𝐈𝐈𝐈

Para Chuuya Nakahara, no hay nada más gratificante que sentir la brisa chocar contra su cara mientras corre por la pradera en su forma de lobo, con los tibios rayos del sol y su pelaje nivelando el frío ocasionado por los últimos rastros del otoño.

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⠀⠀—¡Chuchu, ven a comer! —Corrección. No hay nada más gratificante que una comida preparada por una madre atenta.

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⠀⠀Él regresa a sus dos piernas y acomoda las prendas del kimono con cuidado, pues solo tiene oportunidad de utilizarlo cuando no se están desplazando por alimentos. Y Kōyō adora verlo utilizando los kimonos que ella misma confecciona para él en sus ratos libres. En verdad, ella es lo más cercano a una madre que puede tener y la considera como tal.

⠀⠀Desde que tiene memoria, Osaki lo ha cuidado y enseñado todo lo que sabe, desde leer hasta las leyes de las manadas más influyentes. Lo instruyó en artes marciales y le ayudó a controlar lo mejor posible su habilidad. Incluso le enseñó cómo usar sus feromonas para seducir a un alfa, intimidar a un beta o calmar a los omegas.

⠀⠀Le enseñó a ser un líder.

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⠀⠀—Chuuya Nakahara, espero que hayas lavado tus manos antes de sentarte en mi mesa —le dice ella, a lo que él me sienta y le sonríe lo más amplio que puede.

⠀⠀—Lo hice, hermana —contesta.

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⠀⠀En la mesa que tienen al aire libre, también están sus amigos, con quienes creció cuando Kouyou aún era parte de una manada del este y que se unieron a ellos cuando se dividieron para venir al oeste. Entre risas, Mark Twain cuenta un chiste que los hace reír más por su propia risa que por el chiste, debido a lo malo que fue. Tachihara, la mano derecha de Chuuya, le suplica a Gea "que por favor se calle" y eso le saca más risas al resto.

⠀⠀Lucy y Kenji (el único omega además de su hermana mayor) están cuchicheando algo que prefiere no escuchar mientras observan a Tanizaki, minutos después este empieza a toser descontroladamente y bebe agua como si no hubiera un mañana, puede apostar que su onigiri debe estar mezclado con wasabi¹ con solo verlo lloriquear. Y se ríe, porque ésta disfuncional familia es a la que pertenece y los adora.

⠀⠀Chuuya termina de ingerir los deliciosos onigiris de salmón antes de ponerse de pie y prepararse para salir.

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⠀⠀—Bien, treinta minutos chicos, prepárense para salir un par de días.

⠀⠀—Oh no, jovencito. —Le detiene la omega pelirroja a la que casi nunca llama mamá, más por vergüenza suya que porque no se lo merezca con creces—. Primero van digerir lo que acaban de comer y se van a llevar la merienda que les voy a preparar.

⠀⠀—Pero hermana-

⠀⠀—No te atrevas a contradecirme, Chuchu.

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⠀⠀Suspira y se resigna a asentir curvando los labios hacia arriba, es imposible llevarle la contraria a esa mujer. Y pobre del que se atreva a retarla, porque aunque ahora todos lo vean como el líder de este pequeño clan desde que cumplió los dieciocho, antes de eso, eran Kōyō y Oda los que estaban al mando, hasta que el último se tuvo que marchar por razones que le son desconocidas.

⠀⠀Con una hora de retraso, se despide de Osaki marchando con los chicos siguiéndole el paso. Mientras ellos salen a cazar y explorar un poco más lejos de lo conocido para localizar fuentes factibles de alimento, Kōyō cuida el campamento que han establecido hace solo unos días en este terrero.

⠀⠀Con arco y flecha en la espalda y un kimono azul y rojo para invierno, Chuuya dirije a los chicos tras de él. Tachihara y Lucy le cuidan los francos, mientras Mark y Tanizaki cuidan a Kenji, que va en el centro exactamente detrás de Chuuya. Entonces salen del claro y de la vista de los cuidadosos ojos rosas de Ozaki para sumergirse en el frondoso bosque. Cuidan mucho al único omega joven entre este grupo de betas y él, no desean que algún alfa a kilómetros de ahí pueda llegar a olfatear su aroma por casualidad y tengan un enfrentamiento tan pronto.

⠀⠀Su primer día explorando, hasta ahora va de maravilla.

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⠀⠀—Hermano, hay un río unos metros adelante —le informa Tachihara, quien acaba de regresar de hacer un recorrido perimetral tan pronto ha salido el sol—, creo que está repleto de peces de buen tamaño. Podríamos intentar pescar.

⠀⠀—Suena bien, Michizō. Buen trabajo, despierta a los demás.

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⠀⠀A su alrededor, los demás en sus formas de lobo estaban descansando desde entradas horas de la noche. Normalmente hacen turnos para montar vigilancia cuando salen del campamento a cazar. Duran unos dos o tres días fuera, recolectando frutos, plantas medicinales que Kenji y Lucy reconocen por su cuenta por las enseñanzas que han tenido y algunos animales pequeños que prefieren llevar vivos para que no se deterioren, entre ellos: conejos, aves medianas y ardillas. Pero unos peces vendrían bien para almorzar en crudo.

⠀⠀Y es que no encienden fogatas para no atraer la atención. Por la misma razón, es que es más fácil dormir con su forma animal, apiñados bajo un árbol o en alguna cueva que encuentren.

