discusión
——————————————————————
𝗱 𝗶 𝘀 𝗰 𝘂 𝘀 𝗶 𝗼́ 𝗻
「 𝖽𝗈𝗇𝖽𝖾 𝗅𝗈𝗎𝗂𝗌 𝗒 𝗁𝖺𝗋𝗋𝗒 𝗌𝖾 𝖽𝖺𝗇 𝖼𝗎𝖾𝗇𝗍𝖺 𝗊𝗎𝖾 𝗇𝗈 𝗌𝖾 𝖼𝗈𝗇𝗈𝖼𝖾𝗇 𝖽𝖾 𝗇𝖺𝖽𝖺 」
˚ · • . ° . L
Bien. Puede que no haya sido la decisión más inteligente de Louis.
¿Llevar a un omega desconocido a su casa? ¿Honestamente?
Bravo alfa, a este punto hemos llegado. Su lobo reclama, casi en una burla, aún demasiado molesto por ser tan terrible en su paternidad que tuvo que llamar a Harry —a este hombre, ¿niño?, que solo había visto una vez y del cual no sabe absolutamente nada— a mitad de la noche para pedir ayuda porque su hija no dejaba de llorar.
Insuficiente.
Defectuoso.
Patético.
Las palabras se repiten en su mente. Un bucle doloso.
Su alfa deseando poder golpear su cabeza contra alguna superficie, quedar inconsciente en alguna especie de autocastigo. Un castigo que no sería suficiente... Justo como el.
De repente la ansiedad lo golpea ante el silencio acrecentándose y se ve envuelto en amargas feromonas que solo pueden ser apaciguadas por el agradable olor a bebé de sus pequeñas. Su pulso se dispara y casi puede sentir su piel arder; y es que no sabe porque lo ha dicho.
¿Por que lo ha dicho? Maldición.
Su lengua ha tomado el control de sus cuerdas vocales, y apenas lo pensó soltó al aire su propuesta.
Harry permanece en silencio, su perfilada mandíbula apretándose. Louis comprende que debe de estar pensando en una amable manera de rechazar su oferta insensata. Porque el es un alfa defectuoso y Harry parece joven; es hermoso y si quisiera, si realmente quisiera, el podría simplemente llevar todo el caso a la corte y ambas cachorras quedarían en su custodia.
«porque él si puede cuidarlas», molesta su lobo. Un pensamiento que cobra firmeza.
Porque Louis no puede percibirlo, pero está seguro de que Harry posee un aroma dulce, sus ojos brillan en el verde más intenso que no emana nada más que un corazón sincero, y su toque es gentil y delicado en cada movimiento que efectúa. Tiene a Darcy repitiendo sobre su hombro, mientras Adora se ha deslizado hasta sus piernas en busca de la paz que solo mamá puede transmitir.
No entiende cuál es la sensación tan agridulce en su pecho. Y los segundos se vuelven eternos.
— Si. — es todo lo que escucha.
Su garganta se siente seca. ¿Si?
— ¿Cómo?
— Eres un alfa, no te conozco... Y tú, bueno-eso, eso me asusta. Pero nos guste o no compartimos dos hijas. — Harry habla bajito, demasiado lento. Es en ese momento que Louis puede notar lo grave que su voz es. — Y hasta donde sabemos, no tenemos ni idea como las puede afectar no estar con nosotros. Ambos. No sabemos si sufren físicamente como nosotros, y tampoco creo que quieras arriesgarte a pasar una noche y una noche ¿cierto?
— Todo lo que quiero es que estén bien. — Louis dice. Nunca se había sentido tan pequeño.
— Bien. Yo también. Entonces supongo que sí. Adora y yo viviremos contigo... Tu la has criado hasta ahora y lo has hecho bien, alfa. Así que eso me deja un poco más tranquilo.
«Lo has hecho bien, alfa»
«Lo has hecho bien, alfa»
Su lobo, castaño con tintes negros y rojos, parece dar vueltas y querer regocijarse al frotar su hocico contra el omega frente a el.
