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Dos semanas y su -ya de por si miserable- situación se había convertido en algo ridículo.

Había llegado a ese punto donde el coraje y la frustración se convierten en una línea difusa y no te deja por mente algo mucho más claro que una neblina.

Se sentía automatizado.

Nada como la persona que solía ser.

No más honestidad directa, ni preguntas curiosas. No había sonrisas sarcásticas ni ojos volteados por diversión.

Ya no había más palabras por escribir.

Solo estaba ahí, escondido desde hace siete días en el dormitorio de Liam. Incapaz de salir a comer o de atender a sus clases siquiera.

Únicamente encerrado entre papel tapiz aburrido y posters de filósofos cuyas ideologías no comparte. No podía encender las luces, no hasta que su amigo llegase. Pues entonces el cúmulo de reportes escondidos por el campus sabrían de su ubicación y no tardarían en seguirlo hasta el edificio.

La cabeza ya le dolía y los ojos le ardían incluso más que aquellos días de finales que solía disfrutar; vivir a base de sobras que Liam filtraba y la luz azul de un computador con un documento vacío estaban acabando con la última parte funcional de el.

Lo odiaba.

Pasa las manos por su cabello ligeramente más largo, y debe contener el impulso de cerrar los puños y hacerse daño a causa de la frustración.

Lee las palabras que ha escrito intentando encontrar algo de sentido en ellas. Y borra el archivo por doceava vez en el día mientras una lagrimilla se escapa en silencio por su mejilla.

Odiaba no tener su libreta.
Odiaba no poder escribir algo decente sin que cierto hombre de cabellos rizados apareciera en su mente.

Odiaba no poder olvidarlo y ese hábito que había desarrollado sin querer, donde pasa sus dedos casi con miedo sobre las marcas difusas que el mismo le hizo, y que ahora no eran más que un borrón amarillento.

Odiaba que, sin importar el paso de los días, bajo una razón u otra las lágrimas se negaban a dejar de bajar. ¿Acaso sería posible extrañar tanto a alguien con quien apenas compartió unos días? ¿Sería posible que en su intento de encontrarlo terminase por perderse?

No lo sabía, pero algo le indicaba que se encuentra en el camino a descubrirlo. Después de todo, parecía que en esos pocos días le había entregado todo de si mismo.

Inconsciente, y sutil. 

Igual que su risa. 

Louis suelta un suspiro cargado de resignación al pensar en que tal vez en cada risa compartida que termino cediendo un poco de si. 

Se pone de pie, la cabeza le da vueltas trayendo consigo un malestar momentáneo ante el brusco cambio que conlleva el levantarse de la cama. Le toma unos segundos en los que debe cerrar los ojos, el estabilizarse. Solo da un paso cuando esta seguro de que no caerá en su intento de traslado a la ventana. 

Después de todo, el servicio medico de la escuela seria algo poco menos que deficiente, y en aquella pequeña habitación no habrían un par de manos cargadas de anillos que le sostengan al flaquear. 

Es casi irónico el darse cuenta de que su malestar ha regresado, y aunque propiciado por causas diferentes, el único periodo de bienestar del cual pudo gozar en seis meses fueron esos días perdidos en L.A.

Llega a la ventana y recorre un poco la cortina grisácea, apenas lo suficiente para asomar uno de sus ojos azules, solo para revelar a unos diez reporteros sentados en los jardines frente al edificio. Todos con las cámaras listas para disparar, acompañados de un camión de la cadena televisiva local. 

— ¿Es que acaso no tienen nada más que hacer? — se atreve en pensar en voz alta. 

Su voz suena ronca, más allá de los gruñidos de desesperación ante sus palabras mediocres, y de los largos sollozos a medianoche no decía más que palabras amables para con su compañero.  Pues después de que Harry negó su existencia, y de que Lottie decidió que seria mejor no responder a sus llamadas llegó a la lastimera conclusión de que tal vez Louis no merecía ser escuchado. 

No había nada que decir. 

— Bueno, es un caos allá afuera. Lo ha sido por días, al menos tienes que reconocer que tienen solo un poco de fuerza de voluntad. 

La repentina interrupción logra sobresaltarlo, se gira para encontrar a Liam de pie frente a la puerta con una caja de pizza sobre su palma, la mochila con libros de fuera sobre el hombro y una bolsa blanquecina que logra revelar un six de cervezas colgadas de su mano. 

El le sonríe de lado, un poco apenado. 

— Creí que ya había sido suficiente de sobras. Esperaba que hoy tuvieras un poco más de hambre.  Sin ofender pero no te ves bien, Lou. 

" No me digas, Sherlock "

— Porque pizza y cerveza es la comida de campeones — Liam suelta un risa, encogiéndose de hombros. — Creo que podría comer un pedazo. 