⠀⠀Chuuya siente que la fría brisa azota su rostro para desvanecer cualquier rastro de ensoñación en él. Poco a poco, la jauría estira sus patas, bostezan abriendo grande sus hocicos y le dan los buenos días a través de la comunicación mental que solo puede existir entre los miembros de una misma jauría o de un clan. Kenji y Lucy, que a veces parecen hermanos por lo unidos que son, no dudan en prácticamente aplastarlo al acostarse sobre sus piernas buscando mimos como un par de cachorros, y no los culpa, prácticamente lo son; siendo los más jóvenes de todo el grupo, con catorce y dieciséis años respectivamente.

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⠀⠀—Van a llenar mi kimono de pelos y lodo, y les aseguro que la hermana mayor conoce perfectamente nuestros aromas como para saber que no son mis pelos —les señala Chuuya conteniendo el gesto de burla en sus palabras. Ambos se despegan de él rápidamente y se alejan a molestar a los demás, atemorizados de imaginar la indignación de Osaki cuando ve las ropas de este desprolijas—. Chicos, en marcha. Vamos por la comida del día, hoy desayunaremos pescado.

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⠀⠀Ellos aúllan emocionados y lo siguen de cerca, todos en su forma lobuna mientras él se mantiene en sus dos piernas apreciando el medio ambiente, solo con sus orejas a la vista perdiéndose entre las hebras de su cabello y la cola balanceándose con calma por detrás de la apertura especial en el kimono. En menos de una hora, pueden oír los barullos del agua jugueteando traviesa con las rocas. Y también como el agua es profanada por alguien a lo lejos.

⠀⠀En alerta, Chuuya da una señal a los chicos y estos se esparcen a lo largo del río, casi rodeando al chico de la capa negra que al parecer... Es una habilidad. Chuuya puede captar levemente su aroma de alfa picarle en la nariz. Algo como jengibre y canela que no es del todo desagradable pero que tampoco le gustaría percibir por un tiempo prolongado. Un alfa.

⠀⠀De un brinco, Nakahara sube a un árbol bajo la mirada atenta de Tachihara, que vigila en la base del mismo mientras él intenta divisar a cuántos enemigos se han topado. Desde su escondite, ve a otro hombre recostado en el tronco frente a ellos, al otro lado del río. Parece estar durmiendo, una presa fácil.

⠀⠀Para descubrir cuántos son en total, decide alertarlos de su presencia, y si de paso puede incapacitar o al menos herir a uno de ellos, eso es lo que tendrá que hacer con el tipo desprevenido sentado a las raíces del roble. Tensa el arco entre sus dedos mientras le dice a los demás que se callen, porque piensan tan alto que es difícil ignorar sus voces para concentrarse. Escuetamente pide a todos estar alerta y le ordena exclusivamente a Kenji mantenerse fuera del altercado inminente.

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⠀⠀—Y Kenji, si algo sale mal, deja todo y corre de regreso con mi hermana Kōyō —le dice mentalmente, a sabiendas de que pueden escucharle. No le permite refutar nada en contra cuando desconecta su mente del resto y visualiza el camino que tomará la flecha.

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⠀⠀Casi puede imaginar la flecha encajándose en una de las orejas del lobo que dormita. Exhala, relaja los músculos y al fin, dispara. El resto pasa demasiado rápido para su gusto.

⠀⠀El tipo se movió tan veloz como si hubiera sabido de antemano que él estaba ahí, apuntando a su cabeza. Para su desgracia, el par no estaba solo; tres lobos negros rodearon al primero, uno de ellos y el que antes pescaba, se lanzaron a atacar a los chicos luego de unas palabras del castaño al que le había disparado. Otro se marchó, perdiéndose veloz entre los árboles por algo más que dijo el mismo hombre y Chuuya tuvo un mal presentimiento ante ello.

⠀⠀Presentimiento que solo empeoró al ver como tomaba la flecha del árbol y se la mostraba al cuarto lobo a su lado, mismo que se lanzó al ataque, al parecer, para buscar a quien la disparó. Ante ello, Chuuya baja del árbol y le grita al pequeño rubio que estaba hasta atrás mientras el resto los cubre.

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⠀⠀—¡Lárgate de aquí, ahora! —Con dicha orden, el chico se echa a correr antes de que el enemigo pueda verlo, para tranquilidad de Nakahara.

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⠀⠀Un puñado de gruñidos, mordidas y alaridos es lo único que abunda por los próximos veinte minutos, que para todos debió ser eterno. En ese lapso, el muchacho al que le disparó la flecha ya se había unido al enfrentamiento y venía a por él. Sus amarillos ojos lobeznos casi lo miraban con burla, invitándolo a atacarlo, como si Chuuya fuera un bicho que no podría con él aún intentándolo, lo cual le enfurece.

⠀⠀Pero en parte tenía algo de razón.

⠀⠀No es que Chuuya no tuviera la fuerza para derrotarlo, incluso se había llevado varias mordidas suyas y el sabor metálico de su sangre inundaba su hocico. Pero sabía que había sido todo cuando Mark, Tachihara, Tanizaki y Lucy estaban apresados bajo las fauces de los otros lobos negros que estaban con él. Trayendo a Chuuya un temor que no estaba preparado para enfrentar; estaban a merced de los lobos del norte.

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Glosario

Wasabi¹: condimento japonés sacado de un rábano picante del mismo nombre. Se utiliza popularmente al lado de comidas como el sushi y los onigiris, es de color verde claro y es macizo. Pica muchísimo, solo una porción del tamaño de un punto en un papel, puede dejar una sensación de picazón y provocar tos por unos momentos si no se está acostumbrado a comerlo.

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