Su corazón late con rapidez ante unas palabras que no sabía que necesitaba escuchar.
Una retroalimentación que alivia un peso de su corazón.
«Lo has hecho bien, alfa»
Casi no hay tiempo para sentirse patético al sentirse doblegar con un omega desconocido, de reconocer la privación de cariño que atormenta su alma. Pues la palabra alfa se encuentra resonando en todo su ser.
Danielle nunca lo llamo alfa, piensa. alfa. Entonces Louis sonríe, por primera vez en mucho tiempo. Sus ojos se achican mostrando unas pequeñas arruguitas y sus labios se aprietan en una fina línea.
Harry lo ve y sonríe también. Toma una larga respiración, y sus miradas parecen encontrarse.
Una extraña sensación lo invade, un reconocimiento sutil de que algo más grande que no sabe identificar... Y entonces Harry corta su contacto.
Gira su cabeza, volviendo el semblante frío y toma a Darcy en sus brazos para mecerla, ya con los ojos un poco cerrados. Sus movimientos sintiéndose rígidos.
— Louis — se corrige tras unos segundos, aclara su garganta en un carraspeo — Quise decir Louis. Lo siento, no se de dónde ha salido. No-no, no es como que yo crea que tú eres mi alfa o algo así, nonono, claro que no. ¿Yo, tu Omega? Claro. No eres mi alfa, solo, solo Louis. Uh... solo, yo ... Si. Eso. — habla sin despegar los dientes mirando en otra dirección. Su voz sonando demasiado aguda para su timbre profundo, y demasiado rápido cuando Louis ya se había acostumbrado a descifrar la lentitud de sus palabras.
Louis, no alfa. Si. Louis debe recordarse que es solo un desconocido con el que comparte un par de cachorras. Sin embargo no sabe porque la realidad duele tanto. No son amigos, y apenas sabe su nombre.
— No ha sido nada — el dice. — Esta bien, entonces uh... ¿Quieres pasar a recoger algo?
Harry se encarga de acomodar a Darcy en el asiento para bebé. Luego sostiene a Adora contra si, como si con sus brazos intentase crear un cinturón.
— Si, solo un par de cosas... Gira aquí a la derecha. No es lejos.
No ha sido nada, se repite. Aunque sin percatarse, el lobo de Louis sabe que ha sido todo.
Louis tampoco pregunta porque Harry entra y sale con tanto sigilo, cargando consigo un par de mochilas y una sola pañalera.
No hay cunero, o moisés. Ni siquiera un portabebés o ningún objeto para cachorros más allá de un único biberón y lo que puede cargar en el bolso sobre su hombro.
El alfa tiene una idea de lo que sucede, lo intuye al notar la ropa de tela tan delgada que cubre a Harry, o lo solitario que luce su vecindario. Sin embargo no se atreve a preguntar, sabe que no es su lugar. Aquello no lo detiene de tal vez y solo tal vez hacer la silenciosa promesa de que nada volverá a faltarles. Ni a Darcy ni a su madre.
Harry incluso lo mira con ojos suplicantes, rogando sin palabras que la situación no sea comentada así que solo conducen en silencio hasta el complejo departamental de Louis. Entran de la misma manera y Harry parece dudar un poco apenas el ascensor se abre al pent-house.
— Mañana... Mañana puedo mostrarte todo. No es tan grande como parece, solo esta muy vacío — el dice, silencio de la noche se siente abrumador. Harry parece quedarse en las puertas del ascensor, dudando. Por una fracción de segundo el alfa lamenta no conocerlo de tanto, pues su pecho se apretuja en una extraña sensación al no tener idea de como reaccionar o como ayudar — ¿Estas bien? ¿Harry?
— Si, solo... me ha entrado el pánico momentáneo. Hombre, no te conozco de nada, es la mitad de la noche, yo no tengo batería y correr con un bebe en brazos es difícil y...
