🌸14🌸

◁――Capítulo 14: Riesgo――▷
−✴−

Akutagawa estaba en sus brazos mientras él corría, intentó no hacer muchos movimientos bruscos pero terminaba fallando.

Las quemaduras de Akutagawa eran graves, pero la explosión no fue suficiente para matarlo de una; posiblemente sí se había protegido un poco con su habilidad.
Atsushi no lo sabía con certeza, solo quería que él abriera los ojos, algún insulto de su boca vendría bien también.
En vez de eso lo tenía respirando entrecortado y con una expresión de dolor, ni siquiera podía hablar bien y su piel se veía horrible.

Era doloroso ver a la persona que querías en esa situación, y más habiéndo pasado por algo parecido.

Podía ver a Atsushi pequeño llorar y cada que su piel era quemada. Aunque eran por contextos diferentes.

Akutagawa podía salvarse si lograba llegar a un hospital o con Yosano. Él no moriría tan fácil, una explosión no sería suficiente para matar al perro de la Port Mafia, un chico joven que se convirtió en el terror de todos los criminales y policías de Yokohama por su increíble habilidad.

Ese mismo chico estaba en sus brazos luchando por su vida.

Atsushi quería parar y llorar hasta no poder más, pero siempre se mantuvo firme; obligando a sus pies a seguir y no caer, a sus lágrimas a no salir y mentenerse positivo.

Había sacado su celular apenas empezó a correr, llamando a Yosano y enviando su ubicación. No estaban muy largo, pues ella había salido a un club cercano esa noche, quedaba a 6 cuadras, podía llegar bien.
Le había enviado su ubicación en tiempo real.

Recientemente le alcanzó para comprarse un celular moderno, fue díficil aprender a usarlo, pero ahora no le costaba tanto y era mejor comunicarse con todos sus compañeros; los cuales solo Kenji y Kyouka tenían los mismos viejos celulares. Posiblemente el presidente también lo seguía usando.

Atsushi siguió corriendo lo más rápido que pudo, intentando evadir las pocas personas que transitaban. La mayoría lo miraban extraño, otros gritaban y creyó escuchar a alguien vomitar al ver a Akutagawa.

Si sus cálculos no le fallaban. Caso fue atropellado dos veces, entonces había cruzado dos cuadras; faltaban 4 más, con que Yosano hubiera cruzado dos más le servía.

Estaba por dar otro paso, cuando perdió el equilibrio de todo su cuerpo.
Cayó directo al suelo, dejando a Akutagawa caer directo en el cemento.

Un quejido fuerte llegó a los oídos de Atsushi, se permitió levantar la cabeza para ver a Akutagawa encogerse un poco del dolor. Tenía miedo de que perdiera el conocimiento y no hubiera salvación.
Estando en el piso, lamentándose y dejar a todo su cuerpo descansar era peor, la culpa lo llenaría siempre.

Debía levantarse y correr con el tigre. Debía llegar con Yosano lo más rápido que podía para salvarlo.

Atsushi se negaba a dejarlo ir, a darle la noticia a su hermana y aceptar que Akutagawa murió así.

Con cuidado se levantó casi de un brinco. Agarró a Akutagawa con el mayor cuidado que sus manos temblorosas le permitían, y con sus pies de tigre de hecho a correr.

El que aún estuviera vivo le daba más esperanzas.

―❲⊰⁠⊹❳―

Chuuya debía llegar rápido.
Dazai ni era el mejor en peleas cuerpo a cuerpo, menos teniendo que proteger a alguien muchísimo más frágil que él.

Tenía dolor y ardor por las quemaduras que habían bajo sus vendas, la bata del hospital no era del todo cómoda y tenía hambre.

Había intentado ir a una cafetería cercana para desayunar con la pequeña, y termino acorralado por un hombre que estaba amenazando a todos.

Solo estaban tres personas más y una chica, la cual atendía el local.
Dos de esas personas tenían un traje, habían pasado ahí para desayunar mientras se iban al trabajo. La otra era un chico con uniforme de una secundaria, posiblemente el mismo destino que los otros dos tipos.
Luego venían ellos dos y la chica que atendía de último.

Los dos chicos en traje y el estudiante fueron libres luego de ser amenazados. Los tres salieron por la puerta corriendo y con lágrimas en los ojos al tener un arma de fuego tan cerca.

