𝟶𝟽 » 𝑫𝒊𝒔𝒄𝒖𝒍𝒑𝒂𝒔.
A la mañana siguiente Gon amaneció en el suelo de la habitación. Tuvo un sueño tan profundo que ni siquiera Kite fue capaz de despertarlo si no minutos después de mucha insistencia, hasta lo enrolló como una oruga con la sábana.
—¡Ya terminé! —anunció al terminar de alistarse y acercarse al hombre alto que tenía el cabello atado en una coleta larga. El olor a comida era delicioso.
—Buenos días, siéntate. Está listo el desayuno.
—¿No necesitas ayuda con nada?
—No. No te preocupes.
Compartieron unos minutos gratos donde se escuchaban las noticias de fondo, a pesar de tener el volumen bajo los ojos almendrados no podían evitar ver la pantalla de vez en cuando leyendo los titulares. En esos instantes que se descuidaba Kite limpiaba sus mejillas que se ensuciaban, disfrutando silenciosamente de que tuviera apetito.
El peli blanco revisó su celular al terminar de llevar todos los utensilios al lavabo, los nervios aumentaban al ver que nuevamente la directora respondía sus mensajes con una clara mortificación, insistiendo varias veces mencionando al integrante que faltaba de la familia Freecss.
—¿Nos vamos? —Gon lo sacó de su trance mostrando una sonrisa de emoción, no la había podido apreciar si no en su infancia donde lo llevó por primera vez al jardín de niños.
—Claro, ¿no olvidas nada? —negó con la cabeza en respuesta.
Empezaba a hacer calor, no tanto como los días anteriores pero resultaba agradable por la constante brisa. Pudo distraerse por unos breves minutos hasta que al ver al colegio a la distancia su estómago se revolvió.
Cuando Kite hablara con su directora no habría marcha atrás, nunca tuvo el valor de hablar con él sobre su orientación sexual. Le daba temor lo que diría, tomaba con suma importancia su opinión y que ocurriera lo mismo con Ging.
—Podemos ir al parque después de tus clases, extraño mucho ese lugar. Me traen buenos recuerdos.
No respondió, aunque eso posiblemente alertara a los sentidos maternales de su acompañante. Para su suerte apenas dieron unos pasos en la entrada del recinto que Kurapika se acercó saludando.
—¡Kurapika! ¡Por aquí! —alzó su brazo.
—Señor Kite, es un placer verlo.
—¿Señor...? —desvió la mirada. —Te he dicho que no debes ser tan formal conmigo. Nos conocemos desde hace años.
Gon sonrió mientras las dos personas importantes de su vida volvían a encontrarse.
—¡Gon! —sin embargo, una segunda voz le hizo voltear hacia dónde provenía. Por poco sus ojos no se salen de sus cuencas al ver al albino acercarse.
Miró a Kurapika y a Kite seguido de Killua pensando en un plan, por poco entraba en un colapso.
—¡Finalmente está aquí! —los murmullos no tardaron en hacerse presentes cuando Palm salió con un aura bastante pesada ahuyentando a cualquiera que estuviera cerca.
El moreno aprovechó está distracción para tomar sin cuidado alguno a Killua que se detuvo extrañado por la apariencia desaliñada de su superior.
—¡Oye! —no pudo hacer nada cuando fue llevado contra su voluntad, pasando por los casilleros hasta subir las escaleras.
Entraron al primer salón que encontraron vacío, Gon se puso de puntillas para ver por la ventana de la puerta. Sin embargo cayó en cuenta de la mirada sobre él así que al girarse vio a Killua con una de sus manos en la cadera y la otra sosteniendo su patineta.
—Tienes una manera muy rara de saludar. ¿Tanto le temes a Palm? No es para tanto. Rayos...
Sí, perfecto. No se dio cuenta de la situación. Ahorraría hacer una excusa poco creíble.
—¿Vienes a patineta a la escuela? —pensó tan rápido que sus neuronas casi le aplauden.
—¿Ah? —la observó. —Claro... Es más fácil que caminar. Le enseñé a mi hermana cuando tenía cuatro años, aunque luego se aburrió. Prefiere usar la bicicleta.
—¿Cómo se llama? —se apoyó en una de las mesas.
—Alluka.
Notó cierta tristeza en la mirada del más alto. Realmente apestaba en las conversaciones, mucho agradecía que alguien como Killua tuviera intenciones de acercarse a su persona.
Aunque estuvo a punto de sacar humo por las orejas pensando en un intento de aliviar el ambiente nuevamente habló:
—¿Quieres que te enseñe? —preguntó animado.
—¿Eh...? ¡¿Ahora?!
—¡Claro! Tenemos tiempo. ¡Vamos afuera!
