nido
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𝗻 𝗶 𝗱 𝗼
「 𝖽𝗈𝗇𝖽𝖾 𝗅𝗈𝗎𝗂𝗌 𝗉𝗂𝖽𝖾 𝖽𝗂𝗌𝖼𝗎𝗅𝗉𝖺𝗌 」
˚ · • . ° . H
Sus ojos se vuelven acuosos.
Estático. Repitiendo todas las palabras que ya ha escuchado antes, siendo dichas por Louis.
Intenta reprimirlas, pero su labio tiembla y hay un nudo que su garganta seca lastima. Se ha quedado sin saliva intentando forzar a bajarlo... Solo no entiende porque. (Miente)
Se le ha gritado muchas veces en su vida, desde hace más de un año que no deja de ser señalado por su embarazo. No es nuevo... Ya no- ya no duele.
Es solo que no entiende porque Louis le afecta tanto.
«alfa está molesto»
Miente. Lo sabe. Sabe porque duele.
«alfa está molesto conmigo»
Lastimando a su omega, le cuesta reaccionar. El lobo recién apresado se siente pequeño, abrumado al recitar todo lo que ha pasado, intentando buscar el error.
«no podía dormir, no podía dormir porque las cobijas eran tan buenas, la cama era demasiado suave, demasiado grande. demasiado vacía. necesitaba a mis bebés, no podía dormir porque quién necesita que se cuelguen de mi soy yo, omega ¿ha sido eso lo que le ha molestado?»
«tal vez, tal vez ¿el desayuno? hemos intentando hacer un poco de todo porque no sabíamos que es lo que le gusta. deberíamos ser mejores.»
«hemos limpiado mal»
«no. lo hemos intentado demasiado. se ha dado cuenta»
«¿las he cuidado mal? no, no. soy buena mami. son buen mami.»
«oh..., ¿he sido yo, no es así? es porque me ha visto. demasiado largo... demasiado torpe. ¿muy grande para ser un omega, cierto? mal mal mal Omega. No me quiere, no le gustado. Lo siento harry... tu eres bonito. yo soy un mal Omega»
Todo es nuboso, perdido entre palabras presentes y pasadas. Frases que se le han repetido hasta tatuarlas en su ser.
Está llorando, desnudo, enfrente de un alfa. Su alfa. Y se siente tan expuesto, tan vulnerable como... Un niño.
Se siente como un niño. Y eso implica que tal vez Louis tiene razón.
Entonces las lágrimas caen. No tiene forma de controlarlo. Mojan sus mejillas y sus labios se abren en un sollozo que lastima contener.
— Harry... Yo...
Pero entonces Darcy llora más fuerte. Y sus sentidos omega parecen relucir. Los pensamientos sobrepuestos se terminan y sacude, apenas un poco su cabeza. Se aferra con fuerza a su sábana, acomodándola nuevamente sobre si, cubriendo de nuevo los tramos de piel que su pecho comenzaba a mostrar.
Y su voz tiembla, pero logra decir.
— No. — un largo suspiro y limpia en un torpe movimiento con el dorso de sus manos las lágrimas que siguen cayendo. — No. No puedes hablarme así. No puedes alzarme la voz. Louis. Definitivamente menos cuando tenemos dos bebés en la misma habitación. Lamento si hice algo que te molesto, pero tu me invitaste. Y....Y-y Joder. ¿Hueles a celo?
Louis le mira, labios apretados en preocupación y completamente estático. Pero ha comenzado a sudar y su piel parece aperlada.
— ¿Que? No. — intenta mantener su voz tranquila pero su olor lo delate. La combinación de canela, menta y tinta expandiéndose por todo el lugar. Más picante, más fresca, más densa.
Respirar es tan difícil porque huele tan bien.
— Estás entrando en celo. Oh dios. — Harry retrocede, intentando taparse la nariz — Me voy a ir.
Entonces Harry corre a vestirse rápidamente con la ropa perfectamente doblada a un lado del sillón desecho. Metiendo sus pantalones por debajo de la sábana.
— Harry, quédate. — habla, aún sin moverse. Parece que cada palabra le pesa más — Yo me iré pero quédate por favor. — Harry niega. Empezando a guardar muchas cosas sin orden en un par de bolsas, sin soltar su celular.
