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◁――Capítulo 13: Sucesos――▷
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Su jefe estaba en una reunión en ese momento, solo le quedó esperar su regreso.
Unos cuantos minutos después la silueta del hombre junto con varias personas más se pudo ver. Elise y Mori venían en el centro caminando despreocupados con la misma mirada y ropa de siempre, la deferencia era la sonrisa de Elise, aunque hacía una combinación extraña con esa mirada; era una bonita sonrisa.
Elise venía dando pequeños saltos a los lados, balanceándose hacía los guardias que venían. Sus expresiones sin mostrar nada y armados por todos lados, escoltando a su jefe hasta el despacho en donde se quedarían a hacer guardía por varias horas sin descansar mucho.
Una corta reverencia en señal de respeto fue un saludo simple, Mori lo aceptó y nadie le dijo nada.
Los guardias lo saludaron con una reverencia más larga a la de él, mostrando un mayor respeto por el ejecutivo Nakahara.
Mori hizo un movimiento con su cabeza lijero; fue suficiente para que Chuuya entendiera en mensaje y pasará hacia la gran oficina, cerrando la puerta una vez los tres estuvieran adentro.
Las ventanas estaban sin protección alguna, dejando ver a la perfección la ciudad y el cielo azul que venía amaneciendo hace pocas horas.
Chuuya guardo silencio en todo momento. Sus ojos veían a Elise de reojo acomodarse en la alfombra para jugar con unas muñecas recién compradas, puen aún estaban en la caja de cartón. Chuuya sonrió un poco ante la escena.
Cuando notó como el pelinegro se sentó en el escritorio, agarro su sombrero, lo puso contra su pecho y se incorporó con una rodilla pegando al suelo, Mori soltó un pequeño sonido de satisfacción y gracia.
-No es necesario tanta formalidad, Chuuya-kun.- Soltó por fin, rompiendo el silencio.
Chuuya se paró entonces, volviendo a su pose inicial, pero esta vez fijando toda su atención en su jefe, quien tenía los brazos cruzados y miraba unos documentos en la mesa.
-Entonces, Chuuya-kun. Cuéntame, ¿Cómo ha estado Aya-chan últimamente?-El tono relajado y despreocupado, sumando su mirada aún en los papeles, sin prestar ninguna atención al pelirrojo, pero sabiendo perfectamente cómo fue su reacción; le hizo soltar una pequeña risa saber que estaría tensó.
No le agradó como el nombre de su hija fue pronunciado por Mori, no por él.
Mucho menos le agrado el saber qué Mori sabía la identidad de Aya.
Pero era obvio. Mori lo tuvo que saber desde el principio, sus actitud y la de Dazai fue extraña por esos meses, era obvio que levantaría sospecha. Pero confío en la palabra de Dazai y de Kouyou.
"Me aseguré de que Mori-san jamás le haga algo a Aya, o siquiera que sepa de su existencia." Sí, Dazai se lo dijo luego de dejarla en el orfanato. Chuuya agradeció por lo bajo.
Nunca investigó o siquiera temió, él confío totalmente en esas palabras y nunca juzgó.
Solo que ahora esas palabras no tenían significado, e incluso juraba que nunca lo tuvieron.
Pero él siempre estuvo con Aya. Desde lejos la cuidaba y se aseguraba de que nadie fuera por ella para vengarse, Chuuya y Dazai la enviaron. Aese lugar para que viviera normal, no hubiera tenido sentido si alguien la agarraba cómo rehén.
De eso se encargó él por todos esos años. Más allá unca se metió, solo lo haría si alguien la amenazaba o secuestraba; si la encontraba llorar porque sus "amigos" la habían tratado mal no era su preocupación.
Menos la de Dazai que jamás velo por su seguridad.
Antes de responder pensó bien sus palabras, no podía decir algo equivocado y tener problemas, no en ese momento que Aya acababa de ingresar a su vida.
Sin embargo, no sabía qué decir. Mori seguramente le estaba leyendo los pensamientos, lo estaba analizando y divirtiéndose con cada respiración pesada que daba.
