❲francotiradores ✧ dos❳

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JungKook debió cambiar la dirección del mirador hacía la azotea de enfrente, precisamente la de la comisaría, donde se veía claramente a dos personas, y maldijo por lo bajo, antes de volver a dispararle a los caminantes. ¿Por qué a mí?, ¿por qué ahora que finalmente puedo mostrarme como algo más que tu sombra? gruñó, obviamente frustrado, viendo la oportunidad de ser el "héroe", de SeokJin, alejarse.

Uno a uno fue cayendo, hasta que terminó la primera tanda de balas, lo suficiente como para matar a varios de ellos, algo que a SeokJin no debería de parecerle tan sexy. Ver a JungKook con el rifle en las manos, apuntando, y disparando, así cómo la forma en que sus brazos se marcaban un poco cuando tenía que hacer fuerza por el retroceso normal que le daban el arma al disparar, reventando la cabeza de los caminantes, no debería de parecerle sexy, pero lo hacía. Le era tan, condenadamente, caliente ver a JungKook de aquella manera, y a la vez le hacía sentirse tan estúpido, porque, JungKook estaba básicamente "asesinando", a pesar de que aquellas cosas no fuesen específicamente personas.

A JungKook le era obvio que los contrarios no tenían un armamento como el suyo, por lo que tomó una granada de su bolsillo, y la lanzó cuan fuerte pudo, hasta que llegara a la otra azotea, haciendo que SeokJin se tapara los oídos cuando vio que la lanzaba, puesto que pensó que se la tiraba a las zetas que estaban abajo, pero esperó, y esperó, y al ver que nada sucedía, abrió los ojos, y bajó las manos de sus oídos, buscando dónde había caído la granada.

Y luego los vio.

Debió ponerse de pie, pero valió la pena cuándo vio a dos personas que no parecían ser caminantes, atrapados en la azotea de la comisaría; abrió los ojos, sorprendido, y se acercó a JungKook, quien parecía estar tomándose un descanso.

—¡Hay sobrevivientes!, ¡realmente hay sobrevivientes además de nosotros! –exclamó SeokJin emocionado, queriendo zarandear al chico del brazo, conteniéndose debido a su natural vergüenza, viéndole caminar, y alejárse de su rifle, en lo que le asentía, regresando a donde dejó su bolso. JungKook tomó una botella de vodka, y buscó otra aspirina, esperando a que, el estúpido de su hermano, se decidiera a lanzar la granada, o no.

—Tu turno, Jin. Muéstrame lo que esos videojuegos te enseñaron. –le animó JungKook nuevamente, llevándose la aspirina a la boca antes de tomar un largo trago de la ardiente bebida.– Te recuerdo que pronto va a oscurecer, y el único lugar que tenemos para dormir es ese. –apuntó hacia la comisaría, y se acercó para cargar el rifle nuevamente, sin dejar su botella.

—¿Qué? ¡No! –gritó SeokJin, mirando a JungKook, como si realmente se hubiera vuelto loco.– ¡No seré capaz de hacerlo! –chilló nervioso.– Una cosa es disparar en una pantalla, otra cosa es hacerlo en la vida real; mi puntería aparte es una mierda, tú lo haces muy bien, y... –"Y te ves muy bien haciéndolo", quiso agregar SeokJin, más no lo hizo.– Sigue haciéndolo. –agregó finalmente, haciendo un puchero, en lo que se sentaba nuevamente en el suelo.

Eso no hizo más que provocar a JungKook, quien debió morderse con fuerza el labio inferior para no besar el lindo puchero que formó el rubio con sus labios; realmente SeokJin era adorable, de una manera natural, y tan fuera de su tipo, que era perfecto para él. Se miraron fijamente a los ojos por lo que pareció una eternidad, hasta que SeokJin rodó los ojos, obviamente perdiendo ante JungKook, quien sonrió por su clara victoria.

—¿Puedes darme un poquito? –cuestionó SeokJin  tras ponerse de pie, señalando la botella en manos de Jeon.– Digo, si voy a disparar necesito un pequeño empujón para la valentía; no quiero que mis nervios me jueguen una mala pasada. –confesó el rubio, sintiendo su rostro arder, en lo que JungKook se aclaraba la garganta, antes de acercarle la botella de vodka.