Se mueve tan rápido que apenas puede entender que es lo que pasa. Louis en su lugar, su cuerpo parece luchar contra si mismo.
— Me llevaré a las niñas.
— ¡Harry! — Intenta correr. Harry retrocede alzando la mano como si eso fuese interponer alguna barrera entre ellos.
— ¡Quédate ahí! Joder. Hueles muy fuerte.
— No te vayas... No te las lleves. Por favor. Por favor, Harry. — súplica y su voz se rompe. — Harry.
— No para siempre, jodido idiota.
— Quédate. Yo me iré. — pide de nuevo.
— No. Esta es tu casa — toma a ambas niñas en brazos, tratando de equilibrarse entre las cosas que carga. — Lo has dejado muy en claro.
Entonces Harry abraza a ambas niñas y camina con paso seguro al ascensor. Llama al botón haciendo maniobras con todo lo que carga haciendo reír a Adora en el proceso. Darcy, como lo ha hecho muchas veces antes, pone su manita sobre el rostro de Harry, intentando secar sin éxito las lágrimas de su madre.
— Mami está bien, cariño. Lo prometo. — se cuelga a su cuello con fuerza. Y tal vez Harry llora de nuevo.
El ascensor es muy lento. Quiere irse. Quiere irse ahora. Presiona una y otra vez el mismo botón hasta que su dedo duele.
— Hay comida que prepare en el refrigerador... La necesitaras. Pero Louis... Tu me invitaste.
Entonces el ascensor se abre y Harry desaparece. Louis solo puede observar como de va en el auto de un joven rubio antes de que su calor golpee por completo.
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Salir es tomar una bocanada de aire.
— ¿Qué mierda, Harry? — pregunta. Pero sin dudar corre a recibir a su amigo, le ayuda a meter las cosas al auto y después abre la puerta del asiento copiloto.
— Ni...
— Desapareces dos días y tuviste otro bebé. ¿Se multiplican?¿Los bebés puedes hacer eso? Harry estoy preguntando en serio. Estoy asustado.
— No Niall. Los bebés lobo no se multiplican.
— ¡Gracias dios! — entonces arranca el auto. — Espera. ¿Entonces de quien es la otra bebé? ¿Y que hacías en una zona tan bonita de la ciudad? ¡Tu mamá estaba preocupada!
— ¡Es mía! — un gruñido sale de su garganta. Su cabeza un poco perdida entre tanta repentina emoción.
Es demasiado. Haber pasado por una transformación, discutir con Louis, el olor de su celo. Y todo lo que vino después.
— Woah, ¡Tranquila mami! — se detienen en un semáforo. Niall alza las manos retirándose lo más que su cinturón de seguridad le permite. — Es tuya, ya entendí. ¿Puedes elaborar en eso?
Un largo respiro y mirar por la ventana para distraerse apenas ayuda. Este es Niall, su mejor amigo desde la secundaria. Le toma un par de intentos a su parte racional convencer al lobo que están bien.
No cuando nada está bien. Es mucho, es mucho para el. Esta solo. Es mucho en tan poco tiempo.
No está bien.
Nada está bien.
Pero finalmente su Omega se calma lo suficiente como para ponerse contento de presumir a sus cachorras.
— Uh, bueno. Está pequeña de aquí es Adora — la mueve en su pierna provocando pequeños saltitos. Ella mantiene una hermosa sonrisa mientras uno de sus rizos sale de su lugar y rebota a cada movimiento.
— Ella luce tanto como tú qué me asusta.
— Bueno eso es porque es mía. — Harry explica — Como que es la pequeña que estaba en mi pancita. Pero Louis la tenía.
— ¿Eh?
Harry lo ignora y sigue explicando.
— Y Darcy, bueno.... — sigue aferrada a su cuello, como si intentará proteger con su pequeño cuerpecito esa zona de alguna manera sabe que es vulnerable. Escucha su nombre y le dedica una mirada poco agradable a su padrino antes de volver abrazarse a Harry. — no salió de mi. Su papá es Louis, un alfa con el que el hospital donde di a luz cambio a nuestras bebés. Nuestros lobos, los de ambos, como que reclamaron a ambas cachorras como suyas aún si no compartimos nada de genes. Eso es un problema porque el hospital quiso que regresáramos a cada bebé y... No pudimos. Entonces Louis propuso vivir juntos. Entonces por eso estaba aquí. Pero discutimos. Y entonces entro en celo y es el fin de la historia.