— Soy psicólogo — dice de repente. Harry lo mira abriendo sus grandes ojos verdes en demasía. Una mirada que ya ha visto en Adora, y que al observarlo, algo se remueve dentro de el. Continua hablando — Tengo 26 años. Los cumplí hace poco, en nochebuena.
— ¿Cumples años en nochebuena? — Harry sonríe. Louis lo hace tambien, y sin darse cuenta dan un paso dentro.
— Si, de pequeño creía que las luces de navidad eran para mi. Las luces de todos en el vecindario. — Harry ríe en una carcajada demasiado sonora para lo que ha dicho, pero el se tapa con rapidez la boca en un intento de reprimir su risa y no despertar a sus hijas. — Mi segundo nombre es William. Me gusta cantar cuando me baño, se tocar el piano, pero soy pésimo cocinando. Me gusta jugar a hacer muecas con Adora y platicamos por las mañanas porque le gusta conocer toda la ciudad. Yo disfruto del decirle todos esos inútiles datos que mi cerebro almacena. Fumo pero no lo he hecho desde que tengo a Adora. Nací en Doncaster, el mayor de siete hermanos. Cinco mujeres, Ernest y yo. Tres de ellas son omegas... Yo no tengo ninguna intención de hacerte daño, Harry. Solo deseo que nuestras hijas estén bien y necesitan a su mamá para eso, ¿verdad?
Harry asiente, su blanca piel brillando con la tenue luz lunar que entra por el ventanal. Cientos de luces que reflejan una ciudad dormida observándose a través del gran cristal.
— Las dos son mías, y las dos son tuyas. ¿verdad? — murmura bajito, lento — Aun si descubrimos porque se ha formado el vinculo... No vamos, no vamos a separarlas ¿cierto? Yo seguiré siendo su mamá... T-tu seguirás siendo su papá.
Louis asiente con la calidez surgiendo en su pecho. No sabe porque, pero sonríe.
— No podría ser de otra manera, Harry. Lo prometo — el dice, ofreciendo su mano. No sabe cuanto vale la palabra de un extraño, aún así los dedos de Harry tiemblan en duda cuando finalmente las entrelazan. Un escalofrió que decide ignorar recorre toda la espina dorsal de Louis.
Es extraño. Lo suave que resulta tocar la piel del omega o como el contacto se siente tan familiar, aún cuando la mano de Harry es más grande permite a Louis guiarlo dentro.
Y tal vez perdidos en la calidez que se crea, sin percatarse han llegado a la mitad de la sala. Siguen caminando Louis diciendo un poco más de cosas en un vago intento de hacerlo sentir seguro.
— Tu habitación — abre la puerta. — Está adecuado como la habitación de invitados así que debería tener todo lo necesario, al menos la primer noche. Cobijas en el tercer cajón, baño en la puerta que está dentro. El closet está vacío, siéntete con la libertad de dejar todas tus cosas. ¿Tienes cargador?
— Oh — Harry tarda un poco en reaccionar, observando con detalle la habitación frente a el. — Si.
— Lamento que todo huela a mi. Compraré neutralizadores mañana.
— ¿Que? No, no, Louis... Esos son como, bueno muy caros. Caros como tres meses enteros de supresores. No será necesario.
— Harry, eso no es...
— Creo que es hora de dormir — lo interrumpe, su cuerpo se tensa en incomodidad. — Ya es tarde y estoy seguro debes de tener un día pesado.
— Oh. Si... Uhm, llevaré a Darcy a su cunero en el cuarto guardería, para que conozca, ¿quieres que lleve a Adora tambien? Es una cuna muy grande, el espacio no debería ser problema. Veremos como pasan la noche, y decidiremos algo después ¿te parece?
Se siente extraño preguntarle al omega —desconocido, insiste— sobre una decisión tan simple como ir a recostar a sus hijas. Sobre todo cuando lleva seis meses haciéndolo por su cuenta y su lobo ha intentando compensar constantemente su orgullo mallugado al ser abandonado con esta barrera de falsa autosuficiencia, sin embargo lo hace porque se supone que ¿eso hacen los padres, no es cierto? Después de todo, son de Harry tambien.