Liam sonríe aliviado, deja caer su mochila en el escritorio y se encarga de meter su bebida al minibar. Se tumba en la cama y el olor a queso y carne llega con el humo que desprende. 

Si bien tiene hambre parece que su garganta se ha cerrado al recibir alimento. Se obliga a tomar un trozo y comer en mordidas pequeñas. 

Comen en silencio. Y para cuando Louis ha llegado a la mitad de su pedazo Liam ya ha terminado con dos cuartos de la pizza. 

— No me mires asi, Liam. — se atreve a decir. 

— Solo estoy preocupado Louis. Nunca has sido la persona más saludable pero esto es malo incluso para un universitario. El señor Bruce no deja de preguntarme por ti y ciertamente me estoy quedando sin excusas. Solo quiero ayudarte. 

—  Esto no es algo que puedas discutir en clase, Li. No existen suficientes teorías sociales como para comprenderlo. 

— ¿Podrías por favor separar un poco la profesión del hombre, Lou? Se que bromee con eso pero ¡no voy a hacer una tesis de esto, carajo! Antes que todo eres mi amigo, hombre. Y si pudieras darte cuenta de que antes de ser un periodista eres humano tal vez podrías darte cuenta de que no puedes guardártelo todo. 

Su garganta se seca y le toma unos segundos comprender el subtexto de sus palabras. Entenderlo es un poco más doloroso, revela una promesa no dicha. 

— Yo... no creo poder decirlo Liam. Siento que he perdido mi voz. 

— Entonces déjame ayudarte, ¿si? — Louis debe dejar su pizza a medio comer sobre la caja de cartón. Una presión en la boca de su estomago amenaza con las nauseas latentes. Pero a fin de cuentas, asiente. — No tenemos que decir nombres, si así lo prefieres. 

Liam se remueve sobre la cama, cruzando las piernas para finalmente verle de frente. 

— ¿Qué pasó en L.A., Lou?

Intenta. Pero no es capaz de responder.  Así que Liam continua. 

— Fuiste de vacaciones, Lottie estuvo molestando con su artista favorito. Después conociste a alguien, escribiste sobre ello. Y ahora estas aquí, sin articulo, sin decir nada pero teniendo una horda de reporteros que te buscan en Control Escolar.  Causa - efecto, Lou. Podemos solucionarlo, solo necesitamos encontrar como. 

— No se si esto tenga solución. 

— ¿De que hablas? ¡Nosotros vivimos por encontrar soluciones! ¿Por qué esto no lo tendría?

— Porque me he enamorado, Li. Y a menos que tengas una solución mágica para ello creo que me quedare en tu horrible habitación hasta que todos nieguen mi existencia. 

—Oh mierda... ¿tu te enamoraste de Harry? Yo honestamente solo creí que se habían acostado. Tienes razón, eso complica un poco las cosas. 

—¡Payne! —exclama lanzando una almohada. Un intenso rubor cubre sus mejillas 

Liam se ha atragantado con la cerveza y debe alzar las manos en rendición ante los violentos almohadazos. 

— Sin nombres, ¡mi error, mi error! Relájate, carajo. — se acomoda el cabello antes de que una risa se muestre en sus labios. Ante ello, Louis ríe también. — Estas loco en serio. Pero ¿qué tiene este chico de especial que logro en días lo que Andrew no pudo hacer en meses?

— No me apetece compararlo Liam. Es solo que... Harry, no se. Lo ves y parece brillar entre tanta monotonía. 

— ¿Entonces estas aburrido?

— ¡No! — se apresura a decir — No, yo nunca...No, no con él. Es que tiene esta sonrisa y unos hoyuelos. Y su voz cuando, y la forma en la que habla sobre, y como me mira, y sus... sus manos. El es demasiado bueno. 

— No entendí nada de lo que me has dicho.— una risa sutil acompaña su dialogo — Pero no suena como alguien que haría daño a propósito, ¿Por qué estas así entonces Lou?

— ¿No has visto las noticias? 

— Exactamente porque he visto las noticias te lo digo.  

—  Solo fui un revolcón, y aparentemente, ni siquiera uno bueno. Y yo estoy aquí añorando algo que no puedo tener. Siendo incapaz de entregar el articulo más importante de mi carrera porque parece que todas mis palabras se las he dedicado a él. 

— Lou, deberías ver sus entrevistas más recientes, porque el hombre que tu describes no suena nada como el que sale en pantalla.



Y tal vez Louis no quería saberlo. 

Desconectado totalmente del mundo alrededor no se percato del escandalo que siguió una vez que escapo del aeropuerto. 

Pues esa entrevista fue solo la primera de una serie de artículos dirigidos a cuestionar a Harry.  

