20.

Tuve una semana horrible así que aquí hay un capitulo largo. Lleno de mucha azúcar (y smut —dirty talk, over stimulation, lactation kink, daddy kink) Leer con precaución. 🤍 Muchas gracias por leer y comentar, les quiero montones

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Una mañana de finales de mayo, 2020, cinco —casi seis— meses.


Imagen de referencia.

Es día de cita. Y Harry se siente tan nervioso como cuando tenía dieciséis.

En realidad, había sido una noche tranquila. Ser la cuchara pequeña —ahora con muchas almohadas de por medio— se había vuelto en la única forma tranquila de dormir. Sus bebés parecían quedarse cómodas y el calor de Louis siempre resultaba reconfortante.

Pero una oleada de hormonas parecía haberlo golpeado. Eso pasaba algunas veces.

Abre los ojos, adormilado. Sintiendo los fuertes brazos de Louis envolverlo cerca. Sus piernas enredadas y un poco entumidas. En realidad no puede identificar que pierna es de quién. La habitación está tan oscura que ni siquiera debe haber amanecido
Pero se encuentra agitado y su cuerpo hierve. Apenas se remueve un poco sin querer despertar a Louis y entonces... Uh.

Eso se había sentido bien.

Con una temporada calurosa interrumpiendo en el clima habitual del Reino Unido,  habían estado recurriendo al  dormir en ropa interior. Pues el termostato a bajas temperaturas durante la noche podría irritar la garganta de Harry, y Louis realmente no quería arriesgarse a verle enfermo.

La decisión de Harry de dormir con unos cortos boxers y una camiseta de algodón encima, puesto que su piel se encontraba demasiado sensible en los últimos días, ahora parecía otorgarle un roce mucho más cercano a la erección mañanera de Louis.

Así que más dormido que despierto, intenta no moverse de nuevo. En serio que si. Sin embargo pocos segundos pasan y vuelve a frotarse. Y entonces otra vez.

La respiración de Louis se agita un poco ante el movimiento, y abre los ojos con pesadez.

— ¿Sol? — arrastra las palabras, haciendo un esfuerzo por no dormir de nuevo.

— Follame, ¿si? — Harry responde bajito, su voz ronca por el sueño, echando la cabeza hacia atrás, descubriendo su cuello, quedando más cerca.

— Mhhm.

Ninguno puede abrir mucho los ojos, aún bajo la bruma del sueño, pero Louis se las arregla para repartir besos perezosos sobre la nunca de Harry, besando su cuello, sus hombros y su espalda mientras baja los bóxer negros. Solo un poco, apenas lo suficiente para describir su entrada.

Aún sintiendo los párpados pesados, Louis se remueve un poco para conseguir a tientas el lubricante de su mesilla de noche y comienza a prepararlo, lento. Siendo un acto más de memoria muscular que algo consiente. Le conoce tan bien que no debe intentar dos veces para tocar su punto dulce.

Ni siquiera cuando ambos permanecen somnolientos, perdidos en el otro.

Harry gime bajito, curvándose un poco más al recibir múltiples caricias intentando voltearse un poco para acariciarle el cabello.
Los dedos de Louis abriéndolo dentro, tres dedos metidos hasta el fondo y su fuerte mano masturbandolo con una línea húmeda de besos marcándose en su espalda.

No hablan mucho, sus cuerpos parecen no necesitarlo.

Es entonces que Louis baja con pereza su propio bóxer y alinea la dilatada entrada a su pene. Entrando despacio, sintiendo la estrechez apretarlo. Apenas toca fondo comienza a moverse en un dulce vaivén. Demasiado lento, demasiado íntimo.

Su pecho desnudo toca con la espalda de Harry en un abrazo que no se rompe. Sus latidos sincronizándose.

Sus jadeos se comunican por ellos, y se encuentran entre besos compartidos. Los ojos permanecen cerrados y sus manos se enlazan cuando llegan al clímax en conjunto. Harry ha manchado la cama y parte de su pierna y sonríe adormilado al sentirse cálido y pegajoso, la corrida de Louis escurriendo dentro de él.

Hay una fina capa de sudor cubriendo sus cuerpos expuestos, y ropa inferior que no llega a acomodarse tras haber terminado.

Simplemente se enredan de nuevo, entre alientos matutinos y latidos ruidosos, durmiendo apenas se abrazan de nuevo.

Harry ya podría decir que sería una cita excelente.

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Despiertan cuando el sol golpea contra sus ventanas, sintiendo un tenue rayo de luz golpear contra sus ojos. Harry sonríe cuando el olor a sexo lo golpea y siente las secuelas de haber tenido a Louis dentro. Le cuesta voltearse para verlo de frente y su gran barriga se interpone entre ellos.

— Hola — dice apenas encuentra la mirada azul. Tan intensa con los rayos de fondo.

— Hola — la sonrisa de Louis se ensancha — Buenos días a mis princesas. Y a su mami, que es el más hermoso que existe — Harry sonríe. Sus ojos acostumbrándose al despertar.

— Despertar contigo es mi cosa favorita.

— No podría ser de otra manera, bebé. — el besa su frente, acariciándole el vientre. Se mueve entre la cama para bajar y hablarle a su pancita — Espero que sean buenas hoy ¿si, pequeñas monstruos? Porque llevaré a su madre a una cita y si no lo dejan disfrutar no habrá canciones para ustedes hoy. ¿Entendido?  — entonces deja un sonoro beso, uno a cada lado para ambas puedan sentirlo. Y entonces regresa hasta arriba para acariciar con cariño el rostro de su novio.

Perdido en una rutina mañanera de solo admirar a la persona con la que despiertan.