—Toma con calma, podría ser muy fuerte para ti. –Jeon rió, y volvió a mirar a la azotea contraria.– Es el idiota de SeHun, y el bonito de su novio; lo vi en el mirador. –informó JungKook encogiéndose de hombros, en lo que encendía un cigarrillo, y lo apoyaba, momentáneamente, sobre la primer superficie dura que encontró, ajustando nuevamente el mirador.

SeokJin tan solo le frunció el ceño, antes de observar la botella en sus manos, y finalmente beber un trago. Fue directo, como si se tratase de un vaso de agua, lo cual fue un gran error; JungKook le vio cerrar los ojos con fuerza debido el fuerte sabor que explotó en sus papilas gustativas.

¡Sabía a mierda!, SeokJin ni siquiera tenía idea de por qué le había pedido un trago, sabiendo que SeokJin no bebía; sabiendo que no le gustaba beber, y que iba a tener el efecto contrario, porque le pondría más imbécil en vez de más valiente. Sin embargo, no dijo nada; se limitó a quitarse los restos de bebida que quedaron en sus labios con el dorso de su mano, viéndose malditamente caliente bajo la mirada del pelinegro, aunque SeokJin, por su parte, solo quería escupir todo.

—¿Decías? No es la primera vez que bebo. –mintió SeokJin descaradamente, sintiéndose patético por aparentar ser alguien que obviamente no era, y que JungKook, sabe, no es; supo que Jeon no cayó en su anzuelo con tan solo dirigirle una mirada, aún así, sonrió ante la mención de "SeHun", porque JungKook le había dicho que podía quedarse con él, ¿no es así?

Se lo había dicho unas horas atrás, como lanzando la indirecta de que ya estaba empezando a molestarle, y por eso él estaba feliz, ya que, por fin iba a dejar de ser un estorbo para JungKook, a pesar de que se sentiría incómodo por ser como la quinta pata de la silla entre SeHun, y su novio. Había que hacer sacrificios, y SeokJin estaba dispuestos a hacerlos con tal de ya no ser una carga para el pelinegro, a quien le agradecía por haberlo ayudado durante ese corto tiempo, realmente.

—Te dolerá un poco por el retroceso, pero te acostumbraras. Ahora, ven aquí. –informó JungKook, esperándole pacientemente, apoyando el rifle sobre el pequeño escalón de cemento al borde de la azotea, mientras le tendía la mano. Debían estar pegados para ayudarle a disparar, y una parte de JungKook estaba brincando como un niño cuando viene el camión de los helados por su calle, esperando poder tenerle entre sus brazos, y poder presionarse, aunque fuera un mini segundo, contra su lindo culo burbuja.

—Sabes que odio el olor a cigarrillo. –SeokJin le reprochó tiernamente, acercándose al arma que reposaba contra el escalón de cemento, tomando la misma posición que tenía JungKook minutos atrás, o al menos, intentó hacerlo. Obligándose a sí mismo a estar calmado, tomó entre sus manos el arma, colocando bien sus manos y respirando hondo, intentando ignorar la penetrante mirada de JungKook, quien no tardó en acercarse a él, quedando muy cerca.

Muy, malditamente, cerca.

Sin poder evitarlo, SeokJin volteó a mirarlo, quedándose paralizado de momento por sus bellos ojos, antes de sonreír levemente, en forma inconsciente, y volver su vista al frente.

—Estoy listo. –SeokJin avisó en un suspiro, y, cerrando uno de sus ojos para tener más precisión, ojeó por la mirilla para apuntar a la cabeza de uno de los caminantes, antes de jalar el gatillo, gimiendo de dolor por el retroceso del arma que le había dado un golpe en el hombro.– ¡Me dolió! –lloriqueó el rubio sintiendo todavía la sensación de dolor en la zona, literalmente alejándose del arma en lo que alargaba la "O", y masajeaba su hombro adolorido.

—Te dije que lo haría, Jin. –dijo JungKook en un suspiro, sintiéndose mal por SeokJin, quien tenía los ojitos brillantes debido al dolor.

—Si, bueno, por eso no quería disparar. Soy muy quejumbroso, y sensible. –SeokJin admitió, avergonzado por eso, estaba prácticamente montando un drama por algo que JungKook había resistido sin decir nada.

