━03



























Mal's Pov.

VIERNES EN LA NOCHE, y el cuerpo lo sabe. O bueno, mi trabajo lo sabe.  Aparte de que hoy debo atender la fiesta de la niña rica de la universidad. No me quejo porque me toque trabajar, me quejo por de quién es la fiesta.

No vale irme con un outfit bien 'perrón' porque literalmente voy a tener mi uniforme de bartender. Evie si se va a ir bien hermosa.

—Dime que sí se me ve bien el trasero.— insistió mi mejor amiga, mientras se miraba al espejo.

Tenía un vestido azul rey ceñido al cuerpo, su cabello suelto en ondas, tacones negros, maquillaje natural pero con un labial rojo fuerte. Lo único que sabía hacer esta mujer era mirar su espalda baja, sabiendo que se le ve más que a mí.

Rodé los ojos y reí.

—¡Qué sí, tonta!— respondí, mientras recogía mi cabello en una coleta alta—. Te ves hermosa, no entiendo por qué dudas. ¡Tú mamá te ayudó a elegir lo que tienes puesto!

Ventajas de tener una mamá diseñadora.

Por mi parte, tenía mi uniforme de trabajo: falda negra ajustada a mi cintura, camisa blanca, media pantalón negra, botines negros. No tenía tanto maquillaje, y mi cabello —como mencioné anteriormente— estaba recogido en una coleta.

—Lastima que no puedes irte con el vestido que te traje.— Evie hizo un puchero, al voltearme a mirar. Yo negué con la cabeza—. Aunque con tu uniforme te ves perfecta. Tienes más culo que yo.

—¡Evie!— grité, antes de comenzar a reírme. Somos confianzudas a este punto—, Atrevida.

Evelyn me miró de manera pícara, después comenzó a reírse.

Mi relación con mi mejor amiga, es única. Puede que no hayamos vivido juntas desde que éramos unas bebés lloronas, en el momento en que ella llegó a mi vida fue el correcto. Evie me salvó, pero no lo sabe.

—¿Por qué tantas risas?— preguntó una voz femenina, muy conocida para ambas.

—Casualmente tu hija cree que tengo un...— hice un ademán con mis manos, para que la madre de mi mejor amiga me entendiera—... muy grande.

Regina comenzó a reírse, de inmediato asintió.

—Odio decirlo, pero mi hija tiene razón.

Mis ojos no se salieron de mis cuencas porque no se pudo, mientras Evie y su mamá se reían, yo de manera inocente miré mi pequeño trasero en el espejo. La verdad, yo me veía tabla, más bien.

—Como que tenemos mucha confianza, ¿eh?— dije, después sonreí—. Ni se te ocurra Evelyn Mills.— advertí, pues la señorita es de las que cuando te pega, te deja la mano marcada.

—Ay, eso no es divertido.— dijo, con un puchero de por medio.

—¿A qué horas van a llegar?— preguntó Roni, al cruzarse de brazos y mirarnos a mi mejor amiga y a mí—, No quiero que se regresen tan tarde, y más por como van vestidas. Ya saben, no quiero que les acosen en la calle.

Hablemos de algo importante aquí. Regina puede ser hasta dura con mi mejor amiga en ciertos aspectos, pero es la mamá más preocupada cuando su hija sale, o yo salgo. Fue una de las que estuvo en desacuerdo con que trabajara en el bar, y más cuando le conté que me llegaron a acosar en el trabajo.  A Evie le ha ocurrido lo mismo, y por esa razón, es que ahora ella tiene su auto... Aunque ya le ha dado unas buenas estrelladas. 

Si comparamos a mi madre con ella, son totalmente distintas, pues tengo mejor relación con mi papá. Añadiendo que he tenido muchas ausencias por ella, sin embargo, sé que me ama... a su manera.

—Yo termino turno a las tres de la mañana, pero procuraré venirme antes con Evs.— respondí, con seguridad—, Pido un uber. Diría que manejaría el carro de Evie, pero aún no tengo mi licencia.

Regina negó con la cabeza.

—Yo voy por ustedes, ¿de acuerdo?