Ambos eran concientes de la explosión de ayer, de las noticias, de la perdida de Akutagawa, la de un vehículo y de un miembro. Chuuya no quería tocar ese tema, no en ese momento. No se sentía bien para dar un reporte sobre Akutagawa, o explicar por qué.
Chuuya sabía que no tenía permitido llorar por Ryuunosuke, ese niño el cuál cuidó luego de la partida del castaño. No pudo llorar por ninguno de sus amigos, menos por él.
Así que, no soltaría ninguna lágrima, él no. Pero no podía hablar normal sobre la muerte, porque sabría que se pondría a llorar y lamentar la perdida, una perdida insignificante.
Mori solo se acomodó el cabello, echándolo hacia atrás para tener mejor gusta del pelirrojo. Ahora sí lo veía. Acaban de revisar por encima los documentos y un mal sabor le llegó, pintaba mal; pero había una salida fácil.
Ahora Port Mafia era más temida, no por las organizaciones o gobiernos, sino por los civiles.
La explosión y todos los daños cayeron en Port Mafia, ahora había gente temiendo por los criminales de Yokohama y pidiendo una explicación del por qué no estaban tras la rejas.
Otras personas investigan de más y había que silenciar.
No le importaba asesinar a todas esas personas metidas, pero era agotador tener que aumentar todo el trabajo solo por eso, y los murmullos eran más al ver qué; aquellas personas que hablaban de más de Port Mafia, eran desaparecidas.
Solo le preocupaba el tiempo perdido al buscar las personas y asesinarlas.
Nunca le importó el conductor, el vehículo, o su subordinado de habilidad y temido por varias personas. No le importó perderlo a él. Jamás de inmutó o dio alguna orden sobre eso.
-¿Te comió la lengua el gato acaso?- Chuuya negó.- Entonces responde mi pregunta, Chuuya-kun.
Chuuya respiró, no tenía sentido negarlo o esconderlo.
-Aya-chan esta bien. Solo que su mente no está preparada para tantas muertes y parece tener ataques cuando se acuerda de ello.
Mori atinó a sonreír. Volteó su mirada a los paneles de vidrio, viendo la ciudad.
-Es una pena. Al parecer se encariño muy rápido con Akutagawa-kun, le debió de doler. Recuerda enseñarle más a tu hija sobre esas muertes. La mente de los niños es débil, solo debes manejarla un poco, ¡y verás como ni siquiera se intutara al ver sangre!
A Chuuya no le gustaba el camino que estaba tomando la conversación. Mucho menos la felicidad falsa y la mirada en Mori.
Con ese pensamiento perfeccionó a Dazai. Él la había librado de ese camino y no dejaría que fuera igual al castaño.
-Con todo respeto, Jefe. No deseó suprimir sus emociones, deseo una vida normal para ella. Pero gracias por el consejo
El pelinegro volvió a fijar su mirada en el cuerpo de Chuuya, analizando todo para luego soltar una carcajada.
-¡Oh, por supuesto, Chuuya-kun! Yo solo te estaba dando un pequeño consejo. Ya sabes, tiene como padres a dos asesinos, tendrá que ver muertes amenudo y no creo que sea bueno para su pequeña mente.
Curiosamente le recordaba a Dazai toda esa conversación. Deseó que estuviera tranquilo en el hospital con Aya.
-Rintarou sigue dolido por Dazai. ¡También eres patético!- La pequeña niña de cabellos dorados, brillantes ojos azules por fin habló. No parecía estar interesada, y mucho menos siguiendo la conversación, pero sabía perfectamente lo que hablában ambos adultos.
¡Sabía que Dazai tenía algo que ver en esa conversación! Pero era solo una alerta más.
-¡Por su puesto que no, Elise-chan~!
Hubo una pequeña conversación entre ambos, Chuuya solo se mantuvo en su lugar todo el tiempo, analizando con cuidado cada palabra y expresión, sin dejar de estar con la guardia alta y esperando que nada hubiera sucedido con Aya. Dejarla con Dazai fue una terrible idea, estaba seguro de ello mientras más lo pensaba.