— ¿Y los vínculos de ustedes los lobos son como un asunto muy serio, no?
— Es una unión física, química, emocional y lunar. Es de por vida, Ni.
— Mierda.
— Si.
— ¿Quieres que...? Uh, ¿quieres hablar de eso?
— No. Solo ¿Puedes llevarme a casa, por favor? Creo que quiero ver a mi mamá.
— Bueno, cuando me llamo dijo que había tomado otro turno doble pero que por favor la llamaras.
— Uh. Claro... entonces, solo llévame a la panadería. Trabajaré un poco, no le avisé a Bárbara que no iría hoy, debe estar furiosa. Pero no quiero estar solo hoy.
—¿Qué estás diciendo, idiota? ¿Trabajar para no estar solo? ¿Estoy pintado o que? Te llevaré a mi casa, tengo pizza en el congelador y podemos ver Friends en la sala.
— No, Ni. Yo en serio no quiero...
— ¡Hey! Los tres no cabrán en tu cama individual pero podremos acomodarnos los cuatro en mi cuarto. Acabo de conseguir una de esas camas m-a-s-i-v-a-s. Es el puto cielo. Apenas pones tu cabeza sobre ella y caes dormido. Te caerá bien y necesitas dormir, H. Incluso puedo ayudarte con las niñas.
Harry sonríe, lágrimas se asoman nuevamente en sus ojos y entonces asiente.
— Gracias, yo...
— No tienes que decir nada, H. Todo por ti, eres mejor amigo. Sabes que si fuera un alfa te mordería para cuidarte, lo haría. — entonces intenta abrazarlo, pasar su mano por encima de sus hombros y reconfortarlo un poco. Pero Darcy se levanta molesta y tira una mordida aún cuando apenas tiene un blanco avistamiento de sus dientes frontales.
La mano de Niall se llena de baba y una no agradable presión de encías.
— ¡Au! Desgraciada mocosa, ¡soy tu padrino! — ella tira otra mordida pero está vez Niall desvía su muñeca regresando al volante — ¡Okay, es tu mami, ya entendí!
Entonces Darcy vuelve a proteger a Harry. Y ambos hombres comienzan a reír en el auto.
— Te juro que es la bebé más alfa que he conocido.
— No podemos saber si será una alfa o no, Niall.
— Aja, si. Dile eso a mi mano.
Luego encienden la radio, y por un momento. Es suficiente.
Pasar el tiempo junto a Niall lo hace sentir bien. Así que los siguientes tres días no se sienten tan horribles.
Aun cuando en la primer tarde, justo después de acabar con la provisiones de comida congelada y ver cuatro episodios de su serie favorita a Niall se le escapa decir que debe entregar un proyecto para su universidad y Harry termina por obligarle a regresar a sus clases. Aun cuando necesita la compañía, el quisiera estar estudiando y no podría siquiera pensar en interrumpir en el proceso de Niall.
Esta bien. Puede soportarlo.
Después de todo tiene a su dos bebes y eso logra que las conversaciones de gorjeos se vuelvan un poco más constantes. Y de alguna manera Darcy parece enseñarle a Adora a decir ma y esa eventualidad logra borrar de su alma la amargura de esa tarde. Se encarga de llenarlas de besos y en algún momento, los tres caen rendidos sin darse cuenta en la cama enorme, justo como Niall prometió.
Pero es en algún momento del segundo día, cuando ya ha hablado con su mamá, con su hermana y con su adorable jefa que tal vez la gravedad de la situación lo golpea. El tiene dos bebes ahora y joderjoderjoder, esta tan solo. Porque Louis ni siquiera lo ha buscado y aun si lo hiciera el no quiere y joderjoderjoder.
«el esta en celo, omega. no puede buscarnos» Repite su Omega. Creerle es difícil. «louis no es el, omega. son sus hijas también. no nos quiere a nosotros pero a ellas las adora. lo sabes, lo sientes.»
