♧ ; treinta

『♧』

Sus manos sudorosas acomodaron la camisa azul oscuro que envolvía su cuerpo, holgada debido a las fluctuaciones en su peso. El estrés lo había hecho bajar algo de peso, y si bien podía recuperarlo rápidamente habían cosas que solucionar para arrancar el problema a raíz, llevándose todo el estrés muy lejos de su vida.

Enfrentar a su padre era un simple paso y eso debía tenerlo claro. Seokjin seguía siendo un eslabón fuerte y retador, carcomiendo sus entrañas, si bien no por culpa pura y retorcida como estaba envolviendo a su pareja. Lo que Taehyung sentía era más algún tipo de lástima e incomodidad. No se arrepentía de lo hecho, eso lo sabía muy bien, pero hacer sufrir a su compañero por varios años tampoco le sentaba bien.

Jaehan era un hombre rígido y terco, tal como él. Poseía el porte singular de un alfa de mano dura, cero simpatía en sus facciones. Alto, elegante, Taehyung siempre deseó parecerse a él. Pero nunca se imaginó hasta qué magnitud sería así. últimamente vienes mucho a casa, hijo —comentó el hombre en su distraída comodidad del sofá de cuero, hundido con el control del televisor en su mano aunque este estuviese apagado—. Tu madre no está.

—Vine a verte a ti. Necesitaba hablar... —el contigo era fácil de comprender, y en poco tiempo el alfa mayor se había levantado del sofá hasta gesticular gesticularle hacia el pasillo. Toda conversación importante era llevada en el despacho del hombre, incluso cuando se trataba de algo tan tonto como discutir sus notas. Siempre fue un alfa protocolar.

—Siempre que dices eso se que vienen malas noticias —Jaehan suspiró, sabiendo bastante bien que el rumbo de toda conversación con él tomaría un rumbo poco agradable para él. Taehyung era un hombre fácil de leer, así quisiera convencerse de lo contrario. De nada le servía la amabilidad extrema cuando era sencillo saber que era fingida. La oficina los alejaba de toda persona de servicio que trabajara en la casa, así que la severidad en los ojos del alfa mayor no pretendía mantenerse en secreto—. Entonces hablemos.

No supo de dónde vino el coraje, aquel que como remolino iba subiendo por su estómago hasta acrecentarse y saltar en forma de palabras. —Voy a dejar a Seokjin —Taehyung no necesitó sentarse, pero su padre sí lo hizo detrás del escritorio en un golpe seco al escuchar lo proferido.

—Absolutamente no.

—No es una petición. Solo te digo que voy a dejarlo —si bien los nervios lo carcomían, él se esforzó en mantener su lugar de manera aparentemente despreocupada—. No lo he hablado con él, pero dudo que sea muy difícil que acepte.

—Debes haberte vuelto loco si crees que te voy a permitir que arruines lo que hemos logrado, Taehyung. Me he partido la espalda para tenerte acá —el rostro de Jaehan estaba rojo, su ceño fruncido denotando la furia que estaba envolviendo al alfa como una capa que ambos Kim conocían más que bien—. Me aseguré de tenerte en un buen matrimonio, uno con beneficios. No vas a echar eso a la basura...

—No voy a seguirte beneficiando, si eso es lo que te preocupa. Y tampoco necesito de tu dinero. He devengado lo suficiente en la firma que está a nombre.

El otro alfa soltó una risa aún en su estupor furico, manos temblando, una sobre el escritorio y la otra bajo su barbilla. —Los Kim tienen la mitad de las acciones de la firma, hijo. Estás lunático si confías en que te permitan total libertad cuando dejes al idiota de su hijo. No vas a hacer tal cosa y punto.

—Tengo una pareja —Taehyung ignoró todo comentario, era su momento de reclamar el poder que nunca había tenido ante su padre—. Es un omega y está esperando un hijo mío. Voy a divorciarme y hacerme responsable.