El rizado aprieta un poco más fuerte contra si a Darcy, la observa dormir en sus brazos y acaricia sus cabellos rubios para dejar un beso sobre su frente. — Si, esta bien.
Entonces se la tiende a Louis, y por primera vez tiene la oportunidad de cargar a ambas niñas en sus brazos. Todo su pecho se infla en orgullo, sintiéndose correcto, embonando como piezas perfectas. — Te traeré enseguida un monitor, para que te quedes tranquilo.
Louis no tarda en dejarlas recostadas. Es un trabajo sencillo, considerando que Harry se encargo de arrullarlas tras darles de comer, y la somnolencia que sus pancitas llenas provocaron; sin embargo no deja de revisar constantemente que todo este en orden una cantidad considerable de veces hasta que se siente seguro para abandonar la habitación; su instinto parece crecer, intensificarse.
Como si finalmente comenzara a tomar su verdadero lugar.
Cuando entra de nuevo a la habitación de Harry —no la habitación de invitados, o el cuarto provisional, la habitación de Harry— tal vez se olvida de llamar a la puerta primero. Así que encuentra al hombre más joven sentado en la esquina de la cama king size, pasando las palmas de sus manos por la suave cobija que se encuentra bajo el.
Apenas siente la intromisión, Harry se sobresalta para juntar sus manos sobre sus piernas y un tenue rubor comienza a cubrir sus mejillas al sentirse descubierto. De alguna manera eso lo hace verse, solo por una fracción de segundo, más joven. Como si el cansancio, el estrés y todo lo malo le hiciesen lucir mucho más viejo de lo que realmente es, solo por un segundo le aterra pensar en su verdadera edad y no sabe porque.
— Te traje el monitor — el extiende su brazo entregando la pequeña pantalla y Harry la toma con dedos temblorosos. — Tienes que presionar ese botón para cambiar la escena... Hay cámaras para bebé en diferentes ángulos de toda la casa.
Harry parece presionar muchas veces el mismo botón, hasta que da con una vista que le enseña a sus bebés bien arropadas, Adora dormita con sus labios bien abiertos y Darcy ha extendido su mano hasta tocar a la otra niña, en una especie de abrazo flojo.
Harry sonríe y sus dientes de conejo sobresalen. Ante ese gesto, Louis sonríe también.
— Gracias Louis. — El castaño asiente, obligándose a borrar la sonrisa de su rostro.
— Yo iré a dormir. Pasa buena noche Harry. — sin obtener respuesta se da la vuelta para retirarse, pero entonces la baja voz del Omega lo detiene.
— Louis... — el le mira sobre el hombro. — ¿Tu crees que se quieran? ¿Qué puedan ser hermanas?
Sonríe. Ve su propio monitor y como han enlazado sus deditos — Creo que lo harán.
— Gracias Louis. — vuelve a decir.
Da la impresión de que se refiere a algo más.
Louis despierta tarde para el trabajo.
Duerme bien, eso es seguro, pero tal vez unas dos o tres —en realidad fueron cinco— horas extra.
Despierta en un largo suspiro e incluso se da tiempo para estirarse sobre la suave superficie de su cama. Su cuerpo gira para moverse al extremo más fresco, y queda recostado sobre su estómago expandiendo las piernas como si de una estrella se tratase. Incluso abraza con fuerza la almohada a su lado y disfruta del acomodar su rostro sobre ella.
Y luego, lo golpea.
Hay demasiada luz entrando por la ventana y debe abrir los ojos de golpe. La rapidez con la que endereza su cuerpo es abrumadora, no recuerda cuando se dio tiempo de tener un alimento en forma por última vez y su garganta se siente seca, así que en realidad tampoco recuerda cuando tomo agua. Se marea, su cabeza duele en una rápida y punzante sensación cuando unas manchitas aparecen en su campo de visión y finalmente mira el reloj marcando el terror.
