♡⃞ 🎀 ── 20 : run away ֶָ֢֪

Vamos como una semana sin hablar tranquilamente, me di cuenta de cuánto lo herí el día anterior. Esto no es fácil para mí, siempre aborrecí a los padres que golpeaban a sus hijos con o sin justificación.

Porque la verdad, la violencia no se justifica con nada.

Las personas que conocí en mi vida me han dicho que soy fuerte, que no temo a enfrentarme a algo que no me parece correcto y eso trato de hacer con Minho, intento sacarlo del entorno en donde creció, un entorno lleno de golpes, maltratos y humillaciones.

Volví a cenar solo, con la luz eléctrica intentando iluminar mi soledad, con la fría brisa tratando de reemplazar el cuerpo caliente de mi novio.

O por lo menos, quiero creer que sigue siendo mi novio.

Ramen era lo que cenábamos, él se había llevado su bote a su habitación y yo me mantuve en la cocina, ni siquiera me senté en el comedor, solamente saqué el ramen del microondas y comencé a comerlo.

Todo estaba muy silencioso, me acostumbré a sus comentarios emocionados de cómo progresaba con su carrera, de cómo su profesora lo felicitaba por su excelente desempeño e interés en el tema.

Me acostumbré a escuchar sus te amo.

Sorbí mi nariz y limpié las lágrimas que estaban a punto de salir con mi brazo, este no soy yo, jamás he llorado por alguna persona.

Tal vez... tal vez sí estoy enamorado.

Pero se supone que no hieres a la persona que amas y es lo que yo hice, estoy confundido.

Llevé los palillos que sujetaban el ramen a mi boca tratando de distraerme y no pensar en cierto chico castaño.

Fue inútil, al poco rato se apareció él con su bote en manos y sus ojos rojizos al igual que su nariz.

Chocamos miradas sólo por unos segundos ya que después la apartamos. Tiró, lavó y guardó distintas cosas ya que había terminado de cenar. Traté de mantenerme indiferente manteniendo la vista en el bote de ramen hasta que él se vaya.

Pero no se fue, se quedó parado, no sabía si estaba mirándome, si estaba llorando o si estaba haciendo otra cosa, no me atrevía a levantar la mirada.

El ramen pronto se acabó, degusté la última porción lento tratando de pensar en otra excusa para no verlo porque, si lo veía una vez más con sus ojos rojos siento que yo igual me rompería y odio que me vean así.

Minho no es ningún tonto, obviamente se dio cuenta de lo que trataba de hacer. Se acercó más a mí y no tuve de otra que dejar el bote vacío en la reposadera que había detrás de mí.

Él me miró y bajó su vista, la volvió a subir y de nuevo la bajó ¿me había perdonado? espero que sí y a la vez no, no merezco su perdón si ni siquiera me había disculpado.

— Min-.

— Espera — suspiró y yo me quedé quieto.

Su mano izquierda tomó la mía y mi corazón volvió a latir, soltó un suspiro más, se veía asustado y yo seguía sin saber que quería.

Soltó mi mano lentamente y acercó su meñique al mío y los entrelazó.

Oh... ahora entiendo que quiere hacer.

No sé de qué color brillaron puesto a que él no me miraba, podía sentir su miedo ante que tanto había cambiado el color en estos días. Me esperaba que esté morado de nuevo con un pequeño toque rojo.

Levantó su rostro y sus ojos estaban cerrados temiendo por nuestro hilo. Suspiró por tercera vez y abrió sus ojos.

Oh...

Oh mierda...

No por favor...

Sus ojos... sus ojos no brillaban, estaban inundados en un negro intenso, sin rastro de su pupila, solo negro al igual que un pozo sin fondo, sin luz y sin vida.

"Una vez el color cambie ya no podrán revertirlo".

Esa frase retumbó en mi cabeza como un insoportable dolor.

Podía jurar que llegaba a ver un muy, muy leve color morado al centro de sus pupilas, un morado que parpadea a casi sin fuerzas pero no sé si de verdad está ahí o solamente son mis pocas esperanzas de aferrarme a que podíamos cambiarlo de nuevo, solamente teníamos que hacer lo mismo, besos, abrazos, caricias, pláticas.

Por favor, no quiero odiarlo.

Sus sollozos me sacaron de mis pensamientos, estaba llorando de nuevo y sin control, sus lágrimas salían una tratando de alcanzar a la otra para terminar muriendo en su barbilla.

