En este capítulo habrá narración de tortura explícita, (no hacia ninguno de los protagonistas) si eso es un detonante o te pone incomodx, abstente de leer, de lo contrario pido que se lea con discreción.

Al día siguiente, un poco más recuperado y cerciorándose de que Woosuk siguiera inconsciente, tomó el auto y condujo a cualquier tienda que tuviera lo que necesitaba. Estaba ansioso, asustado, ¿Qué tal si volvía y el viejo estaba despierto esperándolo para darle su merecido? ¿Qué tal si lo reconocían y arruinaban su plan?

Estaba histérico, su cuerpo temblaba levemente cuando tomó la puerta y la abrió para entrar al minisuper. Frío lo recibió y se abrazó a sí mismo, tomó una canasta y puso tanta cinta como pudo, junto a unos trapos tipo gasas y alcohol etílico.

Caminó al mostrador y puso todo en su lugar, un chico alto y de cabellos rubios le recibió.

Le dijo la cantidad y Hyunjin se lo dio... o algo así, ya que el cambio cayó en el mostrador.

— L-lo siento — se disculpó Hwang, mirando de reojo al cajero, quien en su placa tenía el nombre "Jeongin" — ¿Me cobras un Kitkat?

El chico asintió mordiéndose el labio, con lo que Hyunjin pensó era molestia, y cobró el dulce, dándole el cambio y los productos en una bolsa.

Hyunjin la tomó aún tembloroso y agradeció, recibiendo un "Que tengas buen día" del otro chico.

Salió de la tienda y se subió al auto, abriendo el chocolate con ansiedad y dándole una mordida, casi llorando por haber extrañado el sabor de su chocolate favorito.

Manejó todo el camino con las ventanas arriba y pensó en lo que haría de ahora en adelante, estaba dispuesto a darle su merecido a ese viejo, pero también tenía tantas ganas de regresar a casa. Después de todo, sabía con certeza que su familia aún no se olvidaba de él gracias al anuncio de la televisión sobre su búsqueda.

De pronto su corazón se estrujó al ver los árboles, las flores, el cielo y las nubes. Se dio cuenta de lo poco que había apreciado los pequeños detalles que le daba la libertad, aparcó a un lado de la camioneta y se echó a llorar como un niño al que su madre estaba consolando después de estar perdido en el supermercado.

Estaba tan enojado con ese hombre, tan triste de haber perdido tanto tiempo. Tan herido.

Emprendió marcha una vez se recompuso de nuevo y siguió con el camino a esa horrible casa, en donde el culpable de su sufrimiento se encontraba.
...

Cuando el viejo despertó aproximadamente tres días después, tomó todo lo que había comprado y entró a la habitación donde Woosuk estaba, este se encontraba con una mirada de pánico una vez divisó a Hyunjin.

La ira se apoderó de su cuerpo, sin embargo se mantuvo al margen. No podía cometer errores, no podía golpearlo ni hacerle nada sin tener todo listo, porque en caso de que algo saliera mal y el viejo estuviera en posición de atacarlo, perdería de nuevo la vida a la que se había aferrado.

— Hola, qué gusto verte — Pero estaba dispuesto a jugar con su mente tanto como pudiera — ¿Estás feliz de verme?

El viejo negó, sin poder hablar.

— Qué grosero, tanto tiempo conviviendo juntos y eres de esta manera... No, Woosuk, eso no está bien — se rió — ¿Qué me decías cuando no me alegraba de verte? ¡Ah!, "Hyunjinnie, te mereces un castigo por tu mal comportamiento" — Tomó un alambre con puas, teniendo cuidado de no lastimarse a sí mismo.

Se acercó al hombre y con ayuda de unas pinzas, comenzó a atar sus manos con cinta, para después colocar alrededor el alambre. Los gritos del hombre no tardaron en oírse siendo amortiguados por el trapo que amordazaba su boca.

— ¡Cállate, carajo! Ya sabía que eras un marica, lo supe desde que te vi violar a todos esos chicos... no te juzgo, a mí también me gustan los hombres, ¡Pero deja de gritar como si te estuvieran torturando! — Dijo sarcásticamente.

En ese momento, se sentía como si estuviera flotando; realmente no sentía absolutamente nada, simplemente unas ganas inmensas de hacer sufrir a ese hombre de una manera desgarradora.

Cuando tuvo sus manos y pies llenos de púas, decidió que era momento de rociar alcohol en las heridas que tenía. De nuevo este gritó de dolor, cosa que aturdía a Hyunjin.

Pasó alrededor de una hora, el hombre no dejaba de llorar y suplicar entre balbuceos que eran inentendibles por la tela que ocupada su cavidad bucal.

Hyunjin dejó el celular en la mesa después de mirar la hora y se levantó, le dio una bofetada que incluso hizo que le doliera la muñeca y palma, el hombre a duras penas reaccionó. Se estaba desangrando y sus fuerzas eran pocas.

— Okay, es hora.

Hyunjin lo tomo de los pies y lo arrastro en el suelo y por las escaleras hasta llegar a la planta baja, este se quejó con sollozos mientras el menor lo dejaba en medio de la sala.

— Te daré diez minutos para salvarte, te arrastrarás de aquí hasta la acera de la otra calle. Si llegas en menos de eso, te dejaré vivir. Me iré y no te denunciaré, ¿De acuerdo? — El hombre asintió frenéticamente — Si no lo logras, creo que eres bastante listo para deducir qué pasará. — Suspiró y activó el cronometro de su reloj inteligente, mientras abría la puerta de la casa. La señal.

El viejo se arrastró como pudo por el suelo hasta salir del lugar, Hyunjin mirándolo fijamente, la sangre tiñendo de color carmín el piso.

Apenas había llegado a la acera de la casa, cuando el reloj de Hyunjin sonó.

— ¡Qué lástima!

Me siento taaan decepcionada de haber tardado tanto en actualizar, pero prometo ser un poco más constante.

Espero que, si leyeron hasta aquí, el sufrimiento de este individuo y el quiebre de personaje de Hyunjin sea satisfactorio.

¡Gracias por leer!