— ¿Cuál es el plan para hoy, Lou? — Harry pregunta, sintiendo el ya conocido aleteo. Sus voces ya habían despertado a sus hijas.

— Primero, tomar una ducha. Hemos dejado un desastre aquí — se ríen. — Estaba pensando en que podríamos desayunar, después hornear las galletas de chocolate de tu mamá. Nos anoté en una sesión de yoga en pareja para embarazadas. Claro que tuve que poner nombres falsos y tendremos que usar la cámara apagada pero se lo mucho que querías ir a una de esas. He ordenado un montón de comida gourmet para que tengamos un picnic en el jardín, y una caja de esas sales de baño, jabones y cremas que te gustan para nuestro spa casero por la tarde noche. Jacuzzi al atardecer, y pensaba que si aún tienes energía, podríamos cenar con la ridículamente conveniente lluvia de estrellas de esta noche, si es que no se nubla.

— ¿Si aún tengo energía? ¿Que soy, un abuelo? — su burla Harry haciendo un puchero. — ¿Crees que no puedo seguirle el ritmo a uno de nuestros días de cita?

— Para nada amor — Louis rie. Dejando un sonoro beso sobre los labios elevados de Harry, este baja su puchero. — Solo eres mi muy embarazado novio. Y como son mis hijas las que llevas ahí, se lo pesadas que pueden ser — Louis lleva su mano a la parte derecha del vientre de Harry, dónde sabe que bebé dos se ha establecido — sobre todo la revoltosa de aquí. Así que, si se ponen complicadas, creo que podríamos mudar nuestra cita a la habitación y tener una tarde de películas hasta que te quedes dormido en mis brazos, sin ningún inconveniente.

Harry sonríe, cerrando los ojos al sentirse demasiado abrumado por el cariño que surge en su pecho e intenta esconderse, haciéndose pequeño al frotar su nariz contra el pecho de Louis. Unos pocos vellos haciéndole cosquillas, apaciguándose con el olor que desprende.

Louis sonríe, besando ininterrumpidamente su frente, sin separar las manos de él.

Entonces sucede.

Un aleteo más fuerte obliga a Harry a moverse, dejando escapar una exclamación de sorpresa, tal vez un poco de dolor.

Harry

— ¿Que...? — golpea de nuevo. — Oh dios, Louis ¿Puedes, tu puedes sentir eso?

Harry, está pateando.

— Oh dios, oh dios. — parpadea varias veces, asegurándose que no está dormido y entonces su lengua parece descomponerse — ¿Que? Yo... uh, tal vez... debería, Lou. Oh dios. — el pone sus manos en su vientre también, sintiendo los fuertes golpeteos en compañía de Louis.

Pero los balbuceos de su madre solo logran activarlas más. Bebé uno imitando a su hermana, golpeando del otro lado.

Harry

— ¿Hola? Holaaa, ay mis niñas. Podemos sentirlas. Podemos sentirlas. Hola, hola, aquí estamos. 

Louis parece haberse congelado en aquella sensación, y solo les queda reírse, incapaces de contener la felicidad, mientras pequeñas lágrimas se asoman de entre sus ojos antes de ponerse de pie.

Ya podrían decir que aquel sería un excelente día.

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Su día inicia encontrando el romanticismo en el gesto más cotidiano. 

Tras tomar una ducha donde el agua casi se enfrió por perderse en caricias al lavar el cuerpo del otro, la música en su sistema de sonido logró materializar las emociones que les envolvían en aquella mañana. 

Con pequeños pasos de baile y cuerpos sincronizados para preparar un desayuno inglés. Su cocina con la estufa funcionando, cubriendo la planta baja del agradable olor de los huevos fritos y las alubias preferidas de Louis. Compartiendo roces de labios a cada encuentro y pasando condimentos sin necesidad de voltear a verse. 

Harry prepara el té matutino y se encarga de sacar el azúcar y la leche para el a la par de guisar su complemento de champiñones y el pan para acompañar, mientras Louis fríe los sustitutos vegetales de Harry para el beicon y salchichas. Preparando dos de cada cosa, porque vamos, el realmente puede notar la diferencia de sabores y necesita un verdadero trozo de carne para iniciar el día, pero tampoco puede dejar de consentir a su novio. 

Sirven dos grandes platos sentándose en la mesa de su cocina. Coquetean con galantería aunque ya han dicho todas las palabras de amor existentes, y juguetean, descalzos, acariciando las piernas del otro mientras comparten su desayuno en sonrisas de complicidad. 

Se encargan de fregar los platos, rozando sus brazos y jugando en pequeños balanceos, y tras ello la cocina se vuelve una vez más su campo de juego. Juntan todos los ingredientes, terminando por crear una masa con la mitad del chocolate original pues a Harry se le ha antojado comerlo.

— Uh, uh. No puedes mirarme así,  Louis. Son ellas quienes quieren chocolate, te culpo a ti. — había regañado al sentirse observado, para después meter un trozo más entre sus labios.  — Ahora deja de mirarme. 

— ¿Quién ha dicho que te miro por el chocolate? — Alza las cejas, jugando con el. Logra erizar su piel y le obliga a mover con nerviosismo sus manos pese a que es un gesto usual entre ellos. En su descuido es que pequeñas manchas del dulce se asoman en la comisura de sus labios y Louis no duda en inclinarse para besarle en medio de una sonrisa, pasando su lengua por todo el dulce remanente. — Nunca me cansare de observarte, así te robes todo mi chocolate. 

Creando así una pequeña batalla donde la harina dejo huellas de un desastre, obligándoles así a tomar la segunda ducha del día. Aquello les toma más tiempo de lo esperado, sin embargo logran bajar justo a tiempo, con Harry hablando emocionado de los beneficios de yoga prenatal y el bien que le hace a sus bebés. 