Por eso había más probabilidad de que el color morado pase a uno negro si no hacíamos nada.

El odio puede ser más fácil de conseguir que el amor. Minho odia los tomates sólo por su sabor, ignora por completo el hecho de que tienen alto contenido de vitamina A que ayuda a la vista, mejoran la circulación sanguínea, cuidan la piel, evitan la aparición de problemas de pulmón, próstata o estómago, reducen la hipertensión, entre muchos otros beneficios que este conlleva. A pesar de todo eso él no puede amarlos ya que no son agradables a su paladar y eso, ese simple hecho hace que los odie.

Es fácil odiar a una persona, pero no amarla.

Decidí acabar con nuestro sufrimiento soltándole el meñique y nuestros ojos volvieron a su café natural, creí que con eso mi pecho dejaría de doler pero no fue así, aún dolía y mucho.

No sé si estoy llorando o no, mi mente se desconectó de mi cuerpo cuando él soltó un quejido lastimero, uno que hasta a mí me dolió.

Caminó a paso rápido hasta su habitación y se encerró de nuevo.

Y yo... yo caí de rodillas sin poder soportar el espantoso dolor que sentía en mi pecho.

Intenté dormir pero no podía, llovía a cántaros con rayos incluidos, rayos que iluminaban por un momento la sala.

Me llevé los brazos hacia los ojos soltando el milésimo suspiro de la noche. Moría de sueño pero no podía dormir, Minho se robaba toda mi atención y pensamientos nuevamente.

Un nuevo rayo resonó y volví a suspirar.

A la mierda, tengo somníferos, tomaré uno, esto es un infierno.

Me senté en el sofá justo cuando otro rayo iluminó todo y pude ver a...

— ¿Minho? — me miraba con temor.

Tallé mis ojos para aclarar mi vista, tenía puesto solamente una camiseta azul con pantalones negros y sus tenis desgastados.

Pero si yo ya le había comprado unos nuevos.

— ¿Por qué estas usando esos tenis? — pregunté sereno, no quiero que piense que me enojé de nuevo.

Me di cuenta también de que tenía una gran bolsa negra en su zurda y su mochila colgaba en su hombro izquierdo mientras que su mano derecha tomaba el pomo de la puerta.

¿Él se irá?

— Minho...

Dejó caer sus cosas, lo dejó todo y solamente corrió para salir bajo la lluvia, bajo el frío y los rayos.

De inmediato reaccioné y fui tras él, no podía dejar que se vaya, no tiene a donde dormir o comer, no tiene tampoco un abrigo puesto, esto ya se me había salido de las manos.

— ¡Minho, no te vayas! — grité apenas mis pies descalzos tocaron el frío camino de concreto con grandes charcos.

Minho no se inmutó, siguió corriendo tratando de escapar de la lluvia, de sus temores y de mí.

Corrí tras él agradeciendo enormemente lo rápido que podía alcanzarlo. Sentía las frías gotas resbalarse por todo mi cuerpo pero no podía importarme menos, ahora solo lo quiero alcanzar a él.

Mi corazón se paró por un momento al ver como quería cruzar una calle y justo un carro pasaba por ahí a velocidad.

— ¡Minho! — grité y corrí con todas las fuerzas que tenía, ni él ni el conductor parecieron escucharme puesto que ambos seguían avanzando.

Corrí aún más rápido y antes de que siquiera sus pies toquen la otra calle ya había tomado su mano y lo jalé hacia mí logrando que yo caiga sentado y él caiga en mis piernas.

El sonido del auto pasando me erizó la piel y estoy seguro de que él sintió lo mismo cuando me miró con ojos bien abiertos. Joder, no quiero ni imaginarme lo que hubiera pasado de no ser porque pude alcanzarlo.

— ¿Estas bien? — Pregunté alterado, aparté los mechones mojados que cubrían su rostro aunque fue inútil, la lluvia regresaba los mismos mechones — por favor, responde — ahora lo tomé de las mejillas, estaban heladas.

— Déjame escapar... Por favor — fue lo único que me dijo antes de bajar la cabeza y sostener mi camiseta en un puño.

— No... Por favor no... Lo siento, no te vayas — nuevamente aparté los mechones de su rostro y él se encogió en su lugar cuando un nuevo rayo quebró el cielo nocturno.