Puchereando tan solo unos minutos más, sorbió por la nariz, viéndose tan malditamente dulce, que JungKook estaba a punto de morir. Volviendo a la misma posición, sintiéndose seguro, y teniendo al pelinegro detrás de él, volvió a disparar.

JungKook le había rodeado con sus brazos, pegando aquel construido abdomen sobre su espalda baja, dejando que un fuerte sonrojo se apoderase de sus mejillas cuando sintió algo más grande apoyarse contra su culo.

Espero que eso no sea lo que creo que es... chilló SeokJin mentalmente, haciéndose una muy clara idea de lo que podría ser, teniendo una gran parte de SeokJin esperando que realmente fuera el bulto de JungKook. Era una escena parecida a cuando un novio le enseña a su pareja como jugar al billar, solo que con un rifle, zombies, y sesos desparramados en la acera.

Sip, muy romántico todo.

Aunque, tener el escultural cuerpo Jeon, muy maldito, y jodido, JungKook contra el suyo no hacía que el retroceso del arma dejase de doler. Claro, el tener el cuerpo más grande detrás suyo hacía disminuir un poco el dolor, y con cada golpe, JungKook parecía desprender fragmentos de su colonia. SeokJin debió morder su labio inferior para evitar que salieran los quejidos de dolor, o los de gusto al sentir la masculina fragancia, mezclada con el toque mentolado de los cigarrillos que fumaba.

SeokJin poco a poco fue eliminando a los que estaban cerca, notando como el dolor iba disminuyendo, haciéndole sentirse como si fuera el puto amo mientras iba disparando, cogiéndole el gusto a estar así, pasando por alto el hecho de que JungKook tomó nuevamente su cigarrillo, sin apartarse de él. Admite incluso haber reproducido en su mente una canción de acción para darle más dramatismo a la escena, y cuando dio el disparo final al último zombie que estaba ahí, SeokJin saltó emocionado con una gran sonrisa en sus labios.

—¡Sí!, ¡lo hice, maldición, lo hice; fue genial hacerlo! –SeokJin gritó, pareciendo un niño pequeño, siendo los efectos secundarios de la adrenalina que corrió por sus venas cuando apuntaba, y disparaba.

—Sabía que podías hacerlo. –admitió JungKook orgulloso, sonriéndole radiante, y dejó caer inconscientemente una de sus manos, la que no tenía el cigarrillo, en el hombro de SeokJin cuando lo liberó de su abrazo.

Ver a SeokJin con su arma fue la cosa más caliente que había visto nunca. Era un ser adorable, y sexy, en partes iguales, tanto así que se cuestionaba a si mismo como demonios es que eso era posible; el pequeño ciervo tenía habilidades ocultas, y eso solo aumentaba su atractivo.

¿Qué caso tenía el ser sexy, y no tener cerebro alguno? SeokJin era la combinación perfecta de ambas cualidades; sexy como el infierno, y con una mente brillante, tanto que, también perdido en la adrenalina del momento, le acarició la cabeza, despeinando sus cabellos.

—Ven aquí, traje unos analgésicos, una de esas cremas para dolores. –dijo divertido JungKook, alejándose de SeokJin, sintiendo su mano arder debido al toque, y deseoso por hacerlo una vez más—, Lo hiciste genial, estaba seguro de que podías hacerlo; demonios, eres asombroso, SeokJin. –Jeon rió, aún emocionado, provocando un nuevo sonrojo en las mejillas de SeokJin, así como una linda sonrisa.– Sabía que debajo de esa linda cara había algo más, y no me decepcionaste.

SeokJin sentía bien un poco de reconocimiento, que otra persona le dijera que lo había hecho genial, lo que le provocó sonreírle de vuelta, sintiendo el color subir a su cara con rapidez por estar sintiéndose tímido ante ese toque, aún sintiendo la calidez de las manos de JungKook en su hombro, y cabeza, pero gimió de dolor ante la punzada que le dio en su hombro; en la zona donde se había golpeado repetidas veces.

A SeokJin realmente no le venían mal las cremas para los dolores, al menos en aquél momento, porque de otra forma, estaba seguro que para el día siguiente no podría siquiera mover su brazo debido al dolor, y es por ello que se acercó más hacia JungKook, quien buscaba en su bolsa.