Conectan su computadora a la televisión, y la sesión iniciándose con las presentaciones de los instructores. 

Ellos extienden su tapete sobre el suelo tras haber movido los muebles, y comienzan con la sesión de estiramiento. Louis con su ya usual ropa deportiva holgada, y Harry luciendo unos apretados pantalones de licra que debe dejar en su cadera baja pues no han podido subir más, acompañado de un top en conjunto que sostiene su pecho y que se encarga de cubrir con una tank grisácea. 

Ellos ven a la pantalla, cerciorándose de hacer lo correcto y disfrutando del contacto que su piel genera, los músculos tensándose y sus cuerpos convirtiéndose en una extensión del otro. Entonces las cámaras de zoom cambian y pueden ver a las otras parejas. Dos de los pequeños cuadros muestran a parejas lésbicas pero ninguna de los mujeres, ni siquiera la instructora, lucen una barriga tan grande como Harry. 

No debería, pero aquello logra ponerle una enorme sonrisa de satisfacción en el rostro. Y Louis sonríe, orgulloso. 

 — Ninguna de esas mamis luce tan bien como tu, bebé. — susurra a su oído, provocando un escalofrió. — Eres el más hermoso. 

El corazón de Harry late con rapidez al escuchar sus palabras, y es entonces que las cree. No podría amar más como Louis lo hace sentir. Siempre como lo más bello y perfecto del mundo, adorando cada letra de las hermosas palabras que le dedica cada día. 

Se estiran, hacen todas esas poses —ridículas, en opinión de Louis— e incluso se apoyan de las ligas y las pelotas de yoga. Y por qué se siente como un tronco al intentar estirarse, guarda todos sus comentarios al notar a Harry tan contento.

Cierra sus ojos, confiando por completo en el agarre de Louis, sin temor de caer. Todo su peso y el de sus niñas cayendo sobre el.
Hay algo en el simbolismo detrás de ello que logra inflar de orgullo el pecho de Louis.

Y es que el se encuentra amando cada parte sobre ello también, Harry puede sentirlas crecer. Louis no. Así que cosas como sus latidos o las ecografías, poder armar sus cuneros e instalar las cosas en la casa para volverlo seguro, básicamente ser de utilidad mientras Harry hace todo el trabajo logran hacerlo sentir parte de aquello que tanto quisieron.

Oh, y las patadas de aquella mañana. Esas eran sus niñas, de ambos. Pequeñas pero tan fuertes, haciéndoles saber que pronto se quedarían sin espacio, estando tan sanas, que en apenas un parpadeo podría conocer a sus hijas. 

De una forma u otra, el sentimiento permanece. 

Porque el es el pilar de Harry de la misma manera que Harry lo es de él. Todo acerca de ello se siente correcto.

Es casi vergonzoso lo primitivo que se siente. Como una voz en su cabeza, diciendo «Mío, mío, mío». Su Harry, lleno de el, de sus bebés. 

Tenerlo en sus brazos es sostener su mundo entero. 

Así que lo complace, susurrando cumplidos en cada movimiento solo porque sabe que a Harry le encanta ser halagado, aun en las pequeñas cosas. Es un «mira que bien estas haciendo los ejercicios, eres el mejor en esto, amor» e incluso un «Te ves tan bien esas licras que solo quiero besarte» seguido de caricias juguetonas que Harry debe frenar para mantener el hilo de la sesión. Son sus cuerpos conectados, un par de bebés muy activas contentas con la actividad que su madre desempeña,  y un alivio muscular al cansado cuerpo de Harry que llega al completar todos los estiramientos. Inundados en el hogareño olor a chocolate que el horno desprende. 

Tras un par de horas, la clase termina y Harry se encuentra completamente relajado tras la meditación. Tendido entre las piernas y brazos de Louis, con su cabeza descansado al esconderse entre su cuello. Pero Louis puede sentir un pequeño cambio en su respiración y lo separa de si para encontrar lagrimas en sus pestañas y la nariz sonrojada al intentar contener el llanto. 

— ¿Qué sucede, bebé? — sostiene sus mejillas con ambas manos, manteniéndolo cerca, acariciando la suave piel y la tenue barba que le acompaña. 

— Es solo que me siento tan bien, Lou. — El dice, sonrisas dibujándose en los rostros de ambos y miradas cargadas de un amor que parece ser demasiado. — Estamos juntos, en nuestra casa — hipa un poco, lagrimas mojando su rostro. — Tenemos dos bollitos en el horno mientras hay galletas en el horno real... Y yo, amo tanto todo esto, ser tan... domestico. 

— Oh, Harry, yo amo tanto nuestra vida también. 

Y así, lo siguiente en su día es un extenso interludio de besos y caricias con lagrimas compartidas. Sucede también, que toman una pequeña siesta después del yoga, pero Harry prefiere omitir ese pequeño detalle. 

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Louis ha preparado todo para su picnic antes de que Harry despierte. 

Ha puesto un florero y aquellas velas aromáticas que a Harry tanto le gustan, sobre la mesilla de su jardín. Los platillos montados y una canasta con un montón de bocadillos que sabe terminaran por guardar en el refrigerador pero que ha sacado solo porque su bebé merece lo mejor de lo mejor. Y su guitarra aguarda también, a la espera de unirse a un dueto de esos que solo tienen en privado pues no hay algo que Harry adore más que las voces de ambos combinados. 

Tras pasar el mediodía el sol se ha asomado de forma brillante en el cielo, así que también ha tendido una manta y cojines en el jardín para que puedan absorber un poco de vitamina D. Una hielera con las bebidas refrescantes de Harry y una cajita de productos de cuidados para el sol, sus gafas, bloqueador y un horrible sombrero de Gucci que, sorprendentemente, Harry logra hacerlo ver como el accesorio más bello del mundo. 