Tal vez son aquellas palabras las que le hacen descubrir que no tiene la fortaleza para hablar de Louis. No puede admitir ante nadie más que si mismo que Louis es su alfa.
Así que solo se lo guarda como todo lo demás porque no tiene ni una idea que hacer eso.
Y es en el tercer día donde no sabe nada sobre que el que la preocupación se acrecienta.
De haber sabido ¿Tal vez podría haberle dejado más comida preparada? ¿Botellas de agua...? No. ¡Se supone que está enojado con el! Y los celos de alfa no son tan largos. Ya debería de haberles buscado.
Cansado de esperar a una pantalla vacía, se dedica a hornear todo el día. Así que golpea con más fuerza su masa.
Jodido Louis, no debería estar preocupado por el. Corta con brusquedad las porciones del próximo pan y se limpia las manos llenas de harina en el delantal. Ajusta la temperatura del horno y sale por unos instantes a la recepción.
Busca con la mirada a sus bebés, y estás apenas lo encuentran le sonríen de vuelta. Su corazón da un vuelco y en esos cortos segundos su vida parece estar en orden. Inevitablemente sonríe también y permanece a la distancia simplemente admirándolas.
El les ha montado en una pequeña esquina detrás de la recepción de la panadería una zona de estar segura a sus bebés. Hay cojines y cobijas que delimitan toda la zona y ellas juegan con una sonaja que Barbara le ha regalado como todas unas niñas buenas. La mujer las observa al trabajar en el mostrador asegurándose de que todo esté en orden.
Realmente no debe esforzarse mucho. Ambas parecen comprender cuando es tiempo de trabajo y se mantienen tranquilas y sonrientes, haciéndose compañía. Cada tanto, Bárbara permite que los clientes la miren, todos parecen adorarlas.
— Oh, que niñas tan bonitas ¿son sus nietas? — pregunta una mujer al pagar. Barbara empaca su pedido con una sonrisa.
— No, son de mi panadero. — explica guiñando un ojo a las niñas. — Oh si, su mamá hace los mejores panes de la ciudadanía. Claro que sí. Claro que si. Niñas hermosas. — Bárbara recibe el dinero e ingresa los datos a su caja registradora.
No se percata del cambio en el rostro de la mujer.
— Ha querido decir padre, ¿no es así?
— ¿Disculpe?
— Esas niñas no pueden haber salido de un hombre. Eso es... Eso es... ¡Bárbaro! Y ciertamente no puede ser su madre, por todos los cielos.
— Hey Babs, he dejado la masa lista y yo venía a amamantar a... — entonces Harry entra a la recepción tras ver a sus bebés de lejos y accidentalmente escucha su conversación. Su voz llama la atención de la mujer, girándose hacia el con un gesto mucho más escandalizado.
— ¡Un Omega! — exclama como especie de reclamo a Bárbara, dando un paso hacia atrás, asqueada — ¡Varón! ¡Que desastre! ¡En tan buen local, que escándalo! Quién sabe dónde han estado sus manos y, y...
— ¡Aquí tiene su pedido, buen día, no vuelva pronto! — responde con rapidez Bárbara, dando empujoncitos en la espalda de la mujer para dirigirla a la salida.
— ¡Pero que desgracia, señora! ¡Y uno tan joven! Eso solo muestra que son depravados, un error de la naturaleza. Quién sabe que cosas ha puesto en...
— ¡Lo siento, estamos cerrando! — entonces da un azote a la puerta para dejar a la mujer fuera y suelta todo el aire que estaba conteniendo antes de mirar a Harry.
Ha apretado los puños jugando con sus dedos en un intento de calmar su pánico. Y sus pies se enciman uno sobre otro en un acto similar.
— Lamento costarte tantos clientes Bárbara. Con ella son tres está semana.
— Lo único que lamento que tengas que escuchar estás cosas tan seguido cariño — la mujer acaricia su mejilla y da un cariñoso apretón en ella. — No digas tonterías, tus recetas atraen más clientes que los que su intolerancia deserta.
— Yo probablemente debería de darles de comer dentro. Me las llevaré un momento.
