♡⃞ 🎀 ── 21 : love you ֶָ֢֪

Logré convencerlo de volver, no sabía cómo lo había hecho pero él volvió conmigo a nuestra casa aunque él me dijo que solo se quedaría un tiempo más y luego se iría. Por pura suerte no habíamos atrapado un resfriado después de tanto tiempo bajo la lluvia sumándole el fuerte viento.

Ya era de mañana y mi último día de descanso para regresar al restaurante, queria aprovechar este día para disculparme debidamente. Ni Minho ni yo habíamos ido a la universidad, después de la conversación que tuvimos ayer y descubrir que nuestro hilo ya había adquirido el color negro lo último que queríamos era hundirnos en tareas.

Desperté hace ya unas horas, aún no desayuno, quería esperarlo pero no salió de la habitación en ningún momento, creí que se había aligerado la tensión en nosotros pero al parecer aún no lo hacía por completo. Toqué la puerta de la habitación ya algo cansado de esperar a que salga.

— Minho... sé que estás despierto, por favor sal a desayunar — apoyé mi frente en la puerta.

— Vete, no quiero comer — escuché su voz algo temblorosa.

— M-min, lo siento, cariño, perdóname en serio, no quería– mi voz amenazaba con romperse al igual que lágrimas se formaban en mis ojos — no quería tratarte así, es solo que me enfadó la forma en cómo te trataron, también me enfadó que no me confiaras aquello, solo quiero ayudar.

Cerré mis ojos tratando de escuchar algo del otro lado pero nada, solo silencio.

— ¿Sabes? cuando nos conocimos Hyunjin decía que te hablaba con cariño y... ¿sabes que le dije? — Sonreí nostálgicamente al recordarlo — que soy heterosexual, tú cambiaste eso y mierda ¿quién no se resistiría a esa hermosa carita tuya? — Sorbí mi nariz — quiero mostrarte que en este mundo existe una mano que nunca te soltará y te levantará, pero solo puedo mostrártelo si me das una oportunidad, una última, te prometo que no te defraudaré, solo quiero que sepas que estoy contigo, siempre lo estuve. Desde el inicio me sentí conectado hacia ti, Hyunjin decía que es por el hilo pero... yo no lo creo, aún si no lo tuviéramos me sentiría unido y atraído a ti, cariño — logré escuchar un hipido del otro lado, eso fue lo que me rompió.

>> L-lo siento tanto Minho — las lágrimas salieron sin control de mis ojos — no sabes cuan decepcionado e-estoy de mi por quitarle l-las alas a un hermoso á-ángel como tú — y ahí fue cuando no lo aguanté más y comencé a sollozar, en verdad me dolía recordar sus preciosos ojos aguados y todo por mi culpa — piénsalo, piensa s-si quieres quedarte o si.... si quieres irte — y mi voz se quebró pero aun así, traté de continuar — t-te prometo que no te detendré, q-quiero que seas libre pero solo te pido que l-lo pienses, cuando abras esta puerta sabré que ya has elegido y si eliges quedarte te prometo que c-cambiaré porque... — era ahora o nunca, respiré profundo y traté de calmar mi llanto para que mis palabras sean entendibles — porque te amo, me enamoré perdidamente de ti, me importa una mierda el maldito color del hilo, yo sé que te amo y con eso tengo suficiente, espero que sea suficiente para ti también.

Dejé fluir más mis lágrimas en espera de su respuesta, de algún sonido o algo que me indique que me escuchó.

Pensé mucho mis palabras, en verdad no quería que se vaya pero si él lo prefería yo no era absolutamente nadie para impedírselo, extrañaría mucho su presencia y su hermosa aura de tranquilidad, extrañaría todo de él.

Escuché como el seguro de la puerta era quitado así como también escuché el pomo ser girado, me enderecé para no caer cuando la puerta se abra y cuando lo hizo, lo primero que vi fue a Minho abalanzarse sobre mí.

— ¡Eres un idiota, un estúpido! ¡¿Cómo me haces esto?! — hablaba él golpeándome muy ligeramente en el pecho mientras las cristalinas gotas caían de su ojos cerrados y se deslizaban por sus mejillas.