—¿Ves por qué digo que es la mejor mamá del mundo?— señaló a su madre, yo asentí repetidas veces. Evie no dudó en acercarse a su mamá para abrazarle—, Gracias mami, y en serio, qué pena hacerte trasnochar un poco.

Regina negó.

—Para nada, cielito. Su seguridad primero.— dijo, después de darle un beso en la frente a su hija, me miró a mí—. ¿Le avisaste a tus papás que te quedarás a dormir aquí? Porque ni de loca te dejo ir a tu casa.

Adópteme maestra.

Lo digo en serio. Ella es un amor conmigo.

Negué con la cabeza.

—¿Los llamas tú? Es para que me crean, bueno, para que mi madre me crea.— pregunté, mordí mi labio inferior. Lo que menos quiero ahorita es tener discusiones con mi madre. 

—Claro que sí, no hay lío. Ya los llamo.

Mientras esperaba que mis padres respondieran el teléfono, terminé de ponerme lo que me faltaba. Posteriormente, recogí la ropa que había llevado a la universidad, y la guardé en mi maleta. 

Evie estaba terminando de ordenar el desastre de su armario, con música de Doja Cat de fondo, de vez en cuando le daba por sacar los pasos prohibidos de manera graciosa y yo como mejor amiga fingía lanzarle billetes. Lo sé, locuras que solo se nos ocurre a nosotras.

—M.— me llamó Regina.

Levanté la mirada.

—Listo, tienes permiso de quedarte aquí.— Evie al escuchar eso gritó como una loca, su mamá hizo un ademán para que cerrara un momento el pico—. Pero que por favor le avises a Hades a la hora que terminas tu turno, y cuando ya estemos aquí.

Papá te amo mucho.

Asentí con la cabeza, mientras sonreía.

—Okay, muchísimas gracias.

—Ni modo, figuró que tendré que compartir cobijas.— Evie fingió un tono de fastidio, cosa que me hizo reír.

—Evelyn no digas eso. Por algo te compré la cama que querías.

—Lo sé, señora mamá, solo jugaba.

Resulta que, como me gusta quedarme aquí y compartir la cama con Evie no es que sea tan fácil porque la señorita te pega toda la noche, Regina compró una cama que tiene otra cama. Suena loco, pero cuando miras al costado derecho de esta, hay un tipo de cajón... ese cajón es mi cama. Creo que le laman nido.

Todo para tener comodidad.

Miré mi reloj un momento, necesitaba salir temprano para llegar a limpiar mesas, y arreglar la barra de bebidas. Añadiendo que debo prepararme psicológicamente para ver a la señorita perfecta.

Definitivamente hoy no iba a ser uno de esos viernes que amara tanto.

💙💜



La música iba a reventar los vidrios en cualquier momento. 

Desde que llegaron los chicos de la universidad, y el séquito e Audrey, han puesto música cortavenas, hot, movida, más hot, etcétera. Quiero salir a bailar, pero tengo que atender la barra en lo que queda de la noche. 

Gracias al Altísimo, Evie no se me ha perdido como las últimas veces, ha estado con el nerd de química. O bueno, mi futuro cuñado.

—Dos cócteles del Inframundo, por favor.

Esa voz masculina se me hizo muy conocida, con cuidado me volteé para mirar a la persona. Maldita sea..

—¡Jay!— grité emocionada, como pude lo abracé—. Idiota, no sabes lo mucho que te extrañaba.

Jay es un viejo amigo de la Isla en donde crecí, no lo veía desde hace un buen tiempo, al igual que Carlos, mi otro amigo, el chiquito del grupo.

—Cambiaste mucho, pelo de uva.— le escuché decirme, pues la música no me permitía oír muy claro—. No imaginé verte aquí.

—Es mi trabajo, y hoy me tocó atender a esta fiesta.— expliqué—. ¿Te invitó Audrey?

Jay negó.

—Vine con mi novia, Lonnie.

Se me reinició el sistema... ¡SE ME REINICIÓ EL MALDITO SISTEMA!

Él es novio de una amiga de la universidad. Ay, como es de chiquito el mundo.