—No me arrepiento de haber hecho eso. –confesó SeokJin emocionado.– Ignorando el dolor, se sintió de puta madre dispararle a esos zombies.

Llámenlo loco, demente, o cualquier otra cosa, pero si SeokJin se ponía tan entusiasmado como un pequeño niño adorable por haberle disparado a esos jodidos zombies, JungKook sería capas de juntar otra jodida horda solo para ver el brillo de sus ojos, y la bella sonrisa, además de los sonrojos que se cargaba.

SeokJin sentía que hablaba como un niño pequeño pero es que, había pasado de, literalmente, dispararle a zombies en un juego, a hacerlo en la vida real, ¡y era increíble! Nunca se lo hubiese imaginado.

Tampoco se imaginó que estas cosas de "el virus que se propagó, e infectó a todos" realmente existiera en la vida real, es decir, ¿acaso había sucedido lo mismo en su cuidad?, ¿cuántos sobrevivientes más habrá?, y cuando la comida empiece a escasear, o las municiones se terminaran, ¿podremos combatir con eso, o morirían intentado sobrevivir?

SeokJin tenía miedo, no quería morir así, más bien, él no quería morir, quería respuestas, soluciones, una cura para que a ellos no les fuera a pasar nada; era imposible que JungKook tuviera las respuestas a sus inseguridades, y ponerse cada vez más nervioso no le ayudaría en nada. Cuando tuvo en sus manos el pequeño tubo con crema se estiró la manga de la camisa hacia abajo, acomodando un poco de tela bajo su codo para que se mantuviese ahí, dejando indefenso un poco de su pálido pecho, sus clavículas, y su cuello, bajo la hambrienta mirada de JungKook.

—Está enrojecida... –murmuró JungKook en un tono más grave que lo normal, gustándole tal vez un poco demasiado aquel olor que llevaba SeokJin.

Maldición, debería ser ilegal ser tan jodidamente sexy. gruñó, mentalmente, JungKook, quien debería de estar viéndose como idiota, fijándose en lo tersa que se veía piel blanquecina del menor, quien, avergonzado, empezó a untarse el ungüento, mirando la zona claramente enrojecida, teniendo la ayuda de JungKook, que hizo prácticamente todo el trabajo.

—¿D-Dónde dormiremos? –balbuceó SeokJin, sintiendo aquellas extrañas cosquillas correr por su espina dorsal al tener las manos del pelinegro sobre su piel desnuda, y alzó la mirada conectando sus ojos con los de JungKook.

JungKook notaba que SeokJin estaba hablando, aunque apenas si podía registrar lo que estaba diciendo, perdido en la forma en que se movían sus labios, o el movimiento de sus nerviosas manos. ¿Era muy raro decir que sus manos le parecían bonitas? No tenía ni idea, pero nunca se lo diría en voz alta, así como tampoco le diría a SeokJin que se moría por averiguar qué tan bien se verían sus manos juntas.

—Eh... ¿En las celdas? –cuestionó JungKook al notar que se le había quedado mirando por demasiado tiempo, inconsciente de que dejó de mover sus manos sobre la suave piel contraria, y fue acercándose cada vez más a su rostro.– ¿Acaso llevas perfume?, hueles demasiado bien. –prosiguió JungKook, invadiendo aún más el espacio personal del rubio en lo que inclinaba su cabeza, rozando la suave piel con su nariz.

SeokJin sintió como su cuerpo se tensó, prácticamente, de modo automático al sentir la cercanía casi ilegal que mantenía con JungKook.

JungKook estaba invadiendo todo su espacio personal, y de alguna manera, aquello le gustaba a SeokJin. Le echaría la culpa al hecho de que todavía tenía un poco de adrenalina corriendo por sus venas, y no se apartó, más bien, apretó entre sus manos el borde de su camiseta, y la jaló un poco hacia abajo, de manera inconsciente, dejando ver un poco más de su piel.

SeokJin apartó su mirada del pelinegro, reprimiendo una sonrisa nerviosa que quería salir de sus labios, y debió morderse el labio inferior para no dejarse en evidencia. Su corazón latía con fuerza contra su pecho, y realmente esperaba que no se escuchase; suficiente tenía con el que su respiración se haya puesto más errática ante tal allanamiento de privacidad.