Sonreí cuando dejó de golpearme y enredó sus brazos a mi torso y comenzó a llorar en mi pecho, yo lo apreté más conmigo, quería sentirlo cerca, junto a mí. Acaricié su cabello con una mano y la otra fue a parar en su cintura logrando que se acerque más a mí.

— Te odio, te odio, te odio, te odio — repetía con la voz apenas audible por su llanto y porque su rostro estaba pegado a mi pecho.

— También te amo — respondí con una sonrisa de oreja a oreja sin dejar de verlo.

Él levantó un poco su cabeza y logré verlo a los ojos, se veía tan adorable, ahora sé que no lloraba de tristeza, sino porque mis palabras lo conmovieron.

— Te ves feo — pronunció con un puchero en sus labios, de seguro lo dijo por mi nariz roja y mis ojos rojos e hinchados.

Tomé su rostro entre mis dos manos logrando verlo por completo, suspiré cuando noté que en ningún momento despegó sus brazos de mí — Tú te ves hermoso, siempre lo haces.

Mi comentario hizo que de nuevo pegue su rostro a mi pecho y comience a sollozar nuevamente.

— Ahora no te detendré, llora todo lo que quieras, desahógate, yo estoy contigo y siempre lo estaré mi amor ¿entendido?

Besé su cabeza y él asintió en respuesta a mis palabras.

Si él deseaba pensarlo y demandar a su padre claro que lo iba a ayudar pero si no lo hacía no me quedaba de otra que aceptar su decisión porque después de todo, era su padre, tal vez no biológico pero lo era.

No sé qué decidiría hacer con su madre, sé que es difícil para él dejarla con una persona como su progenitor pero sea lo que él quiera también debo respetarlo. Me involucré demasiado en sus asuntos familiares, soy su novio pero eso no me da derecho a obligarlo a hacer algo que él no quiera.

Aunque mi opinión y mis propuestas respecto a la demanda siguen y seguirán siempre en pie.


Pude convencerlo de que me cuente la historia completa de su familia, prometí no enfadarme ni decir idioteces.

Todo el día nos la pasamos juntos con la ilusión de que nuestros ojos brillaran como antes, brillaran de un lindo color rojo o por lo menos que regresen al morado. El ligero parpadeo morado que noté el día anterior había tomado un poco de fuerza, se veía más estable pero aun así era bastante pequeña la cantidad de morado que había en nuestros ojos a comparación del sofocante color negro.

Al menos sabemos que podemos regresar de nueva cuenta e intentarlo una vez más.

— He sufrido de abuso doméstico desde que tengo memoria, no hay ni un solo recuerdo de mi niñez donde no haya sido insultado por él — comenzó a contar. Ambos estábamos en la cama de nuestra habitación, yo con mi espalda apoyada en el respaldo y él con su espalda pegada a mi pecho. Tomé sus manos entre las mías brindándole fuerza de esa manera — siempre intentó golpearme pero nunca lo logró, mamá se ponía enfrente mío impidiendo que su golpe llegara a mí. Pasé toda mi niñez y una parte de mi adolescencia con sus insultos y viendo como él golpeaba a mi madre — estrujó mis manos cuando contó aquello — un día no lo aguanté más y está vez yo recibí el golpe para protegerla a ella. Después de eso ambos recibimos golpe tras golpe, a ella siempre le tocaban en distintas partes de su cuerpo inclusive su rostro, a mí solo me golpeaba en...

Lo vi y sentí moverse, se había alejado un poco de mi hasta quedar cara a cara.

— Él me golpeaba en los lugares donde la gente no pudiera ver que era maltratado — sus manos fueron hasta la orilla de su camiseta (que en realidad era mía) y la levantó hasta su pecho.

Ahora entendía por qué no me dejaba ver su torso, toda la piel expuesta estaba llena de cicatrices y marcas, unas parecían realmente profundas por lo grandes que eran, otras parecían solamente raspones. Ninguna seguía un patrón concreto, todas apuntaban a diferentes direcciones. Pude apreciar algunos moretones también, estoy seguro que eran el producto de los golpes que obtuvo la vez que fui a sacarlo de las garras de ese hombre.

Dejó caer nuevamente la camiseta interrumpiendo mi inspección en sus marcas. Se acomodó de nuevo entre mis piernas y siguió relatando — Una vez creí que iba a abusar de mí... ya sabes... que tal vez me iba a...