La chica había sido enviada a una esquina del local como rehén.
Y ellos dos eran los principales, mayormente Aya que había empezado a mover el pie de una forma apresurada.

Nos seguían en su mesa, Dazai viendo todo y Aya enfocándose en el pastel de fresa que tenía en la mesa con solo un bocado. Sus manos estaban juntas agarrando sus piernas mientras se clavaba las uñas en la carne. Y su pie, se movía de arriba abajo a una gran velocidad.

El sonido de su zapato chocando con el piso llamó la atención del tipo de inmediato.

—Vaya; que bonitos zapatos tienes, Aya-chan.— Habló el tipo sosteniendo el arma hacia arriba mientras movió la cabeza extraño para poder enfocar mejor los zapatos de la pequeña.

Aya reaccionó dejando de mover su pie y poniéndose rígida. Cerro sus ojos y los apretó lo más fuerte que pudo; llegó a ver unos puntos de colores.

—Es realmente una pena. Pero mi jefe me obliga a llevarme a la niña, Dazai-san. Entonces haremos esto por las buenas y tú y la chica de ahí saldrán sin un rasguño.

Por supuesto, la cara de Dazai cambió a una sería. Su mirada seguía fija en esos ojos avellana.

—O podemos pelear por una mocosa que no lo vale.

Las opciones de Dazai eran bajas.

Él sabía que había más de uno ahí. No tenía ninguna arma, estaba débil y debía proteger a alguien.

Jamás protegió a nadie en un pasado.
Cada uno tenía su trabajo y su parte por hacer. Ahí debía proteger a una niña de morir.

Dazai suspiró. Primero debía saber cuántos habían.

Se puso de pie, dejando que la bata cayera hasta llegarle por abajo de las rodillas; lo cual era incómodo. Tuvo que cambiarse primero.

El tipo se sobresaltó y le apuntó directo a la cabeza. El miedo se podía ver en su mirada, lo cual le facilitaba el trabajo a Dazai.

—Veras. No te puedo dar a la niña, ¿Te parece una pelea a muerte?— Sonrió ante eso último, haciendo un movimiento sutil con su mano; esperaba que Aya lo entendiera.

—Sería un honor pelear con el demonio prodigio.

—Hace mucho nadie me decía así, parece que me conocen entonces.

Dazai avanzó un poco, con la mano derecha le lanzó una cuchara al rostro, en donde por reflejo el tipo cerro los ojos y se descuidó por un segundo.

Ese segundo era suficiente para que Dazai actuará tomando la pistola.

Ahora el papel se había vuelto. Dazai apuntaba directo a la frente del chico, y él le miraba fijamente; seguridad y terror lograba verse en sus ojos.

—¡A la esquina, ahora!— Le gritó Dazai a Aya, mientras empujó al tipo hacia atrás y el se abalanzó.

Dazai jamás fue bueno en eso, pero valía la pena intentarlo.

Aya coriio hasta la esquina, volviéndose bolita mientras se tapaba los oídos con las manos y cerraba fuete sus ojos. Pudo escuchar dos disparos y vidrio romperse.

Al abrir sus ojos notó como el vidrio de la ventana que justo estaban, estaba rota. Había caído unos pocos en sus pies, nada grave para Aya.

Dazai en cambio recibió una bala en el brazo y el vidrio había caído justo en sus pies.
El tipo tenía la espalda llena de los mismos vidrios rotos por la bala, más un disparo en su pierna.
Un hueco de podía ver en el techo, y la mujer al otro lado de la sala estaba llorando y temblando del miedo.

Las mesas cercanas se movieron cuando Dazai fue tirado ahí, impactando contra la madera.

Aya volvió a cerrar sus ojos con fuerza, mientras las lágrimas recorrían su rostro.

Logró escucharadera romperse, luego unos golpes y tres disparos más. Para luego escuchar las sirenas de la policía a lo lejos.

Por fin se animó a abrir los ojos cuando escucho algo caer cerca suyo.

El tipo había derribado a Dazai, el cual ahora estaba en el suelo de espaldas y con una brillante sonrisa en su rostro.

—Parece que es verdad, el demonio prodigio ya no es lo que solía ser.

—¿Qué te diré? Cambié y ahora protejo a los débiles. Ya no más muertes.