Sabía que JungKook era un casanova, y que había hecho esto miles de veces, que se estaba, muy posiblemente, burlando de él porque era patético, pero SeokJin nunca había tenido ese tipo de cercanía con nadie, y no sabía bien qué debía hacer.

—No, mhm... Yo no, y-yo no... –balbuceó SeokJin, mirando hacia el frente, no queriendo hacer contacto visual con JungKook, sintiendo que, si lo hacía, se iba a poner mucho más torpe, y nervioso, de lo que ya estaba. Lo cual era lógico. No todos los días tienes, a centímetros de tu cara, a un guapo chico como Jeon JungKook—, No llevo perfume... Yo sólo... Me bañé, supongo. –respondió SeokJin sin pensar demasiado, antes de darse cuenta de lo que había dicho.– ¡Supongo, no; obvio sí me bañé! –exclamó, chillando un poco por eso, y luego, sintiéndose avergonzado por lo mismo.

Ni un crío actúa como tú. Compórtate SeokJin, estás actuando patético se reprochó a sí mismo mentalmente, y luego, sin previo aviso, se puso de pie, descolocando completamente a JungKook, quien sacudió su cabeza muy brevemente, viendo a SeokJin tosiendo por el humo que había entrado en sus fosas nasales.

Claro, había olvidado el cigarrillo.

—C-Creo que ya deberíamos bajar, es decir, ¿no crees que tu hermano necesite más ayuda? –cuestionó SeokJin, nerviosamente, en un intento de cambiar el tema, mientras acomodaba su ropa. Había sido un movimiento estúpido de su parte, era claro que JungKook solo estaba jugando, ¿que otra cosa podría ser?–, ¿Cuanto tardaremos en encontrarnos con ellos? –prosiguió SeokJin, viéndose más desanimado, en lo que se acercaba a la orilla de la azotea, aquella donde JungKook había posicionado el rifle, y observó en dirección a dónde estaba la pareja contraria.

—¿A quien le interesa? –gruñó JungKook, corriendo tras él, claramente notando que SeokJin quería pasar de largo el momento anterior.

JungKook le encerró entré sus brazos, colocando ambas manos sobre la orilla, y se presionó contra la espalda de SeokJin, provocando que aquel cosquilleo que había sido por su espina dorsal tiempo atrás, regresara, y mucho más fuerte que antes. SeokJin estaba temblando, con la respiración pesada de JungKook golpeando su nuca, creándole un nuevo nudo en la garganta.

—¿Tienes alguna idea de lo mal que me tienes desde cuarto grado? –se atrevió a preguntar JungKook sobre su oído, sonriendo en el camino, mientras se inclinaba aún más, depositando un suave, y casto, beso en el hombro aún desnudo de SeokJin.– Rompiste mi corazón cuando no fuiste a aquel encuentro. –susurró, rodeándole la cintura con un brazo, y sus labios aún rozando el hombro contrario, ignorante al hecho de que SeokJin estaba completamente perdido en su historia.

JungKook sonrió al recordar cómo SeokJin se había negado a reunirse con él, a solas, fuera del instituto, aunque claro, SeokJin, no sabía que JungKook había sido el que dejó aquella nota anónima. Por otra parte, SeokJin tenía a su corazón latiendo a mil por segundo, estremeciéndose ante el beso en su piel desnuda, estando confundido, y nervioso casi en partes iguales.

JungKook nunca le dijo, a nadie, sobre aquel enamoramiento que llevaba años atrás por el rubio, ni mucho menos que, cuando SeokJin creía que nadie le estaba viendo, y le miraba, JungKook ya lo sabía, porque JungKook también le observaba en secreto.

Su respiración de JungKook estaba pesada, y su corazón golpeaba fuertemente contra su pecho; esperaba que SeokJin lo notase, y viera que, por una vez en la vida, estaba siendo sincero, lo más sincero que había sido nunca. Había esperado por SeokJin en el lugar acordado, y sabía que, apareciendo frente a él, como Jeon JungKook, pidiéndole una cita, o lo que sea, SeokJin no iba a creerle, y por un momento, se sintió feliz de que, el fin del mundo, le diera algún tipo de oportunidad, más aún cuando, de todos, se encontró a SeokJin.

Eso debía ser alguna señal.

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