♡⃞ 🎀 ── 14 : cooking ֶָ֢֪
Al salir del baño nuestros dedos estaban arrugados por el tiempo que pasamos en el agua.
Tal vez nos tardamos un poco dándonos besos y cariño, solo un poco.
Le informé a Minho sobre mis pequeñas vacaciones y él se puso feliz. Casi siempre cenaba solo, a veces me esperaba pero le dije que no lo haga, regresaba demasiado tarde, pero aún así, él insistió en que quería comer conmigo.
Nos adentramos a la cocina ya cambiados y con un poco de agua escurriendo de nuestros cabellos, teníamos apetito de algo más que unos simples sándwiches o algo parecido.
—¿Alguna petición, cariño? — pregunté abriendo los gabinetes, revisando los ingredientes disponibles.
—Tteokbokki, me encanta el tteokbokki — respondió casi al instante. Recordé los ingredientes que contenía esa comida y efectivamente teníamos lo necesario para prepararlo.
—De acuerdo, ayúdame a hacerlo— saqué los ingredientes necesarios y los puse en la mesa bajo la atenta mirada de Min, algo que me extrañó, Minho miraba con curiosidad y confusión — ¿ocurre algo?
—No... no sé hacer tteokbokki — jugueteó con sus deditos y la punta de su pié derecho hizo pequeños círculos en el suelo.
Adorable.
—Es hora de que aprendas, tranquilo que yo te enseñaré — sonreí dándole ánimos.
Minho se avergonzaba siempre que no sabía hacer algo, se ponía extremadamente tímido y cabizbajo, en una de muchas pláticas logré sacarle información del por qué de su actitud y me dijo que se sentía inútil, me dijo que sentía que me estaba estorbando y sería una carga para mi.
Y como si fuera la primera vez, lo consolé diciéndole todo lo contrario.
Siempre que no sabía hacer algo y me lo decía lo felicitaba por ser valiente y confesarme que no podía hacerlo, lo premiaba con besos y palabras dulces. Minho es un verdadero ángel que cayó directamente del cielo, joder, me encantaría que Minho se viera a través de mis ojos y así, vería el precioso y perfecto ángel que es.
Preparamos el pastel de pescado y el teok juntos, era lo principal para la comida, cuando estuvieron listos preparamos el caldo en el cual pondríamos lo que anteriormente cocinamos. Cocimos huevos y preparamos todo lo necesario, el caldo estaba listo para recibir los demás ingredientes y mezclarse para obtener su agradable sabor. Me ubiqué detrás de mi novio ayudándolo a picar y preparar todo, pusimos todos los ingredientes al fuego y esperamos a que el caldo se vaya consumiendo.
— ¿Eso también? —apuntó unos cebollines los cuales me había olvidado de picar.
—Oh si, casi lo olvido — tomé la tabla para cortar e indiqué a Minho que tomara el cuchillo entre sus manos, acerqué un par de cebollines a su alcance y con mi ayuda, comenzó a cortarlos.
Su pequeña mano era guiada por la mía indicando el tamaño de los cortes, sus bellos ojos estaban concentrados es su trabajo mientras que los míos viajaban por su espalda, su cuello y su cabello brillante y seco, la tentación pudo más cuando observé sus sedosas hebras, acerque mi nariz a su cabello, Minho no se inmutó y continuó cortando con gran concentración.
Observé que ignoraba olímpicamente mis acciones, aproveché eso y posé mi mentón en su hombro, Minho me dió una mirada de reojo junto con una rápida sonrisa para después volver a su trabajo. Sonreí aunque él no me esté viendo, él sabe el efecto que su mirada causa en mi, sabe que sus preciosos ojos chocolate pueden causar estragos en mi interior, su mirada solo iba dirigida hacia mí y eso era lo mejor del mundo, saber que su amor y atención estaba en mi, que era su luz en un mundo rodeado de oscuridad.
Finalizó su labor con casi perfectos circuitos de lo que alguna vez fué un largo cebollín. Dejó el cuchillo en la mesa esperando mi próxima indicación y por un momento, olvidé el motivo del cual él estaba cortando esa verdura.
Giré con delicadeza su cuerpo y sus curiosos ojitos se posaron en los míos. Acaricié sus nudillos con mi pulgar y, al llegar al últim, levanté mi meñique y lo entrelacé con el contrario, sus orbes cambiaron a un rojo vivo con un pequeño punto morado entre todo ese hermoso rojo.
—Aún no está rojo en su totalidad — comenté perdido en los colores de sus orbes.
—Avanzamos mucho, pronto lo hará— animó mientras sostenía con más fuerza mi meñique.
Sus ojos no eran lo único rojo, sus mejillas también tomaron ese característico color y, un poco más abajo, se encontraban sus rojos labios. Rojos, hermosos y tentadores labios que pedían a gritos ser cubiertos por los míos.
Sabía que Minho pensaba lo mismo que yo cuando fué acortando la distancia y nuestros belfos se rozaron, un roce que me alentó a atrapar sus dulces labios con los míos, mis párpados se cerraron y deguste de la exquisita sensación de su boca en la mía. Minho correspondió mi beso comenzando a mover sus labios, un movimiento suave y sin prisa demostrando lo que no se puede expresar con palabras, nuestros sentimientos son reales, lo pude sentir cuando succionó mi belfo interior al mismo tiempo en el que soltabamos un corto suspiro.