— ¡Ni hablar! Hace un calor de los mil infiernos juntos a los hornos, Harry. Siéntate a darles de comer como esas niñas merecen y toma algo para merendar tu también. Has horneado toda la mañana amor. Tenemos pan suficiente.
— Gracias Babs. — una sonrisa y Harry toma a Adora, quién come más rápido y en menos cantidad para sentarse sobre una de las mesillas. Su jefa le acerca un muffin de chocolate que come de a pedacitos mientras Adora se acomoda en su pecho comenzando a succionar.
Solo habían bastado unos pocos intentos para que Adora aprendiera a hacerlo, ¿y oh sorpresa? Los cólicos había desaparecido después de eso. ¡Quién sabe mejor! ¿eh, Tomlinson?
Ese pensamiento le hace sonreír, así que come un poco más de su muffin y la mece, dando caricias, y susurrando palabras dulces hasta que sus ojitos parecen cerrarse y su succión se vuelve más lenta.
Pero la campanilla de la puerta suena. Y Harry lamenta en ese segundo haber traído ese día una camisa de algodón que tuvo que quitar por completo, tapando con ella solo la mitad de su pecho descubierto.
Cierra los ojos, esperando cualquier tipo de comentario desagradable pero en su lugar escucha. — Harry.
Pero sigue sin querer abrir los ojos.
— ¿Louis?
— ¿Ese es Louis? Jesús, cariño, es demasiado grande para ti. — Dios, ella no ha dicho eso. No la dicho enfrente de Louis. Sus mejillas se tiñen de rojo y baja la cabeza a observar con mayor atención a su bebé. Se ha quedado dormida manteniendo en su boca su pezón como si de un chupete se tratara.
— Babs, ya te he dicho que es el papá pero no el papá-papá ¿entiendes? — dice bajito.
— Ohh
— Si. ¿Puedes pasarme a Darcy? Adora ha terminado. Solo tengo que- — intenta acomodarse para no despertar a Adora y aún así dejar espacio.
— Puedes dármela. — dice Louis en tono inseguro apenas nota a Harry batallar.
Harry duda, viéndolo con los ojos entrecerrados unos segundos antes de asentir y pasar con extremo cuidado su bebé de unos brazos a otros. Entonces Louis la carga y ella parece acomodarse mejor que en una cama. Sus rizos desordenados escondiéndose en el hueco del cuello de Louis y una sonrisa se dibuja en su rostro al oler a su papá.
Louis toma asiento frente a el al mismo tiempo que Barbara le deja en brazos a Darcy. Su bebé pronto se acomoda, pero no se relaja dejando un ojo pendiente de la conversación de sus padres.
— ¿Qué haces aquí Louis?
«ha venido por nosotros, omega. lo ha hecho»
— Una disculpa por teléfono no parecía apropiada.
— Te tomaste tu tiempo. — dice antes de poder pensarlo, su comentario hace sonríe a Louis de forma que sus ojos de achican y su flequillo cubre sus ojos cuando baja la mirada para intentar ocultar el gesto. Harry se pierde apenas un segundo en lo bonito que luce sonriendo, sintiendo de forma inevitable la tensión en sus propias mejillas. — No es como que te estaba esperando, solo denoto que se supone que los celos de alfas duran apenas 24 horas. ¿Pensando sobre tus propias decisiones?
— Lo hacen, si. Pero no quería arriesgarme a dejar algún remanente no racional. Y después me encargue de limpiar todo el lugar para que no quedará rastro del olor a celo. No intento usar mi celo como excusa para el como te trate, pero fue irresponsable de mi parte olvidar por completo que la fecha estaba cerca. Creo que han pasado tantas cosas en los últimos días que...
— Si, es sencillo olvidarse de uno mismo.
— Lo siento mucho, Harry. No debí hablarte así, ni decir las cosas que dije.
— Se que piensas que soy un niño, pero soy buena mamá. Y puede que sepas lo que haces, pero yo lo sé también.— el dice, ajusta un poco más a Darcy a su pecho, quien parece mostrarse solo un poco más relajada concentrándose por completo en su labor de comer.
Louis lo observa hacerlo y sonríe de nuevo.