Son las 8:45 am. El tenía que estar en el trabajo hace como dos horas.
Sale dando tropezones de la cama, y se enreda un poco en las sábanas antes de casi terminar con su cuerpo en el piso.
Corriendo por toda la habitación se lava los dientes y peina mediocremente su cabello mientras se pone unos pantalones de vestir y calcetines desiguales. Es entonces cuando, preocupado de la hora y no haber recibido ninguna alerta de llanto, enciende el monitor y encuentra la guardería vacía.
Cambia de toma con desesperación pero nada sale.
No, no, no, no, no. ¿Abrir las puertas de tu casa a un omega extraño? ¡Una jodida buena idea!
Corre fuera de la habitación, aún con pasta de dientes en la boca, el pecho desnudo y su pantalón sin tener el cierre completo. Una gran amargura se expande en su pecho y casi puede sentir sus colmillos activándose.
No están en la guardería. Y la habitación de Harry se ve perfectamente vacía. Correo por todo el apartamento maldiciendo mil y una veces y entonces... Oh, eso huele bien.
— ¡Buenos días, Louis! — saluda con entusiasmo Harry.
Joder.
El está en la cocina. Esa cocina que no se ha usado en años. Tiene a Darcy en su sillita para comer jugando con lo que parecen ser restos de una papilla naranja. Y a Adora en los brazos, todo su peso cayendo sobre su cadera dándole está apariencia más bien inclinada al cuerpo de Harry.
Hay un beanie sobre su cabeza, y mientras plática con las bebés se las arregla para menear lo que tiene el sartén y tostar pan y preparar té y haber picado como todo un tazón de fruta.
Parece estar radiante a pesar de que tiene unas grandes marcas de ojeras —incluso aún más notorias que la noche anterior— bajo los ojos.
¿Y quién mierda esta tan contento en las mañanas? Joder.
Así que Louis se queda estático, de pie frente a el con el ceño fruncido y sus colmillos sacando sangre de sus propios labios.
— Parecía que tenías sueño, así que tome a las niñas y salimos a dar un paseo por el supermercado juntos. Traje un par de cosas para preparar el desayuno... Y bueno. Ya les cambie el pañal, hicimos un par de ejercicios para motricidad y las alimente. Una buena dosis de leche materna, aunque creo que quedaron con hambre así que también les di un poco de papilla de zanahoria. Dos es mucho trabajo y aunque Adora come menos Darcy siempre ha tenido este apetito tan grande. Dos es mucho — vuelve a decir. Louis parece en silencio — Así que aún no tengo tanta leche. Solo será cosa de estimular y acostumbrarse estoy seguro. Pero ya sabes lo que dicen, una dieta complementaria es lo mejor para los cachorros.
Entonces se ríe con nerviosismo. Cómo si se hubiese quedado sin palabras para rellenar el vacío. Entonces lo mira, encontrado a Louis en su precaria presentación y sus ojos se desvían apenas un segundo, lo suficiente como para pintar su blanco rostro en rojo.
— ¿Uhm, estás bien? — Harry pregunta. Apaga el fuego de la estufa y asegura nuevamente su agarre en Adora antes de limpiar con cuidado las mejillas de Darcy. Ella ríe ante el contacto.
— La alarma no sonó. El monitor tampoco. Voy tarde. — responde regresando a su habitación. El hace un comentario más mientras termina de alistarse y tiene problemas para retraer sus caninos, un sabor metálico permanece en su boca.
Dios, siempre ha odiado esas cosas. Se sienten muy fuera de lugar, no entiende porque ahora resultan tan difíciles de controlar.
Tiene la cabeza doliendo en estrés, ni siquiera ha terminado los reportes que debía entregar hace media hora. Maldición.
El tiene que irse. Tiene que hacerlo ahora.