No pasan muchos minutos de que Louis ha terminado de montar todo y que ha comenzado a jugar con Clifford, lanzando una pelota que Harry sale de la casa, tallando su ojo al recién despertar de su siesta, luciendo uno de sus nuevos atuendos de maternidad. 

Un overol de patrones florales y pantalones cortos que logran lucir sus largas piernas anchas. Y una camisa de un cálido amarillo, cuello alto y corta de lo largo que permite ver, apenas un poco, los laterales de su redondo vientre. Hay anillos sobre sus manos y una de sus tantas gargantillas en su cuello. 

— ¿Cómo pudiste dejarme dormir en nuestro día de cita? — Reclama apenas se acerca, Clifford corre hacia el agitando la cola y pone en alto su nariz para propiciar una caricia sobre el abultado vientre, olfateando. 

Louis no puede contenerse y saca una fotografía. 

— ¿Cómo puedes ser tan hermoso? — responde, Harry termina de acariciar a su perro y se agacha abriendo en demasía las piernas, sosteniendo su espalda baja para juntar la pelota y lanzarla de nuevo. 

— De acuerdo, me atore aquí. Ayuda, ayuda.  — Louis ríe un poco para correr y ponerlo de pie, aprovecha su tacto para abrazarle por detrás y dejar un sonoro beso sobre su cuello. 

— Parecía que necesitabas un descanso. No te preocupes, me quede a tu lado todo el tiempo. Apenas salí para preparar esto y aun tenemos el perfecto itinerario. 

— Vale, lo dejare pasar solo porque te amo mucho. 

— Entonces soy un hombre con suerte. — Por supuesto que lo es. Louis extiende su mano, ofreciéndola para conducirlo a su cita y es así que comen disfrutando de los sabores y las risas inundan su picnic de media tarde. Pasan un largo tiempo jugando con Clifford y otro más tendidos sobre la manta, con la calidez del sol y el fresco del aire sintiéndose en su piel.  La música llega y entonces su jardín se vuelve una pista de baile.

Danzan en vueltas, en risas y besos. Lo más juntos que pueden estar debido a la barriga que permanece entre ellos y se mecen también de espaldas,  en un abrazo que nunca termina. Al menos hasta que se han cansado para recostarse nuevamente, su perro durmiendo a su lado y caricias constantes. 

— Han sido tan buenas el día de hoy, pequeñas princesas — Louis dice. Harry recostado sobre la montaña de almohadas y la mano del mayor sobre la tela. Bebe uno patea con fuerza. — Si, ya es esa hora del día. ¿Quieren escuchar una canción?

— ¿Vas a cantarme, Lou? — Harry sonríe. Deseando poder congelar la imagen de Louis hablándole a su pancita. El viento sopla y mueve con gracia los rizos que ahora cubren un poco más sus orejas. 

— Toda la vida, amor. — Louis alza la guitarra, acercándose un poco más, acariciando de nuevo  — Verán, monstruitos, su madre y yo hemos compartido una vida juntos. Cuando amas a alguien de esa manera, la historia de una sola vida parece no ser suficiente así que tenemos un pequeño juego entre nosotros. Congelamos momentos de nuestras vidas en algunos dibujos que ustedes no tendrán hasta ser muy muy grandes, y algunas canciones que no puedo esperar que estén fuera para enseñarles y que aprendan como es que alguien, quienes ustedes quieran, debe de amarlas. Ahora esta siempre ha sido una de mis favoritas porque, bueno, ya lo verán por su cuenta, pero su mami es... todo. Tenemos mucha suerte de que solo sea de nosotros. 

Y entonces comienza a tocar, acompañando la melodía de su hermosa voz. Cantando la letra somo siempre debió haber sido. 

He's be my queen, since we were sixteen
We want the same things, we dream the same dreams. Alright, alright
I got it all, 'Cause he is the one. His mum calls me love. His dad calls me son. Alright, alrightI know, I know, I know for sure everybody wanna steal my boy, everybody wanna take his heart away. Couple billion in the whole wide world. Find another one 'cause he belongs to me


Harry sonríe, sintiendo a sus hijas extremadamente activas ante la melodía y las letras vibrando en lo profundo de su pecho.  Recordando cada momento, enamorado de todo lo que han construido juntos. 


Kisses like cream, his walk is so mean and every jaw drop when he's in those jeans. Alright, alrightI don't exist if I don't have him, the sun doesn't shine, the world doesn't turn. Alright, alright


Se ríe cuando Louis le guiña el ojo, intentando parecer seductor al mirar sus piernas expuestas pero que, en general, toda la situación  envuelve la escena con un matiz adorable.  Harry comienza a acariciar su propio vientre, en un vano intento de apaciguar el movimiento de sus bebés. Pero su mirada se pierde, fundiéndose en el azul. Y todas las memorias grabadas en ellos. 

He knows, he knows, that I never let his down before. He knows, he knows that I'm never gonna let another take his love from me now

— Y yo se que nadie podrá quitarme de entre tus brazos, nunca.  



Ellos cantan hasta que sus hijas se duermen. 



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Lo siguiente en su cita es el spa —no tan— casero, pues han adecuado uno de sus baños para ello. La tina jacuzzi permanece burbujeante con las bombas de jabón tiñéndolas de hermosos colores. Se sumergen en ella, lavándose con cuidado y cariño en cada toque mientras aplican una de las extrañas mascarillas que a Harry tanto le gustan. 

Se ríen cuando Louis hace caras extrañas y comienza a pretender ser un monstruo de lodo ante la extraña mezcla sobre su rostro. Y cuando se quedan tranquilos, Louis invierte toda su atención en trenzar con cuidado los cada vez más largos, húmedos rizos de Harry, amando como es que sus pieles desnudas chocan entre si. 