— Lo se, lo se; puedo verlo Harry. Lo siento, ponerlo en duda fue un error y no pasará de nuevo, cariño. Porque si te invite pero no lo hice porque crea que eres una extensión o una herramienta para nuestras hijas. Yo quiero que quieras quedarte, Harry. Que no sea solo mi casa, tal vez, no se ¿un hogar? Creo que podemos hacerlo funcionar, conocernos y llevarnos bien por ellas, tomando decisiones juntos.
El omega comienza a dar vueltas agitando la cola emocionado. Gritando cosas en su cabeza que de escucharlas no tardarían en pintar su rostro en un tenue sonrojo o llenar su corazón de esperanzas falsas.
— Bueno, eso no era tan difícil, ¿o si?
Louis se ríe, negando divertido. Incluso pasa su lengua sobre sus labios.
— No lo era. Así que Harry, ¿me permitirías llevarlos a casa de nuevo? Hay algo que quiero mostrarte.
Harry asiente cuando una pequeña sonrisa comienza a mostrarse en sus labios y sus hoyuelos aparecen en su rostro.
— Claro. Apenas saque todo del horno y está pequeña termine de comer, porque, lo creas o no. Ella sigue succionando.
— Oh, lo creo. Eso debe de ser el apetito Tomlinson. — ambos ríen de nuevo, y a Harry le encanta el sonido de sus risas combinadas. Entonces Louis se reclina sobre la mesa, aún con Adora en brazos y usa su brazo libre para limpiar la harina en la mejilla de Harry.
Su contacto quema y Harry debe dejar de respirar con la tensión que siente.
— Eres un lindo panadero.
Tal vez falla en su intento de no sonrojarse.
Mas tarde, después de que Louis cargará en brazos a las dos niñas a la espera de que Harry termine su turno, la panadería está cerrada y Harry carga una bolsa caliente con lo que acompañaran su cena.
Entran en un camino que comienza a parecer conocido, sin embargo una vez más Harry parece quedarse estático al momento en que las puertas del ascensor se abren.
Porque ahí, dónde el sillón desecho tomaba lugar el resto de la sala de estar ha sido recorrida y en su lugar permanece lo que hace a Harry comenzar a sentir lágrimas en sus ojos.
— ¿Es un nido? ¿Me has hecho un nido? — su voz se escucha quebrada. Pero ha comenzado a tener esa extraña mezcla de una risa y un llanto, esa que solo sucede cuando la dicha es demasiada como para contener.
Esa que hace daños que Harry no tenía.
Entonces el Omega corre, amando como las mantas, cojines y ropa perfectamente establecidas forman la estructura más bonita, toma a sus bebés y se deja caer con cuidado al sentir la seguridad con la que es recibido.
Huele a Louis, a sus bebés y un poco como él.
Sus bebés se han acomodado y quedado dormidas apenas se sintieron en casa y Harry ni siquiera intenta retener sus impulsos de frotar el rostro sobre las sábanas, llenándose el olor que se siente como hogar. Y ahí, en la esquina sin entrar a su nido Louis lo observa con las manos entrelazadas al frente, apoyado sobre uno de los pilares de la sala mientras observa a Harry llorar.
— ¿Qué sucede? — pregunta preocupado. — ¿Es tan horrible que te he hecho llorar de nuevo? Lo siento, nunca había hecho un nido antes.
— No, no, es perfecto Louis. Solo que yo nunca había tenido un nido Louis. Estoy feliz. Es perfecto, gracias.
— Bueno, por una vez me alegra hacerte llorar por la razón correcta. Tenías razón, deben tener un espacio seguro para ustedes. Sea como humanos... O como lobos. Yo no entiendo mucho de eso aún, pero merecen tenerlo.
Harry asiente sintiendo el corazón en la mano y con lágrimas haciendo brillar sus pestañas. No pueden existir palabras para lo bien que se siente en ese momento, no serían suficientes.
— ¿Y porque te quedas ahí parado?
— Bueno es tu nido, omega. Nadie más que tú y tus cachorros pueden entrar.
— ¿Quieres entrar conmigo, alfa? Te dejare hacerlo.
— Me encantaría Harry.
Entonces Louis se quita los zapatos y se sube a horcajadas a su nido. Puede que ninguno de ellos se de cuenta de lo natural que se siente.
No en ese momento.
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