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Harry no se sentía tan nervioso desde su primera presentación en público en la secundaria.

Esa definitivamente estaba siendo una noche fuera de rutina, cosa que ya lo ponía bastante nervioso. Pero la presencia de Simon simplemente llegaba a otro nivel.

Cantar había sido bueno. Hace un tiempo que tocaba una versión acústica y pese a ello fue como si sus dedos tuviesen memoria.
Una vez más la música parecía hacer desaparecer todo lo demás y los aplausos desiguales parecían calmarle por completo.

Busca con la mirada a su hermana, quien sonríe. No necesita algo más, sabe lo que significa: esa noche lo ha logrado.

Sintiendo un peso quitarse de encima busca a Louis sobre el balcón. Pero la paz que había ganado al tocar desaparece al notar la ausencia del otro hombre.

Intenta disimular como apresura el paso para buscarle. No hay nada en la habitación ni el piso de arriba.

" Maldición " ¿y si alguien le había visto?

Revisa la cocina y la sala de estar, saludando a la gente y detiendose a hablar con ellos más de lo que le hubiera gustado.
Finalmente va hacia la cochera y le encuentra recargado contra un auto con los brazos cruzados.

— ¿Que haces? — levanta las cejas pidiendo una explicación, los orificios de su nariz se inflan en compañía de ese gesto.

— Alguien entró a tu habitación. Supuse que era mejor irme y garage no se ve como algo muy festivo.

— Oh. Gracias Louis. — Louis voltea lo ojos.

— Ugh — se queja — Nos vamos.

Dice sin sonar a pregunta.

Los labios de Harry se curvean, niega divertido y abre la puerta del convertible gris. Pero Louis frunce el ceño y se gira sobre sus talones para entrar al auto azul por su cuenta.

— ¿Esto es en serio? — murmura más bien para si. Realmente no comprendía las acciones del hombre y por alguna razón, eso le gustaba.

Toma las llaves y ambos salen de la casa con Louis indicando el camino.

Esa noche ya se había alargado más de lo esperado por lo que, hasta cierto punto, Harry lograba comprender el hastío de su copiloto.

Es solo que Harry no soporta el silencio.

Nervioso de escuchar únicamente la respiración del castaño, estira la mano para encender la radio. New Rules de Dua Lipa comienza a sonar.

Harry tararea el primer verso con una sonrisa, apenas perceptible, en sus labios.

— Ya cállate.

Le corta en seco.

Eso había dolido.

Su tarareo disminuye por la sorpresa hasta reducirse a nada más que silencio.

Una cosa era callarlo mientras hablaba y otra mientras cantaba. Cantar era ese único lugar seguro y ahora, en cuestión de segundos, Louis le había hecho dudar de su voz.

Sin entender que había sucedido, frunce el ceño con confusión y apaga la radio.

— Uh, creí que te gustaría.

— ¿En serio eres así de egocéntrico? Harry Styles cantando el hit del momento, ¡el sueño de todo admirador! — respira violentamente — Por favor, Harold.

— Por favor no me llames así — pide de nuevo.

— Voy a llamarte como carajos quiera, Harold.

— ¿Entonces no te gusta mi música? — pregunta ligeramente cohibido.

— Tu música es buena — Harry siente que respira. " Bien. El problema no es mi música " — Pero no te admiro.

— Pero ni siquiera me conoces.

— Exactamente. La idolatración es el primer filtro que manipula la verdad.

Harry intenta entender lo que ha dicho. Eso sonaba un poco radical.

— Algo me dice que si nos conociéramos, tal vez te agradaría.

— Algo me dice que no. — Louis duda un segundo. — Es aquí.

Harry gira bruscamente para entrar al vecindario.

— Gracias por traerme. — Louis se quita el cinturón de seguridad y abre la puerta para salir.

El aun estaba un poco mareado y ciertamente necesitaba descansar. Pero una mano sobre su brazo le prohíbe salir.

Había sido instintivo el tocarle de esa forma pero necesitaba verle los ojos una vez más.

No se sentía preparado para dejar de ver todo ese celeste.

