♡⃞ 🎀 ── O7: rain ֶָ֢֪

Después de que Minho sacara lo que lo atormentaba decidimos salir un rato a respirar aire puro.

Hace mucho que no hacía esto tampoco, los primeros días de mi estadía en este vecindario solía tomar aire muy seguido, caminaba por las calles sin rumbo alguno dejando que el viento se lleve mi estrés y el clima frío de la noche haga que mi cerebro descanse.

Solamente íbamos a caminar unos cuantos metros, también serviría para que Minho se acostumbrara a su nuevo vecindario aunque a la de ya podía decir que la nueva vecina le caía mal, no sólo porque le "quitó" la casa en donde iba a vivir, sino porque técnicamente ella no hablaba, ella gritaba. Al parecer se mudó junto con su pareja y en vez de hablar en un tono bajo gritaba, si ya de por sí su voz era chillona no se imaginan cuánto escándalo hace cuando eleva la voz.

Algunas noches hacía más frío que otras, ésta era una, la noche era fría y nosotros íbamos vestidos con ropa demasiado ligera aunque a Minho parecía no importarle, tenía la mirada perdida mientras caminábamos, sus brazos alrededor de su torso me indicaban que efectivamente tenía frío pero como dije, parecía no importarle.

No tengo nada en contra de los gays, no soy homofobico ni nada por el estilo, después de todo, el amor es amor, pero tal vez a Minho no lo educaron de la misma manera. Al principio lo veía de lo más tranquilo con lo de nuestro hilo, pero al verlo así, con la mirada fija en un punto de la calle y el rostro con una expresión neutra me indicaba que tenía demonios en su interior, demonios que discutían si lo que estamos haciendo está bien o está mal.

Hyunjin me confesó que fué algo raro cuando supo que era gay, no sabía por qué no le atraían los pechos femeninos o sus curvas, me dijo que empezó a sentir una atracción por el cuerpo y fracciones de los hombres, la pasó mal estando solo, tratando de descifrar qué estaba mal con él, eso hasta que su actual pareja llegó a su vida y le aclaró todo con una simple mirada.

Palabras de Hyunjin, no mías.

— Hace frío — no soy bueno rompiendo el hielo pero ya era algo incómodo estar en silencio y no se me ocurrió algo mejor para decir.

— Un poco — su voz se escuchaba algo ronca, me imagino que su causante fué su anterior llanto que, a pesar de que intentó que los sollozos no sean tan fuertes se le escapaban algunos con volumen alto.

— Hey, está todo bien ¿okey? no pasa nada, estoy aquí — caminé enfrente de él deteniendo su paso, coloqué mis manos en sus hombros y le dí leves apretones para confirmarle que estaba con él y no lo dejaría hundirse solo con sus demonios.

Sus problemas se volvieron los míos también cuando pude apreciar sus lindos orbes morados.

— Y... ¿y tú? — bajó la mirada — ¿estás bien con esto? ¿no te incomoda tener este destino con un hombre?

Llené mis pulmones de oxígeno y lo solté lentamente, mis manos pasaron de sus hombros a sus mejillas para levantar delicadamente su rostro logrando que me mire — Al principio me asustó esto si te soy sincero, juraba que soy hetero, lo sigo jurando pero...

Me tomé unos segundos, segundos a los que Minho le parecieron horas.

— ¿Pero?

— Pero contigo es distinto, no me atraen los hombres, sigo pensando que las mujeres son lindas pero contigo no pienso en un hombre ni en una mujer, pienso en una persona, una muy tierna persona que poco a poco está ganando mi cariño — apreté más mi agarre en su rostro he hice que su cabeza se mueve de un lado al otro sacándole risitas.

— Gracias, muchas gracias por todo, tu hospedaje, tu atención, tu cariño, en serio gracias, Chris — casi podría jurar que sus mejillas estaban rojas y digo casi porque la poca iluminación no me dejaba ver su rostro con claridad.

— No tienes que dar las gracias — finalmente aparté mis manos de su rostro y le revolví el cabello — vamos, tenemos que volver, está haciendo cada vez más frío — Minho asintió dándome la razón, dimos media vuelta y regresamos por el camino en el cual vinimos.

