──ෆ.𝟑
Aquella tarde no había conseguido su beso. Rosé había cambiado el tema y terminaron saliendo a la tienda por algunos dulces.
¡Pero no se iba a rendir! Como que se llamaba Jennie Kim.
Ahora mismo se encontraban en la biblioteca estudiando, más bien se trataba de Rosé ayudando a Jennie con algunos ejercicios.
—¡Es muy difícil Rosie! —se quejó de nuevo.
—Ay nini, no es tan complicado, además aquí estoy para explicarte —tranquilizó Rosé con una sonrisa.
—¿Pero de que me va a servir aprender ecuaciones? —puchereó—. Nayeon Unnie me dijo que no era necesario aprender matemáticas cuando existía la calculadora.
Roseanne hizo una mueca.
—No sé si ese consejo sea muy bueno para ti —dijo.
—Ya~, no quiero estudiar más —se dejó caer sobre su cuaderno.
—¿Qué puedo hacer para que estudies? —preguntó Rosé sin detenerse a pensar en sus palabras.
Jennie se levantó con una sonrisa pícara, un plan formándose en su cabecilla.
—Deme un beso Rosie —pidió.
—¿Otra vez con eso? Jennie nosotras somos amigas y las amigas no se dan besos.
La mencionada solo pensaba en lo terca que era Roseanne, pero había un detalle, ella lo era más.
—¡Te pagaré, doscientos wones! —exclamó.
Una reprimenda vino de parte de la bibliotecaria debido al escándalo, la mayor se encongió en su sitio un poco avergonzada.
—Ya te lo dije, las personas no pagan por besos.
Jennie la vio con confusión, preguntó lo que se hacía en su lugar para que su Rosie pudiese aclarar su duda.
—Generalmente los roban —contestó simple.
¿Robar? A Jennie le desagradaba la idea. Prefería pagar por ello. Robar estaba mal ¿cierto?
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