𝟷𝟺 » 𝑷𝒂𝒅𝒓𝒆.
Palm está que se arrancaba el cabello. Más bien lo hizo y cayeron unos cuantos mechones en el suelo. Todo ocasionado por una llamada telefónica.
—¡¿Qué Gon hizo qué?! —su grito retumbó por la habitación. Sino viviera sola, seguramente preocuparía a cualquiera que compartiera su techo. Aunque los vecinos estaban acostumbrados.
Tras una discusión, Kite informó a la directora lo que ocurrió. Gon, su precioso bebé se defendió de un grupo de busca problemas pero las alarmas en su cabeza no paraban de advertirle que algo terrible podría pasar.
—Le molestaron y buscaron hacerle daño a la patineta que le compré. Kurapika no les vio los rostros pero sí escuchó a uno hablar.
Ging estaba de fondo haciéndole señas al más alto. Rogando para que no tuvieran problemas, aunque eso era pedir mucho. Estaban en apuros, que no lo expulsaran resultaba un milagro divino, pero no podían ocultar el sol con un dedo.
La situación iba empeorando.
Palm tuvo que practicar métodos de respiración. Sentarse mientras meditaba, si fuera un empujón o algo así podría pensarlo en un castigo no tan obtodoso. Y aún así…
—No puedo pasar por alto esto. Si dejo a Gon sin alguna consecuencia de igual forma los que lo molestaron van a buscar agredirlo de la peor manera. Lo he visto, son sumamente rencorosos y pueden no parar hasta… —se le cortó la voz, hubo una chica que vivió una horrible pesadilla por unos verdaderos hijos de puta. No pudo sobrevivir por el maltrato que le hicieron y solo por pistas encontraron su cuerpo. Tampoco pudieron hacer mucho debido a que los culpables eran menores de edad.
Negó con la cabeza. No iba a permitir que eso pasara. Ese caso le marcó tanto que le creó ese temor con sus estudiantes. Representaba una figura importante, debía hacerle honor.
—¿Palm, no solo vas a expulsarlo a él, verdad? Cuando esas cosas pasan luego es muy difícil que lo acepten en otra escuela. Aunque eso no me preocupa ahora. Puede estudiar en casa. Me interesa saber que harás con ese grupo de delincuentes... —Kite aleja al Freecss mayor que está insultando al aire, quejándose del dinero que invirtió en los pagos de cada mes.
No era barato, pero lo suficiente para que una familia en una buena posición invirtiera.
—Tengo que pensar en cómo lo haré, claro que los voy a sacar de una patada de mi institución. Pero por más que quiera no puedo actuar así, los representantes preguntarán las razones y van a comerme viva. —trata de calmarse aunque comenzaba a sentir que le pesaba la cabeza por intentar pensar en alguna alternativa. —Tendré que hablar con los profesores, juntos haremos lo posible por solucionar esto. No puedo prometerte nada, por los momentos Gon no puede venir hasta que tomemos una decisión. Estará suspendido.
—Está bien. Hablaremos con el. Gracias. —apenas colgó le lanzó una mirada fulminante a Ging. —¿Piensas hablarle tú y explicarle? —lo confronta, cruzando los brazos mientras el moreno parece hacerse gelatina. Le daba miedito la seriedad con la que era tratado.
—¡No hablaré yo solo! ¡A ti te respeta más!
Un estirón de cachetes, mientras intenta alejarse del peli blanco.
—¡Lo harás! ¡Tú empezaste a darle esas lecciones de defensa personal!
—¡¿Y qué tiene de malo?! ¡Les dio su merecido!
Kite suspira. Kurapika se quedó en la casa para intentar hablar con Gon. Debido a que él fue quien contó lo ocurrido que ahora sabía Palm, mientras pensaba en eso reconoce el sonido de la puerta. Debió haber llegado.
Ging iba a salir, buscando huir más que ir hacia los dos jóvenes. Pero lo evitó al voltearlo como un maniquí antes de salir por la puerta y dejarlo dentro de la habitación.
—Ni se te ocurra. Ellos tienen que hablar, aunque no creo que salga muy bien…
—Gon no va a estar feliz por el hecho de que su mejor amigo lo acaba de chantajear. —refunfuña haciendo caso, quedándose de pie en su sitio.
Intentan pegar la oreja en la pared disimuladamente, como si los estuvieran viendo. Solo logran captar muy poco de lo que están hablando, pero se nota que no está siendo algo grato.
—Mierda. ¿De verdad nos vamos a quedar aquí como unos idiotas? —Kite se queda dudoso, pero niega con la cabeza.
—Al principio seguramente no va a querer hablarle, pero esto es por su bien. No vamos a dejar que le sigan haciendo daño, carajo. ¡Tiene que entenderlo!
Escuchan como la puerta principal es cerrada con fuerza. Ambos se asoman por la puerta y reconocen a su hijo, alejándose.
—Creo que lo tomo bien. —Ging comenta, la dirección a la que se fue parece ser dónde alimenta a los perros callejeros. Cuando está a punto de perderse de su vista, notan que Kurapika se queda afuera también pero camina de regreso a su casa. —Ahora están peleados, perfecto.
—No podemos meternos, luego cuando se calmen las cosas buscaremos hablarle.
—¡Le hablarás tú, querrás decir!
Le ignora y busca ir a la cocina para terminar de limpiar.
—Irás a buscarlo, has estado ausente y estaría bien que lo apoyaras. —su delantal está sucio, pero igual continúa arreglando lo que usaron para cenar. —No va a querer volver, es como cuando se escondía en el bosque cuando no le decía cuando regresarías de tus viajes. Es tú turno.
No había cenado, la comida de Gon estaba apartada en la mesa. Kite se sorprende al escuchar la puerta abrirse, pero es Ging que toma su chaqueta para irse.
—Aprovecharé para caminar un rato y pensar.
Aunque se queda solo, comienza a recordar las veces que pasó lo mismo. Huía de casa y no lo encontraba hasta horas después en algún árbol o dormido dentro de una madriguera. Tuvo que hacerse cargo solo, hasta que en momentos específicos Ging aparecía sin previo aviso y se lo llevaba por la zona donde vivían en ese entonces.
Mientras limpiaba la mesa, notó un papel tirado en el suelo. Reconoció la letra del malhumorado Freecss, escribiendo sus opiniones de las secciones de terapia familiar.
"Intentar no cagarla" "Hablar con Gon" "Disculparme" "Decir que los aprecio" "Pensar en alguna idea para compartir los tres"
Tuvo que reírse por las anotaciones tan descuidadas, no entendía lo demás porque estaba tachado varias veces. Encendió su curiosidad.
La calle estaba helada. Al caminar por las calles Ging pudo reconocer viejos vecinos, aunque no era capaz de levantar la mirada al reconocerlos. Escondiéndose como siempre bajo su gorro verde.
Podían haber pasado unos veinte minutos. Era difícil saberlo, su celular estaba muerto y ahora es que se daba cuenta. Le pasaba a menudo por ser tan descuidado.
Reconoció a dónde se dirigía, una parte de la urbanización que estaba cerrada y las personas abandonaban varios cachorros mestizos. La atención a los animales lo heredó Gon por Kite y por su parte, en eso escuchó a los perros agruparse y caminar hacia una dirección.
No fue capaz de decir nada, aunque viera a su propio hijo agacharse ante una cantidad grande de mascotas sin temor. Desde los pequeños a los más grandes, acariciando a cada uno que lo reconocían. Ambos se vieron, pero no hubo palabras.
Inmediatamente algunos perros buscaron a Ging y este se sentó en silencio, disfrutando de la tranquilidad del final de la tarde.
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