cambio

𝘀 𝘄 𝗼 𝗽 

「 𝖽𝗈𝗇𝖽𝖾 𝗎𝗇𝖺 𝖾𝗇𝖿𝖾𝗋𝗆𝖾𝗋𝖺 𝗌𝖾 𝖾𝗊𝗎𝗂𝗏𝗈𝖼𝗈 𝗒 𝖾𝗇𝗍𝗋𝖾𝗀𝗈́ 𝗅𝖺𝗌 𝖻𝖾𝖻𝖾́𝗌 𝖺 𝗅𝖺 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇𝖺 𝖾𝗊𝗎𝗂𝗏𝗈𝖼𝖺𝖽𝖺 」

harry styles ; omega ; 19 años.

louis tomlinson ; alfa ; 26 años. 


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𝗰 𝗮 𝗺 𝗯 𝗶 𝗼


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˚ · • . ° . H


Honestamente, nada de esto era el mejor escenario. 

Y Harry lo sabía. 

Porque de serlo, el estaría en su casa con el olor a canela y almendra de su mamá, en una tina con agua caliente, música relajante y las velas que compró para tener un parto orgánico. Justo como lo había planeado y justo como se supone tiene que ser, porque vamos, su cuerpo había sido creado específicamente para eso. (¿no era todo el punto de la evolución del sub-genero omega? por favor) 

Pero no-oh, su pequeña cachorra había decidido prolongar su salida al mundo por más de 18 horas sin desarrollar una dilatación optima; lo que tuvo a Harry gritando entre contracciones lo suficiente como para asustar a madre. Así que ahora había dado a luz con una epidural aplicada en un entorno hostil, estéril y lleno de supresores en el aire que para nada alivio a su omega. 

Pero, bueno, eso de no tener a su omega aliviado tampoco había sido algo precisamente nuevo.

Lo había tenido llorando de angustia desde que tuvo que sobrellevar un embarazo solo. Es decir, tenia a su madre y a su hermana, cosa de la cual estaba inmensamente agradecido porque un omega varón de diecinueve años siendo madre soltera no tiene el mejor panorama económico estos días. Pero había un par de cosas instintivas que si bien su parte racional se convencía de no necesitar, su omega gritaba llorando sumido en dolor por un lazo en su cuello y un nido para proteger a su cachorra; ambas cosas que solo puede obtener de un alfa que no tiene. 

No hubo nadie para sostener su mano, o acompañarlo en las nauseas matutinas. Nadie que le dijera que estaba haciendo un buen trabajo en los días donde su espalda y pies dolían y el quería llorar por no poder soportar el peso de su bebé ni una voz cálida que le ayudase a escoger un nombre. 

Pero esta bien, porque ahora puede sostener a su hija en brazos. Con una bella nariz de botón, y los hoyuelos más tiernos que ha observado, un poco de cabello en tonos rubios que fácilmente se confunden con su cráneo. 

Admira cada detalle de su bebé. Tocando con suavidad su tersa piel y con los ojos brillando al acumular sus lagrimas. Su corazón late con firmeza y es besando sus pequeñas facciones, sudoroso, que murmura una promesa. Aun si no reconoce el brillante azul en sus ojos,  su omega había formado el enlace con su cachorra, olfateando, agitando la cola con gusto. Casi como si el pequeño lobo blanco girara en circulo diciendo "Mira lo que he hecho, es mía, es mía" 

Porque Harry es su madre, y no podría ser de otra forma. 


˚ · • . ° .L

Louis apenas había cerrado los ojos un par de segundos. Jura que sí. 

Danielle había entrado en labor de parto a altas horas de la madrugada y Louis había estado tan emocionado por ello que simplemente no pudo detenerse. Tomo todos su preparativos y partió al hospital asegurándose de que su novia tuviese todas las facilidades existentes. 

Danielle quiso una cesárea, así que tomo una anestesia completa y no estuvo consciente en ningún momento. Lo que mantuvo al doble de atento al alfa de Louis. Cubierto en todo su cuerpo por el extraño material de las ropas quirúrgicas, grabando, cortando el cordón y sintiendo su pecho inflarse con orgullo al escuchar el fuerte llanto de su hija. 