Pero en su lugar se queda estático, pensando en que no se han dado tiempo de discutir que dinámica tendrían. ¿Debería llevarse a ambas niñas a su oficina? No puede, no. Harían demasiado ruido y ya tiene muchas notificaciones de recursos humanos encima.
— Puedes dejarlas — dice Harry, como si pudiera leerlo. — No iremos a ninguna parte. Estarán bien conmigo. — entonces se acerca y toma el cuello de su camisa para enderezarlo. Tenerlo cerca, tan próximo a su cuello lo hace darse cuenta de lo alto que es, de lo bonita que su piel parece aún cuando tiene granitos distribuidos por todos lados y sus labios... Sus labios son...
— ¿A ti te ha despertado el monitor? — pregunta.
— Oh no. Es solo que Darcy no está acostumbrada a dormir sin colgarse de mi cuerpo y estaba teniendo una noche difícil. Y luego no pude dejar sola a Adora ahí así que como que durmieron conmigo y luego solo nos levantamos con el sol. — ¿Qué el que? — Entonces da un paso hacia atrás y extiende una bolsa de papel hacia el y un termo negro. — Para que no tengas el estómago vacío. ¿Té caliente?
El monitor no ha sonado porque Harry lo ha desactivado. El no puede llegar y... Y... ¡Joder! Es tarde.
Aún perdido en una sensación que no conoce, lo toma haciendo un gesto agradecido y se inclina para besar en la frente a sus dos hijas, y luego se queda parado incómodo frente a Harry sin saber que más hacer.
— Gracias. — Es todo lo que dice, el enojo desbordándose en su voz, antes de salir corriendo con las llaves y su maletín en mano.
— Papá no me dijo buenos días — Harry musita en cuanto Louis sale — Dios, que idiota que soy actuando como omega como si eso... Cómo si yo... No, no se rían de mamá de esa forma. — dos alegres risas adornan el fondo.
Y Louis pretende no escuchar. De la misma manera que pretende ignorar a su lobo, aullando por haber dejado al chico molesto.
Después, el día no continua tan mal como inicio. Aunque si tuvo una serie de problemas por esos reportes inconclusos que de forma consecuente le llevo a una situación más incómoda todavía.
Uno de sus colegas diciendo en la sala de juntas "Mira que no puedes dar una Tomlinson, porque has dejado los papeles pero al menos no has traído a esa cachorra tuya. Te lo digo, que este no es lugar para bebés. Mucho menos para un alfa que no puede tener su rol claro. ¿Ya tuviste los huevos de decirle a tu omega cuál es su trabajo?"
Vale. Ese tipo de comentarios no eran nada nuevo, pero ya no tenían dieciséis años como para caer en provocaciones. Eso lo sabía, vamos, el es un psicólogo corporativo. Su trabajo, literalmente, es eliminar ese tipo de trabas para convertir la empresa en lo que es. El es bueno en su trabajo, y esa institución no es nada sin el. Eso lo sabe.
Lo sabe.
Lo que no sabe es porque sus colmillos caen sin aviso, como sus garras lastiman contra sus propias palmas ni la razón del gruñido que parece salir de lo profundo de su diafragma.
Entonces Marvin, su colega, siendo un beta retrocede. Sus risas se ven ahogadas y las del resto también. A Louis le tomo unos segundos reaccionar, porque por un segundo todo es instinto. Muchos olores, miedo en el aire y el carrito de café que permanece en la planta baja. Puede escuchar los trazos de papel de las secretarias fuera y la gota de sudor cayendo de la frente de su colega, o como se expanden sus paredes arteriales a cada latido. Es mucho y no lo entiende.
Cuando todo vuelve a la normalidad, Louis está en su oficina. Su corbata y su saco han caído al piso y su cabello se pega a su frente en una capa de sudor. El único rastro de sangre es la suya en sus propias manos.