La forma de vestir. Extravagante

Su forma de bailar. Sexualizada

Fotografías agrandadas de sus manos donde se alcanza a visualizar un poco de color en sus uñas. Marica.

Las letras de sus canciones. ¿Qué quiere esconder?


Sus siguientes apariciones no fueron más que el resultado de un cabello cada vez más corto y fotografías más reveladoras junto a Camille. Y lo más alarmante, ni una sola sonrisa. 



— Yo no quería esto Liam. El me dijo que no podía, que esto pasaría y yo grite todo sin importar quien pudiese vernos. Carajo, carajo. No quería lastimarlo... No, no, no — pasa las manos con desespero por su rostro. El corazón se acelera, presa del miedo y las lagrimas aparecen de nuevo, esta vez bajo razones totalmente diferentes. — Maldita sea, no debí haber ido a ese club, no debí subirme a ese auto. El nunca tuvo que conocerme, mierda.

— Hey, hey, nada de esto es tu culpa Louis, ¿me entiendes? Conocer gente, enamorarse, sufrir las consecuencias son cosas de todos los días. Y creo que eso es algo que Styles tiene muy presente. 

— No, no — le es difícil razonar. Su mente se nubla ante la idea de saber que ha sido el quien le ha hecho daño — ¿Qué he hecho, Liam?

— Tal vez lo hiciste libre

— ¿Qué si lo aprisione más de lo que ya estaba?

— ¿Acaso no son cosas que van de la mano?


Y más silencio. Liam solo puede presenciar como sus ojos se irritan al intentar contener un llanto que no cesa. 


— ¿Y ahora que voy a hacer? Mierda, el va a culparme por todo esto... 

— Tengo una idea o dos. Pero tendrás que hacerlos escuchar. 


Y claro que lo harían. 





La idea de Harry siendo atacado. De imaginarlo solo en esa gran habitación leyendo cada una de esas horribles palabras, perdiendo su sonrisa, cuestionándose si lo que haría seria suficiente o no.  Solo eso resulta suficiente para un par de palabras nada agradables se dibujen en su mente. 

Y tal vez , tras un silencio demasiado largo sale corriendo con Liam intentando detenerlo. 

En primera, las luces de las cámaras que se dirigen a el le ciegan. Haciéndole pensar en que tan buena idea habría sido el salir tan desprevenido, con la camisa de alguna vieja banda que usa para dormir y los ojos desacostumbrados a luz del día. 

Pero entonces una mujer habla. 

—  ¡Louis, Louis! —  demasiado tarde como para regresar —  Te hemos buscado por todos lados. ¿Qué nos puedes decir de tu romántica semana con Harry Styles? Solo queremos saber la verdad. 

El suelta una risa, desconcertando con desagrado a los reporteros frente a el. 

—  Oh, lo siento, por favor no me hagan reír. —  se excusa con falsa modestia —  ¿Llaman a la violación de la privacidad, acoso, hostigamiento y todos esos delitos no tan menores una búsqueda inocente? No te mientas cariño, no quieres la verdad, quieres algo que vender. Lo entiendo, mira donde estas, yo soy periodista, se como funciona la industria. Y por eso mismo te digo que aun si lo tuvieras enfrente no podrías reconocer como luce una verdad. Ustedes toman a un artista, a un buen artista, y lo reduces a ¿que? ¿un cumulo de rumores? ¿una prenda de ropa? ¿a los miles de euros que te dará lucrar con el nombre de alguien porque eres incapaz de generar algo por tu cuenta? — las palabras fluyen con naturalidad ante la atenta mirada de cada uno de ellos, debe dar un respiro antes de continuar — Programas vacíos para personas vacías, nada que hacer; no conozco a Harry Styles más allá de la imagen que ustedes han intentado vender. Ahí tienes tu verdad, ¿tanto les gusta guardar en video su trabajo? Bienvenidos al siglo XXI, mi amigo acá atrás los tiene documentados en terreno privado del Estado.  Y, a menos que goces de un permiso universitario.... calculo que son de tres meses a cinco años. Así que, váyanse a la mierda y piérdanse. Ya me aburrió verlos aquí. 


Louis sonríe, ondulando su mano en una irónica despedida. 

Sobra decir que no volvieron a entrar al campus.  



El señor Bruce le mira a la distancia, señalando el reloj en su muñeca. 

— Dos días Tomlinson —  y ríe satisfecho tras presenciar el espectáculo. Louis asiente, aun sintiendo la descarga de energía recorriendo su cuerpo. 

No tiene fuerzas para regresar a la soledad de su habitación, pero se dirige al cuarto de su amigo con una sonrisa adornando su rostro. Y si Louis debe de poner la voz de Harry reproduciéndose en su ordenador para poder escribir... Liam decide que nadie tiene porque enterarse. 











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