La apariencia de Jaehan pareció suavizarse,  sus ojos rodando antes de que una mueca lo más cercana a una sonrisa se crispara en sus labios. —Así que eso era todo... Taehyung, si era eso debiste hablarlo conmigo. ¿Crees que no he tenido relaciones fuera de mi matrimonio con tu madre? Todos lo hacen. Conozco casas de omegas que hacen abortos y-

—Jimin es mi omega y el bebé que espera es mi hijo, tu nieto, ¿Cómo se te ocurre...? —había tocado una vena sensible en él. Pronto su sentido de alfa se había tornado protectivo hacia Jimin y el bebé—. Tendré una familia con él y voy a divorciarme.

El alfa se levantó de su asiento en un golpe repentino, y mentiría si Taehyung dijese que lo tembló hasta retroceder un paso. Podía ver el temblor en el puño derecho de Jaehan, fácilmente podría ser dirigido hacia él y... —¿Así que eso es lo que harás, Taehyung? ¿Vas a dejar a tu esposo por el primer omega que decide abrirte las piernas? Pensé que te había criado mejor que esto.

—¡De Jimin no hables así! ¡Nunca quise casarme y tú lo sabías! Mamá te lo dijo, te pidió que no me obligaras a eso y aún así no te importó. Te rogué que me dieras tiempo y ni siquiera eso pudiste hacer —podía sentir como un quemadura la vil y desdeñosa mirada que su padre dirigía hacia él, y dolía. Dolía demasiado—. Se que he sido una mala persona, pero no voy a ser un mal padre. No es tan difícil, no ser igual que tú es un avance.

—Vas a arrepentirte de esto. Cuando Seokjin le llore a sus padres y te hagan mierda, Taehyung...

—Y lo tomaré. No me importa. Si tengo que dejar la firma... Será un precio a pagar. Pero no voy a arruinar lo único bueno que tengo, lo cual no fue gracias a ti.

Jaehan se relamió los labios, sus ojos pequeños taladrandole de aquella forma que lo hacía pensar que recibiría otro grito o algún golpe. Los alfas eran irracionales, después de todo, y sobretodo alguien como su padre. Bien lo sabía. —Si no te he dado nada bueno, perfecto, devuelveme la firma.

—Los Kim no te dejarán...

—Oh, Taehyung, no es para mí. Tengo suficiente dinero para vivir mis últimos años, dinero que esos imbeciles han derrochado sin pena en la firma. Se las dejaré a ellos completamente, pero te quiero fuera de toda posición y posible ingreso.

Jaehan no lo había golpeado, en definitiva. Pero nada pudo ser peor que el golpe bajo que sacarlo de su posición lo sería. —¿No te gustaba antes ir amenazando a las personas, hijo? Lo heredaste de mí. Tengo toda la capacidad necesaria para saber qué omega dejaste preñado, y sabes que soy capaz de lo que sea.

Taehyung quería vomitar, la palidez asomándose en su complexión. Su padre siempre había sido un ser vil y despreciable, pero nunca tan abiertamente hacia él. Toda acción había sido en el beneficio de ambos, pero Kim Jaehan quería hundirlo por completo. Su deseo de venganza era repudiable.

—Tienes un mes, Taehyung. Tú decides qué pesa más —el alfa sonrió, la calma volviendo a él mientras se sentaba a observarlo desde el escritorio—. Y la puerta está abierta, te largas de mi casa.

Sus piernas se hallaban pesadas, un desagradable y amargo memorándum de lo sucedido. Su padre quería verlo en la ruina, había amenazado la seguridad de Jimin, de su hijo, y simplemente no tenía idea de qué tan profundo podía cavar su progenitor con tal de hacerle daño. Sabía que amor no era algo que habitase en su familia, pero la extensión de esto jamás había sido tan notable.

Con sus manos sudorosas y el alma pesada, Taehyung salió por la puerta mientras evitaba las curiosas miradas de gente del servicio. Pronto la empresa tendría una cena en celebración de la promoción de nuevos ingresos. Y tendría que estar impecable, no como un hombre entre la espada y la pared por sus mismas malas elecciones.

La duda de qué habría pasado si su matrimonio no hubiese sido unilateral plagaban su mente como nubes turbulentas y oscuras. Si Taehyung pudiera haberse enamorado de Seokjin, haber tenido el matrimonio perfecto, con hijos perfectos.