Cuando reaccioné, mi mandíbula llegaba casi al piso.

—¡Ella es mi amiga!— exclamé. Jay comenzó a reírse—. Ella es de otra facultad, pero hacemos servicio social juntas.

Jay asintió.

—Lo sé. Ella me ha hablado mucho de ti.— dijo. Mi amigo estaba sonriendo ampliamente—, Son muy buenas amigas. Por cierto, vino el cachorro de la familia.

—¡Llegóóóó la diversióóóón!— gritó el pecoso, al acercarse a la barra—. ¡Muchas gracias, amigos!

Chillé de la emoción y abracé a mi viejo amigo. El sentimiento era mutuo, gracias al cielo.

—Dios, no puede ser.

Les juro que quería llorar. Verlo de nuevo, era lo más hermoso de este mundo. Su abrazo era muy cálido y cariñoso.

—Estás hermosa, M.— me susurró al oído. No tardé en apretarle los cachetes cuando dejé de abrazarle—. Y las viejas costumbres no se pierden, ¿eh?

Negué con mi cabeza. Aún tenía sus cachetes entre mis manos.

Hablé un rato con ellos, mientras preparaba los cócteles. Me enteré de muchísimas cosas, como por ejemplo: Carlos lleva unos buenos años con Jane, su amor de preparatoria. Por parte de Jay, todavía no ha querido darle de baja a su carrera deportiva, menos mal.
Cuando terminé de preparar las bebidas, los invité a mi casa, para que estuviéramos reunidos los cuatro y recordar viejos tiempos.

Ambos se alejaron, Jay para donde Lonnie y Carlos hacia donde Evie. Nuevamente me quedé sola en la barra.

Todo estaba tranquilo, hasta que escuché algo que no me gustó para nada.

—Yo no sabía que la nueva del harem del Ben es una simple empleada.

Seguir lavando los recipientes con los que hago los cócteles. Respiré profundo.

—A Ben le gusta cualquier mujerzuela, ¿qué esperabas?— contestó una voz femenina, después de reírse—. Por lo menos yo fui la oficial.

Señor, dame paciencia.

—¿Será que ya habrán follado?— preguntó el chico, descaradamente—, Porque con él uno no sabe si van a trabajar de verdad o sólo dicen eso porque sí.

No sé porqué mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Los comentarios irrespetuosos que estaba haciendo Audrey con ese chico, me estaban haciendo sentir muy mi nombre. O casi peor.

Dejé los recipientes encima del secador, relamí mis labios y me dispuse a seguir preparando más bebidas.

Evie, ¿dónde estás?

Me estaba comenzando a sentir insegura y vulnerable.

—Debe ser que está muy deliciosa, ¿no ves el cuerpo que tiene?

Las lágrimas comenzaron a salir sin permiso. Y los recuerdos comenzaron a llegar a mi mente cual viento furioso.

Eres muy deliciosa, chiquita.

No, por favor... Esos recuerdos no. No quiero ver eso de nuevo.

—Ugh, ¿en serio crees eso?— dijo Audrey, fingiendo tener asco—. Estoy segura que ese cuerpo fue probado por otros hombres, no me sorprendería saber eso.

Apreté mis párpados lo más que pude. No quería seguir llorando. No quería que me vieran débil.

De un momento a otro, la música paró y se escuchó el micrófono.

—Su atención por favor.

Oh no, por favor, no...

Volteé con cuidado, al sentir que tenía encima mío una luz reflectora. Audrey estaba sobre la barra de bebidas, sentada, habían miradas sobre mí.

—En esta noche quiero presentarles a la nueva chiquita del club sexual de nuestro futuro rey.

Empecé a escuchar murmullos, risas y veía como me señalaban sin lucro. Audrey tenía una sonrisa falsa en sus labios.

—La pregunta es... ¿logrará conseguir el puesto de ser la reina? ¿o simplemente será la que cumpla los deseos sexuales de su alteza?

Las risas se escucharon fuertemente.

Mis ojos se cristalizaron de nuevo, miré hacia los lados, buscando a mis amigos. Lo peor era que no les dejaban pasar para poderme sacar de aquí.