—Te volviste débil.

El carro de la policía paró justo al frente, un grito y luego dos policías entraron, casi derrumbando la puerta en el proceso.

Se pudo ver sangre entrar con ellos y un cadáver muerto afuera. Aya grito del terror.

Más el tipo solo salto por la ventana dispuesto a irse. Y en segundos ya no había rastro de él.

Fue entonces cuando Dszai pudo respirar bien.

Dszai había sido dañado en las piernas por el vidrio explotado. La mejilla por un roze de bala, y en el brazo por un balazo.
Había varias gotas de sangre por todo el lugar.

La chica seguía temblando y se rehusó a hablar o salir de esa pose.

La policía habló con Dazai.

—El tipo escapó. ¿Pero podría saber qué haces acá, Dazai-san? Y con una niña.

—Veras oficial. Quería desayunar algo con ella, ¿es malo eso?

—No, lo que sí es malo es escaparse del hospital.— Bueno, Dazai no tenía salvación y debía ser trasladado a un hospital para curarle las heridas nuevas que tenía.

Se limitó a suspirar. Con cuidado agarró a Aya, para luego cargarla hasta el carro de policía.

Aún le temblaban las manos y se negaba a hablar sobre algo. Sus manos además, estaban inquietas.

Extrañaba su abrigo, se sentía refugiada en el y ni siquiera recordaba dónde lo había dejado.

Al menos Dazai la abrazaba, su calor fue suficiente para quedar dormida hasta llegar a la comisaría.

El castaño se sentía incómodo verla así en sus brazos. Se preguntaba qué habría pasado si...

No tenía sentido pensarlo, tampoco negarlo y aceptarlo.

Chuuya podía aceptar a su hija nuevamente, pero él no lo haría tan fácil.

Daba igual ese lado suyo que quería demostrarle todo el amor que él jamás tuvo en la infancia.
Daba igual si recibió todo ese daño para protegerla.
Daba igual si se encargó de que sus madres adoptivas pagarán por el daño de su hija.

Le daba igual ese pensamiento de Aya entre sus brazos y tener a Chuuya a un lado cumpliendo el rol de una familia feliz.

Sí, en definitiva no quería eso último.

―❲⊰⁠⊹❳―


Había llegado a un hospital nuevo, más lejano. Y Aya seguís sin querer bajarse de sus brazos.
Ya le dolían por estarla cargando tanto tiempo, sentía a sus huesos pedir un descanso; pero ella simplemente se negaba de cualquier forma, e incluso pedía cariños en el pelo.

El hospital la aceptó como su hija, aunque dijera mil veces que no lo era.

Por el mismo motivo ahora se encontraban ambos en una sala privada, Aya a un costado de Dazai con la cabeza en su estómago durmiendo. Y él mirando por la ventana mientras le hacía piojito con su mano en el cabello de Aya.

Ambos cubiertos por la misma sábana, Aya hasta el cuello y Dazai hasta la cintura.

Osamu había perdido la cuenta de hace cuánto tiempo fue. Pero se sentía en paz y tranquilo, aún con el dolor por sus heridas.

Sentía que podía dormir ahí, pero una fuerte patada lo alarmó, hasta que logró ver una cabellera naranja y una expresión furiosa. La cual cambio al ver la escena.

Dazai con su dedo le hizo una señal de silencio y que fuera hasta ahí.

Chuuya casi se cae por la impresión de la imágen.
Decir que casi llora también sería poco.

Hizo caso, y dejando su enojo a un lado se acercó con cuidado. Dazai palmeó el espacio libre del colchón, y aunque fue díficil; lo logró.

Chuuya estaba en la orilla algo incómodo, Aya en el medio de ambos, y Dazai en la pared.

Ninguno dijo algo, tampoco lo vieron necesario y solo disfrutaron el momento.

―――❀―――

Odio cuando Wattpad cambia los guiones largos a cortos😠

Capítulo luego de 6 meses porq hoy cumple Osamu🫶
Perdonen por no subir nada durante tanto tiempo! Planeo volver a finales de mes, lo juro por Chuuya.

¿Aku vivirá o morirá?
Ni idea, solo sé que tengo examen dentro de 5 horas y no he estudiado nada, pero a mimir 🙇

~terminado: 19/6/23~

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top