Podía escuchar sus sollozos siendo opacados por el sonido de la lluvia — Sé que tus intenciones no fueron malas — comenzó a hablar con voz temblorosa — Sé que trataste de decirme de la mejor manera que me enfrente a la vida, que deje de esconderme y lo entendí — bajó la cabeza y se aferró aún más a mi camiseta mientras que yo solamente lo escuchaba — pero... pero yo necesito caer una vez más.

Abrí la boca para decirle que no, no permitiría que cayera pero no me dejó, siguió hablando al darse cuenta de eso.

— Estoy realmente cansado, nadie sabe del maltrato que sufrí, solo tú y unas cuantas vecinas que escuchaban a mi madre y a mí siendo golpeados — sabía que estaba llorando por como sorbía su nariz ya que sus lágrimas eran mezcladas con la lluvia — y lo que tú me dijiste ya lo he escuchado de ellas también pero nada va a cambiar.

Me abrazó, un abrazo que en definitiva no me esperaba. Rodeó con sus brazos mi cuello dejando su cabeza en mi hombro y sus piernas se aferraron a mi cintura, apoyé mi cabeza en la suya y comencé a dar masajes en su espalda — solo... solo déjame rendirme, déjame caer u-una vez más, lo ne-necesito — hablaba con la voz rota — déjame huir.

— Pero esto no es bueno para ti, seguirás viviendo con mie-.

— No me importa — me interrumpió abrazándome más fuerte — nada me importaba porque me diste un lugar para dormir, me diste la libertad de comer y usar la luz eléctrica que yo necesite a diferencia de mi padre, me diste consuelo y aunque nunca me lo dijiste, también me diste amor. Por un momento creí en la humanidad de nuevo, creí que si existían los finales felices pero después... después me llamaste cobarde y me gritaste — su agarre se volvió débil pero yo reforcé el mío — déjame parar un momento, quiero descansar, ya no quiero seguir luchando, solo quiero tu amor, no quiero tus consejos, solo tu amor — continuó con un hilo de voz — tú eres fuerte, no sabes lo que se siente ser cobarde.

Quería golpearme la cabeza, quería pegarme un tiro por decirle eso sin escucharlo bien, sin dejar que me cuente sus verdaderos motivos.

— Estoy harto de escuchar los "mantén tu cabeza en alto", los vecinos siempre le decían eso a mi madre y ella me lo decía a mí, tú también me lo dijiste de alguna forma pero ¿y si ya me cansé de tener mi cabeza en alto? ¿Y si quiero bajarla por un momento?

— Lo siento, lo siento mucho, perdóname por favor, yo no quería, realmente lo siento — mis manos se negaban a soltarlo, a dejarlo ir. Por primera vez en mi vida dejé que alguien a parte de mis padres me vea roto, me vea llorar y suplicar por un perdón.

Porque Minho lo vale, porque lo amo.

— Y-yo ahora sé lo que sientes.

— No lo sabes, en verdad no lo sabes, solo déjame rendirme por ahora, déjame caer y huir ante mis problemas — volvió a decir ahora con una voz más estable que antes — por favor, Christopher, déjame escapar de mis problemas.

— Lo harás de ellos pero no de mí — aún con lágrimas en los ojos me atreví a mirarlo, a apartar su rostro de mi hombro para que él también me mirase.

Se veía de algún modo confundido y hasta cierto punto aún molesto, me imagino que piensa que no me importó nada de lo que él me dijo pero no es así, cada palabra fue como la llave que pudo hacer que mis ojos se abran y poder entender que no todos pueden tropezar y estabilizarse porque hay algunos que necesitan caer para poder levantarse.

Mis manos se posaron en sus mejillas y en un rápido movimiento junté nuestros labios. Hace tanto que no sentía su dulce sabor y no pude evitar suspirar cuando por fin lo probé de nuevo, era común en nosotros robarnos besos a cada rato y ya me había acostumbrado a aquello por lo que estos días se habían sentido como años para mí.

Trató de apartarse de mí, no movió sus labios pero yo tampoco lo hice, me bastaba con volverlos a sentir sobre los míos.

Sé que aún no me ha perdonado porque realmente le herí y ofendí, ya tendré tiempo para disculparme mejor pero ahora solo quería disfrutar un poco más de sus labios en los míos.








Este capítulo es tan triste, se me salieron unas lágrimas editando sin mentir
(El capítulo lo edite hace mil porque empecé desde los últimos a editar la historia...)

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