Su alfa irguiéndose al notar cada respiración.  Tan pequeña y tan fuerte, después de tanto

Louis había crecido con un entorno familiar sumamente extenso, tal vez el tener seis hermanos menores solamente había alimentado su instinto natural de proteger. A veces se sentía un poco anticuado de pensar en la forma que lo hacia, sobre todo porque la castaña parecía remarcar a cada momento lo ridículo que le parecía. Pero aunque intento reprimirlo, siempre existió alguna noche en las que sus anhelos se colaron entre sueños. 

Soñaba con una cálida risa al centro de un gran hogar y un nido que no se deshace porque en su casa habrían decenas de niños. Construir una fortaleza para su omega y sus cachorros, y protegerlos con su vida para poder sentirse como un buen alfa. 

Como el alfa que le gustaría ser. 

El y Danielle lo habían hablado, empezarían por un bebe, ella había dicho. Pero aun cuando lo intentaron por años parecía no poder darse. Hasta que un día sucedió, sin intentarlo o esperarlo, un hermoso accidente lo llamo Louis. 

Tal vez tan cegado por la emoción de convertirse en padre que no noto el curso de las cosas. 

El solo durmió un segundo, esperando a que la enfermera trajera a su pequeña niña para poder cargarla apropiadamente. Así que aun esta un poco somnoliento cuando la enfermera habla con el.

No se siente como algo real.

— ¿Qué quieres decir con que se fue?

— Lo que he dicho, Señor Tomlinson. Le hemos advertido que la herida de la cirugía es demasiado reciente pero vino una mujer mayor por ella, su madre. Firmaron el alta contra indicación medica.... Y, y le he ofrecido que esperase para enseñarle a su hija pero no quiso verla. No se si la otra enfermera tardo demasiado en traerla pero.... No sabia que hacer, señor, lo siento. 

— Oh, entiendo. Deme un segundo, debe haber un error en todo esto. — saca su teléfono y marca dos, cinco, siete veces. Es cuando el timbre suena por octava ocasión que Danielle atiende. — Danielle, ¿dónde estas? Yo no... yo no entiendo nada. 

El en serio quiere mostrarse como un alfa, pero su mano tiembla y su voz se quiebra. Hay una presión en su pecho que le advierte que todo esta a un segundo de romperse.

— Louis lo siento, tuve que haberlo dicho antes pero no podía. Te quiero demasiado, no podía decírtelo. Yo no puedo ser madre, Louis. Cuando nos dimos cuenta ya era demasiado tarde y yo... yo no puedo. Lo siento. 

— Pero Danielle, ni siquiera la has visto. Es hermosa, tan sana y tiene, tiene... 

— No lo digas, no quiero saberlo. Louis, tu puedes ser su padre pero yo no soy su mamá. No me busques, por favor. 

— Dani... — pero la llamada es colgada. Y después no suena más. Se queda con el teléfono en la mano y su corazón golpeando contra su pecho, presa de la ansiedad. 

— Señor Tomlinson, yo... ¿su hija? ¿quiere cargarla? Tendría que ser amamantada pero tenemos un banco de leche así que puedo traerle un biberón y puede quedarse en la habitación hasta que su cachorra este lista para irse. ¿O prefiere que me la lleve? — la enfermera habla nerviosa, liberando tantas hormonas que los supresores parecen no funcionar.

Ver a un alfa ser abandonado no es algo que se presencie todos los días. 

— ¡No! No, nunca. Dámela, por favor. Dios, yo no se hacer nada de esto. Temo tirarla. — admite. Unas pocas lagrimas en sus ojos; la ansiedad no lo abandona. 

— Esta bien, señor Tomlinson, es un alfa, va contra sus instintos hacerle daño. Solo no tema — y entonces se la tiende. La toma entre sus brazos sintiéndola tan pequeña y teme acariciarla.

Ella esta envuelta en cobijas amarillas y una maraña de cabellos rizados naciendo en su cabeza. Sus ojos son grandes llenos del más verde brillo que conoce. Y entonces su alfa simplemente se extiende, aterrado y certero en partes iguales al reconocer a su pequeña cachorra. 

Mierda, estaría solo pero nunca se sintió tan enamorado como al sostener a su pequeña. 


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