya, hagamos un trato.
⠀⠀—Deja ir a mis amigos.
⠀⠀—Shh, sé paciente, pequeño —pronuncia calmado mientras abren la celda, lo que le hace pensar que este hombre es muy estúpido si cree que no aprovechará la oportunidad de aplastarlo con la gravedad y salir ahora que tiene el camino libre—. Sé lo que éstas pensando. Pero te aseguro que no vas a irte de este lugar por tu cuenta si no deseas que lastimen a tus subordinados. Y te aseguro que somos expertos torturando para extraer información. Ahora, ¿tengo toda tu atención?
⠀⠀—Habla de una vez, escoria. —Él se rinde. Baja al fin a tierra, viendo de frente al castaño y de inmediato piensa—: ¿Cuánto mide este tipo? ¡Es estúpidamente alto!
⠀⠀—Tengo un trato para ti, tú me ayudas y yo te ayudo a ti. Tus amigos permanecerán ilesos y sanos mientras cooperes.
⠀⠀—Te escucho... —Accede él. Su sonrisa se vuelve enorme, complacida, como si ya hubiera aceptado su trato antes de siquiera oírlo y Chuuya no sabe si eso es bueno o malo. Insiste, Kōyō va a matarlo si sale de esta con vida.
⠀⠀—Vas a salir de aquí bajo mi supervisión, harás todo lo que yo diga y sobre todo, necesito que finjas tener interés en mi.
⠀⠀—¿Qué demonios estás diciendo, Dazai? —Interviene inmediatamente la mujer que llegó con él; Chuuya también desea conocer la respuesta a esa pregunta.
⠀⠀—Mi padre insiste en que necesito conseguir una pareja. —Los ojos de Chuuya se abren como platos, seguro de que este tipo debe estar loco. Él continúa como si su expresión no fuera lo suficientemente obvia y sabiendo le pondrá toda su atención por el bien de su jauría—. No me mal interpretes, no quiero tener algo contigo. Solo necesito dos cosas básicas de ti, la primera es que sirvas de señuelo para que él deje de presionarme por un tiempo.
⠀⠀—¿Cuál es la segunda? —inquiere Chuuya, comenzando a desesperarse por la sonrisa de complacencia en su rostro ante la apacible calma con la que le escucha mientras asimila la información.
⠀⠀—Tengo una pequeña hermana interesada en saber más de los de tu tipo.
⠀⠀—¿A qué mierda te refieres con eso? —pregunta, sin saber si debería sentirse cauteloso u ofendido, pero de alguna forma siente que lo está insultando y le responde con otra incógnita, esperando que él mismo aclare a lo que se refiere—. ¿Cuál es mi "tipo"?
⠀⠀—Cálmate. Me refiero a que eres un lobo rojo. Pero te advierto, que si te atreves a enseñarle a hablar como cantinero, Mori te va a despellejar vivo.
⠀⠀—¿Qué gano yo de esto? —esta es la única parte que a Chuuya le interesa oír. El castaño lo sabe perfectamente y se toma la paciencia de caminar en círculos rodeándolo, como un depredador que tiene acorralada a su presa. Chuuya observa la puerta de la celda abierta como si nada. Como afianzando lo seguro que está de que no va a escapar a pesar de su propia habilidad.
⠀⠀—Vivir para ver otro día, por supuesto. Y que tus amigos tengan la misma suerte. Recibirán sus alimentos tres veces al día, no dejaré que pasen frío y tal vez, si te comportas como un buen perro con modales básicos, deje que salgan a tomar el sol de a uno a la vez, a diario.
⠀⠀
⠀⠀Nakahara lo analiza todo; no le está ofreciendo libertad, pero si toma en cuenta la fama de esta manada por no dejar enemigos con vida ni molestarse en tomar prisioneros, no parece mal trato sobrevivir otro día si solo necesita fingir que lo está cortejando —aunque no sabe cómo eso va a funcionar— y enseñarle un poco sobre su especie de lobo a su hermana, a pesar de no entender de qué va ese asunto o para qué es necesario.
⠀⠀
⠀⠀—¿Qué pasa si me niego?
⠀⠀—Naturalmente, dejarían de ser útiles para mí. Serían masacrados hasta no dejar rastros de que alguna vez pusieron una pata en nuestro territorio. —La afirmación le hace tragar grueso. Este loco lo ha mirado seriamente mientras lo decía, con sus ojos impregnados de un color rojo caoba y una sonrisa tétrica que le erizó cada vello de la nuca. De pronto la gargantilla¹ en su cuello se siente apretada.
⠀⠀—Parece que no tengo una mejor opción, ¿no?
⠀⠀—Así es —concluye, inclinando su cabeza a su izquierda con una sonrisa menos aterradora que la de antes, convencido de que ya ha ganado lo que sea que se estaba disputando ahora. Quizás eso sea mi libertad, piensa Chuuyaー. Entonces, ¿aceptas, Chuuya?
⠀⠀—Te juro que si no cumples con tu parte del trato, voy a destruir este lugar así muera en el intento.
⠀⠀—Tenemos un trato entonces, Chibi.
⠀⠀
⠀⠀Y nuevamente, piensa en cuánto odia a este tipo sonriente de rizos castaños enmarcando su rostro, con esa estúpida sonrisa autosuficiente que parece tatuada a su cara como una máscara. Así que él reza: "madre Gea, ayúdame a salir bien de esta."
⠀⠀
— Glosario —
El collar¹ que Chuuya usa como una gargantilla, es el mismo tipo de collar que utilizan los omegas sin marcar, para evitar accidentes como ser marcados contra su voluntad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top