Seokjin habría sido bueno en ello, habría cuidado de sus hijos de la manera más perfecta que un alfa podría desear. Él habría sido el padre ideal, y juntos habrían sido la imagen posterizada en la mente de sus cachorros sobre cómo debía ser el amor...

Pero también estaba la otra cara de la moneda, porque no dejaba su mente el escenario quizás más realista, en el que hubiese sido sincero desde un inicio sobre la naturaleza de su relación con Seokjin.

Sin embargo, tal y como se lo había dicho a Jimin, era imposible pensar en lo que debió haber hecho. Nada cambiaría su presente.

『♧』

Poner una barrera entre lo que su corazón pedía y lo que la consciencia le dictaba era complicado, y ciertamente doloroso. Entender que si bien disfrutaba de sentir que las cosas con Yoongi podían funcionar, la realidad era otra y mucho más enredada.

Ver a su marido en todo su esplendor sirvió para hacerlo palidecer aunque intentara distraerse con el almuerzo siendo preparado. El arroz estaba perfecto en salsa soya, los vegetales perfectamente siendo cocidos y vertido en la olla para mezclarse con este y... Podía sentir a Taehyung observándolo desde la entrada a la cocina,  evitarlo no era una opción.

—Hueles a alfa —Taehyung musitó después de un momento de conflicto, su expresión curvándose en una mueca dolida que pudo enmascarar hasta el punto en que quizás se lo había imaginado nada más—. A pesar de que hueles a neutralizadores...

—Estaba con Namjoon —la mentira rodó de su lengua con facilidad, y Seokjin se mordió la mejilla interna con vergüenza en su interior. Odiaba mentir, odiaba engañar, ¿Pero qué otra opción tenía? Había dejado que otro alfa lo tocara de formas en que solo Taehyung debía. Había tenido a otro alfa en su interior, había proferido su nombre como un mantra y nada lograba sacarle los recuerdos de la cabeza—. Necesita apoyo, es un momento difícil para él, y no es como que tú me necesitas mucho por aquí.

Esa era una de las razones por las cuales se había negado a conseguir gente del servicio para su casa. Limpiar y cocinar lo sacaban de su consciencia, haciéndolo concentrarse en la tarea ejercida. Pero nada lograba distraerlo de la postura del alfa cerca de él. —Seokjin no es eso... Yo... —Taehyung chasqueó su lengua, observando sus zapatos antes de volver a dirigir sus ojos hacia él—. También estoy pasando por un mal momento. Con mi padre, de hecho. Discúlpame si la he pagado contigo.

—No hay nada que perdonar, Tae —el omega suspiró, empujando con su lengua la parte interna de su mejilla. Los manerismos de Yoongi cada vez se apegaban más a él—. Estoy acostumbrado. Si quieres ve poniendo la mesa, a menos de que hoy tampoco tengas tiempo de comer conmigo.

Lo miró con expectación, ¿Pero a qué, exactamente? A ser decepcionado, por una parte. A recibir una negativa, una despedida, una nueva muestra de que no valía el tiempo de su esposo y por eso debía salir de allí.

Pero Taehyung no respondió con palabras. Simplemente bajó la cabeza y buscó entre los cubiertos lavados cada par para ambos, sus pasos resonando más de la cuenta en la mente de Seokjin. Detestaba la culpa, el ver a Taehyung y sentir que había fallado como omega, el que podía sentir las manos frías y grandes de Yoongi entre sus dedos mientras pintaba sus uñas y rememoraba lo que era sentirse pleno.

Detestaba haber tenido un vistazo de lo que sería si vida con alguien más, alguien menos manchado por los gritos, las peleas, las mentiras y la indiferencia. Seokjin confiaba ciegamente en Yoongi, algo en lo que no podía contar con su esposo.

Si Taehyung notó sus ojos enrojecidos en la mesa, no hizo comentario alguno.

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la vdd es que ya están los cap del como maratón pero idk si subirlos o sea de que hoy to2 durante el transcurso del día o uno cada día de la semana. achí que xfi dime como lo quisieras. (ب_ب)

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