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JungKook perdió la cuenta de los días que SeokJin estuvo inconsciente. Sólo sabía que quería estar ahí cuando él despertara.

WonWoo se hizo cargo de los asuntos del reino por lo que le estaba agradecido.

—Despierta SeokJin, por favor. No quiero un heredero, sólo te quiero a ti, por favor, vuelve a mí —rogaba con la esperanza de que SeokJin abriera sus ojos, pero la única respuesta, era su respiración superficial.

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—Ju-Jung-JungKook… —una voz ronca lo llamó y JungKook sintió una mano acariciando su cabeza mientras despertaba.

Abrió sus ojos y vio un par de familiares ojos castaños que le devolvían la mirada —¿S-SeokJin? —dijo incrédulo.

—JungKook… —SeokJin intentó sonreír sólo para terminar con una mueca de dolor.

—¡ChanYeol! ¡ChanYeol! —llamó JungKook.

—¡Su Majestad! —dijo ChanYeol mientras abría la puerta.

—Llama al médico, SeokJin despertó.

—Sí, Su Majestad —sonrió ChanYeol aliviado. Por primera vez desde que su concubino favorito entró en coma, vio al Rey Supremo sonreír nuevamente.

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—¿JungKook? ¿Qué es lo que quiere decir? ¿Dime, qué quiere decir? —SeokJin preguntó, sus ojos desesperados.

—SeokJin…

—Todavía siento a nuestro hijo, entonces, ¿qué quiere decir cuando dice que nuestro hijo se fue? ¿Qué quiere decir? ¡Maldición, respóndeme! —gritó SeokJin agitado.

—SeokJin... —comenzó JungKook nuevamente antes que su voz se quebrara al ver las lágrimas mojando el rostro de SeokJin.

Tomándolo en sus brazos, lo abrazó fuerte mientras SeokJingolpeaba su pecho con los puños.

—Todavía siento a JaeHyun. Él… ella… nosotros íbamos a llamarlo Jae para abreviar —gritó SeokJin.

—Shhhhhhh SeokJin —JungKook lo acariciaba con ternura tratando de consolar su llanto.

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SeokJin alternó durante los días siguientes, entre estados de ira y depresión. Descargando sus frustraciones con todos a su alrededor, especialmente, con JungKook. Los sirvientes estaban asustados y sólo MinSeok continuaba a su lado.

—¿Cuánto tiempo seguirás así, SeokJin?

—Cállate, MinSeok.

—Sé que perdiste un hijo, pero también el Rey, y él necesita de ti ahora.

—Ya no me importa.

—Sí, te importa. Aún te preocupas por el Rey y cuando mejores...

—No voy a mejorar. ¿Cómo alguien supera la pérdida de un hijo? —gritó SeokJin.

—¿Así que no te importa perder a Su Majestad, también? Porque eso es lo que estás haciendo ahora, al alejarlo cada vez que viene a visitarte —dijo MinSeok—. Piensa en eso.

SeokJin obstinadamente guardó silencio.

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—Deseo ver al Rey.

—Sí, Mi Señor. Voy a anunciarlo —dijo el guardia
entusiasmado antes de golpear y entrar en el cuarto.

—¿Su Majestad?

—Sí —la voz de JungKook resonó.

—Lord Kim está aquí para verlo.

—¿SeokJin? —preguntó JungKook, la esperanza era evidente en su voz.

—Sí, Su Majestad.

—Déjalo entrar inmediatamente.

—SeokJin —JungKook sonrió ampliamente levantándose de su asiento para tomarlo en sus brazos. Su sonrisa vaciló cuando SeokJin dio un paso atrás.

—¿SeokJin?

—Creo que no puedo hacer esto más, JungKook.

—¿Hacer qué, SeokJin?

—Yo… creo que no puedo quedarme más aquí.

—SeokJin… —JungKook se movió en su dirección.

—No, espera… escúchame. El Harén no es un lugar para mí, incluso antes que nuestro hijo… —SeokJin respiró hondo antes de continuar—. Incluso antes… no era completamente feliz, JungKook.

—¿Qué intentas decirme, SeokJin? —preguntó angustiado JungKook.

—Déjeme ir, Su Majestad.

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—¿Vas a dejarlo partir, así nada más? —preguntó WonWoo a su hermano que parecía desamparado de pie frente a la ventana.

—¿Qué puedo hacer? Él no era feliz aquí, no era feliz conmigo. La luz que acostumbraba estar en sus ojos, se fue.

—¿Qué hay de la luz en tus ojos?

—Voy a estar bien cuando él esté bien —JungKook continuó observando silenciosamente por la ventana cómo los sirvientes cargaban las pertenencias de SeokJin en el carruaje.

SeokJin se encontraba allí, de espaldas a él con MinSeok a su lado.

WonWoo se acercó a su hermano —Todo estará bien, JungKook ―apretó su hombro intentando confortarlo.

El hombro de JungKook tembló bajo la mano de WonWoo. Le había costado toda su fuerza de voluntad no correr hacia SeokJin y pedirle que no se fuera. Cerró sus manos en puños. Esperaba que SeokJin volteara, así él podría ver su rostro una última vez. Pero no lo hizo, subió a bordo del carruaje seguido por MinSeok, lo observó partir atravesando los portones del palacio, llevándose su corazón con él.

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MinSeok mantuvo las manos de SeokJin está firmemente apretadas.

―Todo saldrá bien, Señor. Todo saldrá bien —Desde que SeokJin dejó el Harén, MinSeok se dirigía a él como Señor, aún incómodo con la idea de llamarlo por su nombre.

SeokJin lloraba silenciosamente, su fuerza de voluntad debilitada al recordar la expresión de JungKook cuando le pidió permiso para dejar el Harén. Aun así, debía hacerlo y mientras el carruaje lo llevaba cada vez más lejos del palacio, rezó por la felicidad de JungKook.

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