h a z z
Todo es una línea difusa.
Momentos perdidos entre lagunas mentales y bordes indefinidos de figuras que no reconoce.
Lo intenta pero nada encaja, no después de ese momento en la playa.
Solo es capaz de repetir en bucle la imagen de Louis, con los ojos brillosos y los labios fruncidos tras gritar, alejarse de el por completo. Solo es capaz de ahogarse en el sentimiento de caer, de sentirse perdido sin saber que hacer. Atrapado en ese doloroso intermedio que representa el deber y la terrible asunción del reconocerse incapaz de aceptarse.
De lo que seria hablar con Gemma, del escandalo mediático y del echar por la borda el trabajo de meses de su hermana. No podría hacerlo, ¿cierto?
Porque Louis le había enseñado un modo más brillante de vivir, y de un momento a otro había desaparecido. Se había quedado paralizado, acobardado con las palabras atoradas en su garganta, intentando entender como todo había dado un giro tan repentino y del como su día había pasado de sentirse tan amado al querer gritar sin poder ser escuchado.
Del como se había atrevido a soñar con tanta libertad para finalmente ser cegado.
Así que solo repite el recuerdo de verle marchar, torturándose un poco más a cada segundo, acumulando un odio latente hacia su persona.
Sonríe porque tiene que, se saca fotos al verse acorralado, y llega a casa sin preocuparse de ser seguido, ignorante del como ha llegado en una sola pieza cuando todo parece romperse.
— Oh, Harry — es lo primero que escucha. Gemma esta ahí, con un elegante traje grisáceo y su largo cabello suelto como pocas veces lo mantiene. Se pasea por la sala de estar con el teléfono en la mano, mordiendo sin cuidado la uña de su dedo pulgar en un gesto angustiado.
Harry ve sus ojos, tan diferentes a los suyos, y no puede encontrar el consuelo que el celeste le ofrece. Aun así la idea de llorar en brazos de su hermana mayor es tentadora.
Confesando en medio de un llanto aquella verdad no dicha, admitiendo que no puede más, no cuando ya ha conocido algo mejor. Lo haría. Se lo diría.
Siente el corazón en la garganta y sus labios tiemblan aterrados. Pero aun hay un toque cálido sobre ellos, y sobre el resto de su piel. Aun puede encontrar la fantasma sensación de los labios de Louis recorriendo su cuerpo, y de su olor impregnado en el.
Sonríe, si, seguro que lo haría.
Pero entonces, Gemma habla primero.
— Oh, Harry —repite, negando con la cabeza sin relajar su gesto — ¿Qué has hecho?
— ¿Que? — se atreve a preguntar, no ha entendido la pregunta.
Ella no responde, extiende su celular mostrando en pantalla una secuencia de fotografías del rostro descubierto de Louis....
" No, no, no, ¿en que momento les habían visto? "
...Y una mirada que no se puede fingir.
— ¿Qué has hecho Harry? Dime que no le diste falsas esperanzas a este chico. Dios, no, dime que es un malentendido y que este chico no abrirá la boca con mentiras. Los papales, la disquera... — comienza a balbucear, todo se escucha lejano.
Entonces la pantalla se vuelve negra con una llamada entrante, y el teléfono marca el nombre de Simon Cowell.
Es ahí donde la línea se convierte en un borrón.
Tras ello, no esta seguro del querer ser consiente de lo que sucede.
Es un regaño de un hombre que da miedo y una representante que ha olvidado que es hermana también. Rodeado de gente trajeada y miradas hostiles. Firmando con una mirada baja un trozo de papel que promete ser el primero de una larga serie.
Son las entrevistas incomodas que no dan el resultado esperado.
Y una limpieza que le procede, donde debe ver como su equipo de estilistas saquean todo su guardarropa quemando aquellas únicas prendas capaces de hacerlo sonreír.
Son citas preparadas con su amiga Camille donde no puede recordar en que momento de se han convertido en algo más. Aun cuando meses atrás ambos habían acordado mantener su amistad tras un intento fallido de intimar.
Anillos arrancados de sus dedos y la sensación del ser arrastrado por una mano que no reconoce a una silla fría donde deben sostenerle para cortar su cabello.
Suplica pero no hay quien escuche.
Al paso de los día, Harry en realidad duda de tener algo similar a una voz.
Ni siquiera recuerda como había permitido que llegase a ese punto.
No tiene su camisa, y su pantalón se encuentra entreabierto. Tiene un esbelto cuerpo encima de él pero esta lejos de sentir algo más que frio.
Ha sido ella quien ha hecho todo el trabajo, sacando su camisa, frotando sus cuerpos y repartiendo besos que tardan en ser correspondidos.
Harry realmente intenta sentir algo evocando los recuerdos de su tarde en el prado con Louis, que permanecen tan vivaces tatuados en su memoria. Pero los cuerpos son tan diferentes que no funciona.
Camille es hermosa, si. Facciones armoniosas y proporciones perfectas. Pero sus labios no tienen el mismo tono rojizo que los de Louis, y su piel esta lejos de tener la terminación dorada del otro hombre. Su cintura es diferente, y no hay brazos fuertes que logren sostenerle.
Sus besos queman y tiene un nudo en la garganta que solo crece conforme avanzan.
Mira hacia el enorme vitral que regala una vista comprometedora a una serie de camarógrafos, rezando por que tengan suficiente material.
— Vamos, amor, ayúdame un poco, quiero ver algo de acción —susurra ella con ese acento extranjero que en otro escenario consideraría adorable.