Esta vez el moreno fue llevado rápidamente al patio trasero. No se encontraban muchos estudiantes debido a la hora así que se calmó, intentando no abrumarse demasiado.
Si Gon pudiera ser comparado con algo, eso sería una estatua. Desde el momento que estuvo a una distancia decente del oji azul se tensó por completo. Le sudaban las manos y cuando este lo guió para colocarse encima de la patineta no se movió.
Killua al notar eso simplemente se agachó para tener una vista de las piernas del moreno para ayudarle.
—No estás posando para una foto, relájate.
—¡Ah! ¡No puedo hacerlo! —se aferró de la cabeza del más alto.
—¡¿Qué estás haciendo?!
Comenzó una pelea donde Killua quería alejarlo pero Gon se negaba ejerciendo más fuerza. Si no fuera por el pequeño espacio que tenía para respirar ya se hubiera asfixiado.
Pronto el albino se detuvo. El cuerpo al frente suyo parecía gelatina.
—Si te sientes seguro apóyate en mi. Necesito que te alejes.
Hizo caso tomando una postura adecuada dejando sus manos en los hombros ajenos. Tomó confianza por las palabras que le daban instrucciones hasta que al ver que este sujetaba sus piernas que dio un respingo.
—Mantente así. —se levantó para tomar sus manos con las suyas para impulsarlo y que pudiera moverse hacia adelante. Una sonrisa apareció en su rostro. —¿Ves? No es tan difícil.
Mientras Killua retrocedía con cuidado se detuvo abruptamente al notar la figura de alguien acercarse.
—¡Aquí estabas! —Anita parecía estar molesta. Ambos la vieron con una mueca.
—Ya decía que todo estaba muy tranquilo... —dijo el albino en voz baja sin moverse de su posición.
—Quiero que me expliques unas cosas de biología. —demandó sin apartar la mirada de Gon.
—Estoy ocupado.
El moreno no sabía qué hacer. Killua demostraba querer continuar estar a su lado aunque tuviera a Anita presente. Nunca coincidió estar cerca de ella pero su sola presencia le incomodaba.
La presión en sus manos le hizo verle. Los ojos como el mar parecían haber perdido su brillo y se encontraban ausentes. Gon no comprendía ese cambio tan abrupto.
—Te estaré esperando en el salón. —dijo para irse.
Killua suspiró cuando se alejó.
—Será mejor irnos también. —lo soltó.
—¿No quieres continuar?
Hubo un silencio algo tenso.
—Yo... —mordió su labio. —Sí, de verdad quiero pero...
Observó sus propios pies al notar a su compañero tan diferente. Nunca se consideró la persona adecuada para apoyar a los demás, menos cuando no podía hacerlo consigo mismo.
—Descuida, otro día... Quizás. —se bajó de la patineta para agarrarla y dársela. —Te lo agradezco mucho, además de las canciones que me enviaste.
—Tonto, no tienes que... —sus mejillas se sonrojaron un poco. —Supongo que hablamos luego.
Gon esperó que se fuera para hacer lo mismo minutos después.
Caminó hasta la clase que le correspondía notando que el profesor ya estaba sentado en el escritorio. Justo revisó su celular para ponerlo en silencio cuando este sonó.
—¡¿Quién está escuchando My Chemical Romance?! —gritó el docente.
Kurapika se sentó al lado de su amigo. Este se mantenía con el rostro rojo debido a la estupidez que cometió.
—No es para tanto, a todos nos sucede en algún momento.
—¿A ti también te ha pasado?
—No, siempre me procuro de verificar antes de salir.
Prestaron atención a lo que sería la próxima evaluación. Gon arrancó un pedacito de papel para escribir algo y doblarlo, seguido lo dejó en el pupitre del rubio.
¿Qué sucedió con Kite?
Este sonrió al leer lo escrito. Sabía que no era común que el moreno hiciera ese tipo de cosas, solamente cuando estaba preocupado o ansioso. Al costarle prestar atención evitaba distraerse con la más mínima cosa.
Se fue con Palm, apenas pudimos hablar.
Otra respuesta.
Deberías venir con nosotros y quedarte.
Antes de dejar el papel de vuelta vio al frente esperando que el profesor les diera la espalda.
Me encantaría, pero no creo que sea adecuado hoy.
Gon suspiró. Sabía a qué se refería, las cosas seguramente estarían tensas durante unos días.
Mientras tanto Palm mantenía una extensa conversación con Kite.
—Últimamente la situación se ha agravado, necesitaba que vinieras y poder hablarlo adecuadamente. —la castaña mantenía la boca cerrada pero mordía sus labios por los nervios. Miró a su escritorio donde tenía un dibujo de Kite y Ging sonriendo pero rayado con obvia rabia (pero sobre todo sobre Ging). Lo movió con cuidado para que no se diera cuenta volviéndolo bolita. Al ver que el hombre le miraba sonrió como si nada.