En algún punto de la conversación, Elise se aburrió y dejó de responder, haciendo que Mori centre su atención nuevamente en el pelirrojo.
-Deja de estar tan tensó, Chuuya-kun. No le haré nada a Aya, tengo una promesa con Dazai sobre nunca hacerle daño.
¿Una promesa..? Su mente dejó cualquier pensamiento de lado, centrando solo su atención en el mayor, frunciendo el ceño pidiendo respuestas con la mirada.
Mori soltó otra pequeña carcajada antes de contestar.
-¿No sabías? Dazai un día llegó acá a pedirme un favor..
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El castaño acababa de abrir la puerta con el máximo de su fuerza, fue entonces que Mori decidió dejar los papeles a un lado y por fin prestarle atención al castaño; sabía que venía desde que bajo del elevador, sus pisadas eran fuertes y cuando los guardias le internaron hablar solo respondió mal.
-¿A qué se debe tu visita, Dazai-kun?
-Necesito un favor, de Port Mafia y suyo, jefe.
Mori casi abre la boca ante la impresión. Decidió no predecir o siquiera pensar en lo qué le diría su subordinado, pero de todas las cosas posibles; jamás espero escuchar esas palabras de la boca de su pupilo.
-Si son mujeres me niego, paga tú por tus servicios sexuales, no estoy interesado en saber que quieres cuatro mujeres o más.- Mori realmente se negaría si le pidiera algo así, Dazai no estaba tan pequeño como para ir por él y pedirle cosas como si fuera su padre.
-No es eso, me gusta dejar mi vida sexual más privada. Necesito otyor tipo de favor.
-Bien, te escucho.
Esa noche Dazai le propuso la protección de Aya y Chuuya, a cambio él aceptaría los experimentos.
Mori solo sonreía más y más antes las palabras del castaño.
Hace algunos días atrás estaban discutiendo la idea de hacer armas para anular habilidades, Dazai sería la principal fuente de ayuda; básicamente.
Dazai Osamu sería un experimento para hacer las armas. En su momento se negó y abandonó la reunión.
Pero ahora estaba al frente de él diciendo que lo haría, solo por proteger a una niña creciendo en el vientre de Chuuya.
Se esperaba lo último, pero aún así se sorprendió un poco.
Mori por supuesto acepto, y el trabajo de Dazai fue el doble, pasaba casi todo el día en el laboratorio haciendo diversos exámenes, una y otra, otra y otra vez. Para luego irse y hacer trabajo doble, luego ir directo a la habitación que compartía con Chuuya y escucharlo quejarse sobre todo a su alrededor.
Pero al menos podía vivir tranquilo sabiendo que Mori jamás le haría daño a su familia. Si tenía que sacrificar más, lo haría sin pensar.
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Mori quiso reír con la expresión del ejecutivo. Claramente Chuuya nunca se enteró de aquello, sospechó sí, pero jamás preguntó o metió sus narices en ello.
Sus ojos estaban abiertos totalmente, fijos en la madera del escritorio. Su piel había adquirido un color más pálido y su pecho ni siquiera se movía un poco.
Al notar el poco aire en sus pulmones decidió reaccionar por fin. Entonces fijó su mirada en la de su jefe, sus ojos violetas oscuros chocaron con el mar, que en ese momento estaba calmado, no había oleaje, solamente preguntas que jamás serían respondidas.
Una pequeña gota de sudor se asomó por su frente, resbalandose hasta desaprecer.
Chuuya respiró mejor. Poniendo en movimiento su celebro.
Era extraño. Mori jamás lo llamaría por algo así, debía de haber algo detrás que él no había notado hasta ese momento.
-Jefe. ¿Podría saber la verdadera razón por la que me ha llamado..?
-Pensé que jamás lo dirías. Necesito que te encargues de limpiar la basura.- Agarró un folder en su escritorio, alzandolo para que Chuuya lo agarrará.- Port Mafia es temida, pero por los civiles. Piden explicaciones y cárcel para nosotros, solo que hay algunos que investigan de más. Limpia esa basura.