— No lo digas, sé a lo que te refieres — abracé su cintura para darle seguridad.

Asintió y prosiguió — estaba drogado, hace algunos años que entró a eso, estaba rompiendo cosas y le gritaba a mi mamá que no servía ni para hacerlo llegar — se dejó caer más sobre mí al pronunciar eso, cada vez odiaba más a ese sujeto — después de eso llegó a mi habitación y comenzó a palmear mis piernas, creí que tal vez me arrancaría la ropa pero solamente me quitó la billetera que mi abuelo me regaló con algo de dinero, él dijo algo como "¿creíste que me acostaría contigo? si hay algo más repugnante que los errores como tú son los maricas" y entonces se fue, tal vez a un prostíbulo. ¿Recuerdas la vez que te dije que Ryu me tiró un balde de agua por esconderle su secadora?

Hice un sonido dándole a entender que sí lo recuerdo.

— Mamá me miró preocupada al momento en el que llegué a casa, yo igual temí cuando lo vi a él verme con enojo, me dijo que estaba empapando todo y que debí quedarme afuera de la casa para secarme. Es gracioso, él se la pasa rompiendo jarrones y demás cosas y a mí me cortó con una navaja por dejar gotitas en el piso, siempre buscaba una excusa para hacerme algún mal.

— ¿Dónde te cortó?

Minho tomó mi mano y la dirigió adentro de la camiseta, toqueteó una parte de su cadera y finalmente llevó mi mano ahí, de inmediato sentí un pequeño relieve en esa zona, una cicatriz — Ahí, hizo un corte grande, tanto que tardamos en hacer que la sangre pare de salir.

Minho no movió mi mano, la dejó en ese mismo lugar y me atreví a acariciar esa cicatriz, mi mano se movía por toda la larga línea y él al tener su mano sobre la mía se movía de igual manera.

— Quise estudiar leyes porque quería meter a mi padre a la cárcel, quería justicia pero me di cuenta de que era un sueño tonto al ver la cantidad de gente que él tenía, una llamada y mamá y yo estaríamos tres metros bajo tierra, el miedo se apoderó de mí y preferí enseñarle a los niños, preferí darles una vida como la que yo no tuve de niño, me encanta verlos jugar y reír, me alegra verlos gozar de su vida — no podía verlo pero estaba seguro de que había una sonrisa triste en sus labios — unos meses antes de ingresar a la universidad mi abuelo paterno falleció, él tenía mucho dinero en el banco y mi padre creyó que ese dinero pasaría a él por ser su único hijo pero se enojó al ver que todo lo había puesto a mi nombre, mi abuelo a diferencia de mi padre sí me quería.

Recuerdo eso, recuerdo cuando me dijo que su abuelo le dejó dinero antes de fallecer, el dinero con el que iría a Japón.

— Te oculté una cosa cuando te conté eso. Era el sueño de mi abuelo y mío también ir a Japón pero no precisamente porque queramos vivir ahí sin más, queríamos ir allá para que mi padre deje de hacernos daño a mi madre y a mí. Solo iríamos nosotros tres, mi abuelo, mi mamá y yo. Él me dejó su dinero para que pudiera escapar con mi madre pero de alguna forma mi padre descubrió que su dinero no lo donó a un orfanato como le habíamos dicho, sino, me creó una cuenta en el banco y la depositó ahí, mi padre se enojó bastante, quería matarme y fue entonces que mi madre me dijo que corriera hacía algún lugar en lo que intentaba calmarlo.

Minho giró su cuerpo y de nuevo quedamos cara a cara, solo que esta vez si estábamos cerca. Sus brazos rodearon mi cuello y me sonrió de una manera hermosa — A veces agradezco eso, agradezco las ganas de matarme que tuvo porque si no hubiera sido así nunca hubiera escapado y nunca te hubiera conocido.

Lo miré sorprendido — ¿La primera vez que te vi en el restaurante fue la vez que escapaste?

