🌸15🌸
Al abrir los ojos, una sensación de calidez la abrumo muy rápido.
Recordaba estar cerca de su muerte y del idiota vendado, luego de eso y de la policía terminaron en otro hospital para que el castaño curará sus heridas.
Ella por suerte tenía pocas. Gracias al idiota vendado había salido con vida de ahí, y casi ilesa.
Algo que sin dudas había notado, era que ella es la meta principal de esos tipos. Por alguna razón la querían, sea viva o muerta. Lo cual le daba más miedo, de solo pensarlo de sus ojos salían lágrimas.
Pero había llorado suficiente.
Con dolor en el cuerpo de sentó en la cama, pudo ver cómo Dazai estaba a un lado durmiendo tranquilo. Chuuya estaba a su otro lado, ambos descansando con sus respiraciones tranquilas y sus expresiones igual.
Ni siquiera había notado que Chuuya siempre tenía una expresión de enojo combinado con dolor. Y Dazai tenía la expresión vacía, solo cambiaba cada que fingía alguna emoción; pero jamás preguntó por eso, tampoco se sentía incómodo así que no le importó.
Ambos se viaja tranquilos, y le estaban compartiendo su calor corporal.
Un sentimiento de tristeza floreció de su pecho.
Unos cuantos recuerdos de sus madres le llegaron.
Aún no podía asimilar bien el que ya no viviera con ellas, el que dejarían de ser sus mamás. Y esa niña interinos suya le daba igual ser ignorada o maltratada.
Ellas habían sido su todo. Su primer abrazo de felicidad, las veces que compartieron risas, cada que ellas la felicitaban.
Aunque fueran malas eran su familia, y de un momento a otro fueron desechadas, ahora ellas dos eran extrañas, extrañas que me su memoria tenían un significado y una sonrisa para cada recuerdo que compartieron.
Las ganas de llorar aumentaron al recierdar esa vez. Habían pasado unos días desde que la adoptaron, y ella había tenido una pesadilla, con miedo fue hasta su cuarto para pedir dormir con ellas.
Jean con una amable sonrisa le atrajo consigo y la abrazo, luego Lisa se unió y por fin pudo dormir tranquila.
Imaginar que desde un principio Chuuya tuvo que ser parte de eso lo hacía peor.
Sin poder aguantar más, y aunque se había prometido no llorar más unos segundos atrás; soltó las lágrimas.
Intento no despertarlos, pero apenas un sollozo se escapo de sus labios, notó como Chuuya se tensó y se levantó casi de un brinco.
Parecía que no había dormido tan bien durante tanto tiempo.
Ella lo miró preocupado, y Chuuya se relajó casi de inmediato. Con cuidado de sus acciones, y un tembló muy leve, extendió los brazos.
Aya solo pudo llorar peor. Se abalanzó hacia el pecho de Chuuya para empezar a soltarlo todo.
Caso muere dos veces. Varias personas habían sido lastimas, y más de tres muertes. Todo eso fue causado por ella, y aunque Dazai le había dicho lo contrario en el pasado, la culpa seguía ahí.
Porque gracias al tipo anterior todo había sido confirmado. La querían a ella, y no les importaba matar.
Si tan solo se hubiera entregado desde el principio.
Si tan solo hubiera muerto hace mucho.
En ese momento un horrible sentimiento de asco la inundó.
Sentía asco de su propia piel, y lo único que podía hacer era llorar y llorar como bebé.
Chuuya empezó a acariciar su cabello, sin preguntar nada; y eso Aya lo agradeció desde sus adentros, no se veía capaz de hablar en ese momento.
Se preguntaba qué habría sucedió si Yosano no la hubiera salvado. Si no hubiera sido necia e ignoraba a Kunikida como haría una niña normal.
Ella no era "normal", sin importar cuál fuera el contexto.
Ni siquiera se sentía capaz de decirse humana.
Se sentía indigna de esa etiqueta.
Por su culpa muchos habían sido lastimados, y lo que menos quería era eso.
Ella debía salvarlos, no ocasionar su perdición.
-¿Qué le sucede?- Escucho una voz baja. Genial, también había despertado a Dazai por su sufrimiento.
Posiblemente el castaño estaba cansado de salvarla y verla llorar.
-No lo sé. Desperté y estaba llorando..
Volvieron a quedarse en silencio. Pronto la mano en su cabello dejo de acariciar, casi grita por el dolor horrible que la llenó por completo.
En cambio, Dazai la recibió.
-Aya-chan, mirame por favor.-Aunque no quería y se negó, aunque se odiaba por querer voltear a esa suave voz que la llamaba como cuando su madre Lisa lo hacía cada que tenía la comida lista.- Aya-chan, cariño.
Chuuya lo volvió a ver sorprendido por el gran cambio de actitud del castaño, y su preocupación genuina.
Aya levantó su cabeza del pecho de su padre con vergüenza por ensuciarla, pero no parecía importarle mucho al dueño.
-Sé lo que piensas. Y créeme, no es tu culpa, Aya-chan. Esas personas no murieron por ti, nadie salió lastimado gracias a ti.