Nakahara asintió, tomando el documento, viendo por encima de qué trataba. Era pura información sobre una organización con un nombre en otro idioma y algunos comentarios de personas con su información personal y dirección.
Hizo otra reverencia para caminar hasta la puerta, sin mirar a nadie y solo deseando salir de aquel ambiente extraño.
Antes de que pidiera tomar la manilla de la puerta la voz volvió a hablar.
-Recuerda, Chuuya-kun. Mori Ougai no tiene permitido dañar a Aya-chan, pero mi trato no es con más personas, ellos son libres de dañarla. Encárgate de esa organización chismosa, procura dejar unos vivos para la información.
Fue entonces que salió por la puerta, corriendo a lo máximo que daban sus pies sin su habilidad.
Esas palabras, la información, la explosión. Ahora tenía sentido.
Ni siquiera se detuvo a e de los guardias. Salió directamente al ascensor.
-¡Está mal, está mal, está mal!- Gritaba, no le importaba que la gente lo mirara de reojo. Ahora se concentro en buscar su celular, solo para no encontrar nada en sus bolsillos.
No tenía forma para hablar con Dazai, aunque esté posiblemente ya lo supiera desde un principio. Pero si era así, ¿Por qué no le dijo nada? Aún si no tuviera un plan le tendría que decir, Dazai siempre le decía, él primero compartia información con su compañero para luego pensar en planes nuevos.
Pero está vez fue todo lo contrario.
Ahora que no podía matar y que su compañero Kunikida estaba siendo juzgado, no podía hacer muchos movimientos o él también terminaría igual. Chuuya debía llegar ya mismo a su ubicación, pero ni siquiera podía rastrear o preguntar.
No sabía en dónde se encontraba su celular, pero maldijo en momentos en que lo dejó botado.
Cuando logró bajar del ascensor, calmó un poco sus pasos, caminando rápido y pensando a mil por hora.
A lo lejos una chica venía acercándose casi corriendo hacia él.
Lo lamentaba por Lucy, pero lo que le tenía que decir debía esperar.
-¡Lucy, necesito que te encargues de la explosión de ayer. Limpia todo y haz el papeleo correspondiente! Yo estaré afuera encargandome de las moscas.
A la pequeña ni siquiera le dió tiempo de responder algo, Chuuya ya había desaparecido y le dejo varios papeles desordenados y algunos planeando hasta caer al suelo, mientras él se llevó otro par de hojas.
Se notaba preocupado y alterado, esperaba que estuviera bien. Pero mayormente esperan que nada le pasará.
Una organización iba detrás de Nakahara, y al parecer tenía algo que ver con el gobierno y los experimentos en humanos, temía por cómo reaccionaria al darse cuenta de ello.
Recordó la vez que oyó a Chuuya gritar luego de darse cuenta de su origen, no pudo dormir bien durante una semana al saber todo. Ese día fue el apoyo de su jefe.
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Chuuya se encontraba quiero en la cama, con la vista fija en el techo. No pensaba en nada, tampoco estaba tenso, mucho menos enojado; simplemente no sabía cómo sentirse y quería desaparecer ahí mismo.
Tuvo una semana preocupante. Kouyou empezó a sospechar sobre que algo le sucedía a él, pero no hizo pregunta alguna; se limitó a ver todo y analizar cada movimiento del pelirrojo.
Eso lo ponía muy nervioso.
Otra tarea difícil fue Dazai.
Chuuya pudo manejar varios negocios, pelear e incluso ir a un viaje de dos días fuera de Yokohama, eso era pan comido para él. Nakahara Chuuya no sé rendía tan fácil, y el que estuviera creciendo un ser humano dentro de él, no era motivo para quedarse de brazos cruzados sin hacer nada.
Debía de sobrevivir por él y la criatura dentro suyo.
Pero, nuevamente; sin dudas Dazai fue lo más difícil.
El castaño se reía amenudo de su estómago, y ni siquiera era lo suficientemente notable, solo debía de usar una camisa más grande y no había problema alguno. Pero él se reía y le llamaba gordo.