" No, no puede decirme así. Ella no "
Y ella desliza su mano, acariciando su pecho en camino a filtrarse entre el elástico de su bóxer.
Harry se tensa, su cuerpo se congela y entonces el detiene su mano, le sostiene con firmeza, tal vez demasiada, pero ya no piensa.
Es demasiado, había sido demasiado.
No puede contener más las lagrimas, y por primera vez desde aquella despedida en la playa, se permite llorar.
El odio crece y se siente patético, llorando sin consuelo al tener a una hermosa chica sobre el. Incapaz de sentir algo más que asco. Asco de lo que hacen, asco de si, asco de la idea de alguien más tocando su cuerpo cuando ya había sido reclamado.
Camille se detiene en un estado de total confusión al encontrar a Harry fragmentándose con su tacto. Frunce el ceño, aterrada. Y alza las manos sin comprender si le ha lastimado. Recorre con la mirada su cuerpo semi-desnudo en busca de alguna señal de herida; no encuentra más que aquellos extraños moretones desvanecientes y entonces, le mira a los ojos, suplicantes.
Las lagrimas caen sin rastro de piedad y no necesita nada más para entender.
— Oh, cariño. Lo siento tanto... Solo... solo tenias que decirlo. Lo siento, lo siento.
Harry no puede responder, de su boca solo salen sollozos.
— Lamento tanto que tengas que hacer esto, bon sang, esta tan mal en tantos niveles... Yo, no lo sabia, de verdad Harry. ¿Esta bien si te abrazo hasta que ellos se vayan? Así creerán que estamos haciendo algo, ¿si?
Harry asiente y el cuerpo pequeño lo envuelve pero sigue teniendo frio.
— Lamento tanto no poder ser él, cariño.
Niall llega un par de horas después ante las insistentes llamadas de Camille.
Había tenido que partir para resolver asuntos con su propia disquera, y al conectarse de nuevo al mundo tras extensivas horas de trabajo encontró un revuelo informático protagonizado por su mejor amigo. Ni siquiera necesita escuchar a la rubia para entender lo que ha pasado, le toma apenas unos segundos reconocer al chico de ojos azules.
Para cuando llega a California, Gemma no se encuentra y aunque toca la puerta de su habitación nadie responde. Entra con cautela, un poco nervioso ante la inesperada situación.
Encuentra una imagen que confirma sus temores.
Su amigo parece más pálido que un fantasma, con ojos rojos y ojeras pronunciadas. Sus rizos se muestran inexistentes y el verde en su mirada se ha agotado. La televisión muestra un programa de chismes que analiza la tendencia en Twitter donde su amigo es atacado y el computador puede ver un par de imágenes ser exportadas de una cámara fotográfica.
— Hey — dice con suavidad.
Harry se sobresalta y en medio de su brinco cierra con brusquedad su laptop. La cámara sale volando de la cama. El no parece algo más que un adolescente asustado.
— Yo... Yo no, es decir, no estaba — su voz tiembla y ni siquiera mira a su amigo.
No, ¿Qué le habían hecho?
Niall niega con la cabeza, y camina con miedo de dar un paso en falso. Junta la cámara bajo la atenta mirada de Harry y se sienta a su lado, ofreciendo el aparato.
— Debí haber avisado que venia, lo siento. Pero esas son unas hermosas fotografías. — Harry tuerce la boca en lo que parece una sonrisa a medias — ¿Es el chico del club, no? ¿Thompson?
— Tomlinson. — corrige con rapidez.
— Claro, Louis, el de los ojos bonitos. Su hermana era rubia. — hace memoria — ¿Quieres contarme sobre las fotos, Harry?
Su amigo asiente, dudoso, para abrir la computadora de nuevo. Y Niall pasa las siguientes dos horas escuchando con lujo de detalle a Harry hablar sobre aquel chico mientras es testigo de como su sonrisa se ensancha y su mirada recupera un poco de su brillo.
Hasta que se siente lo suficientemente seguro como para decirlo por primera vez.
— El me gusta mucho, Ni. Como gustar - gustar. — admite con vergüenza, en un susurro y con un rubor cubriendo su rostro. — Y hay algo que me deja sin aire de solo pensar en el.
— Eso esta muy bien, Hazz.
— ¿Si?
— ¡Si! Yo lamento tanto que te hayan orillado a creer que no solo por intentar venderte pero... Harry, si tu lo sientes correcto entonces estoy feliz por ti.
— Niall, yo no puedo reconocerme. Mírame. No me gusta lo que veo, a nadie le gusta, ¡no es suficiente! ¡nunca lo es! Me quitaron todo y... ellos siguen diciendo todas esas cosas. ¿Cuál es el punto si no escuchan mi música? ¿si ya ni siquiera me ven? ¿y nada les agrada? Mierda, solo quiero vomitar. Niall yo... El ni siquiera quiere verme ya. Mierda, mierda. Y lo que dije en esas entrevistas, las fotografías que me han sacado. ¡El cree que lo use, carajo! — comienza a sollozar — El cree que lo use... y yo ni siquiera tengo voz.
— Pero aun tienes algo que puedes hacer, algo que no te pueden quitar Hazz. Y tal vez, por ahora, pueda ser suficiente.
— ¿Lo tengo?
— Si, puedes componer.
Y tal vez, esa seria la única manera de inmortalizar lo sublime.
De consolar el llanto.
De ser libre.
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