Aunque fueran palabras muy básicas, Aya realmente necesitaba sentir eso, eso y un abrazo; que fue dado por Chuuya apenas entendió por qué lloraba así.
Aya sonrió, muy débil, pero sonrió. Y Dazai le devolvió la sonrisa.
Una verdadera y no falsa como acostumbraba a dar.
-Aya, cariño.- Le habló Chuuya esta vez.- Haré pagar a esos tipos, te lo prometo.
Aya asintió cansada. Se había mareado repentinamente, solo pudo volver a poner su cabeza en el pecho del pelirrojo y no moverse de ahí.
Chuuya sonrió y se levantó de la camilla con su habilidad.
Caminó hasta la puerta, y sin hablar o verse salió. Dejando a Osamu solo con muchas dudas.
Esa niña le hacía mal. Realmente le hacía muy mal tener a su familia cerca de él, debía parar ahora mismo o todo acabaría peor.
Las cicatrices bajo las vendas empezaron a picar tan pronto como apareció el: "no lo merezco".
Agradeció en sus adentros que Chuuya se fuera de la habitación con Aya.
Ahorita mismo necesitaba estar solo y aclarar sus pensamientos, luego ir a darse un buen baño y tirarse al río para completar todo.
―❲⊰⊹❳―
-¡Akutagawa resiste!- Gritó con todas sus fuerzas.
Estaba perdiendo el conocimiento, y se veía demasiado tranquilo para su gusto.
Desde que ambos cayeron al piso Akutagawa había dejado de respirar bien, se lemento tanto tropezar en ese momento.
Casi llora del enojo que traía consigo mismo.
Ahora no solo debía dejado de respirar bien, también había empezado a cerrar los ojos y su expresión de dolor se suavizaba.
Si Akutagawa moría en sus brazos jamás se lo perdonaría.
Sus pies ya dolían, dejo de ver hacía varios minutos atrás por las lágrimas que caían sin parar y terminaban en algún lugar de la cuidad. Se estaba volviendo más díficil cargar a Akutagawa con cada paso que daba.
Ahora él no respiraba bien.
Las pocas personas que transitaban se hacían a un lado y nadie se metía. Atsushi no sabía si sentían pena, asco, curiosidad o un poco de todas a la vez.
-..shi..- Escucho muy leve. Con lágrimas y negando una y otra vez bajo su mirada a Akutagawa, quién se estaba obligando a mantenerse cuerdo y formular oraciones.
Todo su cuerpo ardía. Podía sentir sus extremidades dormidas, y un profundo sueño lo inundaba cada vez más. Akutagawa se sentía prisionero de cerrar o no sus ojos.
Sabía que si lo hacía jamás volvería a abrirlos.
Irse así, y sin la aprobación de Dazai sería algo que solo alguien débil haría. Y eso era él.
Un débil que no pudo con una explosión, aún cuando había tenido muchas anteriormente.
Un débil que prefirió proteger a alguien que decía odiar en vez de él mismo. Pero cuando vio a Atsushi el miedo lo inundó y solo pensó en salvarlo lo más que podía a él, porque ya no merecía seguir viviendo.
Akutagawa Ryunosuke merecía morir. Hubieron tantas personas que asesinó, tantas que desearon su muerte. Él no tenía otro propósito que servirle a la mafia como arma.
Prefería descansar de esa vida horrible que llevaba, y si podía hacerlo salvando a la persona que más quería (aunque no lo admitiera aún), él sería feliz.
El miedo que sintió en el momento no fue de poder perderlo, fue de verlo sufirr con quemaduras. Y él jamás había visto que el tigre ayudará con quemaduras.
Akutagawa no tenía nada que perder.
-..G-raci-as..- Con el último pensamiento de su hermana sonriendo mientras le molestaba, y Chuuya a su lado sonriendo, dejo que el sueño le ganara.
Cerro sus ojos mientras su nombre fue gritado a lo lejos. Ahora debía prepararse para lo que venía después de la muerte, y realmente no le importaba.
Sabía que fue malo, pero si en verdad existía eso de infierno y el cielo, se merecía estar en el infierno.
Aunque lo dudaba demasiado. Él jamás creyó mucho en eso.
-¡¡Ryunosuke!! ¡No! ¡No! ¡Por favor! ¡Akutagawa!- Gritó, lo sacudió, y se rindió.
Tirando ahora el cadáver de su primer amor a la calle mientras lloraba sin control alguno.
Las personas se habían tenido a ver la escena, y ni siquiera ellos contuvieron las lágrimas al ver al albino tan destruido.
Porque para Atsushi el pelinegro fue más que un simple enemigo o extraño.
Él realmente lo amaba, aunque hubiera elegido enterrar sus sentimientos y jamás decirlo. Ahora se arrepentía.
Hubiera preferido un rechazo, una patada o la misma muerte, a verlo a él ahí.
―――❀―――
Me dio sentimiento y ando llorando.
~terminado: 2/7/22~
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