Nos habíamos alejado bastante, ninguno se dió cuenta de ello si no fuera porque estábamos tardando en regresar. Caminamos en silencio pero esta vez no era incómodo, era ciertamente agradable y tranquilo, bueno, lo era hasta que algo frío cayó en la punta de mi nariz.

Detuve mi paso y tiré mi cabeza para atrás observando el cielo en total oscuridad, gota tras gota caían de las nubes mojando todo a su paso.

Tomé a Minho de la mano y jalé de él — ¡Corre! — agregué sintiendo como la lluvia caía con más intensidad.

Mierda ¿en serio caminamos tanto sin darnos cuenta? parecía que nunca íbamos a llegar a la casa a pesar de estar corriendo por la banqueta, mi cabello ya se encontraba adherido a mi frente, mi camiseta estaba totalmente empapada como el resto de mi ropa, miré de reojo a Minho y se encontraba en las mismas que yo, solo que él sonreía mientras corría conmigo de la mano, se veía feliz, como si hace un momento no estuviera martillandose la cabeza pensando es si lo que hacíamos estaba bien o no.

Podía ver por fin nuestra casa a unos cuantos metros más y justo cuando faltaban cinco casas más, pasamos un charco haciendo que yo resbale y caiga de espaldas y, como sostenía la mano de Minho lo llevé conmigo a mi camino al suelo haciendo que su pecho impacte con el mío.

Okey, eso dolió pero al menos Minho se estaba riendo, era mejor que verlo llorar.

Sus risas incrementaron y no pude evitar contagiarme de ellas, comencé a reírme aún con el cuerpo de Minho encima mío.

— ¿E-estas bien? — preguntó aún con ligeras risas, se sentó en mis piernas y gracias a eso yo también pude sentarme.

— Creo que me fracturé el cráneo — dramaticé tocándome la nuca con una mueca de dolor, no era mi intención que Minho se crea aquello pero pude notar que lo hizo por como su sonrisa cambió a una expresión preocupada.

— ¡Oye no! no caímos tan fuerte — sus manos pasaron por la zona donde yo estaba tocando, las pasó con mucha delicadeza. Tenía su rostro muy cerca del mío, me miraba pidiéndome perdón con sus ojos mientras seguía tocando para comprobar si de verdad me había roto el cráneo.

Aproveché eso y empujé sus hombros haciendo que caiga de espaldas en el gran charco que fué el causante de nuestra caída.

— Fue sarcasmo, Minho— mis manos cayeron a cada lado de su cabeza haciendo que el agua del charco se levante y moje aún más su rostro, bueno, si era eso posible.

Su rostro cambió a varias expresiones, primero de sorpresa, luego de confusión y por último de alegría, su sonrisa volvió junto con su ceño fruncido — Eres un...

Y con eso me abrazó el torso y con una fuerza impactante hizo que cambiemos de posición, el encima mío con sus piernas de cada lado de las mías y sus manos aún en mi torso, al poco rato me devolvió lo que le hice, deshizo el abrazo y comenzó a palmear el agua cerca de mi rostro.

— ¡Minho para! — traté de sonar serio pero la sonrisa en mi rostro y las risas que salían de mis labios no ayudaban mucho — ¡Déjame respirar, por favor!

— ¡Eres un maldito! ¡Casi me da un paro cardíaco! ¡En verdad creí que te rompí el cráneo! — sus palmadas en el agua fueron más rápidas y fuertes.

Mis manos tomaron su cintura y comencé a mover mis dedos por sus costados, eso hizo que se deshaga en carcajadas y finalmente parara de ahogarme con sus palmadas en el charco.

Nos quedamos unos minutos así, jugando en el charco bajo la lluvia que se hacía cada vez más fuerte, no paramos si no cuando la lluvia lo hizo y la verdad, quería estar más tiempo así con él, disfrutando de sus carcajadas que sonaban como una linda sinfonía a mis odios.

Al día siguiente ambos nos despertamos con resfriado pero eso no me pudo importar menos porque a pesar de eso, Minho seguía sonriendo.

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