Su lengua delineó mis labios tímidamente, no soy experto dando besos puesto que Minho es la única persona a la que he besado pero casi podría asegurar que su lengua estaba pidiendo permiso para encontrarse con la mía. Cedí a eso, abrí ligeramente mis labios y la punta de nuestras lenguas se tocaron lo que provocó una sutil risa de parte de ambos.
Él abrió sus ojos y yo hice lo mismo, miré directamente a sus orbes y pude darme cuenta de que aquel brillo rojo se expandió en su totalidad por sus orbes, no había rastro de algún color morado, supuse que los míos estaban iguales a los de él cuando noté su expresión sorprendida. Nos separamos del beso para observar mejor y, al momento en el que nuestros labios dejaron de tocarse el color morado regresó.
Ambos teníamos expresiones sorprendidas en nuestros rostros al pensar que por fin habíamos logrado cambiar el color, lo sostuve de la cintura y apreté aún más el agarre de nuestro dedos pequeños para después pegarlo más a mí y juntar nuestras bocas de nuevo, eso lo tomó desprevenido pero aún así pudo seguirme, siempre es él el que inicia los movimientos y me guía pero está vez no fué así, moví mis labios en un beso más rápido que el anterior pero sin llegar a ser demandante.
Esta vez no cerramos nuestros párpados, mirábamos atentamente el momento preciso en el que el color morado era reemplazado por un rojo vivo. Me separé sin avisar y el color morado regresó, volví a intentarlo pegando mis labios a los suyos por tercera vez y el color morado de nuevo se fue, presioné más mis labios con los suyos y Minho apenas y podía mantener los ojos abiertos, no era mi intención ser rudo o asustarlo, solamente quería que el rojo permaneciera.
Esto se volvió más importante para mí de lo que de por sí ya era, su advertencia hacía eco en mi cabeza cada segundo.
"Si nosotros no cambiamos el color el destino puede hacerlo y lo más probable es que sea uno negro".
¿Odiarlo? ¿odiar a Minho? ¿a este precioso ángel que llegó a mi vida de imprevisto? jamás, no iba a permitir eso. Sin pensarlo, Minho se volvió alguien muy importante para mí y tener la certeza de que viviría con él toda mi vida amándolo era sin duda un sueño. Juraba ser heterosexual, algunas veces tenía mis dudas pero siempre terminaba seguro de mi atracción a las mujer pero, cuando vi a Min por primera vez me hizo dudar de nuevo, fue magnífico verlo, su expresión no era de la más alegre pero eso no fué impedimento para hacer que mi corazón bombee más sangre de la normal.
Sus ojos, su cabello, sus labios, mejillas, nariz y todo él es precioso, cada pequeña cosa hizo que caiga rendido ante sus encantos, su ternura, sus sentimientos, personalidad y demás fueron los que acompletaron mis sentimientos hacia él.
¿Estoy enamorado? tal vez si lo estoy, nunca lo he estado de alguien pero puedo decir con certeza que esto no es una simple atracción.
Mis pensamientos pararon de dar vueltas en mi cabeza cuando sentí ligeros golpecitos en mi hombro, mi castañito me daba palmadas en ese lugar, sus ojos estaban fuertemente cerrados y sus labios seguían pegados a los míos, al parecer, me intentaba decir que se estaba quedando sin aire y lo pude asegurar cuando comenzó a hacer sonidos tratando de decirme algo.
— ¡Mhmm! — eso fué lo que hizo que me separe con la respiración agitada.
Minho no abrió los ojos pero si la boca, sus labios se encontraban hinchados y más rojos de lo normal, de ellos salían jadeos tratando de recuperar el aire perdido, yo estaba igual que él, jadeaba en busca del aire el cual perdí al momento en el que lo besé.
Y ahí pude comprobar que necesito más a Minho que al oxígeno mismo para vivir aunque me parece que él no piensa lo mismo.
— ¡C-casi me asfixio, idiota! — me proporcionó un golpe en el pecho y no pude evitar soltar una risa. Seguía con la respiración irregular para tomar más aire.
— Lo siento — fue lo único que dije entre risas. Lo abracé y proporcioné masajes y ligeros golpecitos en su espalda para ayudarlo a recuperar su ritmo de respiración normal.
He escuchado que los besos te quitan el aliento pero no creí que fuera literalmente.
Tiempo después recordamos (o más bien olimos) que la comida seguía en fuego y aún no habíamos puesto los cebollines. Nos apresuramos a salvar nuestra cena y terminar de prepararla, por suerte aún conservaba su buena textura y consistencia, solamente se calentó de más.
Entre risas, besos robados y pláticas degustamos nuestra comida felizmente porque mientras él se mantenga conmigo yo siempre estaré feliz.
No es algo fácil de admitir para mí pero puedo creer que amo un poco a Minho.
Un poco tanto que lo siento mucho.
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