— Sí, y me alegra haberlo hecho — dejó un suave beso en mis labios al que correspondí con gusto — al volver, él ya estaba dormido y mamá me abrazó preocupada, ahí fue cuando decidimos escapar de él. No pedimos un vuelo a Japón, solamente nos iríamos a alguna otra casa en lo que yo terminaba mi carrera para poder ir a vivir ahí — su cabeza se acomodó en mi hombro y sus brazos adquirieron un poco más de fuerza en su agarre — terminé con Ryu... bueno, ella me terminó a mí y papá se enojó, los rumores de que yo era gay llegaron a sus oídos y fue en definitiva cuando explotó, mamá y yo ya teníamos listas nuestras cosas por lo que solo fue cuestión de tomarlas y salir corriendo. Lamentablemente nuestro plan no resultó, él logró atraparla antes de que escape, ella me gritó que siguiera corriendo, me dijo que si yo estaba bien ella igual lo estaría y fue entonces que decidí correr y no mirar atrás, no quería ver ni escuchar cómo era golpeada una vez más por mi culpa.

— Sabes que no es tu culpa — yo también apoyé mi cabeza en su hombro y apreté más su cuerpo contra el mío.

Suspiró lentamente y continuó — Fue cuando comencé a buscar una casa o un departamento en renta para vivir ya que ese era el plan inicial.

— Tus padres no salieron de viaje, tú escapaste del maltrato de tu padre y por eso no podías regresar.

— Uhum.

Justo cuando creí que no podía odiar más al sujeto. Definitivamente nunca odié tanto a alguien, siempre creí que nadie merecía odio, o por lo menos el mío, ya que sentía que le estaba dando importancia por tener un sentimiento hacia la persona pero esto era demasiado ¿cómo no odiarlo?

— Te preguntaré de nuevo, esta vez sí es una pregunta y lo que sea que tú me respondas lo voy a aceptar — mi propuesta aún no vencía y estoy seguro de que nunca lo hará, ahora más que nada quiero proteger a mi novio de su "padre" — ¿Quieres denunciarlo?

— No — dijo débil.

Suspiré rendido, tenía la esperanza de que tal vez podríamos hacer algo para mantenerlo en la cárcel un buen tiempo.

— ¿Es porque ya tienes planeado escapar a Japón con tu madre? — me atreví a preguntar, no encuentro otra razón para que no quiera ya que sus supuestos contactos terminarían en la cárcel también si hacemos la demanda, no eran mafiosos, son personas fáciles de ubicar.

— No — respondió en un suspiro — él cayó en drogas, cuando está drogado no tiene el control de su cuerpo. Aún tengo la esperanza de que en algún rincón, en alguna pequeña célula de su cuerpo él me quiera.

— ¿Por qué lo supones?

— Sigo vivo — bueno, ese era un buen argumento, fácilmente pudo matarlo en su niñez o adolescencia pero nunca lo hizo, le hacía cortes grandes, sí, pero ninguno tan grande y profundo para matarlo y él lo sabía. Inclusive no lo mató al día siguiente en el que volvió a su casa después de enterarse de lo del dinero.

— Está bien, no le denunciamos pero con lo que acabas de decir se me ocurrió otra cosa que podrá ayudar.

Su cabeza abandonó mi hombro rápidamente y de nuevo me dejó apreciar su bello rostro.

— ¿Y qué es? — preguntó esperanzado.

— Luego te diré, ahora quiero devolverte todos los te amo que no pude corresponderte.

Frunció su ceño con las mejillas rojizas, no sé si estaba avergonzado o si estaba enojado porque lo dejé con la intriga, solo sé que se veía muy tierno de ese modo.

— Te amo — sujeté sus mejillas con mis dos manos y acerqué su rostro al mío hasta chocar nuestros labios en un pequeño beso — te amo — volví a darle un diminuto beso — te amo — otro más — te amo — y otro.

— ¿Cuántos te amo me vas a decir? — sonrió divertido por la situación.

— Me dijiste más de veinte te amo en el tiempo que llevamos juntos, te dije que te los devolvería y apenas ya voy por el quinto ¿o era el cuarto? creo que tendré que empezar de nuevo — bromeé y él se rio como ya hace algo de tiempo no hacía — tan solo bésame y olvidémonos de todo y todos.

Reanudé mi sesión de te amos y de besos hasta que ambos terminamos acostados en la cama abrazados, sintiendo el calor, cariño y amor del otro.

Un amor que sí era correspondido.


ֶָ֢֪

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