Rodeados del agua caliente y con el cuerpo de Harry escondido entre el de Louis. La espalda del menor descansando contra el pecho de Louis. Sus respiraciones mezclándose. Y es solo tras ello, hasta que sus cuerpos se encuentran relajados por completo que envuelven sus cinturas en una toalla solo para sentirse en ambiente; porque el vapor ha inundado todo el baño y hay velas y esencias que adornan la habitación bajo una tenue luz. 

Salen de la tina para descansar sobre las acondicionadas camillas, y Louis se encarga de dejar lista la cajita con todos los materiales. Besa su piel en pequeños besitos, su barba hace cosquillas en la sensible piel del rizado y es así que comienza a masajear con lociones, preparando la zona. 

— ¿Seguro que quieres afeitarte, amor? Yo creo que luces sexy — Harry ríe. 

— Tu siempre crees que me veo sexy. 

—  Eso es porque siempre luces sexy, ¿entonces?

— Si, ha empezado a crecer en un largo que no me gusta. Definitivamente lo prefiero en ti — un corto beso antes de que Louis comience a afeitarlo. Cerca, cuidando de no cometer ningún error para lastimar la tersa piel. 

Es intimo pese a no tener nada de sexual en ello. Es solo Lou ayudando a su novio, que ahora esta demasiado embarazado como para poder hacer algunas cosas por su cuenta.  Comienza con su rostro, y cuando termina le ayuda con el vello de su pecho. Tal vez invirtiendo un poco más de tiempo en aquella zona porque Louis adora la nueva forma que han adoptado y que Harry, pese a sentirse más cómodo aun intenta cubrir. 

Y entonces baja a sus piernas, continuando son su labor para después aplicar la loción de cuidados a su piel. Y tal vez, y solo tal vez se toma la libertad de masajear sus piernas, apretando de más en aquellos puntos sensibles. 

Acariciando por debajo de la toalla. Demasiado cerca de su ingle, sin realmente llegar a tocar algo. Torturando así a Harry con su tacto, este soltando algunos suspiros. 

— He terminado, amor. — informa. 

— Oh, ¿tan pronto? —  Harry eleva sus labios en un mohín, volteando a verse en el empañado espejo que cubre la pared contraria.  Ve su silueta, con las piernas abiertas y el cabello escurriendo de humedad, sus pechos se marcan y su vientre también, y Louis... oh, ve la esbelta y fuerte figura de Louis, a sus pies. De un momento a otro, cree que la toalla blanca en su cintura no será suficiente para disimular la emoción que contiene.  — ¿Entonces sigo viéndome sexy? — pregunta, su voz alargando las palabras, sus piernas abriéndose un poco más. 

— Siempre — Louis responde, apretando una risa, sintiendo el cambio juguetón que Harry ha generado en el ambiente.  Decide no decir nada más, cesar su toque en la base de sus piernas para ver que tan lejos Harry puede llegar. 

Debe morder su lengua para no mirar por debajo de la toalla, cada vez más tensa ante las piernas abiertas. 

— ¿Qué tanto, Lou? — el pregunta, su voz sonando suplicante. Hay algo en el rogar que logra erizar su piel y Louis puede notarlo. 

— Lo suficiente. 

—  ¿Qué es suficiente?

—  ¿Qué quieres que sea suficiente? — sonríe de forma ladina, subiendo sus manos, apretando con firmeza sus muslos gruesos

Lou... por favor. 

—   ¿Siquiera sabes lo que eso es, amor? — el continua, subiendo sus manos, acercándose a su rostro para sostener su mirada, hablar al rozar sus labios. Sus dedos comenzado a acercarse a la creciente erección, tocando en apenas una tortuosa caricia  — Mírate, lleno de mis bebés, seguramente aun abierto por suplicar por mi polla entre sueños, teniendo una erección por unas pocas palabras y unas caricias superficiales. Nunca tienes suficiente, así que dime ¿qué es lo que quieres? 

Su voz, sus palabras, como lo tienta sin aliviarlo. Mierda, mierda. Todo hace que la entrepierna de Harry duela en un constante tirón. El en serio había extrañado sus sesiones y ahora... 

Quiero a mi daddy

—  No podemos, amor. 

—  No tiene que ser una sesión completa, Lou. Solo háblame... háblame así, ¿si?  Por favor, por favor. Seré un niño bueno, diré mi palabra antes de llegar al numero cinco, daddy. ¿No me veo sexy, daddy? Tan hinchado de ti, podría... Apuesto a que podría estar más lleno, guardando todo lo que me das hasta derramarlo porque no cabe más. Seré bueno, lo prometo. ¿Por favor, por favor daddy? —  Louis relame sus labios. El sudor que provoca el vapor caliente deslizándose por su hermosa piel. 

Sin dudar, se deshace de la toalla de Harry revelando su pene erecto, hinchado, rogando por un poco de atención. 

— Tienes que ser bueno, bebe. No quiero que llegues a cinco, nos detendremos antes de eso ¿si? Solo así podrás tener la polla de tu daddy. ¿De acuerdo?  — comienza a masturbarlo, lento, tan lejos de lo que necesita prolongando las sensaciones que apresan a su cuerpo. Harry jadea, sintiéndose como el perfecto prisionero  — ¿Has entendido?

— Mhm...  — Louis niega con su cabeza, usando su mano libre para tomar el pezón de Harry, en un tono mucho más oscuro de lo que ha estado jamás. Tan sensible. Pellizcando hasta que deja escapar un grito ahogado. 

— He dicho que tienes que ser bueno. Los niños buenos responden cuando su daddy les habla.  No me hagas repetirlo, ¿has entendido, perra?