Por alguna razón lo hacía sentir mal. Estúpidas hormonas.
Podía hacer negocios y engañar personas, pero Dazai le decía que sus antojos eran asqurosos y él se sentía mal.
Por alguna extraña razón le importaba lo que Dazai decía sobre él.
La puerta fue abierta, ni siquiera tuvo que despegar la mirada del techo para saber de quién se trataba.
Eran aproximadamente las dos de la mañana, y Dazai apenas había llegado a la habitación que compartían.
La habitación tenía el espacio suficiente para que entrarán dos camas, pero Chuuya las había juntado haciendo una cama más grande. Planeo comprar simplemente una nueva y ya, pero no sabría cómo explicar eso, su orgullo se vería lastimado al decir que era para poder dormir abrazado junto con su compañero que decía odiar.
-¿Y tú dónde estabas? ¿Nuevamente tomando con tus amigos, rodeado de mujeres?- Atacó. Ni siquiera pensó o midió el tono de su voz, simplemente estaba enojado y no haría nada por esconderlo.
-Acá vamos. Chuuya, he tenido que encargar de tu trabajo pesado y el mío, ¡Obviamente llegaré tarde!
Chuuya le contestó, gritando también y sentándose de la cama, permitiendo ver la apariencia del castaño.
Sus ojeras habían aumentado, su cuerpo se veía cansado y más flaco. Habían unas vendas llenas de sangre que posiblemente no había cambiado en todo el día.
Entonces sintió pena, porque Dazai se encargó de su trabajo y él solo le gritó por llegar tarde.
Pero el pensamiento no se iba.
Ambos eran concientes de que solo estaban juntos por su estupidez, su amor nunca podría ser correspondido y solo se jodian mutuamente; ninguno lo acepto, pero era obvio que ellos no podrían vivir su cuento de hadas.
Y por esa razón intentaron aumentar el odio. Ahora su relación era peor, habían más contras, más peleas, más gritos. Menos juegos, menos caricias tontas y miradas llenas de amor que jamás saldrían al aire para el contrario.
Entonces Chuuya se acercó a Dazai para abrazarlo, ninguno dijo nada, tampoco se movieron. En ese momento desearon que todo fuera una simple pesadilla y que cuando abrieran los ojos su relación fuera la misma de siempre.
Porque había cambiado para mal, dejaron de ser Chuuya y Osamu, se convirtieron solo en el doble negro, el cual todos conocían por ser la arma más fuerte de Port Mafia.
No había transfondo para nadie más, nadie sabía lo que verdaderamente era el doble negro, nadie sabía que ese doble negro estaba lleno de confianza y era conformado por Chuuya y Osamu.
Su relación había cambiado a peor. Dazai se lamento de cruzar la línea invisible que tenía todo en su orden.
El pasado no se puede borrar. A ellos solo les tocaba aguantar la situación y seguir adelante; fingiendo que nada había pasado.
Solo eran adolescentes sin saber expresar su amor, tampoco lo tenían permitido. No se les podía culpar, ¿Verdad?
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Chuuya lo entendía ahora. Cada vez que Dazai llegaba tarde era por lo mismo.
Los experimentos que él aceptó.
Dazai estaba teniendo su trabajo, el trabajo de Chuuya y la carga de servir para las armas que se desarrollaron.
Entendía porque llegaba más cansado, con más vendas y con el cuerpo más débil cada día.
Someterse a un experimento, en donde tú seas la fuente principal era horrible. Chuuya lo sabía, Dazai también.
La diferencia es que Chuuya no recordaba esos experimentos bien, eran pequeños recuerdos no muy claros pasando por su mente, sin tener la respuesta correcta. En cambió, Dazai tenía todo eso grabado en su mente y cuerpo.
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Ojalá me pagaran cada vez que cambio los separadores JAKAKAJA
Título: ◁――***――▷
Final: ―――❀―――
Recuerdo: ―――――
Cambio de escena: ―❲⊰⊹❳―
~terminado: lunes 22 de noviembre~
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