No sabe que ha pasado y tampoco cree querer saberlo. ¿Por qué que tal que hay algo mal con el, y esa es la razón por la cual están en esas situaciones con sus bebés? ¿Qué si les hace daño? ¿Qué si, de hecho, se encuentra defectuoso? ¿Roto?
Lo siguiente que sabe es que da un largo trago a su te ya frío, y una sensación a casa lo invade. Entonces destapa su almuerzo empacado, y joder, joder, tiene tanta hambre y Harry ha preparado todo un desayuno completo.
Harry ha preparado un desayuno completo y el ni siquiera le ha dicho buenos días. Con un poco de amargura en su pecho, termina de comer.
Más tranquilo y nuevamente decidido a ignorar lo que sucede, regresa a su casa con la intención establecer un plan de acción claro con Harry. Tal vez acordar horarios y discutir amablemente que el realmente considera que seis meses es una buena edad para fomentar un poquito de independencia y que no quiere que ese progreso de dormir de forma separada con Adora se vea interrumpido por Darcy.
Bien. No lo diría de esa forma. Suena mal. Pero ya les arreglaría para tener un diálogo asertivo y explicar porque no puede desactivar los monitores y-
¿Qué mierda?
Cuando el ascensor se abre dando entrada a su casa, solo ve cómo su sillón. Su sillón favorito. Ese que Liam le regaló cuando por fin pudo independizarse y que le había acompañado en cientos de maratones de películas de encuentra destrozado. Todo el relleno esparcido por el lugar.
No ve a Harry, no ve a sus bebés. Solo encuentra a un gran lobo con un esponjoso pelaje blanco, delgado y de patas largas con nariz rosada sosteniendo en el hocico a dos pequeñas cachorras.
Cómo no en apodo cariñoso, como en el sentido de que, literalmente, en su hocico cuelgan dos pequeñas bolas de pelo. Apenas de unos centímetros de longitud.
Una es blanca, muy esponjosa, sus orejas y una de sus patas tienen manchitas negras. La otra es ligeramente más pequeña y tiene su pelaje tan claro que apenas puede identificarse como castaño.
Apenas pone un pie dentro tiene tres cabezas viéndolo. Cómo si de un espejo se tratase, ambas cachorras empiezan a agitar la cola y giran sus cabecitas hacia lados contrarios alzando las orejitas. Pero el lobo blanco abre sus ojos mostrando incluso a la distancia el profundo verde que emana de ellos, entonces abre su hocico para dejar caer con cuidado a las lobitas y en cuestión de segundos Louis tiene dos sorprendentemente fuertes figuras escalando en su pierna, brincando, rasgando con las garras pequeñas su pantalón.
Toma a la cachorra castaña y la sujeta por debajo de las patas delanteras. Eso la hace ver más pequeña aún y lengüetazo después se encuentra preguntando — ¿Darcy?
Cuando levanta la vista de nuevo encuentra al lobo blanco convirtiéndose en Harry. Este toma una sábana que permanecía en el suelo y cubre su cuerpo desnudo con ello. Hecho rollito en la fina tela también da la impresión de verse mucho más pequeño.
Casi como atrapado en medio de una travesura.
— Louis
— Harry, ¿Qué es esto? — el Omega camina hasta el, la tela arrastrando cosas y dejando un rastro de pelos por todo el lugar. Adora (la cachorra esponjosa, porque tiene que ser ella ¿cierto?) ha comenzado a dar vueltas entre sus piernas, buscando un punto para dejarse caer y hacerse bolita para dormitar.
— Oh, es un ejercicio de transformación. Es sano para ellas estirar las patas antes de que se atrofien. Les da un poquito de seguridad y ayuda con su motricidad humana. La cachorros en su forma lobo son mucho maduran mucho más rápido que su forma humana y retenerlo por tanto tiempo puede ser dañino. Aún no se si ellas serán alfas u omegas pero son lobos. ¿Tienes genes muy dominantes o tu... Uhm, la progenitora de Darcy también es... Era, omega? El donante de la mitad de células de Adora era un alfa así que estaba seguro que podría transformarse, ya sabes, leyes de herencia. Pero me alegra haberlo hecho. ¡Son unas cachorras muy sanas y....! — Harry plática con entusiasmo, pero de alguna manera aquello solo irrita más a Louis.