—No puedo creer que Gon no me contara nada sobre esto... —dejó caer sus hombros.
—Debe entenderlo, ambos han estado ocupados y no quería causarles molestias. Ni siquiera me ha dicho que sucedió exactamente con Retz.
—De todas maneras es mi responsabilidad cuidarlo, no evitaré que le sucedan cosas malas. Es imposible. —pasó la mano por su rostro. —¿Qué paso con los chicos que lo lastimaron?
—El que no logró escapar, dijo los nombres de los implicados, no quiero sonar pesimista pero tuvimos suerte esta vez. Espero que no vuelva a pasar, Leorio ha estado al tanto de Gon y Kurapika también. El profesor Phinks ha estado más atento de los alrededores desde entonces.
—Son muchos estudiantes y esto solo implica a unos pocos. Realmente estoy muy agradecido de lo que has hecho por él.
—Le tengo mucho aprecio. —sonrió. —Igual que usted aspiro lo mejor para su futuro.
Al terminar las primeras clases ya era la hora del receso.
—Kurapika... —Gon le llamó cuando terminó de probar el pan dulce que le trajo. —¿Por qué sigues en las mismas clases conmigo?
—¿Por qué preguntas? —sonrió un poco nervioso.
—Escuché que el profesor te dijo que podías adelantar, sabes de más el contenido.
Paró de comer para observarlo.
—Es verdad. No acepte.
—¡Aun no me dices la razón!
—Gon, si lo hacía te dejaría solo.
—No tienes que preocuparte por mí, puedo defenderme. —apretó la tela de su pantalón.
—Es verdad. Lo has hecho muy bien, pero soy tu amigo me preocupo por ti y me siento más tranquilo si puedo estar a tu lado si es posible. Harías lo mismo si estarías en mi lugar.
Dio una risa irónica. Lo leía como la palma de su mano cuando ni siquiera se conocía en ocasiones. Era capaz de ser fuerte pero también de quebrarse con facilidad, callaba tanto desde las últimas semanas que las lágrimas salían solas aunque no quisiera.
—Por favor, no deseo discutir contigo.
La petición amable de su parte le calmó. Volvió a su posición inicial recibiendo una sonrisa del rubio.
—Eres muy bueno conmigo, no lo merezco. —dijo con un tono infantil mientras masticaba.
—No hables con la boca llena y no es verdad. Te lo mereces.
—Tengo miedo de lo que diga Kite cuando lo vea, si sucede de nuevo que...
—Gon. —le interrumpió severamente. —No pasara, Kite te va a aceptar. Es muy probable que eso sea lo que menos le preocupe en estos momentos, puede llegar a ser estricto contigo pero no lo compares con las personas que no te conocen. No vale la pena.
—Está bien. —refunfuñó.
—Por cierto... ¿A dónde te fuiste? Desapareciste justo cuando Palm llegó.
—Uhm... —dudó un poco. —Creo que estoy haciendo un nuevo amigo.
—¿De verdad? ¿Quién? —se sorprendió. Gon movió sus manos con los nervios a flote.
—Ki-Killua...
—¿Killua? ¿Killua Zoldyck? —repitió esperando confirmar, ante el asentimiento cerró los ojos. —No lo sé, eh...
—¿Qué sucede?
—No es nada.
Kurapika desconfiaba de los chicos populares. Se enteró por Pairo que Anita era la pareja de Killua, aunque no lo conociera sentía que algo podía suceder si Gon se involucraba demasiado con ese grupo.
Finalizando el resto de las materias programadas ambos tomaron caminos diferentes. El rubio para darle privacidad al moreno decidió irse rápido, mientras el joven Freecss tomaba dirección a la salida donde vio a Kite cerca de la acera.
—¡Kite! —al ver su gesto serio sabía lo que se vendría. Después de todo el que estuviera tan callado confirmaba sus sospechas.
—¿Cómo estuvo tu día?
No se esperaba que estuviera tan calmado. Hasta se le quedó viendo inclinando un poco la cabeza.
—Bien, estuve hablando con Kurapika. Esperaba que pudiera venir de visita.
Llegaron al parque donde acordaron pasar un rato. Gon mecía sus piernas mientras se sostenía del columpio.
—Después de la conversación que tuve con Palm tengo algo que decirte. —sonrió. —Lamento no haber estado antes contigo, prometo acompañarte y ser más atento. —acarició el cabello azabache. —Discúlpame. Debió ser duro.
Gon cerró los ojos.
Kurapika tenía razón.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top