— S-si, daddy. Lo siento —  jadea, Louis aumenta la velocidad de sus caricias. —  Yo... yo seré bueno. Lo prometo, solo úsame.  Úsame, Lou. 

Louis reparte una serie de húmedos besos, lascivos, calientes sobre su clavícula, muerde su cuello y parte de su mentón antes de susurrar tan cerca de su lóbulo. 

Gánalo. 

Se siente tan cerca con el vapor entre sus cuerpos, el calor que la piel de Louis emana tan próximo a el, y su mano... su mano moviéndose tan bien. 

— Yo... uh, voy a...voy a.... 

—  Tus reglas amor,  se bueno y dime tus reglas. Necesito saber que las recuerdas. 

— Uno, solo... solo daddy puede verme o escucharme en cosas como esta, si alguien más lo hace recibiré un castigo.  — Le cuesta trabajo respirar y siente la presión acumulándose en su vientre bajo. No puede, no puede.  — Dos, no puedo tocarme si daddy no esta presente. Solo d-daddy puede darme placer. 

— La tercera, dime la tercera. — exige. Su voz calmada, firme, lenta. Como si las piernas de Harry no estuviesen temblando por contener su orgasmo, como si no pudiese sentir su miembro caliente, palpitando al acumular sangre entre su mano. 

— N-no puedo correrme si daddy no lo permite, no puedo tocar a daddy a menos que me diga que pueda hacerlo. No puedo. 

— Buen chico, eres tan bueno ¿no es así? — halaga, la espalda de Harry se curvea con tan solo escucharlo. Es difícil, sus propios latidos parecen resonar en su cabeza, mareándose en placer. — Recitando tus reglas, tan bueno para mi. Dime, bebé, ¿acaso he dicho que puedes correrte? 

— N-no... No, has dicho que tengo que ganarlo. — Louis, sin dejar de estimularlo se mueve con rapidez para sujetar su cabello en un fuerte agarre. Halando desde la raíz, jalando con violencia para levantar su cabeza. Harry gime y debe morder sus gruesos labios rosados. 

— ¿Has dicho que tengo que ganarlo...? — se burla, alzando una ceja, negándole un beso aun cuando eleva los labios para pedirlo. 

— Has dicho que tengo que ganarlo, daddy. 

— ¿Y como vas a hacerlo? — continua en su papel, disfrutando de la imagen que le es regalada. Su pecho sube y baja agitado, sus piernas tiemblan en cortos espasmos. 

— Sin correrme, sin correrme hasta que... oh. Hasta que este destrozado y haya aguantado como un buen chico para que la polla de daddy pueda usarme. ¿Verdad daddy, lo he entendido bien? 

— Tan bien, mi niño hermoso. — sonríe, besa sus labios con viveza, su lengua follando su boca y los labios de Harry se curvean al sentir la mezcla de sensaciones. La presión sobre su cabello y el dolor en su miembro. Un hilo de saliva se desliza de entre sus labios hinchados cuando Louis deja de besarlo, y entonces sin aviso detiene su estimulación para elevar sus piernas. 

Con cuidado pero sin perder la firmeza recuesta a Harry sobre la camilla asegurándose de que los cojines han quedado bajo su cintura para que el peso extra no le resulte incomodo, y entonces toma sus piernas para colocarlas sobre sus propios hombros. 

Eleva su mirada a sabiendas de lo que esta por hacer, solo para encontrarse con la vista de la hinchada y rojiza polla de su novio chocando contra su redondo vientre. Los laureles expandidos, estirándose tan bien. 

— Voy a comerte ahora, amor. Pero como daddy no puede verte por lo lleno que estas voy a necesitar que esa boquita tuya sea tan ruidosa como solo tu sabes usarla, ¿esta bien? Quiero escuchar como lloras porque folle tu dulce hoyito con mi lengua. 

Toma parte del liquido pre-seminal que Harry ha dejado escapar, y lo usa para tentar la estrecha entrada. Muerde sus propios labios antes de comenzar a repartir besos por sus muslos, mordiendo a su antojo. Y es que... esos muslos que le encantan. Podría dejar a Harry ahogarlo entre ellos y moriría feliz. Sus piernas largas, la perfecta dialéctica de la carne regordeta para morder y marcarlo como suyo y el musculo trabajado que se sostiene tan bien en sus hombros. 

Su nariz acaricia la piel entre sus piernas, amando la suave textura y aspirando el delicioso olor a frutas que su loción ha dejado entre ellos. Chupa, lame, muerde sin poder contenerse al tratarse de su jodida zona favorita, dejando un camino de marcas que sabe que a Harry le encantan antes de elevar su trasero y usar ambos manos para exponer más su entrada. Rosa, cerrada rogando por ser abierta sin piedad. 

Casi puede saborear el sabor en su boca y continua con sus besos hasta usar, finalmente, su lengua para abrirlo. Lo recibe tan bien, el anillo muscular apresando su lengua, succionando más adentro. Louis se mueve con la habilidad que solo los años y el perfecto conocimiento de su compañero podrían otorgarle, y Harry llora. Llora jadeando sin poder formular palabras y lagrimas acumulándose entre sus largas pestañas, su cuerpo se retuerce siendo sostenido por el fuerte agarre de Louis y el debe aferrarse a las sabanas bajo el, apretando en sus puños y tensando los deditos de sus pies al sentir su orgasmo latente. Húmedo, Louis tocando tan bien su punto dulce, expandiéndolo con nada más que su lengua. 

Harry sabe que el sonrojo ha cubierto toda su blanca piel, que el sudor ya no es solo por el vapor y que su garganta duele al contener los sollozos. Su cuerpo no resistirá mucho más y lo sabe, puede sentirlo laxo y tembloroso, rogando por tener un orgasmo.  Así que ruega, ruega hasta que las lagrimas mojan la camilla bajo él. 