— Espera Louis, de verdad lo siento. — dice en un intento de prolongar su conversación.

— Claro. ¿Es todo? Ya tuve suficiente de ti para toda una vida.

— Uh, si. Adiós Louis.

— Adiós.


Cierra la puerta y desaparece entrando en la casa. Es un alivio cuando nadie lo está esperando y solo entonces Louis puede respirar.

Pues como un presión en el pecho que aparece junto a Harold.

Camina a la cocina para comer una fruta y romper una botella de agua esperando que sea suficiente para mitigar el malestar.



Pero Harry se queda solo unos segundos más en el coche. Inmóvil. Intentando procesar lo sucedido esa noche.

Y esos segundos son los que se necesitan para que una furgoneta de paparazzis  comience a buscarlo. " ¿No había sido suficiente ya? "
Los ve por el retrovisor e intenta hacerse pequeño para esconderse pero sabe que no durará mucho.

— Maldita sea — se queja. Sale del coche en silencio y sus mejillas se tiñen de rojo por lo que está a punto de hacer.

Con algo de suerte la oscuridad de la noche lograría no revelar su vergüenza.

Camina hasta la casa y toca con sutiliza en la puerta de la cocina.

" Que sea Louis, que sea Louis "

Pasos se acercan y se abre la puerta. Louis lo mira con resignación mientras le da un trago a su botella.

— Te doy cinco mil dólares si me haces un favor.

— Si pagas ya no es un favor, idiota.

Harry levanta las cejas en señal de auxilio.

— ¿Que sucede?

— No puedo irme. Los reporteros están aquí... Necesito un lugar donde quedarme.

— ¿Por favor?



Lo siguiente que Harry sabe es que Louis le ayuda a empujar el auto hasta el garage de su abuela. No podían arriesgarse a encenderlo y alertar a los paparazzis.

— Te iras al amanecer y nadie sabes que estuviste aquí. — Harry asiente y Louis baja de la escalera con una cobija en brazos.

La avienta a su rostro.

— Gracias.

— Si. — Louis intenta irse.

— ¿Habrá algo aquí que pueda utilizar para salir mañana y que no sea descubierto?

— Busca en la cajas. — responde nuevamente sin mucho interés. Harry asiente y comienza a remover intentando no creer un desastre.

— ¿Es necesario todo esto? — pregunta.

Harry se sorprende ante la primer demostración de interés en toda la noche.

— Si. Hacen preguntas que no son sobre mi música solo para escribir algo totalmente sacado de contexto. Es terrible. Ellos están en todas partes. — dice con cierto grado de repulsión.

Y Louis identifica que esa expresión la tuvo antes. Al momento de entrar a su casa. Previo a comenzar.

Tal vez la razón que incentiva su respuesta.

— Suena paranoico. Pero te creo, hay tipos de reporteros y ciertamente ellos se encuentran por debajo de la mierda.

Harry sonríe para si.

Saca un sombrero amarillo de pescador y se lo pone ocultando sus rulos.

— ¿Y que tal? — pregunta esperando que sea adecuado para pasar desapercibido.

Louis sonríe de lado, pareciendo apenas una mueca.

Y hay algo en ese gesto que para Harry se siente como una victoria.

— Te queda el color. Que disfrutes durmiendo en tu auto.

Se da la vuelta, listo para irse.

Pero una vez más el hombre más alto no está listo para dejarle ir. Sostiene su brazo disfrutando en silencio del contacto que le provoca, y murmura su nombre.

— Louis.

Esta vez no tiene nada más que decir. Sólo le ve, perdiéndose en el color de su mirada.

Se siente como algo eterno.

Solo observar todo ese azul.

— No hagas eso Harold. — dice bajito Lou.

— ¿Hacer que?

No quiere dejar de verlo. No sabe porque.

Louis suelta con brusquedad su agarre, ajustando la chaqueta. Se da la vuelta y no mira atrás.

Pero cuando llega a su habitación la presión en el pecho no desaparece.
Pero por primera vez en semanas. Palabras útiles comienzan a dibujarse en su mente.

Sonríe.

Ya mañana las escribiría.

Esa noche se encontraba agotado.

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