— ¿Se van a quedar así?
— ¿Que? ¡No! ¿Tu nunca te has...?
— ¡Regrésalas!
— Ou — Harry hace un puchero. Se agacha para juntar a Adora y frota su nariz contra la de ella. Entonces le lame el rostro y poco a poco regresa a su forma humana. Harry la abraza con fuerza y comienza a dar halagos ante lo bien que ha salido su primer transformación. Entonces repite el mismo proceso con Darcy y Louis se encuentra sosteniendo nuevamente a su hija.
— Yo... Siempre- siempre había querido intentarlo. Porque es muy sano, en serio. Pero nunca había tenido el espacio, un espacio seguro para intentarlo pero son dos y como lobos son todavía más activas. Darcy, bueno, Darcy parece tener más energía acumulada como lobita y es un torbellino. Y luego Adora salió corriendo apenas descubrió como no tropezar con sus patas y cuando logré atraparla... Me estaba asegurando de no tirar nada con la cola, juro que si, pero cuando regrese con Adora en la boca... Darcy ya había, ya había... Bueno, tu sillón. — el explica.
Se encarga de ponerles pañales y dejar a las niñas en una zona guardería limitada dónde pronto comienzan a jugar entre ellas. Todo lo hace en silencio, dando largas respiraciones intentando calmar todo el enojo que hierve su sangre.
El tiene las herramientas para controlar sus emociones. Es solo que no puede.
Camina hasta la cocina y saca del refrigerador una cerveza que destapa con poco cuidado.
Harry simplemente lo observa, aún envuelto en la sabana y con sus hombros encogidos.
El ofrece un trago de su bebida, Harry niega con la cabeza.
— ¿Siquiera tienes edad para beber? — pregunta. No hay calidez, solo parece que el coraje hace vibrar sus cuerdas vocales. Es seco, indiferente. Cargado de cinismo.
— Uh, si. Tengo diecinueve — Harry se sonroja, avergonzado de si. Cumpliendo justo con la intención que el alfa tenía. — Pero ya sabes, la lactancia. Louis realmente no creo que debas beber cuando...
Es mucho.
Se siente como mucho y no sabe porque. Es como un mechero que ha sido encendido y no puede ahogar.
— ¡Oh! ¿No crees que deba hacerlo? Dime, porque parece ser que tienes muchas ideas sobre lo que está bien y lo que no.
— Louis...
— Rompes sus hábitos de sueño, apagas todos los sistemas de seguridad que están para protegerlas para tener una rutina con ellas. Las conviertes en animales y destrozan todo el lugar. — el ha dado un trago completo a su bebida y cuando busca el bote para desecharla — ¿y dónde está el bote de basura?
— He ordenando la cocina, estaba todo empolvado y yo.... Louis yo no...
— ¿Harry, dónde está el bote?
— Abajo del lavadero.
— ¡Joder, Harry! — el volumen le sobresalta — ¿Por qué tienes que cambiar todo? Maldición.
El tira la botella y regresa a la barra para apoyarse y pasar la mano por su cabello. Se siente como mucho una vez más y todo parece intensificarse.
Tal vez por eso no mide sus siguientes palabras.
Tal vez por eso las dice. Tal vez por eso grita todo eso que no puede decirse a el.
— ¿Qué puedes saber, eh Harry? ¿Qué te hace creer que yo no sé lo que estoy haciendo? ¿Qué todo está tan mal que tienes que cambiarlo? ¡Cuando lo cierto es, Harry, que no he sido yo quien se embarazo siendo un niño!
Pero los ojos de Harry se han vuelto acuosos. Darcy comienza a llorar al sentir a su mamá angustiada y entonces Louis sabe que ha cruzado una línea.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top