Entonces Louis decide que prolongar dos veces su orgasmo ya ha sido suficiente. Abandona su labor, relamiendo sus labios solo para conservar un poco más el sabor tan conocido y entonces acaricia el rostro de Harry, amando como se ve tan destrozado, con los labios abiertos, rojos de tanto morderlos, su rostro sonrosado, pupilas dilatadas. 

Louis sostiene su mentón, apresando sus mejillas para elevar sus labios, pasa su pulgar entre ellos, jugando con su dulce boquita sintiéndola caliente. 

— Tan hermoso. ¿Cómo estas, amor? — Harry asiente, sonriendo, su cabeza golpeando entre los fuertes latidos.

— ¿He sido bueno, daddy? ¿Ya puedes follarme? —Louis, sonrie. 

— Eres un niño tan bueno, tan bueno que vas a montarme. ¿Te gustaría eso? — Harry se atraganta con su propia saliva. 

— ¿Mon-ntarte, daddy? — Harry comienza a tartamudear. 

— ¿Acaso no quieres, bebé?

— Quiero, lo quiero daddy... pero — Harry mira a su enorme vientre, y tartamudea un poco más — No puedo... peso mucho ahora y yo... 

— ¿Alguna vez te he dejado caer, bebe? — Harry niega, Louis acaricia su rostro — Daddy puede contigo, siempre amor. — besa su frente. — Ahora vas a montarme o prefieres que deje a tu adolorida polla sin atender, ¿eh? Podría irme y dejarte aquí, tal vez atarte como la pequeña zorra que eres.

— No daddy, dejame montarte, por favor. — Louis lo besa, sonriendo en medio de su contacto. 

— Buen chico, tan educado — Sin soltar sus caricias se acomodan, Louis se posiciona en la camilla masturbando su propio falo para terminar de ponerlo erecto, ayuda a Harry a acomodarse, girándolo de frente para mirarle por completo — Estas tan abierto del como te folle esta mañana, y mi lengua te ha expandido tan bien que creo que puedes tomarme de esta manera, bebé. ¿Puedes hacerlo? ¿Puedes sentarte en mi polla y darme las gracias por abrirte tan bien? ¿Por desgarrar tu pequeña entrada mientras suplicas por más? — Harry asiente emocionado de solo visualizar el dolor que sentiría. Soportable, seguro, extasiante. 

— Puedo daddy —Harry traga saliva, apoyándose a cada movimiento de Lou para no caer. El debe agarrar el grueso y largo miembro de su novio antes de alinearlo a su entrada y penetrarse por su cuenta. Su boca se abre en una perfecta o al sentir sus paredes expandidas, lento, sintiendo hasta el fondo como cada centímetro lo abre sin piedad, raspando.  Más lagrimas llegan a sus ojos cuando se ha sentado por completo y su respiración se ha agitado de nuevo. Dejándose caer, llegando más hondo. Debe decir gracias a cada momento. 

Enreda sus piernas en la cintura de Louis y este lo toma por la caderas. Apresa su labio inferior en un brusco beso antes de que descender por sus clavículas y dejar más mordidas.  Harry, recibiendo una nueva oleada de placer al ser estimulado en su punto, pierde un poco el control de su propio cuerpo, se vuelve inerte sumido en el placer y Louis lo sostiene. Admirando la vista que aquella posición le regala. 

Su frente bañada en sudor y rizos pegándose a su piel. Gotas de sudor que caen entre sus pechos, pezones erectos, más hinchados de lo que han estado jamás, y sus tatuajes brillando cuando su espalda se arquea. 

— Me recibes excelente, amor — susurra con cariño, incapaz de separar sus labios de la piel de su amante. — Puedo sentir como tu culo me ahoga la polla, tan caliente aquí adentro. ¿Me sientes profundo, cariño? — Harry asiente levemente perdido en su extasis, Louis comenzando a mover sus caderas, creando un lento, delicioso vaivén. Harry gime, sus uñas clavándose en los fuertes bíceps que lo sostienen  —Voy a follarte tan duro que podría hacerte otro bebe. Oh, realmente quieres eso, ¿no es asi? Eres una perra que quiere cargar a todos mis cachorros. 

Louis lo jode un poco más fuerte, clavándose más profundo. Harry esta seguro que de no tener a su pancita de por medio, podría sentir el abultamiento de su polla intentando romperlo. Y eso solo lo excita más. 

— Si, si, si. Soy tu perra, daddy. Me encanta estar lleno de ti, lleno de tus cachorros. Sintiendo como me rompes. Embarázame, embarázame siempre... que todos vean lo lleno que me dejas. — Louis jadea, gimiendo cada vez más fuerte. Aumentando la firmeza de sus estocadas. 

— Mi perra. ¿Sabes lo que las perras hacen, bebe? 

— No-o daddy, ¿q-que es lo que hacen? Solo quiero ser una buena perra para ti... — Y entonces ve su oportunidad. 

Utiliza una de sus manos para comenzar a estimular sus pezones, tan sensibles al tacto que logran sacarle unas lagrimas apenas lo roza. 

— No... daddy, ahí no... por favor no, es muy sen-sensible y yo... yoo — Harry gime, incapaz de completar su frase, y es entonces cuando Louis lleva uno de ellos a su boca. Mierda, mierda, había extrañado tanto estimular los lindos pezones de su novio y ahora tenerlo en su boca era como el puto cielo. Redondos, suaves. Sus labios adaptándose tan bien a la nueva forma. 

Lame, muerde haciéndolo llorar y apretar con firmeza, y entonces comienza a succionar, sin dejar de penetrarlo, sin dejar de maltratar el otro pezón en sus dedos. Succiona con fuerza amando el salado sabor que el sudor provoca...