—¿Por qué no mejor callas esos labios mal inyectados?— escuché decir a mi mejor amiga—. ¿No que eres muy feminista? ¿O sólo lo eres cuando te conviene?

Abrí mis ojos de par en par. Lo que dijo Evie es verdad.

Una gran bulla se oyó. Audrey rodó los ojos.

—De vez en cuando toca recordarle a las escorias su lugar.

¿Escoria? ¿Eso es lo que soy?

—Y de vez en cuando hay que recordarles a las mujeres que deben valorarse un poco.— espeté. No sé cómo me salieron esas palabras, pero me sentí bien al decirlas.

Audrey se ofendió. Sus ojos se abrieron al máximo y su mandíbula se tensó.

—Disculpa, ¿quién te crees que eres?

—Una mujer que no sufre por el amor de un hombre.

Boom bitch. Perdón, tenía que decirlo.

—Ah, con que muy valiente.— chasqueó su lengua—. ¿Quieres que te recuerde la clase de mujer que eres? Oh, espera, ¿ya se te olvidó lo que hiciste cuando estábamos en la escuela?

No... por favor, no...

¿Por qué lloras? ¿a caso no estás disfrutando como te toco?

No quiero recordar eso... No fue mi culpa, yo no lo quise hacer. Yo no tuve la culpa...

—Gente, ella se acostó con el más popular de la escuela.— exclamó, como si eso fuera lo mejor que estaba contando—. ¡Lo peor fue que lloró!

Más y más risas.

Miré a Evie... Ella me miraba con sorpresa, porque nunca le había contado esto, sólo lo sabe su madre y los míos.

Evie... abusaron de mí. Yo no hice lo que dice Audrey.

Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, creí haber sanado eso, creí ser fuerte.

—¡Ya basta, Audrey!

Beast.

—Oh, Benny, viniste.

—Déjala en paz.— dijo entre dientes, estaba furioso. La castaña se asustó, cuando sintió su brusco tacto en la muñeca—, Ya es suficiente con toda la maricadas que le haces a las personas.

Como era de esperarse, la cara de Ben se tambaleó por la cachetada de Audrey.

—No me digas que hacer.

—Pero tú si tienes derecho de hacerlo, ¿no?— demandó el castaño, su voz se notaba segura y fría—. ¿Por qué te burlas de una violación? ¡Deja de ser un asco de persona!

Audrey tenía los ojos llorosos, relamió sus labios con rapidez. Tragó saliva con dificultad.

—Me arrepiento tanto de haber amado a una mujer con doble moral.

Dicho esto, Beast soltó la muñeca de la castaña y se acercó a mí. Sin pedirme permiso ni nada, me sacó del bar.

El frío golpeó mis mejillas al cruzar la puerta, tenía mi corazón a mil, y los ojos me ardían. El tacto de Ben no fue brusco, al contrario, fue cálido.

Se alejó de mí, y suspiró.

—Te pido perdón por lo que escuchaste allá adentro. No mereces que te traten así...

Me abracé a mi misma. Pero, no pude responder nada porque el nudo de mi garganta se soltó.

Empecé a llorar.

Aunque él sabe que no me gusta tenerlo cerca, me abrazó. Se arriesgó a que de pronto le diera un golpe... pero no fue la reacción que tuve.

Dejé que me abrazara.

Me aferré a sus brazos, mientras dejaba que ese nudo se soltara por completo.

—Llora... llora todo lo que quieras.— me susurró al oído, acarició mi cabello con delicadeza—, Sé que pasaste por algo muy fuerte, y no fue tu culpa.

Mis sollozos decían lo mucho que estaba herida, lo fuerte que me ha tocado ser, y las heridas que aún arden.

—Yo no quise Ben... nunca quise...

—Shh.— susurró, me dio un beso en la coronilla. Siguió acariciando mi cabello.

Aunque haya sido la peor noche, él me hizo sentirme segura... Y le agradeceré por eso siempre.

I skip my pride
I beg you dear

.
.
.
.

Espacio para descargar su dolor e ira.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top