— No, no, no, no.... daddy, no... deja... oh no. — Y sus plegarias, toman sentido. El sabor cambia a uno mucho más dulzón y Louis se muestra confundido una fracción de segundo, una cálida sensación aparece sobre su lengua y al abrir los ojos y separarse puede notar el denso y amarillo liquido emanando de el. Gotas han caído sobre sus labios y otras más sobre sus dedos. Creando un camino de leche, goteando por todo su torso desnudo. El rostro de Harry, completamente avergonzado. Pese a estarlo penetrando, Louis puede sentir una nueva oleada de placer sacudirlo — Lo siento, lo siento... estan muy llenas y yo no quería que las tocaras porque... 

— Shh, shh, bebé, esta bien no hay porque pedir perdón. — besa su frente, dispuesto a continuar con su juego — ¿Sabes porque? Porque las perras alimentan con sus tetas. Mira que bonitas tetas te han crecido, ¿eh? — apresa los rojos e hinchados botones, divertido con las expresiones faciales que aquello provoca en Harry. Sus ojos entrecerrados y su frente fruncida, hay un poco de humillación en todo eso que logra a Harry sentirse cada vez más cerca de su orgasmo.  — Tan gordas de leche, solo para mi, ¿no es así bebé?

— S-si daddy. Mis tetas son tuyas. 

— ¿Y me dejaras mamarlas, alimentarme de ti Harry? ¿Quieres eso, amor? ¿Te aliviaría? ¿Quieres ver como me trago toda tu leche? 

— Uh, Lou... Si, si. Por favor, por favor daddy, come de mi, toma mi leche. Déjame ser una buena perra y usa mis tetas también. — Louis pierde el poco control que le queda y comienza a embestir con fiereza, las tetas de Harry rebotando a cada estocada. Le fascina, siente todo su cuerpo tensarse ante la imagen tan sublime que le recibe. 

Harry, su Harry. Tan hermoso como siempre con la piel sonrojada, sus labios de sandia y ojos llorosos. Con una gruesa polla abriendo su culo, su próstata siendo abusada, su vientre lleno de sus bebes brillando entre todo el vapor y sus gordas tetas emanando tiras de leche. Louis tragando todo lo que le da. Justo de la forma que debe de ser. 

— Sabes tan bien, bebé. Tu culo me aprieta tan bien. Joder, eres tan perfecto.— Recibe el cálido liquido entre sus labios, saboreando cada parte, traga la leche de los pechos de su novio. Y es que, Harry lo esta amamantando.

Todo es demasiado. La violencia de sus estocadas, su orgasmo prolongado, el dolor en su pene, la presión y el alivio en sus pezones, la idea de Louis tragando de él,  sus intensos ojos azules que no se separan de los verdes. 

— Lou, no puedo más — solloza. — Ya no, ya no. Por favor daddy...

— Puedes correrte amor, has sido un niño tan bueno. Dejando que daddy use tu hoyito hasta romperte, llenarte de mi semen mientras trago todo de ti. Córrete para daddy. — No necesita más que la instrucción antes de convertirse en un cuerpo inherente, cubierto de fluidos, perdido en la bruma de un intenso orgasmo. 

Su cuerpo tiembla y su ano se contrae, apresando un poco más a Louis. Suficiente para que este se derrame dentro de él, tal y como prometió, quedando tan lleno que su propia semilla cae sin siquiera salir. Harry eyacula manchando su vientre y unos últimos rastros de leche caen por su torso. 

Su pecho, rojo por la estimulación, se muestra menos hinchado y el dolor ha desaparecido. Aun tiene espasmos cuando su respiración se ha regulado y se percata de que ha dejado todo su peso caer sobre Lou. Poco menos que una muñeca de trapo, incapaz de sostenerse por su cuenta, incluso cree que se ha quedado inconsciente unos pocos segundos. 

Apenas puede sentir su cuerpo de nuevo se abraza a Louis con fuerza, sosteniéndose de su cuello. 

— Gracias, gracias, gracias.  Te amo Lou, te amo muchísimo. 

— Te amo bebé, ¿deberíamos regresar al jacuzzi? No puedo recordar la ultima vez que nos ensuciamos tanto. 

— Dios Louis, te tomaste mi leche. —  se ríe, abrazándose con fuerza al cuerpo del mayor, mientras se pone de pie, aun enlazados, para meterse al jacuzzi.  

— Lo hice, ¿no es cierto? —  se ríe también.  — Lo hare de nuevo, ha sido tan caliente.  

— Por favor, si. —  Estallan en carcajadas enjabonándose de nuevo, sumando más caricias bañadas en ternura como si no pudiesen tener suficiente del otro.  — ¿Lou?

— ¿Si, amor?

—  ¿Aun tenemos tiempo de salir a ver las estrellas? 

— Si bebé, aun podemos salir a ver las estrellas. Nos abrigaremos, prenderé una fogata para ti y nos recostaremos sobre las mantas que hemos dejado afuera. Incluso tengo chocolate caliente y bombones rositas esperando por ti. 

Harry sonríe, frotando su mejilla contra el pecho desnudo del mayor, en busca algún cariñito. 

— Eres el mejor daddy, y serás el mejor papá de todos. Gracias por mi cita, amor. —  Louis sostiene su barbilla antes de perderse nuevamente en sus labios. 





Dicho y hecho, es unos pocos minutos después que con los estómagos calentitos  por sus tazas de chocolate y la tenue luz del fuego alumbrando la noche, bien abrazados caen dormidos justo cuando una estrella fugaz decide pasar. 

Esta bien, ya tienen todo lo que podrían desear.

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